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Originales - 1 - Consumo de alcohol y tabaco relacionado con inteligencia emocional, apego y uso de internet

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Armendáriz-García NA, Zacarías Martínez M, López Cisneros MA. Consumo de alcohol y tabaco relacionado con inteligencia emocional, apego y uso de internet. RIdEC 2020; 13(1):18-25.
 
Fecha de recepción: 6 de noviembre de 2019. 
Aceptada su publicación: 14 de enero de 2020.
 

Autores

 
1 Nora Angélica Armendáriz-García
2 Montserrat Zacarías Martínez
3 Manuel Antonio López Cisneros
 
  1. Doctora en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad Autónoma de Nuevo León. México.
  2. Maestra en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad Autónoma de Nuevo León. México.
  3. Doctor en Ciencias de Enfermería. Des Ciencias de la Salud. Universidad del Carmen. Carmen, Campeche, México.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: conocer la relación entre la inteligencia emocional (IE), apego y uso del internet sobre el consumo de alcohol y tabaco en adolescentes.
Método: el diseño del estudio es descriptivo correlacional. La población fueron adolescentes de preparatoria de ambos sexos. El tipo de muestreo fue probabilístico por conglomerado unietápico con asignación proporcional al tamaño del estrato. La muestra estimada es de 582 participantes.
Resultados: la prevalencia de consumo de alcohol en el último año mostró altas proporciones (48,5%) en comparación con el tabaco (20,3%). Además, se identificó que los adolescentes presentaron una IE bien desarrollada (23%), respecto al apego se identificaron medias más altas con la madre (X= 52,93), el empleo de internet presentó alta proporción de uso problemático con el 83,5%. Se identificó relación negativa y significativa respecto a la IE (rs=-,496, p= ,024) y el consumo de alcohol; así mismo, se identificó relación negativa con el apego de la madre (rs= -,317, p= ,013). Respecto al uso de internet se presentó correlación positiva y significativa con el consumo de alcohol (rs= ,292, p= ,029) y tabaco (rs= ,224, p=,039).
Conclusiones: la IE tiene una relación estrecha con el consumo de alcohol; por otro lado, se identificó que la relación de apego entre la madre y los adolescentes es importante para la prevención del consumo de alcohol. Un dato relevante fue el uso de internet donde se muestran proporciones altas de uso problemático de este, el cual se encuentra estrechamente relacionado con el consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes.
 
PALABRAS CLAVE:
uso de tabaco; bebidas alcohólicas; inteligencia emocional; internet; relaciones padre-hijo; adolescente.
 

Title:

Alcohol use and smoking related to emotional intelligence, attachment and Internet use

 

ABSTRACT:

 
Purpose: to understand the impact of emotional intelligence (EI), attachment, and Internet use on alcohol use and smoking in adolescents.
Methods: the study was designed as a correlational descriptive study. Study population consisted in high school teenagers of both sexes. A probabilistic sampling method was used through single-step clustering, with assignment being proportional to stratum size. Estimated sample size was 582 participants.
Results: prevalence rate of alcohol use in the last year was high (48.5%) compared with smoking prevalence (20.3%). Moreover, teenagers were found to show a well-developed EI (23%). For attachment, higher mean values were observed to mothers (X= 52.93), and Internet use showed a high rate of problematic use (83.5%). A significant negative relationship was identified for EI (rs=-.496, p= .024) and for alcohol use; furthermore, a negative relationship was also found for mother attachment (rs= -.317, p= .013). Regarding Internet use, a significant positive correlation was found with alcohol use (rs= .292, p= .029) and smoking (rs= .224, p=.039).
Conclusions: eI shows a close relationship with alcohol use; moreover, attachment between mothers and teenagers is important to prevent alcohol intake. A significant finding on the Internet use was the high rate of problematic use, which is closely related to alcohol use and smoking in adolescents.
 
KEYWORDS:
smoking; alcoholic beverages; emotional intelligence; internet; parent-child relationships; adolescent.
 

 

Introducción

 
El alcohol y tabaco son las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo debido a que son consideradas “socialmente aceptables” por la población, generando mayor permisibilidad para su uso aun en menores de edad (1). Se reconoce que en la etapa de la adolescencia el cerebro experimenta múltiples cambios que lo vuelven más sensible a diversos estímulos, incluyendo los generados por químicos como el consumo de alcohol y tabaco, estos estímulos tienen la potencialidad de producir modificaciones en la bioquímica cerebral. En el adolescente la corteza cerebral, la cual se encuentra implicada en la toma de decisiones, es la última en desarrollarse, esto puede explicar por qué tienden a tomar riesgos, volviéndolos potencialmente más vulnerables al abuso de drogas (2). Aunado a lo anterior, los adolescentes se encuentran en una etapa de búsqueda de identidad en la que experimentan diversos cambios tanto físicos como emocionales, lo cual favorece el consumo de estas sustancias impactando negativamente en el bienestar tanto físico, psicológico y social de los mismos (3).
Se estima que el 27% de las personas bebedoras actuales son jóvenes de 15 a 19 años de edad, en esta población las tasas de consumo de alcohol son más altas, registrándose el 44% para el continente europeo, el 38% en las Américas y 38% en el Pacífico Occidental (4). En México la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) registró un aumento significativo en la prevalencia del consumo de alcohol; el consumo excesivo en el último mes del 8,3% en 2016 en la población adolescente. Además, se presentó un incremento significativo en el género femenino, donde el consumo paso de 2,2% en 2011 a 7,7% en 2016 (5). Respecto al consumo de tabaco se conoce que en el ámbito mundial causa cerca de ocho millones de muertes, además contiene más de 250 productos químicos nocivos para la salud y que producen cáncer. Sin embargo, la gran mayoría de los consumidores en todo el mundo inicia su consumo en la adolescencia y actualmente más de 150 millones de adolescentes son consumidores de tabaco (6). Así mismo, la ENCODAT, en 2016, reportó que la edad promedio de inicio de consumo de tabaco es de 14,3 años en donde las cifras son muy similares tanto para el género masculino como para el femenino (7).
La literatura evidencia que hay diversos factores de riesgo en los adolescentes que pueden relacionarse con el consumo del alcohol y tabaco. Dentro de estos factores de riesgo, especialmente los relacionados con los aspectos emocionales, familiares y de tiempo libre son relevantes en la población adolescente. En la actualidad ha surgido un concepto llamado inteligencia emocional (IE), definido como un conjunto de habilidades emocionales, tanto personales como interpersonales, que influyen en la habilidad general para afrontar las demandas y presiones del medio ambiente (8), el cual ha mostrado relevancia ya que se ha asociado con algunas conductas de riesgo, como el consumo de sustancias psicoactivas en la población adolescente; sin embargo, los estudios no son concluyentes (9,10,11).
Otro concepto relevante y poco abordado enfocado a la familia es el apego familiar, un vínculo emocional que el adolescente establece con su cuidador y que parece tener un papel fundamental para ayudar al joven a afrontar los desafíos que enfrenta en esta etapa de su vida. Algunos estudios han mostrado que los adolescentes que presentan buena relación con sus padres son menos propensos a desarrollar conductas de riesgo, siendo así que el apego familiar se convierte en un factor de protección contra el consumo de drogas (12,13).
Por otro lado, el uso del tiempo libre en los adolescentes es un aspecto importante a abordar, debido a que estos constantemente realizan diversas actividades para su entretenimiento y estas pueden relacionarse con conductas de riesgo como el consumo de drogas. En las últimas décadas, el implemento de internet se ha convertido en una herramienta indispensable en la sociedad actual, especialmente en los adolescentes. El uso de internet permite realizar varias funciones de la vida diaria de manera fácil, rápida y sencilla, así como la interacción social y acceder a fuentes de información (14). Sin embargo, algunos autores sugieren que el uso abusivo o problemático de internet también se ha relacionado con otras conductas de riesgo como el consumo abusivo de alcohol y otras sustancias (15-16).
Hasta el momento en el ámbito internacional existe escasa literatura que incluya los conceptos de IE, apego y uso de internet en los adolescentes. Por ello, el abordar estos conceptos, poco estudiados respecto a la relación que pudieran presentar con el consumo de alcohol y tabaco, representa una oportunidad para incrementar el conocimiento sobre este fenómeno de estudio para desarrollar proyectos de investigación más amplios que apoyen la creación de intervenciones preventivas dirigidas a los adolescentes que representan una población vulnerable. Por tal motivo, el propósito del presente estudio es conocer la relación entre la IE, el apego y el uso del internet sobre el consumo de alcohol y tabaco en adolescentes.
 
Material y método
 
El presente estudio es descriptivo correlacional. La población estuvo constituida por 1.367 adolescentes (hombres y mujeres), estudiantes de bachillerato, pertenecientes a una preparatoria pública de Cuidad del Carmen, Campeche (México). El muestreo fue probabilístico por conglomerado unietápico con asignación proporcional al tamaño del estrato. La muestra fue estimada para una prueba de hipótesis alternativa bilateral para una correlación de ,07 de acuerdo a los siguientes parámetros: nivel de confianza de ,05, obteniéndose una muestra total de 207 participantes.
Para la recolección de datos se utilizó una Cédula de Datos Personales y Prevalencia de Consumo de Alcohol y Tabaco. Para medir la IE se empleó el Inventario de Inteligencia Emocional BarOn ICE: NA (18), el cual consta de 60 ítems agrupados en seis subescalas (intrapersonal, interpersonal, adaptabilidad, manejo del estrés, estado de ánimo en general, impresión positiva) y las respuestas son tipo Likert de 1 a 4. Aunado a lo anterior para medir el apego se utilizó el Inventario de Apego a Padres y Pares para Adolescentes (19), este instrumento consta de 75 ítems, 25 para cada figura de apego (madre, padre, pares) se responden en una escala tipo Likert de 5 puntos. Para medir el uso de internet se empleó la Escala de Uso Problemático de Internet en Adolescentes (EUPI-a) (20), la cual consta de 11 ítems con respuestas tipo Likert que van desde 0 a 4. Por último, para medir el consumo de alcohol se llevó a cabo el Cuestionario de Identificación de los Trastornos debidos al Consumo de Alcohol (21), el cual está conformado por 10 reactivos, con un patrón de respuesta tipo Likert donde la puntuación va de 1 a 4 puntos.
Se contó con la aprobación del Comité de Ética en Investigación y el Comité de Investigación de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y con la autorización de los directivos de la institución donde se llevó a cabo el estudio.
Posteriormente se acudió a la institución en fecha y hora establecida para realizar la invitación a los estudiantes a formar parte del estudio. Una vez que estos aceptaron se les entregaron los consentimientos para padres y asentimientos para los adolescentes, para que en una fecha posterior se entregaran ya firmados e iniciar con la aplicación de los instrumentos a quienes aceptaron participar. Los adolescentes del estudio completaron los instrumentos en un tiempo promedio de 20 minutos, el presente estudio se hizo en el mes de junio de 2019, apegándose a lo establecido en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud (17). El análisis de los datos se realizó a través de frecuencias, proporciones, desviación estándar muestral (s), media (M) y mediana (Mdn); una vez que los datos no mostraron distribución normal bajo el estadístico de Kolmogorov Smirnov se procedió al empleo de estadística no paramétrica (U de Mann-Whitney y coeficiente de correlación de Spearman).
 
