Publicado en Open Access el nuevo número de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria (RIdEC) de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC).
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SALUD AMBIENTAL Y ATENCIÓN PRIMARIA: UNA SINERGIA NECESARIA
Mucho se habla de la crisis de la Atención Primaria, más aún si cabe tras los enormes esfuerzos desplegados durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, no queremos abundar en el análisis de los factores que han llevado a esta situación de agotamiento; nuestro objetivo es hacer propuestas de futuro para la Atención Primaria, desde una reflexión conjunta entre dos sociedades científicas: la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) y la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA).
La SESA acoge entre sus socios a profesionales que fundamentalmente trabajan en la Administración Sanitaria, en la vigilancia y el control de los factores de riesgo ambiental; por su parte, la AEC incluye mayoritariamente entre sus socios a enfermeras del ámbito tanto de la Atención Primaria y Comunitaria como de la Salud Pública, especialistas y no especia- listas, teniendo además de responsabilidades en la atención a la salud directa de personas, familias y grupos, otras como la salud global, el cuidado del medio ambiente y la prevención de riesgos.
La salud ambiental, según la definición canónica que se prefiere de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es “aquella disciplina que comprende los aspectos de la salud humana que son determinados por factores ambientales físicos, químicos y biológicos, externos a las personas. También se refiere a la teoría y práctica de evaluación, corrección control y prevención de los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa a la salud de la presente y futuras generaciones” (1). Por su parte, la Atención Primaria (AP), según la definición dada en la Declaración de Alma-Ata, aprobada en 1978, es “la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación. La AP forma parte integrante tanto del sistema nacional de salud, del que constituye la función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad” (2). Desde esta perspectiva, las enfermeras comunitarias, pero también el resto de profesionales de la AP, y algunos profesionales “externos” al sistema de salud, son actores clave para lograr un sistema más salutogénico, preventivo, participativo y equitativo, preocupado no solo por la enfermedad sino también por las condiciones de vida y de los entornos de vida.
El objeto, tanto de la AP como de la Sanidad Ambiental, es la comunidad, pero para poder abordar con rigor los problemas de salud de la comunidad es necesario, entre otros, conocer su entorno ambiental, el conjunto de factores de riesgo ambiental que están determinando la salud de la población.
En nuestra opinión, existe un desajuste estructural entre lo que hace la sanidad ambiental española y las necesidades en salud de la población. Este desfase estructural se manifiesta en varios aspectos de los que señalaremos al menos dos.
El primero tiene que ver con el patrón epidemiológico de nuestro país. En términos de mortalidad, la mayor parte de las defunciones en España, al igual que en los países de nuestro entorno socioeconómico, se produce como consecuencia de enfermedades no trasmisibles (ENT) (3). Solo las enfermedades cardiovasculares y el cáncer son responsables de las tres quintas partes de todas las defunciones. Si la mirada la ponemos en el indicador de Años de Vida Ajustados por Discapacidad (AVAD), las ENT siguen ocupando la primera posición y, dentro de ellas, las enfermedades cardiovasculares y circulatorias, el cáncer, los trastornos mentales y del comportamiento y los trastornos neurológicos son las principales causas (3).
Frente a este patrón epidemiológico, la sanidad ambiental se dedica, fundamentalmente, a llevar a cabo inspecciones, o si se quiere, control oficial, de piscinas, abastecimientos de agua, instalaciones de riesgo de legionelosis y empresas del sector de sustancias y mezclas químicas. Lo cual está muy bien, porque existe un marco legislativo que nos obliga, pero, como se ve, su acción está muy alejada de lo que correspondería a una estrategia de apoyo a la promoción de la salud y la visión comunitaria que tiene la AP (4).
El segundo aspecto que se quiere señalar tiene que ver con la importancia que tiene conocer a fondo los problemas ambientales existentes en el entorno en el que desarrollan su actividad los Equipos de Atención Primaria (EAP). En este sentido, competería a la Sanidad Ambiental poner a disposición de los EAP esa información, porque podría serles de una gran utilidad su labor asistencial y en la toma de decisiones relacionadas con los entornos de vida en el marco del trabajo intersectorial y su relación con la administración local, con amplias responsabilidades en el tema que nos ocupa.
Se pone un ejemplo que podría resultar paradigmático: el Proyecto Mortalidad en áreas pequeñas Españolas y Desigualdades socio-Económicas y Ambientales (MEDEA), que ha tenido tres fases donde, desde el punto de vista ambiental, se consideraron diversas variables: calidad del aire, emisión de las industrias y ruido (5). Sabemos rigurosamente que todos estos factores afectan a la salud y el bienestar de las personas en sus espacios de vida.
En el caso de las emisiones industriales, existe el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR, en sus siglas en inglés) (6). Este registro obliga a las empresas a remitir al órgano ambiental, de forma anual, todas las emisiones al aire, al suelo o al agua (directamente a cauces o indirectamente a través de depuradora), así como la transferencia de residuos, peligrosos o no peligrosos, siempre que se superen los umbrales de información (que no límites de emisión) establecidos por la normativa PRTR.
Esta información, que incluye las emisiones al aire de un conjunto de sustancias muy relevantes desde el punto de vista toxicológico, recoge entre otras, las siguientes: hidrocarburos aromáticos policíclicos (HPA), dioxinas y furanos, metales pesados: As, Cd, Cu, Hg, Ni, Pb, etc. Compuestos Orgánicos Volátiles, NO2 o PM10, muchas de ellas categorizadas por el IARC como cancerígenas tipo 1.
Es obvio que estos riesgos no pueden provocar únicamente patologías, sino que también pueden afectar al bienestar de la comunidad, su nivel de salud y su calidad de vida, provocando problemas de salud individuales o grupales que deben ser estudiados, conocidos y prevenidos. No hace falta recordar a Hipócrates para reconocer la importancia que tiene el cono- cimiento del ambiente en la anamnesis de los pacientes. La sanidad ambiental no solo tiene vocación, sino que necesitaría trabajar con los EAP (y también con algunas especialidades) para establecer las sinergias necesarias que les puedan ayudar en su trabajo. Sanidad ambiental, por su esencia, conoce los factores de riesgo ambiental del territorio y puede acceder a sistemas de información que les resulten necesarios a los EAP. Y los profesionales de la AP, entre ellos las enfermeras comunitarias, deben contemplar también estos factores al tratarse de riesgos reales que pueden afectar al nivel de salud subjetivo y a la morbimortalidad de la población.