Resultados
 
Las características sociodemográficas de los participantes muestran que 50,5% es del género femenino, así mismo la edad promedio de los participantes fue de 16,1 años (s= ,85), reportando la edad de inicio de consumo de alcohol a los 13,8 años (s= 2,5), mientras que para el consumo de tabaco fue a los 14,9 años (s= 1,6). Así mismo se identificó que en promedio quienes consumen alcohol en el último año representan el 48,5% la muestra, de estos el 23,8% consumió en el último mes y el 8,3% siguió con esta conducta en la última semana. El número de bebidas que consumen en promedio en un día típico de consumo es de 3,8 (s= 1,89). La bebida de mayor predilección para su consumo fue la cerveza con el 55,5%, seguido por el vodka (42%) y tequila (36%). Respecto al consumo de tabaco se presentaron prevalencias más bajas a diferencia del consumo de alcohol, se reportó el consumo en el último año del 20,4%, y el consumo en el último mes fue de 8,3% y 2,4% en la última semana. La cantidad de cigarros que consumen en un día típico presentó una media de 2,5 (s= 1,22).
Respecto a la IE se identificó que un alto porcentaje de los participantes presentaron un nivel de IE adecuada (M= 86,6), seguida por el 11,5% que presentó un nivel bajo y el 1,9% presentó un nivel inadecuado. Así mismo, la IE comprende cinco áreas y se identificó que el área intrapersonal (M= 126,1, s= 26,5) e interpersonal (M= 120,3, s= 21,5) presentaron medias más altas, en comparación con el estado de ánimo (M= 84,2, s= 12,5) e impresión positiva (M= 82,4, s= 10,5).
Por otro lado, respecto a la variable apego presentó una media de 157,44 (s= 31,8), lo cual indica que el adolescente percibe apego tanto con la familia como con compañeros; sin embargo, se identificaron medias de apego más altas con los amigos (M= 54,96, s= 13,50) y con la madre (M= 52,93, s= 15,00) en comparación con el apego del padre (M= 49,54, s= 11,31). Por último, respecto al uso de internet el 83,5% de los participantes presenta uso problemático de la red y solo el 16,5% presentó uso moderado.
Aunado a lo anterior se identificó una diferencia significativa entre los adolescentes que consumen alcohol, quienes presentan menor IE enfocada al manejo de estrés (Mnd= 25,1), en comparación con los que no consumen alcohol (Mnd= 32,4); esta misma tendencia se presentó para la IE enfocada al estado de ánimo (p< ,05) entre quienes consumen (Mnd= 24,0) y no consumen alcohol (Mnd= 33,0). Así mismo, para el consumo de tabaco e IE se identificó una diferencia significativa (p< ,05) en las subescala de inteligencia emocional impresión positiva (Mnd= 14,0 vs. Mnd= 17,0) y manejo de estrés (Mnd= 25,00 vs. Mnd= 29,00) mostrándose medianas más altas en quienes no consumen tabaco (Tabla 1).
En la Tabla 2 se mostraron diferencias significativas observándose que los adolescentes que no consumen alcohol presentan medianas más altas de apego con la madre (Mdn= 53,00) en comparación con quienes sí consumen alcohol (Mdn= 46,00), no se encontraron diferencias significativas entre el apego del padre y de los amigos (p> ,05). Para el consumo de tabaco no se identificaron diferencias significativas por tipos de apego.
Respecto al uso de internet se identificaron diferencias significativas en aquellos que consumían alcohol, presentaban mayores medianas de uso de internet en comparación con aquellos que no consumen alcohol (p< ,05).
Otro dato relevante que se observó en la Tabla 3 es la relación negativa y significativa de la escala general de IE (rs= -,496, p= ,024), la subescala de IE Intrapersonal (rs= -,151, p= ,013) y la subescala de IE manejo del estrés (rs= -,094, p= ,035) con el consumo de alcohol. Así mismo se identificó relación negativa entre el apego de la madre (rs= -,317, p =,013) y el consumo de alcohol. Respecto al uso de internet se presentó correlación positiva y significativa con el consumo de alcohol (rs= ,292, p= ,029). En lo referente al consumo de tabaco se identificó una relación negativa y significativa con las subescalas de IE adaptabilidad (rs= -,216, p= ,016) y manejo del estrés (rs= -,112, p= ,048) y una correlación positiva y significativa con el uso de internet (rs= ,224, p= ,039).
 

Tabla 1. Diferencias de IE entre consumidores de alcohol y tabaco

 

IE

General

IE

Intrapersonal

IE

Interpersonal

IE

Adaptabilidad

IE Manejo del estrés

IE Estado de ánimo

IE Impresión positiva

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Consumo de alcohol

162,1

6,8

17,8

38,4

25,1

24,0

16,11

No

170,7

6,9

16,5

36,1

34,2

33,0

14,9

 

U= 1561,50

U= 1.263,0

U= 1.267,0

U= 1.320,0

U= 1.001,0

U= 1.138,5

U= 1.224,0

 

p= ,543

p= ,143

p= ,149

p= ,223

p= ,007*

p= ,047*

p= ,102

Consumo de tabaco

153,0

17,2

34,2

23,0

25,0

40,6

14,0

No

153,0

16,62

36,3

26,1

29,0

40,7

17,0

 

U= 415,50

U= 501,50

U= 367,50

U= 326,00

U= 229,00

U= 480,50

U= 219,01

 

p= ,055

p= ,994

p= ,338

p= ,179

p= ,041*

p= ,867

p= ,049*

IE= inteligencia emocional, Mdn= mediana, U= U de Mann-Whitney, p= significancia, *= p <,05

 

Tabla 2. Diferencias del apego y uso de internet entre consumidores de alcohol y tabaco

Apego y uso de internet

Apego general

Apego madre

Apego padre

Apego amigos

Uso de internet

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Mdn

Consumo de alcohol

156,3

53,1

52,6

54,9

29,5

No

157,5

46,2

52,9

57,4

22,1

 

U= 1603,0

U= 43,34

U= 1.530,0

U= 1.480,0

U= 1.123,2

 

p= ,988

p= ,024

p= ,745

p= ,591

p= ,036*

Consumo de tabaco

164,6

45,8

56,0

62,8

29,5

No

157,2

49,6

52,8

54,7

22,0

 

U= 399,5

U= 355,50

U= 418,50

U= 304,50

U= 3.799,0

 

p= ,934

p= ,264

p= ,523

p= ,132

p= ,001*

IE= inteligencia emocional, Mdn= mediana, U= U de Mann-Whitney, p= significancia, *= p<, 05

 

Tabla 3. Relación de la IE, apego y uso de internet con el consumo de alcohol y tabaco

 

Consumo de alcohol

Consumo de tabaco

rs

Valor de p

rs

Valor de p

IE General

-,496

,024*

,079

,620

IE Intrapersonal

-,151

,013*

,026

,868

IE Interpersonal

-,101

,316

,080

,613

IE Adaptabilidad

-,046

,647

-,216

,016*

IE Manejo del estrés

-,094

,035*

-,112

,048*

IE Estado de ánimo

-,029

,772

-,010

,949

IE Impresión positiva

-,012

,905

,093

,560

Apego general

,029

,776

,039

,806

Apego a la madre

-,317

,013*

-,027

,863

Apego al padre

,063

,534

-,013

,933

Apego a amigos

,040

,689

,094

,554

Uso de internet

,292

,029*

,224

,039*

IE= inteligencia emocional, rs= coeficiente de correlación de Spearman, p= significancia, *= p <,05

 

 
Discusión y conclusiones
 
Los resultados del presente estudio confirman las altas prevalencias de consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes, sobresaliendo el consumo de alcohol. Esto puede tener una explicación cultural debido a que el consumo de esta sustancia es una conducta ampliamente aceptada y habitual en la población mexicana (1). Además, la percepción del riesgo por el consumo de alcohol es baja, sobre todo en los adolescentes (22-24).
Respecto al consumo de tabaco los resultados del presente estudio concuerdan con los datos reportado por la Encuesta nacional de consumo de drogas, alcohol y tabaco (7), donde se presentan prevalencias similares del consumo; ello puede deberse a que aunque el tabaco es una de las principales drogas de inicio, la que se encuentra más arraigada para el comienzo del consumo de drogas en México es el alcohol (25), esto pudiera explicar las bajas prevalencias de consumo; sin embargo, siguen siendo importantes ya que lo deseable en esta población es que no se presente esta conducta (26-28).
Por otro lado, los resultados identificados respecto a la IE sugieren que esta habilidad debe ser evaluada y fortalecida con el objetivo que los adolescentes cuenten con herramientas para la toma de decisiones que contribuyan al desarrollo de conductas saludables, ya que se ha evidenciado que los adolescentes que presentan un nivel adecuado de IE se asocian con menos consumo de drogas (9,29,30). No obstante, en el presente estudio se evidencia que la IE relacionada al estado de ánimo y a los aspectos positivos de los adolescentes requiere ser fortalecida debido a que en esta etapa de la vida los jóvenes presentan dificultades para enfrentar estos aspectos de forma efectiva (31-32).
Además, se evidenció que el apego, tanto de los padres como de los amigos, es un factor importante en los adolescentes, esto resulta relevante para los profesionales de salud debido a que el apego con la madre se relaciona de forma importante el no consumo de alcohol. Estos resultados coinciden con lo reportado con algunos trabajos donde sugieren que las relaciones cercanas de apego brindan mayor seguridad y habilidades de rechazo para prevenir el consumo de drogas (12-13). Sin embargo, en el presente estudio solo se identificó esta tendencia con el apego de la madre, esto podría explicarse debido a que en la cultura mexicana el mayor lazo afectivo que se presenta es el de madre-hijo, representado por apoyo, confianza, comprensión y cariño (33-34), lo cual tiene un impacto en la toma de decisiones incluso en las relacionadas con la salud.
Por último, la realización de actividades de ocio como el uso del internet tiene importantes implicaciones en los adolescentes. En el presente estudio una alta proporción de adolescentes presentaron uso problemático de internet, estos hallazgos coinciden con la evidencia científica que indica el incremento de cifras enfocadas a uso problemático de internet (35). Esta tendencia puede deberse a que en la actualidad el uso de esta herramienta se encuentra accesible y sin límites de uso en una amplia proporción de adolescentes. Sin embargo, puede ocasionar que el uso de forma excesiva o problemática de internet pueda tener un impacto directo en su salud. Esta información coincide con los resultados de este estudio, donde se identificó que el uso problemático de internet se relacionó positiva y significativamente con el consumo de alcohol en los adolescentes, lo anterior se debe a que este empleo limita las relaciones interpersonales, provocando así aislamiento social, ya que incrementa el interés de relacionarse solo de forma virtual, además de favorecer al sedentarismo y desequilibrios psicológicos, y de existir mayor riesgo de presentar adicción al uso de internet y el consumo de otras drogas (36).
Se concluye que el consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes es un problema real, por lo cual identificar factores que se encuentran relacionados a los cambios derivados de la globalización que afectan a los adolescentes son clave debido a que estos pueden estar relacionados con el inicio y mantenimiento de la conducta de consumo de drogas. Esto resulta relevante para los profesionales de salud debido a que los hallazgos obtenidos del presente estudio brindan conocimiento científico que apoya la hipótesis de que la IE, el apego y el uso de internet son conceptos importantes a considerar en el cuidado del adolescente, ya que evidencia que se encuentran relacionados con el consumo de alcohol y tabaco. Es importante mencionar que respecto a los conceptos abordados en el presente estudio en la población latinoamericana hay escasa información sobre la asociación de estas variables con el consumo de alcohol y tabaco; por lo cual es importante realizar réplicas del presente estudio en esta región, además de incluir trabajos con diseños predictivos y explicativos que brinden conocimiento más amplio sobre este fenómeno y que establezcan bases para el diseño y desarrollo de intervenciones de enfermería enfocadas a la prevención de consumo de drogas tanto lícitas como ilícitas.
 
Conflicto de intereses
 
Ninguno.
 
Financiación
 
Programa de Apoyo a la Investigación Científica y Tecnológica (PAICYT 2019) con el número de registro: EHA1013-19.
 
 
Bibliografía
 
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Originales - 2 - Influencia del apoyo social en la adherencia al tratamiento farmacológico en un centro de salud de Valencia

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Jiménez Molina G, Vidal Sánchez I, Felipe Román O, Chover Sierra E. Influencia del apoyo en la adherencia al tratamiento farmacológico en un centro de salud de Valencia. RIdEC 2020; 13(1):26-35.
 
Fecha de recepción: 3 de enero de 2020. 
Aceptada su publicación: 3 de abril de 2020.
 

Autores

 
1 Gabriel Jiménez Molina
2 Ivanna Vidal Sánchez
3 Olaya Felipe Román
4 Elena Chover Sierra
 
  1. Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Complejo Hospitalario Universitario de Albacete.
  2. Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Hospital Clínico Universitario de Valencia.
  3. Máster en Enfermería Oncológica por la Universidad de Valencia. Centro de Atención Primaria Barrio de la Luz de Valencia.
  4. Doctora en Enfermería por la Universidad de Valencia. Profesora asociada en la Facultad de Enfermería y Podología de la Universidad de Valencia. Enfermera en Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: valorar cómo es el apoyo social percibido por los pacientes que acuden a la consulta programada de Enfermería de Atención Primaria, describiendo su influencia en la adherencia al tratamiento farmacológico, dos aspectos fundamentales asociados al curso y al desenlace de las enfermedades crónicas.
Método: se trata de un estudio cuantitativo observacional descriptivo transversal. La población diana fueron usuarios que acuden a la consulta programada de Enfermería de Atención Primaria. El tipo de muestreo fue no probabilístico por conveniencia y caso consecutivo. El apoyo social percibido se midió mediante el test de MOS, y la adherencia al tratamiento fue valorada mediante el test de Morisky-Green.
Resultados: la muestra final fue de 79 personas. En cuanto a la autopercepción de salud, 38 de los 79 encuestados expresaron que su estado de salud era bueno o muy bueno. Con respecto a la adherencia al tratamiento farmacológico, 57 resultaron ser cumplidores frente a 22 no cumplidores. En cuanto al apoyo social percibido, 61 obtuvieron un buen apoyo social frente a 17 que obtuvieron un mal apoyo social. Al relacionar el test de MOS y el de Morisky-Green se observa que a mejor apoyo social percibido mejor adherencia al tratamiento.
Conclusiones: la consulta de Enfermería de Atención Primaria es el lugar adecuado para valorar tanto la adherencia al tratamiento farmacológico y el apoyo social percibido, dos variables que correlacionan positivamente; además del lugar idóneo para reconocer problemas reales y potenciales de salud y poner en marcha estrategias para asegurar la adherencia al tratamiento.
 
PALABRAS CLAVE:
Atención Primaria de Salud; apoyo social; cumplimiento y adherencia al tratamiento farmacológico; Enfermería en salud comunitaria.
 

Title:

Influence of social support on adherence to drug therapy in a health center in Valencia

 

ABSTRACT:

 
Purpose: to assess how social support is perceived by patients attending scheduled visits of Primary Care Nurses, and to describe its influence on the adherence to drug therapy, which are two core items associated with the course and outcome in chronic diseases.
Methods: this is a quantitative, descriptive, cross-sectional, observational study. The target population comprised users who attend scheduled visits of Primary Care Nurses. A non-probabilistic sampling method was used, with a convenience case-consecutive sample. Perceived social support was measured by the MOS test, and adherence to treatment was assessed by the Morisky-Green test.
Results: the final sample included 79 participants. Regarding self-perception of health, 38 of the 79 respondents reported that their health status was good or very good. With regard to adherence to drug therapy, 57 proved to be compliant versus 22 non-compliant. As for perceived social support, 61 received good social support versus 17 who had poor social support. When relating the MOS test and the Morisky-Green test, it could be observed that the better the perceived social support, the better the adherence to treatment.
Conclusions: a Primary Care Nursing office is the appropriate place to assess both adherence to drug therapy and perceived social support; both variables are positively correlated; it is also the right place to identify actual and potential health problems and to implement strategies to ensure treatment adherence.
 
KEYWORDS:
Primary Care Nursing; social support; drug treatment compliance and adherence; community health nursing.
 

 

Introducción

 
Las enfermedades crónicas son definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como aquellas de larga duración y por lo general de evolución lenta (1,2). Dentro de este grupo son las enfermedades cardiovasculares aquellas con mayor morbimortalidad, con 17,5 millones de defunciones al año y un número muy superior de invalideces en el ámbito mundial. Seguidamente se encuentra el cáncer con 8,2 millones de muertes anuales, las patologías respiratorias con 4 millones y la diabetes con 1,5 millones. Estos cuatro grupos de enfermedades suponen el 82% de la mortalidad por enfermedades crónicas (2).
Es sabido que estas enfermedades se ven favorecidas por el envejecimiento de la población, la urbanización y una creciente globalización que implica la práctica de estilos de vida poco saludables, sobre todo en las personas socialmente más vulnerables y que cuentan con menos recursos (1).
Debido a esto, y a que la Atención Primaria es la que más se acerca a la persona en su contexto social, es importante trabajar desde este ámbito mediante la prevención secundaria y terciaria, reforzando la detección precoz y trabajando con los pacientes para la consecución del mayor grado de cumplimiento terapéutico posible (1).
En este estudio se abordará la relación entre el apoyo social y la adherencia al tratamiento, en cuanto al primero existen varias definiciones de apoyo social; según Thoits (3), es el grado en el que las necesidades sociales básicas de las personas son satisfechas a través de la interacción con otros, entendiendo como necesidades básicas la afiliación, el afecto, la pertenencia, la identidad, la seguridad y la aprobación. Bowling (4), por su parte, lo define como el proceso interactivo en el que el individuo consigue ayuda emocional, instrumental o económica de la red social en la que se encuentra. Al mismo tiempo, el apoyo social funciona como amortiguador del estrés, aumenta la calidad de vida y la adherencia terapéutica (5).
También es esencial comprender el carácter multidimensional del apoyo social, pudiéndolo dividir en apoyo cuantitativo o estructural, que se refiere a la red social con que cuenta el individuo; y el de tipo funcional o cualitativo, el cual es subjetivo, ya que es lo que el propio individuo percibe y tiene diversos aspectos que son el apoyo emocional, el afectivo, el informativo y el instrumental (5).
Los aspectos citados anteriormente, así como su interrelación, influirían en la otra variable a estudio, la adherencia al tratamiento. Según la OMS en su reunión de 2001 sobre Adherencia Terapéutica, concluyó definir esta como “el grado en el que el paciente sigue instrucciones médicas” y era insuficiente, ya que para tratar las enfermedades crónicas se requiere el empleo de una gran variedad de intervenciones con el sujeto. Además, en contraposición con la idea actual, la palabra “instrucciones” implica considerar al paciente como un ser pasivo (6).
Una de las definiciones más aceptadas de adherencia terapéutica es la de Haynes (7): “El grado en que el comportamiento de una persona, tomar el medicamento, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios en el modo de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas por un prestador de asistencia sanitaria”.
Según el informe de la OMS “Adherencia a los tratamientos a largo plazo. Pruebas para la acción” del año 2004, en los países desarrollados la adherencia terapéutica en enfermos crónicos solo llega al 50% y en los países en vías de desarrollo es más deficiente aún. En cuanto a enfermedades como la diabetes y la hipertensión, en Europa únicamente el 28% de los pacientes tratados logra un buen control glucémico (8,9), mientras que un 25% alcanza unas cifras óptimas de tensión arterial (10). Esta situación se traduce en problemas de salud evitables para los pacientes y en unos costes excesivos para los sistemas de salud.
La OMS considera la falta de cumplimiento de los tratamientos crónicos y sus consecuencias clínicas y económicas como un tema prioritario de salud pública en el ámbito mundial. En cuanto a las dimensiones que influyen en la adherencia terapéutica, este organismo cita cinco: factores socioeconómicos: pobreza, analfabetismo, desempleo, falta de redes sociales, distancia al centro sanitario, coste de del trasporte y la medicación y creencias populares en cuanto a la enfermedad y su tratamiento (6); factores relacionados a la asistencia sanitaria, ya que una buena relación terapéutica aumentaría la adherencia al tratamiento (11); factores relacionados con el tratamiento, como su complejidad, duración, efectos secundarios y el fracaso de tratamientos anteriores; factores relacionados con la enfermedad, como la gravedad, la discapacidad, su progresión y la disponibilidad de tratamiento existente; por último, factores relacionados con el propio paciente, recursos propios como conocimientos, actitudes, creencias, expectativas, etc. Es decir, la motivación para adherirse al tratamiento estará entonces influida por el valor que el paciente le dé al hecho de seguir el régimen terapéutico y por el grado de confianza en poder seguirlo (12). Por lo tanto, es importante acrecentar la motivación intrínseca del paciente, así como sus aptitudes de autocuidado, serán metas importantes a conseguir (6).
Como profesionales de Atención Primaria se ha de ofrecer una atención lo más integral posible. Debido a las características del paciente crónico es oportuno analizar cómo sus circunstancias sociales, económicas y su percepción acerca del apoyo social recibido influyen en su salud, y en algo tan determinante como la adherencia al tratamiento. Si bien es verdad que el concepto adherencia terapéutica es más amplio, la adherencia al tratamiento farmacológico es uno de los aspectos fundamentales que la componen y, por tanto, lo que se va a evaluar mediante el instrumento seleccionado. Por otra parte, si bien hay bastante bibliografía acerca del tema, no hay muchos estudios realizados por parte de Enfermería, aunque este es el profesional encargado de la educación, promoción y prevención de la salud en todos sus niveles, constituyendo para estos pacientes un instrumento clave de apoyo.
Distintos estudios recogen cómo el apoyo social ha mostrado un efecto amortiguador en cuanto a los impactos adversos de la enfermedad crónica. No hay que olvidar el importante papel de las familias, ya que estas no solo son las unidades básicas de cuidados, sino que también condicionarán las actitudes, creencias y comportamientos del individuo frente a la salud y a la enfermedad (5).
Por lo tanto, el objetivo general de este trabajo es valorar cómo es el apoyo social percibido por los pacientes que acuden a la consulta programada de Enfermería en Atención Primaria, así como describir la influencia de esta variable en la adherencia al tratamiento farmacológico.
 