Con este marco de referencia se propone un monográfico sobre Salud Ambiental y Atención Primaria: una sinergia necesaria, en el que se recojan manuscritos, bien de experiencias rodadas, bien de propuestas de trabajo innovadoras, que permitan abrir líneas de colaboración. Por lo que proponemos este número desde una visión amplia, plural y multidisciplinar, abierta a todos los profesionales de la salud con competencias en Atención Primaria y Comunitaria, así como salud ambiental y la salud pública en su más amplia acepción.
José Mª Ordóñez Iriarte
Director de la Revista de Salud Ambiental
Vicente Gea-Caballero
Editor Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria, RIdEC Asociación de Enfermería Comunitaria, AEC
(Este editorial se publica conjuntamente en la Revista iberoamericana de Enfermería Comunitaria RIdEC, de la AEC, y la Revista de Salud Ambiental, de SESA, con motivo del Número Especial Monográfico de Salud Ambiental y Atención Primaria, 2023).
Bibliografía
Editorial. Salud Ambiental y Atención Primaria: una sinergia necesaria
1. Organización Mundial de la Salud (OMS). Salud Ambiental [internet]. Ginebra: OMS [citado 8 may 2021]. Disponible en: https://www. who.int/topics/environmental_health/es/
2. Organización Mundial de la Salud (OMS). Alma Ata 1978. Atención Primaria de salud [citado 8 may 2023]. Ginebra: OMS [citado 8 may 2021]. Disponible en: http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/39244/9243541358.pdf;jsessionid=AC0F15D0796C- 22FEAA48F3392DA4B079?sequence=1
3. Ministerio de Sanidad. Indicadores de Salud 2020. Evolución de los indicadores del estado de salud en España y su magnitud en el contexto de la Unión Europea [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad; 2020 [citado 8 may 2021]. Disponible en: https://www. mscbs.gob.es/estadEstudios/estadisticas/inforRecopilaciones/docs/Indicadores_de_Salud_2020.pdf
4. Ministerio de Sanidad. Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria 2022-2023 [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad; 2022 [citado 8 may 2023]. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/profesionales/excelencia/docs/Plan_de_Accion_de_Atencion_ Primaria.pdf
5. Gandarillas A, Domínguez MF, Duque I, Cebrecos A, Aránguez E, Ordóñez JM, et al. Tercer atlas de mortalidad y desigualdades socioe- conómicas en la Comunidad de Madrid, 2008-2015 [internet]. Madrid: Consejería de Sanidad; 2021 [citado 8 may 2023]. Disponible en: https://gestiona3.madrid.org/bvirtual/BVCM050460.pdf
6. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes [internet]. Madrid: Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico [citado 8 may 2023]. Disponible en: https://prtr-es.es/
La Profesión de la Salud Pública y sus Profesionales. Un reto urgente para fortalecer la práctica de la Salud Pública
Libro blanco
El pasado 3 de mayo vio la luz el Libro Blanco La Profesión de la Salud Pública y sus Profesionales. Un reto urgente para fortalecer la práctica de la Salud Pública, promovido e impulsado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) de la que la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) es sociedad federada.
La SESPAS es una sociedad científica que parte de una definición amplia, inclusiva y multidisciplinar de la Salud Pública, en la que, a través de la colaboración y la integración de las aportaciones de las distintas disciplinas, se abordan los principales problemas y retos que plantea la salud en nuestra sociedad. Por ello, y siendo conscientes de que la fortaleza de las instituciones reside en muy buena parte en sus profesionales y en las posibilidades que estos tienen de adquirir las competencias necesarias para desarrollar su labor, en el documento se analizan tanto los problemas de la profesión de Salud Pública, como las opiniones y expectativas de sus profesionales en torno a la formación, el desarrollo profesional o las características que han de definir a las instituciones de Salud Pública.
Aunque el deterioro del Sistema Nacional de Salud se ha ido evidenciando de forma progresiva durante los últimos años, ha sido la pandemia la que ha dejado al descubierto la disfunción, la vulnerabilidad y la falta de equidad de los sistemas sanitarios, de la atención a largo plazo y de la protección social entre otros, así como la importancia de disponer de unas estructuras de Salud Pública bien dimensionadas y preparadas para afrontar los retos de salud que amenazan a las poblaciones.
En este contexto de crisis generalizada del sistema en su conjunto, en el que se ha dejado de lado la promoción de la salud y las actividades preventivas, retrasando en muchos casos el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades, y la atención sanitaria de las personas con enfermedades crónicas, la publicación del Libro Blanco ha permitido plasmar una visión amplia y diversa de lo que es, puede y debe aportar la Salud Pública como profesión, reivindicando las actuaciones colectivas de prevención, protección y promoción desde un enfoque comunitario y una perspectiva de salutogénica, frente a la orientación predominante hacia el tratamiento de las enfermedades desde un enfoque individual.
El objetivo principal de este libro es contribuir a fortalecer la práctica profesional de la Salud Pública, identificando algunos de sus problemas y consensuando posibles soluciones aceptables por el conjunto, entre ellos, la diversidad de competencias profesionales de naturaleza multidisciplinar necesarias para la práctica de una Salud Pública de calidad. Para ello se ha partido del colectivo de profesionales que forman parte de las sociedades de la SESPAS, que concentra posiblemente al mayor número de profesionales de Salud Pública en España.
Dado que la multidisciplinariedad es inherente al concepto de Salud Pública, el libro ha contado con la participación activa a través de entrevistas y actividades de dinámica grupal de profesionales de las múltiples disciplinas que configuran y nutren la Salud Pública, entre ellos socias y socios de AEC.
El documento ofrece un conjunto de recomendaciones realistas, dirigidas tanto a las administraciones públicas como a la propia SESPAS, con la finalidad de que las ideas que en él se recogen contribuyan a conformar la Salud Pública que necesitamos para el futuro. Para ello, parte de los conceptos básicos en una definición de Salud Pública, de los contenidos básicos y transversales que deberían incluir los programas formativos para profesionales que puedan trabajar en cualquiera de sus ámbitos de actuación, desarrollando los criterios estructurales que deben tenerse en cuenta en la definición de una institución de Salud Pública, en cómo garantizar ofertas laborales capaces de atraer y retener a los profesionales de la Salud Pública y en el papel de la SESPAS y otras sociedades científicas en el desarrollo de la misma.
Desde la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) queremos trasladar nuestra satisfacción por participar en una obra de tanta calidad y trascendencia para la Salud Comunitaria y la Salud Pública.