Material y método
 
Diseño: estudio descriptivo transversal.
Población y ámbito de estudio: la población diana fueron usuarios que acuden habitualmente a la consulta programada de Enfermería de Atención Primaria de un centro de salud del Departamento 9 de la Comunidad Valenciana y que cumplen los criterios diagnósticos de la OMS para patologías crónicas.
Criterios de selección: se incluyó a quienes aceptaran hacerlo de forma voluntaria, mediante la cumplimentación y firma de un documento de consentimiento informado. Se excluyeron pacientes en situación avanzada de enfermedad, personas con evidencia de deterioro cognitivo, problemas neurológicos o alteraciones conductuales graves que imposibilitaran la monitorización del apoyo social que recibían, así como su grado de adherencia al tratamiento farmacológico.
Muestra: mediante muestreo no probabilístico, por conveniencia y caso consecutivo, se seleccionaron 79 participantes. Aunque algunos cuestionarios no se rellenaron completamente, fueron incluidos en el análisis final, considerándose la información no recogida en el cuestionario como casos perdidos de la variable a estudio (por ese motivo la suma de las frecuencias no siempre coincide con el número de participantes).
Variables: las variables descriptoras de la población fueron clasificadas en tres categorías: variables personales, variables sobre su situación de salud y variables socioeconómicas.
Instrumentos: la valoración del apoyo social se realizó mediante el cuestionario MOS de apoyo social, instrumento concebido para evaluar a pacientes con patologías crónicas y validado en España por Revilla et al. (13) para su empleo en contextos clínicos. Se trata de un cuestionario multidimensional que permite valorar aspectos cuantitativos (tamaño) y cualitativos (dimensiones) de la red social, que explora cinco dimensiones del apoyo social: el informativo, el emocional, el tangible, la interacción social positiva y el afecto/cariño. Consta de 19 preguntas sobre la presencia de determinados tipos de apoyo, que se contestan con una escala tipo Likert de 5 puntos. La puntuación oscila entre 19 y 95 puntos. La escala posee buenas propiedades psicométricas con una consistencia interna elevada (α de Cronbach= 0,97) (13). Para este estudio se ha catalogado como “buen apoyo social” a aquellos que obtienen una puntuación igual o superior a 57. La valoración de la adherencia terapéutica se llevó a cabo a través del test de Morisky-Green, que consta de cuatro preguntas. Se considera que una persona tiene buena adherencia terapéutica si responde negativamente a las cuatro, y se le clasifica como cumplidor. En cambio, si alguna de las respuestas es “sí”, el paciente se clasifica como no cumplidor (14). Este método fue desarrollado por Morisky, Green y Levine (14) y validado en España por Val Jiménez et al. (16), posee una fiabilidad del 61% (15), en un principio su finalidad era valorar el cumplimiento de la pauta de medicación en pacientes con hipertensión arterial (HTA), y posteriormente se adaptó a otras enfermedades como la diabetes o la toma de anticoagulantes orales.
Los cuestionarios se entregaron en formato papel para que el paciente los cumplimentara en la consulta. Los autores estuvieron presentes en ese momento para poderles resolver las posibles dificultades de comprensión que aparecieran durante la realización del cuestionario.
Análisis de datos: en primer lugar se procedió al análisis descriptivo univariante de cada variable, en caso de variables cuantitativas mediante medidas de tendencia central y de dispersión, y en caso de variables cualitativas mediante distribución de frecuencias. Tras ello se llevó a cabo el análisis bivariante, utilizando la prueba de Chi cuadrado para estudiar las relaciones entre variables. En todos los análisis se estableció un nivel de confianza del 95% (p< 0,05). Para el análisis de datos y representaciones gráficas se utilizó el software SPSS24.
Consideraciones éticas: previamente el proyecto fue remitido y aprobado por el comité ético de investigación clínica del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
 
Resultados
 
Se entrevistaron 38 hombres y 39 mujeres, de edades comprendidas entre 51 y 86 años, siendo la media de edad de 70,96 años, con una desviación típica de 9,29 años. El resto de variables sociodemográficas se muestran en la Tabla 1.
 

Tabla 1. Variables sociodemográficas

 

Frecuencia

Porcentaje

Rango

Media

DT*

Edad

 

 

51-86

70,96

9,30

Género

Hombre

38

49,4

 

 

 

Mujer

39

50,6

 

 

 

Nivel de estudios

No sabe leer ni escribir

3

3,8

 

 

 

Primaria incompleta

29

37,2

 

 

 

Primaria completa

20

25,6

 

 

 

Estudios secundarios

19

24,4

 

 

 

Estudios universitarios

7

9

 

 

 

Situación laboral

En activo

4

5,2

 

 

 

Desempleado

6

7,8

 

 

 

Jubilado

67

87,0

 

 

 

Personas con las que convive

0

9

12,0

 

 

 

1

20

26,7

 

 

 

2

28

37,3

 

 

 

3

12

16,0

 

 

 

4

5

6,7

 

 

 

5

1

1,3

 

 

 

Personas a su cuidado

0

56

73,7

 

 

 

1

13

17,1

 

 

 

2

6

7,9

 

 

 

3

1

1,3

 

 

 

*DT: desviación típica

 

Una tercera parte de los sujetos describieron su estado de salud como regular, y un porcentaje ligeramente superior como bueno, tal y como se muestra en la Tabla 2, donde se presentan los resultados relativos al estado de salud de los participantes.
Los resultados obtenidos tanto en la valoración del apoyo social como en la adherencia terapéutica se muestran en la Tabla 3.
En cuanto a la relación entre el test de MOS y el de Morisky-Green se observa que dentro del grupo catalogado como “cumplidor”, un 78,7% obtuvo un buen apoyo social; mientras que en el grupo de “no cumplidores”, el buen apoyo social desciende al 61,9%. El test de Chi cuadrado mostró la existencia de una relación estadísticamente significativa entre ambas variables (p= 0,034).
En la Tabla 4 se muestran los resultados en cuanto al apoyo social percibido en función de las características descriptoras de la población; diferencias que analizadas mediante la prueba de Chi cuadrado no mostraron ser estadísticamente significativas. Es de destacar que perciben un buen apoyo social con mayor frecuencia las mujeres, el grupo de edad entre 75 y 79 años, aquellas con estudios primarios y las que convivían con varias personas o tenían no más de dos personas a su cargo.
En la Tabla 5 se muestran las relaciones entre el test de Morisky-Green y determinadas variables descriptivas de la población, que tampoco resultaron ser significativas. Se encontró un mayor porcentaje de cumplidores en el grupo de las mujeres, en el grupo de edad entre 75 y 79 años y las personas con estudios primarios o sin estudios. Los resultados de Morisky-Green se relacionaron también con las variables sobre estado de salud. Así se observa que un 65,4% de las personas con diabetes mellitus (DM) y un 73,3% de las personas con hipertensión arterial (HTA) son cumplidores, pero solo lo son un 33% de las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Con respecto a la relación entre Morisky-Green y la autopercepción de salud, en ambos grupos el cumplimiento fue similar, aunque entre las personas con mejor percepción de salud hay un mayor porcentaje de cumplidores que entre los que tienen peor percepción de su estado de salud.
 

Tabla 2. Situación sobre el estado de salud

 

Frecuencia

Porcentaje

Autopercepción de salud

Muy malo

1

1,3

Malo

9

11,4

Regular

31

39,2

Bueno

35

44,3

Muy bueno

3

3,8

Enfermedades crónicas

HTA*

60

76,9

DM**

26

33,3

EPOC***

3

3,8

Número de enfermedades

1

42

55,3

2

27

35,5

3

5

6,6

4

1

1,3

*HTA: hipertensión arterial. **DM: diabetes mellitus.

***EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica

 

Tabla 3. Resultado de los cuestionarios Morisky-Green y MOS

 

Frecuencia

Porcentaje

Rango

Media

DT*

Morisky Green

No cumplidor

22

27,8

 

 

 

Cumplidor

57

72,2

 

 

 

MOS**

Buen apoyo social

61

78,2

 

 

 

Mal apoyo social

17

21,8

 

 

 

MOS** Índice global de apoyo social

 

 

21-95

76

20,3

*DT: desviación típica. **MOS: cuestionario de apoyo social percibido (Medical Outcomes Study)


Tabla 4. Resultados del apoyo social percibido según características descriptoras de la población

 

n

Buen apoyo social n (%)

Mal apoyo social n (%)

p-valor

Género

Hombre

38

29 (76,3%)

9 (23,7%)

0,783

Mujer

38

30 (78,9%)

8 (21,1%)

Grupo de edad

< 60

13

10 (76,9%)

3 (23,1%)

 

0,428

60-64

7

5 (71,4%)

2 (28,6%)

65-69

14

10 (71,4%)

4 (28,6%)

70-74

14

12 (85,7%)

2 (14,3%)

75-79

16

15 (93,8%)

1 (6,2%)

80-85

14

9 (64,3%)

5 (35,7%)

Nivel de estudios

Primarios

52

40 (76,9%)

12 (23,1%)

0,698

Secundarios o superiores

26

21 (80,8%)

5(19,2%)

Situación laboral

En activo

4

3 (75%)

1 (25%)

 

0,936

Desempleado

6

5 (83,3%)

1 (16,7%)

Jubilado

66

51 (77,3%)

15 (22,7%)

Personas con que conviven

0

9

4 (44,4%)

5 (55,6%)

 

0,084

1

20

14 (70%)

6 (30%)

2

28

23 (82,1%)

5 (17,9%)

3

12

11 (91,7%)

1 (8,3%)

4

5

5 (100%)

0 (0%)

5

1

1 (100%)

0 (0%)

Personas a su cargo

0

56

44 (78,6%)

12 (21,4%)

 

0,865

1

13

10 (76,9%)

3 (23,1%)

2

6

4 (66,7%)

2 (33,3%)

3

1

1 (100%)

0 (0%)

 
 

Tabla 5. Resultados del test de Morisky-Green con respecto a las variables descriptivas de la población

 

n

Cumplidor n (%)

No cumplidor n (%)

p-valor

 

 

Género

Hombre

38

26 (68,4%)

12 (31,5%)

0,402

Mujer

39

30 (76,9%)

9 (23%)

Grupo de edad

< 60

13

8 (61,5%)

5 (38,4%)

 

0,582

60-64

7

5 (71,4%)

2 (28,5%)

65-69

14

12 (85,7%)

2 (14,2%)

70-74

14

10 (71,4%)

4 (28,5%)

75-79

16

13 (81,2%)

3 (18,7%)

80-85

15

9 (60%)

6 (40%)

Nivel de estudios

Primarios

Secundarios o superiores

52

27

38 (73%)

19 (70,3%)

14 (26,9%)

8 (29,6%)

0,799

 
 

Tabla 5. Resultados del test de Morisky-Green con respecto a las variables descriptivas de la población (continuación)

 

n

Cumplidor n (%)

No cumplidor n (%)

p-valor

Personas con que conviven

0

9

3 (33,3%)

6 (66,7%)

0,060

1

20

18 (90%)

2 (10%)

2

28

20 (71,4%)

8 (28,6%)

 

3

12

8 (66,7%)

4 (33,3%)

4

5

4 (80%)

1 (20%)

5

1

1 (100%)

0 (0%)

Patología

HTA*

60

44 (73,3%)

16 (26,6%)

0,581

DM*

26

17 (65,3%)

9 (34,6%)

0,373

EPOC*

3

1 (33,3%)

2 (66,6%)

0,131

Percepción estado de salud

Mala o regular

38

29 (76,3%)

9 (23,6%)

0,427

Buena o muy buena

41

28 (68,2%)

13 (31,7%)

*HTA: hipertensión arterial. *DM: diabetes mellitus. *EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica

 
En último lugar se relacionó la autopercepción de salud con el género, en este caso se observó que de las mujeres solo el 39,5% percibe su estado de salud como bueno o muy bueno, mientras que en los hombres el porcentaje de quienes perciben su estado de salud como bueno o muy bueno asciende al 60,5%. En este caso el análisis mediante Chi cuadrado obtuvo un valor de p= 0,05.
 