Dra. Maribel Mármol López
Presidenta Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC)
Cómo citar este artículo:
Mena Medina H, Guerrero Liñana P. Efectos de los videojuegos violentos sobre la agresividad en niños y adolescentes. RIdEC 2023; 16(1):9-18.
Fecha de recepción: 20 de abril de 2022.
Fecha de aceptación: 8 de marzo de 2023.
Autores
1 Héctor Mena Medina
2 Paula Guerrero Liñana
- Enfermero de Atención Primaria. Centro de trabajo CS Carlet. Departamento de la Ribera. Alzira, Valencia (España).
- Enfermera de Atención Primaria. Centro de trabajo CS Carlet. Departamento de la Ribera. Alzira, Valencia (España).
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Resumen
Objetivo: la popularidad de los videojuegos entre jugadores de todas las edades sigue creciendo. La preocupación de que los videojuegos violentos puedan promover la agresión o reducir la empatía en sus jugadores es generalizada, por lo que el objetivo principal es estudiar los efectos de los videojuegos violentos sobre el comportamiento agresivo en niños y adolescentes.
Material y método: desde el abordaje metodológico se realizó un estudio descriptivo transversal para evaluar el efecto de los videojuegos violentos sobre la agresividad en niños y adolescentes. La población estuvo representada por los niños y adolescen- tes de entre 12 a 18 años de edad de la Escuela Deportiva de San Marcelino, Escuela Deportiva de Mislata y Colegio de la Devesa de Carlet (Valencia). Se utilizó el Game-Related Experiences Questionnaire o Cuestionario de Experiencias Relacionadas con los Videojuegos (CERV). Todos los análisis fueron efectuados mediante el software estadístico IBM® SPSS® versión 25.
Resultados: de acuerdo con los hallazgos los videojuegos no aumentaron el comportamiento agresivo con el tiempo. Se encon- tró una relación significativa entre el uso de videojuegos y la aparición de enfados o molestias mientras juegan.
Conclusiones: se demostró que la mayoría de los encuestados utilizan los videojuegos cuando están aburridos y como medio de evasión, invirtiendo cada vez más tiempo en los videojuegos para sentirte satisfechos y otorgándole mayor importancia al tiempo que pasan jugando con estos, hasta el punto de dejar de salir con sus amigos.
Palabras clave: videojuegos; agresividad; niños; adolescentes; violencia.
Abstract
Effects of violent videogames on aggressiveness in children and adolescents
Introduction: there is an ongoing increase in the popularity of videogames among gamers of all ages. There is a generalized concern that violent videogames might promote aggression or reduce empathy among players. Therefore, the main objective is to study the effects of violent videogames on aggressive behaviour in children and adolescents.
Material and method: in terms of methodological approach, a descriptive cross-sectional study was conducted in order to evaluate the effect of violent videogames on aggressiveness in children and adolescents. The population was represented by 12-to-18-year-old children and adolescents from the Escuela Deportiva de San Marcelino, Escuela Deportiva de Mislata and the Colegio de la Devesa in Carlet (Valencia). The Game-Related Experience Questionnaire (GEQ) was applied. All analyses were conducted using the IBM® SPSS® version 25 statistical software.
Results: according to findings, videogames did not increase aggressive behaviour over time. A significant relationship was found between the use of videogames and the development of anger or discomfort during the game.
Conclusions: it was demonstrated that the majority of participants used videogames when they were bored and as a means of evasion. A gradually increasing time was spent on videogames in order to feel satisfied, and they attributed more importance to the time spent playing videogames even to the point of not going out with their friends.
Key words: videogames; aggressiveness; adolescents; violence.
Introducción
Las tecnologías forman parte de la vida de la mayoría de los jóvenes que nacieron en este mundo de innovaciones digitales, pero se evidencia con más regularidad su uso en el manejo de videojuegos, que si bien algunos son de tendencia educativa y de entretenimiento, existe el lado opuesto donde se presentan los videojuegos violentos, que son aquellos que represen- tan intentos intencionales de individuos (personajes de dibujos animados no humanos, personas reales o cualquier ente en el medio) para infligir daño a otros (1). Enmarcando la contextualidad de forma estadística se estima que más del 90% de los niños y adolescentes en los Estados Unidos juega con videojuegos y dedica cantidades sustanciales de tiempo en ello (1). Mientras, en España, más del 90% de los niños entre 7 y 12 años juega con algún tipo de videojuego (2).
Dada la creciente prevalencia de los medios digitales, ha aumentado la preocupación pública sobre los posibles efectos perjudiciales, incluida la posibilidad de que los videojuegos puedan ser “adictivos”. En la actualidad, hay un cuerpo considerable de la literatura de investigación que sugiere que algunos usuarios de videojuegos desarrollan síntomas disfuncionales que pueden conllevar graves efectos perjudiciales en áreas funcionales y sociales de la vida (1).
Tal es la magnitud de preocupación social por el exceso de uso de videojuegos que, en materia de salud, uno de los antecedentes de investigaciones es que la Asociación Americana de Psiquiatría ha incluido el Trastorno de los juegos de Internet o Internet Gaming Disorder (IGD) como potencial diagnóstico dentro de la 5a edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) (3). Este trastorno se define como “el uso persistente y recurrente de Internet para participar en juegos, a menudo con otros jugadores, lo que lleva a clínicamente discapacidad o angustia significativa” (3). La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha agregado el desorden de juego adictivo a la sección de trastornos del comportamiento y uso de sustancias de su Clasificación Internacional de Enfermedades en 2018, lo que ha suscitado un debate sobre los potenciales efectos nocivos de los videojuegos (3).
Los juegos populares de disparos en primera persona en realidad requieren que los jugadores se identifiquen activamente con el agresor (4). En los videojuegos violentos, la exposición incesante a la violencia y la recompensa concomitante (éxito del juego) por elegir continuamente las acciones violentas pueden insensibilizar al jugador a las consecuencias de la violencia en la vida real. La desensibilización a la violencia es motivo de preocupación porque tal desensibilización impide el inicio del proceso de razonamiento moral que inhibiría una agresión inapropiada o iniciaría una respuesta de ayuda (5).
Algunas investigaciones han examinado las vías en las asociaciones entre la exposición a los videojuegos violentos y agresión; por ejemplo, mediadores como el sesgo de atribución hostil, las normas agresivas y la deshumanización y moderado- res como el psicoticismo, los rasgos agresivos, el neuroticismo y la conciencia (6).
Un campo de investigación ha argumentado firmemente que los videojuegos violentos aumentan la agresión entre sus jugadores, mientras que el otro campo ha concluido repetidamente que los efectos son mínimos en el mejor de los casos, si no ausentes (7).