Discusión y conclusiones
 
El objetivo principal del presente trabajo fue relacionar el apoyo social mediante el test de MOS con la adherencia al tratamiento utilizando el test de Morisky-Green, además de relacionar estos test con las demás variables descriptoras de la población.
La adherencia al tratamiento observada en el presente estudio fue del 72,2%, mucho mayor a los datos ofrecidos por la OMS los cuales hablan de un 50% (7), y mayores a otros estudios similares, como el de Núñez Montenegro et al. (17) donde el cumplimiento terapéutico en mayores de 65 años polimedicados se sitúa en el 51,7%. Cabe destacar que la enfermedad crónica más prevalente en esta muestra fue la HTA, presente en el 76,9% de los encuestados, prevalencia ligeramente superior a la de otros estudios consultados (18,20), que oscilaba entre el 73,7% y el 75,9%.
En cuanto a la relación entre el test de MOS y el test de Morisky-Green, en este trabajo se ha encontrado una relación estadísticamente significativa, que muestra que las personas con buen apoyo social presentan mayores porcentajes de adherencia al tratamiento farmacológico. Esto se observa también en estudios como el de Vinaccia et al. (21) que muestra cómo aquellos individuos con una alta percepción de apoyo (sobre todo en esferas como apoyo emocional e interacción social) obtuvieron también una buena adherencia farmacológica, mientras que en el estudio de Núñez Montenegro et al.(17) se concluye que el perfil de incumplidor responde a aquellos individuos que viven solos, algo que no se ha podido confirmar en este trabajo, pues no se encuentran diferencias estadísticamente significativas en función del número de personas que convivían en el domicilio.
Es importante reflexionar entonces cómo las enfermeras comunitarias pueden modificar ese apoyo social percibido. Según una revisión sistemática de Mármol-López et al. (22) donde aborda las intervenciones enfermeras con mayor impacto en la cronicidad, aquellas que obtuvieron un mejor resultado teniendo en cuenta la satisfacción percibida de los pacientes fueron; la gestión de casos, la práctica avanzada, los programas de atención domiciliaria y la telemonitorización (22). En esta línea, otra tendencia sería “la formación entre pares de iguales”, es decir, intervenciones realizadas por coaching entre pares y el programa de “paciente experto”, estos también proporcionarían apoyo social y emocional, promoviendo el cumplimiento del tratamiento (23). Aunque hace falta ahondar más en esta relación se puede intuir que es importante desarrollar aquellas intervenciones que amplían la red de apoyo del paciente, teniendo en cuenta siempre la familia y la comunidad donde se encuentra.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a los resultados del test de MOS en función del género, edad u otras variables descriptoras, como el nivel de estudios, la situación laboral o la autopercepción del estado de salud. En estudios como en el de Costa Requena et al. (24) los varones percibieron mayor apoyo que las mujeres, resultado semejante al presentado en el artículo de la adaptación española del cuestionario (13). Respecto a la edad, en dicho estudio tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas, difiriendo esto con la adaptación española del cuestionario, donde a mayor edad peor percepción de apoyo social (24).
En el presente estudio tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los resultados del test de Morisky-Green en función del género, ni con el resto de las variables descriptoras. Tuesca-Molina et al. (25), en un estudio donde analizan los determinantes del cumplimiento terapéutico, concluyen que tampoco hay diferencias de género, aunque sí delimitan un perfil de mujer cumplidora en aquellas con nivel escolar bajo y mejor calidad de vida en el componente físico, mientras que los hombres cumplidores presentan también escolaridad baja, buena función física y difieren según la zona en que viven (interior o costa), en ambos géneros los no cumplidores son aquellos que reportaban dos enfermedades crónicas además de la HTA. En cuanto al estudio anteriormente citado de Núñez Montenegro et al. (17), el cumplimiento tampoco estaría relacionado con el género, pero sí se relacionaría positivamente con vivir en zona de interior y vivir acompañado. Moreno Juste et al. (26) en su estudio observacional transversal retrospectivo, sobre una cohorte de 16.208 pacientes mayores de 65 años, sobre adherencia terapéutica, concluyeron que la adherencia aumentaba con el número de enfermedades crónicas, mientras que el sexo, la edad y el número de fármacos no presentaron un efecto consistente.
Es de destacar que los instrumentos utilizados en este trabajo para la evaluación de las dos variables a estudio han sido utilizados en otros trabajos de forma conjunta, como en el estudio de Sandoval et al. (27) donde se analizan los factores psicosociales y la adherencia al tratamiento antihipertensivo. Lo que muestra el interés por ver esta relación entre apoyo social y adherencia al tratamiento farmacológico.
Con respecto a la autopercepción del estado de salud sí se hallaron diferencias estadísticamente significativas en función del género. En este caso se podría afirmar que los hombres poseen una mejor autopercepción del estado de salud que las mujeres, lo que coincide con la Encuesta Nacional de Salud (ENS). En esta última los hombres valoran su salud favorablemente (78%) con mayor frecuencia que las mujeres (70%) (28). Esta es una tendencia que se consolida en el tiempo si se observan los datos de la ENS desde 1987, en este apartado los hombres siempre han puntuando mejor que las mujeres. Según un estudio realizado por Azpiazu Garrido et al. (29) donde se estudian los factores asociados a mal estado de salud percibido y donde se encuestan 911 personas mayores de 65 años no institucionalizadas, las variables asociadas son: bajos ingresos económicos, sentimientos de soledad, problemas visuales, estilo de vida sedentario, incapacidad funcional, bajo nivel de estudios, falta de apoyo emocional, falta de apoyo social y sexo femenino. Benavente-Cuesta y Quevedo-Aguado (30) no encontraron diferencias al analizar la autopercepción del estado de salud con el género; sin embargo, al compararlo con el bienestar psicológico los hombres obtuvieron mejores resultados.
El perfil del paciente que acude a la consulta programada de Enfermería de el centro de salud es mujer, con una edad media de 70 años, con estudios primarios, jubilada, que convive con una o dos personas, presenta como patología crónica HTA, es cumplidora y presenta buen apoyo social, aunque una percepción de salud no buena; un perfil similar al descrito en trabajos realizados en otros centros españoles (17,25,26).
Destaca como limitación el pequeño tamaño muestral alcanzado por el poco tiempo del que dispusieron los autores; no haber conseguido llegar al tamaño muestral estimado hace que estos resultados sean difícilmente extrapolables a otra población, y el pequeño tamaño muestral puede hacer que las diferencias obtenidas no sean estadísticamente significativas. Otra limitación del estudio es el posible sesgo de selección, es decir, las medidas fueron tomadas en aquellos pacientes que acudieron a la consulta, por lo cual puede que los más incumplidores se encuentren en el grupo de aquellos que no acuden a consulta.
En cuanto a trabajos futuros sería interesante añadir el estudio no solo del cumplimiento farmacológico sino también de las recomendaciones en cuanto a estilos de vida saludables, que se incluirían en el concepto más amplio de adherencia terapéutica. La consulta de enfermería de Atención Primaria es el lugar adecuado para realizar estas valoraciones, teniendo en cuenta la perspectiva de género y el apoyo social, para reconocer así problemas reales y potenciales.
El apoyo social es uno de los factores que determina la adherencia al tratamiento farmacológico, por lo que es importante seguir investigando qué intervenciones de enfermería comunitaria pueden ampliar la red de apoyo y por tanto aumentar el apoyo social percibido. Analizar otros factores que influyen en la adherencia y su impacto, además de delimitar el perfil de paciente cumplidor y no cumplidor, permitirá desarrollar mejores estrategias que incidan en el adecuado cumplimiento terapéutico y en el bienestar del paciente.
 
Conflicto de intereses
 
Ninguno.
 
Financiación
 
Ninguna.
 
 
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Originales - 3 - Utilización correcta de los dispositivos de insulina en el control de la diabetes tipo II y factores asociados

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Berlanga-Fernández S, Lucena-Márquez L, Carreiro-Alonso MA, López-Delgado AM, Echevarría-Bayas P, Almeda-Ortega J. Utilización correcta de los dispositivos de insulina en el control de la diabetes tipo II y factores asociados. RIdEC 2020; 13(1):36-48.
 
Fecha de recepción: 7 de abril de 2020. 
Aceptada su publicación: 28 de abril de 2020.
 

Autores

 
1 Sofía Berlanga-Fernández
2 Laura Lucena-Márquez
3,4 Miguel Ángel Carreiro-Alonso
5 Ana María López-Delgado
3 Pilar Echevarría-Bayas
6,7,8 Jesús Almeda-Ortega
 
  1. Unidad Docente Multiprofesional Atención Familiar y Comunitaria Costa de Ponent. Cornellà de Llobregat. Institut Català de la Salut. Barcelona.
  2. Centro de Atención Primaria Cervelló. Insittut Català de la Salud. Cervelló. Barcelona.
  3. Centro de Atención Primaria Amadeu Torner. Institut Català de la Salut. Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
  4. Universitat de Barcelona. Departament d'Infermeria de Salut Pública, Salut Mental i Maternoinfantil. Campus Bellvitge. Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
  5. Centro de Atención Primaria Sant Pere. Insittut Català de la Salud. Reus. Barcelona.
  6. Fundació Institut Universitari per a la Recerca a l'Atenció Primària de Salut Jordi Gol i Gurina. Barcelona.
  7. Unitat de Suport a la Recerca Costa de Ponent, Gerència Territorial Metropolitana Sud. Institut Català de la Salut. Cornellà de Llobregat. Barcelona.
  8. Universitat Autònoma de Barcelona. Bellaterra. Cerdanyola del Vallès. Barcelona.
 
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: describir la utilización de dispositivos de insulina en personas con diabetes mellitus y la relación de posibles factores asociados con el uso correcto o incorrecto de dichos dispositivos.
Método: estudio descriptivo transversal. Ámbito del estudio: centro de Atención Primaria urbano, Hospitalet de Llobregat, Barcelona. Pacientes con diabetes mellitus tipo 2 insulinodependientes ≥ 50 años. Cálculo muestral aleatorio (n= 168 con IC95%, precisión ±5%), para estimar un porcentaje poblacional previsto del 80%, y porcentaje reposicional del 10%. Muestreo sistemático no probabilístico. Variables: manipulación correcta de dispositivo de insulina, características socio- demográficas, características relacionadas con el tratamiento y adherencia a la insulina, patologías concomitantes, miedos y reticencias. Análisis descriptivo univariante y bivariante.
Resultados: 162 personas con diabetes mellitus insulinodependientes, el 59,3% se administra correctamente insulina. El 51,8% refiere haber tenido problemas en la piel, relacionándose con un mayor número de pinchazos (p= 0,027).
El 50% afirma que ha olvidado ponerse la insulina (p= 0,001). El 38,1% refleja que en alguna ocasión no recuerda las indicaciones del profesional sanitario sobre la utilización de insulina (p= 0,021).
De los pacientes que presentan deterioro visual, al 22,9% le costaba administrarse la insulina una vez cargada (p= 0,038). En el caso de padecer deterioro manipulativo, al 21,5% le tiembla la mano mientras carga la insulina (p= 0,001) y al 26,2% asegura que una vez cargada le cuesta administrársela (p= 0,012).
Conclusiones: diversos factores conducen a errores en la autoadministración de insulina, sugiriendo una revisión periódica comprobada de la técnica y una reeducación sobre la autoadministración adecuada fomentando la adherencia correcta al tratamiento.
 
PALABRAS CLAVE:
seguridad del paciente; administración de la seguridad; insulina; educación en enfermería; diabetes mellitus; Atención Primaria de salud.
 