Es importante destacar que parece que estas inconsistencias fundamentales no pueden atribuirse a diferencias en la meto- dología de la investigación, ya que incluso los metaanálisis, con el objetivo de integrar los resultados de todos los estudios previos sobre el tema de la agresión causada por los videojuegos, han llevado a conclusiones dispares.
Estos metaanálisis han tenido un fuerte enfoque en los niños, y uno de ellos ha informado un efecto de edad marginal que sugiere que los menores podrían ser aún más susceptibles a los efectos violentos de los videojuegos (8).
Aunque algunos estudios recientes no han encontrado una relación significativa entre la exposición a videojuegos violen- tos y agresión, se ha establecido una asociación sólida en estudios experimentales, transversales y longitudinales en general (9). Por ejemplo, la mayoría de las investigaciones en esta área han encontrado que los videojuegos violentos aumentan los pensamientos agresivos, los sentimientos de ira, la excitación fisiológica y los comportamientos agresivos, y disminuyen los sentimientos empáticos y los comportamientos de ayuda (10). Además, algunas investigaciones en neurociencia cognitiva han proporcionado apoyo de neuroimagen para estos efectos, y también hay metaanálisis que han concluido que los videojuegos violentos aumentan la agresión (11,12).
Tomando en consideración lo descrito es que el presente estudio trata de buscar una explicación a los hallazgos inconsistentes de los investigadores en lados opuestos del debate. Se espera que esta investigación sea de ayuda para dar respuesta a la pregunta de si los videojuegos violentos aumentan el comportamiento agresivo y por qué, cuándo y para quién tiene tales efectos, por lo tanto, el objetivo central de este estudio se enfoca en estudiar los efectos de los videojuegos violentos sobre el comportamiento agresivo en niños y adolescentes, lo que permitirá conocer si estos niños y adolescentes que juegan videojuegos violentos tienen mayor tendencia al comportamiento agresivo, así como también si esta situación podría generar dependencia psicológica a los mismos o si los utilizan para la evasión y, por último, conocer las consecuencias negativas que el uso de videojuegos violentos puede ocasionar en niños y adolescentes.
Método
Diseño del estudio
En el año 2021, se desarrolló un estudio descriptivo transversal para evaluar el efecto de los videojuegos violentos sobre la agresividad en niños y adolescentes. Se desarrolló una primera fase de búsqueda bibliográfica preliminar, se seleccionaron revisiones sistemáticas, además revisiones sistemáticas que contengan metaanálisis, estudios observacionales, ensayos clínicos aleatorizados y estudios de cohorte; todas estas investigaciones debían de haber sido llevadas a cabo desde el año 2011 hasta la actualidad, en inglés y español, cuya población de estudio fuesen niños y adolescentes, de ambos sexos, y cuyo contenido trate de los videojuegos y su efecto en el comportamiento agresivo, que permitiera tener una base de teórica para manejar con seguridad la siguiente fase. En segunda fase se desarrolló el análisis transversal mediante la aplicación de un cuestionario Game-Related Experiences Questionnaire o Cuestionario de Experiencias Relacionadas con los Videojuegos (CERV) (13). Los datos fueron recogidos durante el curso académico 2021.
Población y muestra
La población total estuvo representada por los niños y adolescentes de entre 12 a 18 años de edad de la Escuela Deportiva de San Marcelino, Escuela Deportiva de Mislata y Colegio de la Devesa de Carlet.
El procedimiento del muestreo empleado de los participantes que conformaron la muestra fue mediante muestreo de conveniencia entre los estudiantes de dichos centros educativos, a través de un cuestionario distribuido entre los alumnos de las instituciones antes mencionadas. Cabe destacar que del total de la población, 350 alumnos fueron quienes respondieron dicho instrumento, convirtiéndose en la muestra del estudio.
Variables de investigación
Las variables de estudio empleadas fueron videojuegos agresivos y sus efectos.
Recogida de datos
Se utilizó como instrumento para recabar la información el Game-Related Experiences Questionnaire o Cuestionario de Experiencias Relacionadas con los Videojuegos (CERV) (13). Se trata de una versión para videojuegos no masivos compuesta por 17 ítems con respuestas de tipo Likert de cuatro puntos (N-CN: Nunca/Casi nunca, AV: Algunas veces, BV: Bastantes veces, CS: Casi siempre), que engloban el deseo de jugar, los efectos negativos, la preocupación, la pérdida de control, ne- gación, el aumento de la tolerancia, la reducción de actividades y evasión, como se presenta en la Tabla 1.
Ahora bien, se realizó la solicitud de autorización a los directivos de las diferentes instituciones educativas en donde se llevó a cabo la investigación. El estudio no fue aplicado hasta no tener la aprobación de estas instituciones educativas. El cuestionario fue distribuido entre los alumnos de los centros educativos anteriormente mencionados, quienes conforman el contexto de estudio de la investigación.
Análisis de datos
Todos los análisis fueron realizados utilizando el software estadístico IBM® SPSS® versión 25. En primer lugar se hizo un análisis descriptivo de cada una de las variables incluidas en el presente estudio. Los valores de los datos de las variables cualitativas fueron presentados en frecuencias absolutas y relativas (porcentajes). Las variables cuantitativas fueron analizadas mediante el Test de Kolmogorov-Smirnov, en función de que sigan o no una distribución normal; se utilizó también la media +/- desviación estándar o mediana (rango intercuartílico).
Las variables cualitativas se validaron mediante test de Chi cuadrado o test exacto de Fisher. La comparación de las variables cuantitativas fue realizada mediante el test de ANOVA. Se consideró significativo el valor de p≤ 0,05 y con un intervalo de confianza del 95%.
En total se analizaron datos de 350 alumnos, con edades comprendidas entre 12 a 18 años. El 58% de ellos del sexo masculino (n= 203) y el 42%, femenino (n= 147).
Aspectos éticos
El principio de autonomía fue garantizado mediante el consentimiento informado. Se entregó el consentimiento informa- do a los padres de los participantes, y se les explicó todos los detalles de la investigación, aclarando todas las dudas que puedan surgir, para de esta manera obtener su autorización por escrito. Desde esa perspectiva, este trabajo fue realizado según lo establecido en las recomendaciones éticas internacionales recogidas en la Declaración de Helsinki del 2013 (21) y según lo indicado en la normativa española vigente en materia de investigación biomédica, concretamente en Ley 14/2007, de investigación biomédica (14).
Los datos de carácter personal fueron tratados según lo dispuesto en la normativa española vigente en esta materia de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (15). No se utilizaron nombres o siglas que pudiesen identificar a los participantes.