Title:

Correct use of insulin devices in the management of type II diabetes and associated factors

 

ABSTRACT:

 
Purpose: to describe the use of insulin devices in patients with diabetes mellitus and the relationship of potential associated factors with the correct or incorrect use of such devices.
Methods: a cross-sectional descriptive study. Study setting: a metropolitan Primary Care Center in Hospitalet de Llobregat, Barcelona. Patients with insulin-dependent type 2 diabetes mellitus, aged ≥ 50 years. Random sample calculation (n= 168 with 95%CI, precision ±5%) to estimate a predicted 80% population rate and a 10% replacement rate. Non-probabilistic systematic sampling. Variables: correct handling of the insulin device, sociodemographic characteristics, treatment-related characteristics and adherence to insulin therapy, comorbidities, fears and reluctances. A descriptive univariate and bivariate analysis.
Results: 162 patients with insulin-dependent diabetes mellitus; 59.3% were correctly administering insulin. 51.8% reported skin problems, which were related to a higher number of punctures (p= 0.027).
50% reported having forgotten to take their insulin (p= 0.001). 38.1% said that, occasionally, they had not remembered the instructions given by their health professional regarding the use of insulin (p= 0.021).
Among the patients with visual impairment, 22.9% reported difficulties to administer insulin once loaded into the device (p = 0.038). Among patients with handling impairment, 21.5% had hand tremors while loading insulin (p= 0.001) and 26.2% reported that once loaded they had difficulty administering it (p= 0.012).
Conclusions: several factors result in mistakes in insulin self-administration, which suggests the need for a verified regular review of the administration method and re-education on the correct self-administration to promote treatment adhe- rence.
 
KEYWORDS:
patient safety; safe administration; insulin; nursing education; diabetes mellitus; Primary Health Care.
 

 

Introducción

 
La diabetes mellitus (DM) tipo 2 es una enfermedad crónica que afecta a un 13,8% de los mayores de 18 años de la población española (1). Está asociada a una elevada morbimortalidad, con complicaciones macrovasculares y microvasculares que se relacionan con un mal control metabólico y glucémico debido, en numerosas ocasiones, a una inadecuada adherencia terapéutica (2,3).
Una vez diagnosticada la DM se establece un tratamiento, iniciado habitualmente con medidas no farmacológicas asociadas a cambios de estilo de vida (dieta y ejercicio) que serán evaluados a los 3-6 meses. En el caso de no conseguirse los objetivos de control, adaptados al paciente, se inicia el tratamiento farmacológico, con antidiabéticos orales y/o terapia con insulina (4-9).
La terapia con insulina ha evolucionado en los últimos años. En el año 2000, el consumo de insulina era de 11 dosis/habitante/día (DHD) y en el 2014, 17,3 DHD, es decir un 57,5% más. La razón de consumo de insulina respecto al de antidiabéticos orales es de aproximadamente 1:3, manteniéndose estable en los últimos años (10).
La insulina se considera un medicamento de riesgo según el Institute of Safe Medication Practice y está incluida en la lista MARC (lista de medicamentos de alto riesgo para el paciente crónico) por sus características: estrecho margen terapéutico y mayor probabilidad de causar daños graves o incluso la muerte si son utilizadas incorrectamente (11). En Cataluña, entre 2014 y 2015 se detectaron 1.828 errores comunicados por consumo de medicamentos. Un 2,4% corresponde a la insulina, de los cuales el 57% es debido a su incorrecta administración y el 23% a su prescripción inadecuada, considerándose uno de los grupos que encabezan las estrategias de seguridad del paciente de numerosos organismos de seguridad y autoridades sanitarias (11-14).
La adherencia al tratamiento con insulina es baja, oscila entre un 45% y un 77% y está condicionada por temores, percepciones erróneas, conocimientos y actitudes negativas “en el marco sociofamiliar” y la ansiedad que provoca en los pacientes debido a la administración, siempre inyectada, de la insulina. Esta falta de adherencia ocasiona menor efectividad clínica, más complicaciones y un aumento de ingresos hospitalarios con el consiguiente coste sanitario. Otros factores que también influyen serían la edad, la comorbilidad, la demencia, el apoyo social, la polifarmacia, el deterioro intelectual, así como el deterioro o pérdida de la capacidad funcional (10,15-20).
Los dispositivos destinados a la administración de insulina han variado desde que en 1985 se pasó de la utilización de jeringuilla y aguja a dispositivos como las plumas actuales con agujas mucho más cortas, minimizando el dolor a la inyección. Con ello se ha conseguido una mejor manipulación, aceptabilidad y seguridad en la administración del tratamiento. Asimismo, las plumas favorecen la autoadministración en pacientes con problemas visuales o manuales debidos a la edad avanzada porque permiten en el ámbito auditivo, visual y sensorial percibir el ajuste y carga de dosis (21-22).
El transcurso de los años ha permitido una evolución de estos dispositivos, incorporando aspectos como la diferenciación del tipo de insulina según el color de la pluma, la capacidad para inyectar más cantidad de insulina, o los dispositivos más grandes para personas con destreza manual deteriorada. Se ha observado como la introducción de la pluma ayudaba en el automanejo de la DM, la autoconfianza y la aceptación hacia la insulinización (23).
El profesional de enfermería tiene un papel clave en valorar qué dispositivo se adecua más a las necesidades de la persona, considerando aspectos como capacidades y necesidades del paciente, habilidades motoras, capacidad visual, presencia de enfermedades con riesgo de contagio sanguíneo, sociopatía y/o necesidad de delegar la responsabilidad de la administración de la insulina en un familiar o cuidador. El uso adecuado de los dispositivos requiere de aprendizaje en los diferentes procedimientos: almacenamiento, transporte y manejo de pluma para la inyección (carga de dosis, aguja nueva, localización de zona, limpieza, ángulo, pellizco, inserción de dosis), eliminación de dispositivos no reutilizables y observación de la piel post-aplicación (18-22). Es muy importante que el paciente, la familia o el cuidador reciban una educación que incluya conservación y manipulación de la insulina, manejo correcto de los dispositivos (incluyendo recambios de agujas) y técnica de inyección adecuada (incluyendo rotación en zonas de punción) (26-28).
No obstante, se observa, a pesar de los avances, que uno de los problemas para la administración de insulina es el correcto empleo y manipulación de los dispositivos. Por ejemplo, en relación con los dosificadores: el paciente gira el “reloj” hasta la dosis prescrita, realiza la punción subcutánea y en lugar de apretar el botón de administración, vuelve el reloj hasta cero y, por tanto, no se administra ninguna unidad de insulina aun habiéndose pinchado con el dispositivo, siguiendo una ejecución incorrecta en la técnica y errores en los diversos pasos (23,26). A pesar del trabajo que se lleva a cabo desde las consultas de enfermería hay pacientes que no comprenden los sistemas de administración (28) o no recuerdan las indicaciones de los profesionales sanitarios (20-29).
La DM exige la capacidad en la persona para cumplir con el tratamiento, a veces complejo, incluyendo precauciones en el manejo de dispositivos de dosificación, en la medición de la concentración de su glucemia además de otras medidas higiénico- dietéticas. Dichos ajustes son particularmente difíciles en personas de avanzada edad que requieren de un desarrollo de habilidades como la autoadministración y el autoajuste de insulina (19). Se estima que el 40% de los pacientes no cumple con las recomendaciones terapéuticas; en el caso de las enfermedades crónicas alcanza el 45% cuando los regímenes terapéuticos consisten en cambios de hábitos y estilos de vida (19).
Dada la elevada prevalencia de la enfermedad, así como la comorbilidad y mortalidad asociada a su mal control, por una mala adherencia a la medicación o a errores en la utilización de los distintos dispositivos, conservación del medicamento o técnica inadecuada, este estudio pretende describir el uso de plumas y dosificadores de insulina por parte de personas diabéticas, especialmente aquellas de edad avanzada con problemas cognitivos, sensoriales y articulares; así como su adherencia, técnica y manipulación. Así mismo se estudian las posibles relaciones de factores de riesgo para el empleo correcto o incorrecto de dichos dispositivos.
 
Metodología
 
Diseño: estudio observacional, descriptivo, transversal.
Población de estudio: 429 personas con DM que se administran insulina identificadas y adscritas al centro de Atención Primaria Amadeu Torner de Hospitalet de Llobregat.
Criterios de selección: criterios inclusión: personas diagnosticadas de DM tipo 2 insulinodependiente que utilicen dispositivos para administrar insulina, ser mayores de 50 años y tener ficha de dispensación de material diabético abierta. Criterios de exclusión: barreras idiomáticas, pertenecer a atención domiciliaria o residencia geriátrica.
Tamaño de la muestra: tamaño muestral calculado a través de Calculadora de tamaño muestral Granmo, versión 7.12 (Institut Municipal d'Investigació Mèdica, Barcelona). Se obtiene que una muestra aleatoria de 168 individuos es suficiente para estimar, con una confianza del 95% y una precisión de +/- 5 unidades porcentuales, un porcentaje poblacional que se prevé que sea alrededor del 80% (24). El porcentaje de reposiciones necesarias por no participación o falta de información que se ha previsto es del 10%.
Muestreo: muestreo no probabilístico sistemático constituido por todas las personas que acuden a la consulta de enfermería o a recoger material diabético (tiras para glucómetro y/o agujas para bolígrafo) y que cumplan los criterios de inclusión y exclusión. También se obtuvieron de las personas que acuden a la consulta específica de retirada de material diabético.
Variables:
  • Variable dependiente: manipulación correcta del dispositivo de insulina: (sí/no). Se entiende por manipulación correcta del dispositivo la respuesta afirmativa de todas las variables: visualizar y cargar la dosis correctamente, aplicar la dosis correctamente, ángulo correcto de inserción de la aguja, realización de pliegue en la piel, longitud adecuada de la aguja y almacenamiento y transporte correcto.
  • Variables independientes:
  • Características sociodemográficas: edad (años), sexo (hombre/mujer) y convivencia (solo/pareja/otros familiares).

  • Características relacionadas con el tratamiento de insulina: tipo de insulina utilizada (rápida/lenta/intermedia/mixta), tiempo de tratamiento (años), persona que administra insulina (persona que padece la enfermedad/a veces otro (cuidadora o familiar), nº pinchazos/día.

  • Patologías concomitantes: deterioro cognitivo (sí/no), deterioro visual (sí/no), deterioro auditivo (sí/no), deterioro manipulativo (sí/no), alcoholismo (sí/no), polifarmacia (sí/no). No se mira en HCAP: se recoge lo que comentaron los pacientes.

  • Adherencia a la insulina: frecuencia olvidos de insulina (alguna vez/nunca), frecuencia olvidos dosis insulina (alguna vez/nunca), frecuencia olvido si se la había administrado o no (alguna vez/nunca), actuación ante olvido (texto libre), problemas visuales y dosis de carga (alguna vez/nunca), actuación ante problemas visuales (texto libre), dificultad en cargar dosis (alguna vez/nunca), temblor en la carga (alguna vez/nunca), conservación insulina (sí/no), problemas en piel tras administración insulina (alguna vez/nunca), cambio zonas de punción (sí/no), zonas de punción (brazos/piernas/abdomen/nalgas), lipodistrofias y/o hematomas (sí/no), frecuencia de cambio aguja (cada inyección/cada dos inyecciones/cada tres o más inyecciones), duración de la insulina utilizada> 1 mes (sí/no), fecha obertura en dispositivo insulina abierto (sí/no), lugar de desecho de agujas y dispositivos (texto libre), disposición de glucagón (sí/no) y utilización de glucagón (sí/no).

  • Miedos y reticencias: miedo al administrarse insulina (sí/no), dificultad en aceptar insulina (sí/no), recordar lo que profesional sanitario explica sobre el empleo de insulina (sí/no) y equivocaciones en las indicaciones proporcionadas (sí/no).