Para la manipulación de los datos se llevó a cabo una disociación de los mismos, asignándole a cada participante un código de forma aleatoria, quedando de esta manera los datos codificados y posteriormente introducidos en una base de datos. Solo el investigador tuvo acceso a los datos recogidos, estos fueron colocados en una base de datos anonimizada.
Resultados
Después de aplicar el cuestionario, y tomando en consideración las variables en estudio, se pudo afirmar de forma generalizada que al realizar la comparación de las variables no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en relación a la edad a la que acuden a jugar y la inquietud por temas relacionados con los videojuegos (p= 0,421), tampoco con la frecuencia de abandono de lo que está haciendo por estar más tiempo jugando a videojuegos (p= 0,091), con el uso de videojuegos como medio de evasión de los problemas (p= 0,331), con el bloqueo de pensamientos molestos (p= 0,327), con las alteraciones del sueño (p= 0,449), preocupaciones (p= 0,090) ni con el rendimiento académico (p= 0,126). Sin embargo, se encontró relación entre la edad de los encuestados y el uso de videojuegos al estar aburridos (p= 0,026), con el riesgo de perder una relación importante, un trabajo o una oportunidad académica por el uso de los videojuegos (p= 0,046), esto especialmente para los mayores.
Además, también se encontró relación significativa con la edad de los encuestados y el mentir a sus familiares o amigos con respecto a la frecuencia y duración del tiempo que invierten en los videojuegos (p= 0,016). Otro resultado importante es la relación significativa entre la edad de los encuestados y la aparición de enfados o molestias mientras juegan con algún video- juego (p= 0,020); además, se encontró significancia estadística para la necesidad de invertir cada vez más tiempo en los videojuegos para sentirte satisfecho (p= 0,000), la importancia que le dan al tiempo que pasan jugando videojuegos (p= 0,035).
También se encontraron diferencias significativas en el dejar de salir con sus amigos para pasar más tiempo jugando con videojuegos (p= 0,035) y en el que el tiempo pasa sin darse cuenta mientras están jugando videojuegos (p= 0,014). Con la intención de mostrar de forma gráfica los resultados aquí descritos, se recogen los mismos en la Tabla 2.
Discusión
El juego problemático puede conducir a varias consecuencias psicosociales negativas y problemas de salud mental que afectan a la disponibilidad de tiempo, trabajo, educación, familia, sociedad, amigos, vida social, bienestar psicosocial, competencia social, ocio, autoestima y soledad (16). Hay una relación negativa entre el rendimiento académico y el uso de videojuegos de forma patológica, que afectan a la autoestima y la confianza en sí mismos (17).
El objetivo de este trabajo fue estudiar los efectos de los videojuegos violentos sobre el comportamiento agresivo en niños y adolescentes, para ello se utilizó el Cuestionario de Experiencias Relacionadas con los Videojuegos (CERV) (13). Los cuestionarios se utilizan normalmente para recopilar grandes cantidades de información de muestras transversales, a menudo basadas en autoinformes. En el caso de los videojuegos violentos se hacen comparaciones entre la exposición autoinformada a tales juegos y las respuestas a preguntas relacionadas con los índices de desensibilización cognitiva y emocional (18).
En el caso del presente estudio se encontró relación entre la edad de los encuestados y el uso de videojuegos al estar aburridos (p= 0,026), con el riesgo de perder una relación importante, un trabajo o una oportunidad académica por el uso de los videojuegos (p= 0,046). Además, también se encontró relación significativa con la edad de los encuestados y el mentir a sus familiares o amigos con respecto a la frecuencia y duración del tiempo que invierten en los videojuegos (p= 0,016). Otro resultado importante es la relación significativa entre la edad de los encuestados y la aparición de enfados o moles- tias mientras juegan con algún videojuego (p= 0,020); además, se encontró significancia estadística para la necesidad de invertir cada vez más tiempo en los videojuegos para sentirte satisfecho (p= 0,000), la importancia que le dan al tiempo que pasan jugando videojuegos (p= 0,035). También se encontraron diferencias significativas en el dejar de salir con sus amigos para pasar más tiempo jugando con videojuegos (p= 0,035) y en el que el tiempo pasa sin darse cuenta mientras están jugando videojuegos (p= 0,014).
Schou Andreassen et al. (19) enfatizaron la relación entre trastornos psiquiátricos como la ansiedad y depresión y adicción al juego. Messias et al. (30) encontraron un mayor riesgo de tristeza, ideación suicida y planes de suicidio en jugadores empedernidos involucrados con tiempos de pantalla de más de cinco horas al día. El uso de medios patológicos también puede reducir la duración del sueño y alterar los patrones del mismo (20). El uso patológico de videojuegos también está asociado con varios problemas médicos y consecuencias de salud somática, como alucinaciones auditivas, enuresis, encopresis, dolor de muñeca, cuello y codo, tendosinovitis (“nintendinitis”), obesidad, ampollas en la piel, callos, tendones doloridos, síndrome de vibración mano-brazo y neuropatía periférica (21).
De acuerdo con los hallazgos del presente estudio los videojuegos no aumentaron el comportamiento agresivo con el tiempo; sin embargo, en esta investigación no se determinó qué tipo de videojuegos utilizaban los encuestados (violentos o no violentos) (22). Esto resulta importante, ya que, en algunos estudios similares realizados anteriormente, se demostró que jugar videojuegos violentos por tiempo prolongado redujo la agresión entre los usuarios intensivos (23).
La relación entre los videojuegos violentos y la agresión se ha examinado en estudios que emplean diseños transversales, longitudinales y experimentales.
Los estudios correlacionales transversales suelen mostrar una relación positiva entre la cantidad de juegos violentos de videojuegos y la agresión en contextos del mundo real (24). El trabajo experimental ha demostrado que los videojuegos violentos tienen un impacto causal en la agresión y el procesamiento de información relacionado (25). Los metaanálisis también han corroborado que los videojuegos violentos aumentan significativamente los pensamientos agresivos, el afecto hostil y el comportamiento agresivo (26).
En un estudio realizado por Kühn et al. (27) se encontraron resultados similares, que constaba de cuestionarios y pruebas conductuales computarizadas que evaluaban la agresión, los constructos relacionados con la impulsividad, el estado de ánimo, la ansiedad, la empatía, las competencias interpersonales y las funciones de control ejecutivo, no encontraron efectos negativos relevantes en respuesta a los videojuegos violentos (27).