Temporalidad: el estudio de campo y el eclutamiento de pacientes se realizaron desde septiembre de 2018 a febrero de 2019.
Recogida de datos: mediante cuestionario ad hoc hetero-administrado que incluye todas las variables mencionadas. 
Se utilizaron dos estrategias para recoger la información:
  • Los pacientes que cumplían criterios e iban a visitarse ese día al pasar la consulta de enfermería.
  • Los pacientes que acudían a recoger material diabético en consulta específica.
Se llevaron a cabo reuniones previas con los investigadores participantes para homogenizar criterios y una prueba piloto para valorar la idoneidad de la encuesta.
Análisis de los datos
Se efectuó un análisis descriptivo univariante. Para las variables cuantitativas se utilizó mediana como medida de tendencia central y rango intercuartílico (RIQ) como medida de dispersión. Para las variables cualitativas se calculó distribución de frecuencias y porcentajes
A fin de detectar asociaciones entre diferentes variables y el empleo correcto de dispositivos de insulina se realizaron análisis bivariantes mediante el test de Chi cuadrado, test exacto de Fisher, de Wilcoxon o U de Mann-Whitney, según condiciones de aplicación. Del mismo modo se analizó la asociación entre diferentes variables independientes de posible interés clínico- terapéutico. Para todos los contrastes se asume el nivel de significación de 0,05.
Consideraciones éticas
Se informó a los participantes del estudio sobre los objetivos de este y sobre las intervenciones vinculadas a su participación en la hoja de información al paciente. Se solicitó el consentimiento informado necesario para poder participar en el estudio a través de la realización de la entrevista y mediante firma en la hoja de participación del paciente. Se aseguró la confidencialidad y anonimato de los datos según las leyes vigentes en todo el proceso del estudio tanto en la fase de ejecución como en las presentaciones o publicaciones que se deriven del mismo. Existen datos obtenidos de la historia clínica informatizada informando al paciente expresamente sobre qué datos se recogen y con qué fin. En la hoja de recogida de información se registró un código identificativo del paciente, que se relaciona con el nombre y apellidos de este mediante un archivo externo. El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Investigación de la Fundación “Institut Universitari per a la recerca a l'Atenció Primària de Salut Jordi Gol i Gurina” (IDIAPJGol) con código P18/133.
Conflicto de intereses
No se establece ningún conflicto de interés con ningún laboratorio proveedor de estos dispositivos por parte de los investigadores.
 
Resultados
 
De 172 participantes hubo 10 pérdidas por errores de registro con 162 participantes finales en el estudio. Un 56,8% (n= 92) era hombre y un 43,2% (n= 70) mujer. La edad mediana ha sido de 71 años (RIQ= 14,25 años). La mayoría de los encuestados convive en pareja 62,3% (n= 101), presenta deterioro visual 81,4% (n= 131) y polifarmacia 70,4% (n= 114).
La variable principal, definida como uso adecuado del dispositivo de insulina, indica que un 59,3% (n= 96) de los pacientes hace un correcto uso del dispositivo de insulina.
La principal insulina empleada por los pacientes reclutados es la de acción lenta (análogo), que representa un 51,9% (n= 84). La combinación de insulina de acción rápida con dosis de acción lenta es administrada por el 29,6% (n= 48). No se encontró asociación estadísticamente significativa entre el tipo de insulina empleada con la variable principal (p= 0,135) (Tabla 1).
El 56,2% (n= 91) de los casos se administra insulina desde hace más de 6 años, de los cuales el 48,3% (n= 44) realiza un uso incorrecto del dispositivo de insulina. No se encontró asociación estadísticamente significativa entre el tiempo de tratamiento con la variable principal (p= 0,152), pero esta variable sí se relacionó con el deterioro visual (p= 0,008) (Tabla 1).
En cuanto al número de administraciones de insulina, el 50,0% (n= 81) lo realiza una vez al día, el 25,9% (n= 42) dos veces al día y el 24,1% (n= 39) se administra insulina tres o más veces al día (Tabla 1). De estos pacientes solo el 11,7% (n= 19) cambia la aguja en cada inyección, el 22,2% (n= 36) cada dos inyecciones y el 66,0% (n= 107) realiza el cambio por encima de las tres administraciones. El 51,8% (n= 83) refiere haber tenido problemas en la piel, relacionado con la aparición de hematomas o lipodistrofias (Tabla 2).
En relación con las zonas en las que más se administran insulina se encuentra el abdomen con un 44,4% (n= 72), seguida de piernas y abdomen con un 16% (n= 26) y de piernas más brazos más abdomen con el 14,8% (n= 24). Solo una persona se la aplicaba en los glúteos y un 10,5% (n= 17) incluía los glúteos junto con los brazos y/o piernas y/o abdomen como lugar de administración (Tabla 2).
En relación con el uso adecuado de dispositivo de insulina, presenta dificultad en la carga del dispositivo de insulina (p= 0,019), temblor en la mano mientras carga el dispositivo de insulina (p =0,184), una vez cargada la insulina, el paciente presenta dificultad para administrársela (p= 0,049) (Tabla 2).
Fuera de la relación con la variable principal, en este estudio se encontró asociación estadísticamente significativa entre la presencia de problemas en la piel y un mayor número de pinchazos (p= 0,027).....
 

 

Tabla 1. Principales resultados de las características sociodemográficas y clínicas según el uso correcto o no de los

dispositivos

 

Correcto uso (n= 96)

No correcto uso (n= 66)

p-valor

Frecuencia

%

Frecuencia

%

Sexo

 

 

 

 

0,075*

Mujer

47

49,0

23

34,8

 

Hombre

49

51,0

43

65,2

 

Convivencia

 

 

 

 

0,229**

Vive solo

12

12,5

15

22,7

 

Vive en pareja

63

65,6

38

57,6

 

Vive con familiares

21

21,9

13

19,7

 

Tipo de insulina

 

 

 

 

0,135**

Insulina rápida

2

2,1

3

4,5

 

Insulina lenta

51

53,1

33

50,0

 

Intermedia

5

5,2

2

3,0

 

Insulina mixta

6

6,3

10

15,2

 

Rápida y lenta

32

33,3

16

24,2

 

Rápida y mixta

0

0,0

2

3,0

 

Tiempo de tratamiento

 

 

 

 

0,152**

0-11 meses

11

11,5

6

9,1

 

12-23 meses

14

14,6

5

7,6

 

24 meses a 6 años

24

25,0

11

16,7

 

> 6 años

47

49,0

44

66,7

 

Pinchazos día

 

 

 

 

0,485**

1

49

51,0%

32

48,5

 

2

22

22,9

20

30,3

 

3

7

7,3

3

4,5

 

4

18

18,8

10

15,2

 

5

0

0,0

1

1,5

 

Deterioro cognitivo

 

 

 

 

0,292*

22

22,9

20

30,3

 

No

74

77,1

46

69,7

 

Deterioro visual

 

 

 

 

0,008*

71

74,0

60

90,9

 

No

25

26,0

6

9,1

 

Deterioro auditivo

 

 

 

 

0,246*

28

29,2

25

37,9

 

No

68

70,8

41

62,1

 

Deterioro manipulativo

 

 

 

 

0,251*

35

36,5

30

45,5

 

No

36

54,5

61

63,5

 

Alcoholismo

 

 

 

 

0,646***

3

3,1

1

1,5

 

No

93

96,9

65

98,5

 

 

Tabla 1. Principales resultados de las características sociodemográficas y clínicas según el uso correcto o no de los

dispositivos (continuación)

 

Correcto uso (n= 96)

No correcto uso (n= 66)

p-valor

Frecuencia

%

Frecuencia

%

Polifarmacia Sí

No

 

64

32

 

66,7

33,3

 

51

15

 

77,3

22,7

0,099*

Mediana RIQ Mediana RIQ p-valor

Edad (años)

Pinchazos/día

70

1

14,2

2

72

2

13,5

1

0,714**

0,877**

 

RIQ= rango intercuartílico * Test de Chi-Cuadrado ** Prueba U de Mann-Whitney ***Test Exacto de Fisher

 

Tabla 2. Principales resultados de las características de adherencia a insulina y miedos o reticencias, según el uso

correcto o no de los dispositivos

 

Correcto uso (n= 96)

No correcto uso (n= 66)

p-valor

Frecuencia

%

Frecuencia

%

Adherencia a la insulina

Alguna vez se olvidó de administrarse la insulina

26

27,3

18

27,1

0,559*

Se le olvidó en alguna ocasión la dosis que debe inyectarse

8

8,3

4

6,1

0,413*

En alguna ocasión le ha ocurrido que no

recuerde si se había administrado la insulina

34

35,4

26

39,4

0,606*

Le cuesta ver cómo se carga la dosis

12

12,5

14

21,2

0,138*

Le cuesta cargar la insulina

1

1,0

6

9,1

0,019**

Le tiembla la mano mientras carga la insulina

7

7,3

9

13,6

0,184*

Una vez cargada, le cuesta administrársela

13

13,5

17

25,8

0,049*

Ha tenido problemas en la piel a causa de la

insulina

52

54,2

28

42,4

0,153*

Rotar las zonas de punción

88

91,7

58

87,9

0,427*

La insulina le dura más de un mes

24

25,0

33

50,0

0,030*

En qué zonas se administra insulina Brazos

Piernas Abdomen Glúteos

Brazos y piernas y abdomen

 

2

6

38

13

37

 

2,1

6,3

39,6

13,5

38,5

 

1

3

29

4

29

 

1,5

4,5

43,9

6,1

43,9

0,589***

Ha observado hematomas y/o lipodistrofias

51

53,1

32

48,5

0,562*

Pone fecha de obertura a la insulina

7

7,3

5

7,6

0,946*

 

Tabla 2. Principales resultados de las características de adherencia a insulina y miedos o reticencias, según el uso

correcto o no de los dispositivos (continuación)

 

Correcto uso (n= 96)

No correcto uso (n= 66)

p-valor

Frecuencia

%

Frecuencia

%

Recuerda cómo se conserva la insulina

94

98,9

62

95,4

0,185*

Dispone de glucagón

28

29,2

11

16,7

0,067*

Utiliza el glucagón

4

4,2

3

4,5

0,907**

Frecuencia de cambio de aguja Cada inyección

Cada dos inyecciones

Cada tres inyecciones o más

 

12

26

58

 

12,5

27,1

60,4

 

7

10

49

 

10,6

15,2

74,2

0,153***

Miedos o reticencias

Refieren miedo a administrarse insulina

7

7,3

7

10,6

0,461*

Le costó aceptar tener que comenzar un tratamiento con insulina

48

50,0

34

51,5

0,850*

Olvida lo que su enfermera o médico le han dicho acerca de la utilización de insulina

16

16,7

18

27,3

0,103*

Entendieron de forma equivocada las indicaciones dadas por su enfermera o médico

18

18,8

18

27,3

0,200*

* Test de Chi-Cuadrado ** Test Exacto de Fisher *** Prueba U de Mann-Whitney

 
Entre los pacientes que padecen deterioro cognitivo, el 59,5% (n=25) refiere que en alguna ocasión no recuerdan si se había administrado o no la insulina (p= 0,001) y el 50% (n= 21) afirma que ha olvidado ponerse la insulina (p= 0,001). El 38,1% (n= 16) ha indicado que en alguna ocasión no recuerda las indicaciones que su enfermera o médico le han dicho en lo relacionado a la utilización de insulina (p= 0,021).
De los pacientes que presentan deterioro visual el 22,9% (n= 30) refirió que le costaba administrarse la insulina una vez cargada (p= 0,038). En el caso de padecer deterioro manipulativo, un 21,5% (n= 14) indicó que les tiembla la mano mientras carga la insulina (p= 0,001) y un 24,6% (n= 16) asegura que una vez cargada les cuesta administrársela (p= 0,012).
Al 34,1% (n= 57) de los pacientes la insulina una vez abierta le dura más de 30 días, y de estos tan solo un 15,8% (n= 9) pone la fecha de apertura de insulina en el bolígrafo (p= 0,007).
Finalmente para las variables donde las respuestas se recogieron mediante texto libre los participantes manifestaron que: cuando les cuesta cargar la dosis emplean como recursos: gafas, lupa, fuente de luz, contar el sonido al cargarse, acercarse más al dispositivo, consultar con un familiar, limpiar los ojos y cambiar el ángulo donde visualiza la dosis.
Cuando los participantes no recuerdan si se habían puesto o no la insulina: esperaban a la siguiente dosis, se la ponían cuando se acordaban, miraban la glicemia y en función del resultado se la administraban, hacían memoria y recordaban los pasos, y comprobaban la insulina que le quedaba en el bolígrafo.
El lugar de desecho del material utilizado ha sido: basura, centro sanitario, farmacia y lugar de desecho municipal.
 