Investigaciones anteriores han tratado de determinar mediante diversas teorías cómo afecta la exposición a videojuegos violentos a la agresión individual. Algunos autores como Anderson et al. (28) han propuesto un modelo general para dar cuenta del comportamiento agresivo relacionado con el uso de videojuegos, conocido como modelo de agresión general. Este modelo proporciona un marco teórico relevante, ya que integra varias perspectivas teóricas que incluyen el aprendiza- je social, la cognición social, la agresión afectiva y la transferencia de excitación. Las predicciones basadas en el modelo de agresión general sugieren que la exposición repetida a la violencia de los medios puede conducir al desarrollo de creencias y actitudes sobre las agresiones, guiones de comportamiento agresivo y desensibilización a la violencia (29).
Las investigaciones emergentes sugieren que la exposición a los videojuegos prosociales y otros medios puede ir acompañada de un aumento del comportamiento prosocial. Proporcionar opciones de medios prosociales como parte de la dieta de los medios es una prerrogativa de los padres, aunque es posible que sea necesario recordar y empoderar a algunos.
Conclusión
De acuerdo con los hallazgos del presente estudio los videojuegos no aumentaron el comportamiento agresivo con el tiempo. Dado que el efecto típico de los videojuegos violentos sobre la agresión no es grande, es de esperar que no todos los estudios revelen efectos significativos.
Se encontró una relación significativa entre el uso de videojuegos y la aparición de enfados o molestias mientras juegan. Sin embargo, estos efectos de los videojuegos violentos sobre la agresividad, si es que están presentes, parecen ser de corta duración.
Se demostró que la mayoría de los encuestados utilizan los videojuegos al estar aburridos y como medio de evasión, invirtiendo cada vez más tiempo en los videojuegos para sentirse satisfecho y otorgándole mayor importancia al tiempo que pasan jugando videojuegos, hasta el punto de dejar de salir con sus amigos para pasar más tiempo jugando.
El uso de videojuegos violentos en niños y adolescentes puede conducir a varias consecuencias psicosociales negativas y problemas de salud mental que afectan a la disponibilidad de tiempo, trabajo, educación, familia, sociedad, amigos, vida social, bienestar psicosocial, competencia social, ocio, autoestima y soledad.
Conflicto de intereses
Ninguno.
Financiación
Ninguna.
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Cómo citar este artículo:
Suárez Máximo JD, Mondragón Sánchez EJ, Jiménez Garrido I. Perspectiva de los padres respecto al sobrepeso y la alimen- tación de su hijo. RIdEC 2023; 16(1):19-27.
Fecha de recepción: 16 de octubre de 2022.
Fecha de aceptación: 3 de abril de 2023.
Autores
1 Juan Daniel Suárez Máximo
2 Edna Johana Mondragón Sánchez
3 Israel Jiménez Garrido
- Licenciatura en Enfermería. Egresado de la Maestría en Salud Pública en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, México; Coordinador de la Asociación de Enfermería Comunitaria Vocalía México. Titular de Oficina Nacional de Investigación AMEENF.
- Maestría en Enfermería. Docente Programa de Enfermería Universidad del Quindío; Miembro del Grupo de Investigación en Atención Primaria en Salud. Armenia (Colombia).
- Maestría en Enfermería. Coordinador de Campos Clínicos de la Universidad del Valle de Puebla; Docente de posgrados en Universidad Popular Autónoma de Puebla. Puebla (México).
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Resumen
Objetivo: describir la percepción del sobrepeso con relación a la selección de la alimentación de su hijo/a desde la perspectiva de los padres.
Metodología: estudio cuantitativo descriptivo, realizado en el periodo comprendido del 1 de noviembre al 2 de diciembre de 2021 en el municipio de Teziutlán, Puebla (México); con un muestreo probabilístico se obtuvo una muestra de 382 padres. Para la recolección de datos se utilizó un cuestionario sociodemográfico y un cuestionario sobre las características de percepción del sobrepeso desde la perspectiva de los progenitores.
Resultados: la muestra se compuso por 382 padres de un hijo con edad de entre 6 a 12 años. Se obtuvo una respuesta de 212 participantes positiva a si estaban bastantes preocupados y extremamente preocupados respecto a la percepción de los padres y el problema de salud de sobrepeso, relacionado con la alimentación que tenían sus hijos.
Conclusión: desde la perspectiva del estudio se evidenció que los padres reportan una preocupación por el sobrepeso. Asimismo, se reportó que la nutrición es un aspecto importante en la familia para evitar problemas de salud. De igual manera, los profesionales de la salud contribuyen en el desarrollo de intervenciones o estrategias que forman a los progenitores y a los hijos sobre el sobrepeso y la obesidad.
Palabras clave: relaciones padres-hijo; sobrepeso; conducta alimentaria.
Abstract
Perspective of parents regarding excess weight and diet of their children
Objective: to describe the perception of overweight in terms of the selection of children’s diet from the perspective of parents.
Methodology: a quantitative descriptive study, conducted in the period between November 1st and December 2nd, 2021, in the municipality of Teziutlán, Puebla (Mexico); a sample of 382 parents was obtained through probability sampling. A sociodemographic questionnaire was used for data collection, as well as a questionnaire on the characteristics of overweight perception from the perspective of parents.
Results: the sample consisted of 382 parents with a 6-to-12-year old child. There was positive answer by 212 participants to Quite Concerned and Extremely Concerned regarding the perception by parents and the health problem of overweight, associated with the diet followed by their children.
Conclusion: from the perspective of the study, it was evident that parents reported concern about overweight. Likewise, it was reported that nutrition was an important aspect in the family in order to prevent health problems. And health professionals also contributed to the development of training interventions or strategies on overweight and obesity for parents and children.
Key words: parents-child relationships; overweight; eating behaviour.
Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2020, hace referencia que la alimentación tiende a evolucionar con el tiempo y que en esta influyen factores socioeconómicos que interactúan de manera compleja, generando un mo- delo de dieta personal. Entre los factores que tienden a destacar se encuentran: los ingresos económicos, el costo de los alimentos, las preferencias alimentarias, las creencias y tradiciones culturales, así como los factores geográficos y ambientales (1).
En noviembre de 2018, la OMS y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) organizaron la segunda conferencia internacional sobre nutrición, en la cual se analizó la posibilidad de llevar a cabo la adaptación de la declaración de Roma sobre la nutrición (2) y el Marco de Acción (3), con la finalidad de ayudar a los países a cumplir los compromisos contraídos, entre los cuales recomienda un conjunto de opciones normativas y estrategias para promover una alimentación variada, inocua y saludable en todas las etapas de la vida con mayor énfasis en la infancia.
Diversos autores se refieren, entre otros aspectos, al número de comidas diarias, los horarios en que se come, la manera en que se adquieren, almacenan y manejan los alimentos, la forma en que se decide cuánto, con quién, dónde y con qué se come, las técnicas y los tipos de preparación culinaria, el orden en que se sirven los alimentos en la mesa y la manera en que se seleccionan los alimentos para las comidas ordinarias y para las ocasiones especiales (4-6).
La malnutrición es un problema que afecta a los niños y las niñas de México de distintas maneras (6). Por un lado, la des- nutrición durante la infancia tiene impactos negativos en el resto de la vida, como tallas bajas y desarrollo insuficiente del sistema inmunológico. Asimismo, el sobrepeso y la obesidad favorecen la aparición de enfermedades como la diabetes, los problemas circulatorios, del corazón o de los riñones, repercusiones graves que afectan la calidad y la esperanza de vida.
Con base en los datos de las Naciones Unidas, la prevalencia de la desnutrición se acrecentó de un 8,4% a un 9,9% en el 2020, es por ello que se estima que hay un aproximado de 811 millones de personas en el mundo que se enfrentan al hambre. De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (7) se estima que en 2020 fallecieron en México a causa de la desnutrición 8.500 personas, de ellos un promedio de 850 tenían menos de cinco años de edad (8).
Los resultados de la Encuesta Intercensal 2018 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística Geografía (INEGI) señalan que de los 39,2 millones habitantes del país, seis de cada 10 hogares viven niños hasta de 10 años de edad y de esa población solo el 66% vive con seguridad alimentaria. La cifra de los menores que viven con inseguridad alimentaria (34%) está compuesta por 16,9% de los hogares cuya situación de inseguridad es leve, 9,5% es moderada y para 7,6% es severa (7-9).
El etiquetado frontal de alimentos y bebidas es la única herramienta con la que cuentan los consumidores para poder conocer el contenido real de los productos procesados. Al no tener información clara en el etiquetado que alerte sobre el contenido de estos productos, se limitaba la posibilidad de seleccionar alimentos o bebidas saludables y, en consecuencia, se podía tener una mayor ingesta de calorías, azúcares, grasas y sodio, que ponen en riesgo la salud. En México, siete de cada diez adultos y uno de cada tres niños, niñas y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad; la diabetes es la segunda causa de muerte en el país (9-11).
El estilo de vida se define como el resultado de una aproximación del entendimiento entre diferentes dimensiones sociales: cómo los individuos obtienen los recursos necesarios para una actividad concreta, cómo se relacionan con el mundo social y organizan sus actividades, cuáles son sus intereses sociales y cómo se identifican con una actividad (12).
En México se presentan porcentajes altos de un inadecuado estilo de vida, como son el sedentarismo, presencia del estrés, tabaquismo, inadecuados hábitos alimentarios, alto consumo de grasas saturadas, bajo consumo de frutas y verduras, y falta de actividad física; lo anterior ocupa los primeros lugares es la nación, siendo a su vez los factores de riesgos de las principales causas de morbimortalidades en las enfermedades cardiovasculares y crónicas (13,14).
La investigación se abordará desde el Modelo de Promoción de Salud (MPS) de Nola Pender, se trata de un modelo que considera al ser integral, así como un análisis de los estilos de vida y las capacidades de la persona en la toma de decisiones con respecto a su salud. El MPS plantea que las personas tienen la capacidad de autoconciencia reflexiva, dado que los individuos buscan regular su conducta en forma positiva, además, identificó que los factores cognitivos y perceptuales de los individuos son modificados por las condiciones situacionales, personales e interpersonales, es así como este modelo le da importancia a la cultura, con base en el conjunto de conocimientos y experiencias que se adquieren a lo largo del tiempo (15,16). Según lo anterior, se planteó el objetivo de describir la perspectiva de los padres respecto al sobrepeso con la relación de la alimentación de su hijo.
Material y métodos
Estudio cuantitativo descriptivo de tipo transversal. Este estudio se realizó en el periodo comprendido entre el 1 de noviembre y el 2 de diciembre de 2021. La población estuvo conformada por 403 padres de familias, que tienen hijos inscritos a una institución educativa pública de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). A lo cual se obtuvo una muestra de 382 padres de un hijo de edad entre 6 a 12 años, la difusión se llevó a cabo mediante la red social de la institución educativa (8,17). La técnica empleada para la recolección de la muestra, y por motivo de la de pandemia, se realizó a través de un cuestionario de Google Forms.
El muestreo fue probabilístico de un 95%, se consideraron aspectos como la disponibilidad de tiempo de los participantes. Los criterios de inclusión fueron: tener un hijo de entre 6 a 12 años de edad, que aceptaran participar en el estudio mediante el consentimiento informado digital. El criterio de exclusión: se especificó no participar si los padres no sabían leer ni escribir o el hijo o hija era mayor o menor a los rangos de edad (17,18).
Para recolección de datos se utilizó un cuestionario sociodemográfico compuesto por seis preguntas, elaboradas ad hoc.
Sociodemográfico: (usted es madre o padre, edad del padre o madre, número de hijos de entre 6 a 12 años de edad, cuándo fue la última vez que peso a su hijo y donde lo peso).
De igual manera un cuestionario sobre la percepción del sobrepeso y la selección de la alimentación, siendo una elaboración propia con las bases del Modelo de Promoción de Salud, basándose en el análisis de los estilos de vida y las capacidades de la persona en la toma de decisiones con respecto a su salud, así como de la capacidad de autoconciencia reflexiva, dado que los individuos buscan regular su conducta en forma positiva.
El cuestionario de las características sobre percepción del sobrepeso desde la perspectiva de los padres: consta de 15 preguntas con respuestas de tipo Likert y dicotómicas.
Se tomaron en consideración los elementos éticos de la investigación científica, al respetar la autodeterminación de los sujetos a participar en el estudio mediante su consentimiento informado. La disposición de los resultados se elaboró de tal manera que reflejara la no maleficencia del equipo de trabajo al exponer los mismos (Declaración de Helsinki). Asimismo, se consideraron los principios éticos para la investigación médica en seres humanos, la Ley General de Salud y el Reglamento en materia de Investigación para la Salud en seres humanos, observando el título segundo, capítulo 1, Art 17 de investigación para la salud, donde se consideró la investigación de riesgo mínimo para el participante (19,20).
Los datos fueron analizados con el Statistical Package For The Social Sciences (SPSS) V.25; se realizaron índices de estadística descriptiva según la naturaleza de las variables (frecuencias absolutas y relativas para variables cualitativas; media y desviación estándar (DE) para variables cuantitativas).
Resultados
Descripción de la muestra: la muestra se compuso por 382 padres de un hijo con edad de entre 6 a 12 años, la edad tuvo una media de 33,79, con un intervalo de 20 a 49 años, de acuerdo con la frecuencia de los progenitores se reportó que 294 son madres y 88, padres, de los cuales hacen mención que el género de su hijo es masculino (55,2%) y femenino (44,8%) y se realiza la cuestión sobre cuándo fue la última vez que pesó a su hijo (en meses) y dónde lo había hecho (Tabla 1).
Respecto a la primera pregunta: si su hijo tuviese sobrepeso ¿cómo se sentiría al respecto? Se obtuvo que n= 212 se en- contrarían bastantes preocupados y n=110 extremadamente preocupados; asimismo se cuestionó sobre si los niños presentaban obesidad por falta de ejercicio, a lo que los padres mencionaron que estaban en desacuerdo el 36,9% (n= 141) y de acuerdo el 31,2% (n= 119); con respecto a si era por incitación a comer inadecuadamente respondieron en desacuerdo el 37,4% (n= 143). Por otra parte, si era porque sus padres no los obligan a hacer deporte afirmaron estar de acuerdo n=140; con respecto a los cuántos kilos por encima del parámetro normal podría considerarse obeso, manifestaron que entre 6 y 9 Kg (n= 143) y entre 10 y 13 Kg (n= 106) (Tabla 2).
Se planea el interrogante de qué deben hacer los padres para evitar que sus hijos sean obesos, la alimentación es la res- puesta más recurrente por 256 progenitores, comprando los productos alimentarios en el supermercado [35,1% (n= 134)] y en el mercado [50,8% (n= 194)], es por ello que también se pregunta si se leen con detenimiento los contenidos nutricionales de los alimentos con un sí [35,1% (n= 215)], y refiere que no compran alimentos por impulso [79,1% (n= 302)], distribuyendo tres comidas al día [73,8% (n= 282)]; es por ello que se preguntó cómo de importante es la nutrición en familia, afirmando que ni de acuerdo ni en desacuerdo [39,5% (n= 151)] y de acuerdo (35,9%), refiriendo que los padres están seguros de que podrán cumplir con sus objetivos de control de peso haciendo mención que de acuerdo [47,6 % (n= 182)] y totalmente de acuerdo [40,8% (n= 156)].
Discusión
En la investigación existió un predominio del sexo masculino con un 55,2% de datos, que difieren con otra investigación (21), quienes reportan al sexo femenino con mayor porcentaje, 51,3%.
El promover hábitos de alimentación saludable en el niño es una actividad que compete a los padres o cuidador principal, ante esta tarea un estudio demuestra que la madre es quien adopta principalmente este rol, datos que coinciden con esta investigación ya que la mayoría de población (77%) era madre de hijos en edades de 6 a 12 años (22).
Estos resultados pudieran deberse a que los hogares mexicanos siguen siendo encabezados por el sexo femenino (23). En relación con lo que deben hacer los progenitores para evitar que sus hijos sean obesos, el 37,4% refiere que deben alimen- tarlos sanamente, acción que concuerda con las recomendaciones hechas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), quienes hacen énfasis en adoptar patrones de alimentación saludable en familia, puesto que ayudan a mantener en los niños un peso saludable (24).
Otro aspecto importante que resaltar es que los estilos de vida saludables, como la actividad física, son un aspecto impor- tante que se debe cubrir en la población pediátrica para reducir y prevenir la obesidad (25); sin embargo, esto difiere con la percepción que tienen los padres dentro de esta investigación, ya que 141 padres, lo que equivale a 36,9%, refieren no estar de acuerdo con que la obesidad en el niño pueda deberse a la falta de ejercicio y esto pudiera ser porque los padres no se encuentran correctamente informados sobre la importancia de los estilos de vida saludables como factor en la re- ducción de este problema.
Por otro lado, uno de los factores que influye en la preferencia de los alimentos, por parte de los padres, es que el etique- tado nutricional brinde información clara y veraz, esto se evidencia y relaciona en esta investigación en donde los padres en su mayoría consideran leer la etiqueta antes de adquirir el producto. Sin embargo, no se cuenta con el conocimiento suficiente, ni la cultura y sí con la alta oferta de productos alimenticios no saludables en nuestro país, que favorecen la mala nutrición en niños (26).
Los resultados mencionados, evidencian la importancia de educar a los padres y la familia, con información verídica sobre los factores que deben ser prioridad al hablar de elección de alimentos y nutrición correcta de los niños, además es indis- pensable el acompañamiento de la familia, lo que se relaciona con el estudio realizado por Anaya et al. (27).
Limitación
La limitación más importante fue la elaboración e inclusión de la literatura científica, siendo el cuestionario sobre las ca- racterísticas sobre percepción del sobrepeso desde la perspectiva de los padres.
Conclusión
En la presente investigación se lograron evidencias sobre que la mayoría de los padres se sentirían bastante preocupados si sus hijos tuvieran sobrepeso; sin embargo, un porcentaje elevado de ellos refiere estar en desacuerdo en que el ejercicio no es un determinante para tal situación de salud. Por otro lado, la mayoría de los participantes está completamente de acuerdo en que la nutrición en la familia es importante para evitar problemas de salud como la obesidad.
Ante esta problemática es importante que los padres se encuentren informados sobre aquellos aspectos que contribuyen positiva o negativamente en la salud de su hijo/a, ya que se ha podido evidenciar que muchos de los progenitores dentro de esta investigación consideran algunos aspectos como poco relevantes o importantes para reducir o evitar el sobrepeso entre sus hijos. Los padres consideran estar de acuerdo en confiar en sus habilidades para controlar la cantidad de alimen- tos que ingieren sus hijos.
Por lo anterior, es importante que los profesionales de la salud contribuyan en el desarrollo de intervenciones o estrategias que formen a los progenitores y a los hijos sobre el sobrepeso y la obesidad, estas intervenciones han de estar encaminadas a proporcionar toda la información pertinente a los padres y también a los niños y las niñas sobre lo correcto y lo que no lo está, para mantener una vida saludable en toda la familia. Por ello, se propone que la promoción de estilos de vida saludables son una puerta de entrada para la prevención de sobrepeso y obesidad en la población pediátrica.
Conflicto de intereses
Ninguno.
Financiación
Ninguna.
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