Discusión
 
Los resultados del presente estudio muestran que seis de cada diez entrevistados (60%) realiza correctamente la técnica en la administración de insulina, valorándose para ello la visualización y la carga de dosis correcta, aplicación de dosis correctamente, tamaño de la aguja, pellizco, ángulo de la aguja, almacenamiento y transporte de insulina (24-30). No obstante, cuatro de cada diez no lo efectúan correctamente. Esta proporción es menor que la proporción del estudio de referencia utilizado para el cálculo muestral (24). Es por ello la importancia de efectuar una adecuada educación sanitaria, dado que los profesionales invierten más tiempo de consulta en el control de la glicemia y ajuste de dosis que en la técnica de inyección y comprobación, siendo esta imprescindible para un buen control de la diabetes (31,32), así como por el control de los efectos adversos del tratamiento (33).
Al analizar los problemas de salud se observa que los entrevistados presentan dificultades visuales, seguidos de problemas manipulativos, auditivos, cognitivos y polimedicados, hallazgos encontrados en estudios previos en los que la DM se asocia a problemas visuales (25), de fuerza de agarre (34) y limitación funcional que aumenta con la edad llegando a la discapacidad o dependencia física para realizar actividades relacionadas con la movilidad, resistencia y fuerza (35) y polifarmacia (36). Esto afecta al autocuidado que puede volverse más complejo e imposible de llevar a cabo, entre otras cosas por cambios en el sistema nervioso y en las funciones cognitivas (36,37). En esta línea hubiera sido interesante profundizar en la evaluación de las funciones cognitivas, afectivas y físicas para conformar la valoración general de la persona con DM (38).
Casi la mitad de los participantes utiliza insulina hace más de seis años, siendo la insulina lenta (glargina y detemir) la más empleada. Estos hallazgos son coincidentes con otros estudios en los que entre las insulinas más usadas se encuentran los análogos (39). Esto se explica porque las personas mayores presentan mayor riesgo de hipoglucemias que los más jóvenes, y que los análogos de insulina basal no demostraran superioridad en el control glicémico, al menos provocan menos hipoglucemias que la insulina humana NPH, por lo que resulta recomendada a esta edad (36). La mitad se administra una vez al día la insulina, resultados que pueden ser coincidentes con otros que indican que la mitad de los encuestados se administra insulina una vez al día (39).
Una de cada cinco personas que utilizaba insulina olvidaba en alguna ocasión administrarse la dosis y seis de cada diez en alguna ocasión no recordaba si se la había puesto. Estos resultados son superiores a datos consultados, en los que el 15,9% alguna vez o nunca se administraba la dosis correcta con pluma (31), y en el 20% omitía su administración, orientando sobre las causas de la omisión: edad, educación, tipo de diabetes, dieta, número de inyecciones diarias, interferencia de la inyecciones en la vida diaria y al dolor o incomodidad por las inyecciones (40), siendo interesante abordar estas variables en estudios posteriores.
Solo a uno de cada diez encuestados les costaba ver el número correcto de dosis con el consecuente riesgo de no administrarse la dosis correcta; en cambio otros resultados indicaban que el 21,5% de los usuarios de pluma no marcaban la dosis correctamente (31).
Existe relación entre los que les costaba ver la carga y presentan deterioro visual, así como padecer deterioro manipulativo y temblor durante la carga y dificultad al administrar la insulina. Determinados pacientes manifestaron que les costaba apretar el botón de inyección y llegar hasta el final para poderse administrar la dosis de insulina, o la utilización de fuentes de luz, lupa, gafas, oír “el clic” de la carga o la consulta a un familiar para asegurarse de la dosis correcta. Esta información puede ser relevante para futuros estudios.
La mayoría de los encuestados cambia la aguja cuando la ha empleado tres o más veces. Este dato es coincidente con otros estudios en los que la reutilización no se lleva a cabo en cada inyección (41,42). Hubiera sido interesante indagar los motivos por los que no es más frecuente el cambio, dado que la bibliografía identifica motivos como: encontrar pesado llevar agujas de repuesto, la no percepción del dolor o el ser más ecológico la reutilización (41).
En este estudio se ha identificado asociación entre mayor empleo de aguja de insulina y tener problemas en la piel (hematomas/lipodistrofias), lo cual ya ha sido estudiado con anterioridad obteniendo como resultado la aparición de lipodistrofia asociada a causas como incorrecta rotación, reutilización de agujas, dolor, sangrado y años de uso de insulina (41,43). No obstante, se ha llegado a afirmar que la evidencia disponible no es concluyente para establecer una asociación entre la presencia de lipohipertrofia y reutilización de agujas, dado que estudios analizados eran muy heterogéneos (33).
Las personas que reutilizan las agujas percibían más dolor en la inyección. Además del exceso de uso de las agujas también es necesario tener en cuenta otras variables como son la longitud de la aguja, diámetro de la aguja, así como con el contexto de la inyección (presencia de ruido y de otras personas) (44) elementos no recogidos en este estudio.
Si se observa la zona más habitual de administración en los encuestados es en el abdomen, seguida de abdomen y piernas. Tal y como se identifica en otras ocasiones, los glúteos eran los menos utilizados (32). En el presente estudio casi todos los encuestados rotaban las zonas de punción, resultados parecidos (42) y a veces discrepantes (31) a la bibliografía consultada, relacionándose además la rotación con el tiempo transcurrido desde que habían recibido información al respecto (43). Casi la mitad ha tendido problemas en la piel a causa de la insulina, en este sentido los resultados son similares a los ya estudiados (32), o mayor que en otros (31). Hubiera sido interesante comparar en varias ocasiones si realmente la rotación se efectuaba de manera correcta, puesto que se ha estudiado diferencia entre lo que refiere y lo que correctamente se realiza, siendo este último porcentaje menor (31,39,42). También hubiera sido relevante indagar sobre los motivos de no rotación ya estudiados: facilidad de acceso, falta de información, lipohipertrofia de la zona, dolor y hábitos arraigados (39).
Se recogieron comentarios relacionados con la mala calidad de las agujas, que se doblaban en su administración, así como en la retirada de la aguja del bolígrafo o pluma (pinchazos de los pacientes en su retirada). Así mismo, el lugar de desecho era habitualmente en bote de vidrio o directo a la basura. Los encuestados también habían manifestado pinchazos de cuidadores, familiares y de ellos mismos durante este procedimiento. La eliminación de estos residuos en la basura o en contendedores específicos depende de las normativas vigentes (39,45). La normativa que rige en este servicio es que las agujas u objetos punzantes usados en un domicilio particular no tienen consideración legal de residuos sanitarios, por lo que no se han de agrupar en contenedores para gestionarse como residuos sanitarios peligrosos. A pesar de esto, se recomienda encapsular y proteger la aguja (48).
Aun así, son elevados los residuos generados por las personas que tienen DM en sus hogares (lancetas, bolígrafos, agujas, etc.) (46). La no información sobre las instrucciones de desecho de objetos afilados o eliminación incorrecta de las agujas es elevada, por lo que es importante incorporar estrategias de educación para la salud sobre la eliminación de estos desechos (25,45).
La proporción de los encuestados a los que la insulina le dura más de un mes es elevado, y solo un pequeño porcentaje pone fecha de apertura del dispositivo. A veces no recuerdan cuando la pluma empezó a utilizarse. Cuando se realizó esta pregunta, los encuestados solían descontar la dosis del dispositivo a la carga final de la pluma, calculando de esta manera su duración. Aunque la mayoría de los participantes recordaba cómo se conservaba la insulina, se debería indagar más sobre la verificación de la fecha de caducidad, la información disponible de la duración en óptimas condiciones de la pluma una vez abierta, así como de su conservación (31).
En relación con el glucagón, el 24,1% dispone de él y de ellos un 17,9% lo ha utilizado. Estos resultados son inferiores a los encontrados con anterioridad, en cuanto a su disposición, el 32,7%, como a su utilización, el 37,8%. Se confirma que pocas personas con DM disponen de glucagón en su domicilio y que pocas lo han usado alguna vez, constatando la desinformación en cuanto a la disposición y manejo en domicilio (47).
A la mitad de los entrevistados le costó aceptar el inicio del tratamiento y uno de cada cinco olvida lo que su enfermera o médico le han dicho de la insulina en alguna ocasión o entendieron de forma equivocada sus indicaciones. Esto refuerza la importancia de repasar la información, de manera actualizada, sobre la técnica de administración de insulina, su conservación y transporte en las visitas al centro de Atención Primaria.
Como limitaciones de este estudio se ha de considerar que pudieran haber existido sesgos, como el de información (cuestionario ad hoc), sesgo de deseabilidad social o sesgo de respuesta invariable, a pesar de que para evitarlo se realizaran reuniones previas con los investigadores participantes para homogenizar criterios y se llevara a cabo una prueba piloto que permitió valorar la idoneidad de la encuesta. Además, el estudio es un muestreo no probabilístico, lo que impide asegurar la representatividad de la muestra y está limitado a un centro de salud (no es multicéntrico). No obstante, se ha constatado que más de la mitad de los participantes fue hombre con una edad media de 72,5 años, datos que van en concordancia con el estudio Di@betes que muestra una incidencia de DM más elevada en varones y con aumento de tendencia en este sexo, cuanto mayor es la edad (1), aunque otros trabajos indican que afectan más al sexo femenino justificado por el mayor promedio de vida y asociado a un proceso de “feminización del envejecimiento” (37,38).
Se concluye que las enfermedades crónicas son relevantes en una población que cada vez está más envejecida y que requiere de una evaluación de las condiciones personales y del entorno con respecto a la adherencia farmacológica y la utilización de los dispositivos de insulina.
Se hace necesario que los profesionales sanitarios se cercioren de que el paciente comprende la parte conceptual de los cuidados que debe realizar, pero también es de gran relevancia confirmar que realmente los aplica, poniéndose en práctica en la propia consulta. De esta manera se consigue un mejor seguimiento e implicación por parte del paciente y posiblemente una mayor adherencia al tratamiento.
Se detectan diferentes factores que conducen a errores en la autoadministración de insulina sugiriendo una revisión periódica de la técnica y una reeducación sobre la autoadministración adecuada y uso correcto de los dispositivos de insulina. Esto permitirá reducir errores y complicaciones facilitando una adherencia correcta al tratamiento.
 
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Originales - 4 - Evaluación de la integración de la perspectiva de género en el Plan de Salud de La Rioja

 

“Es inexcusable integrar el principio de igualdad en políticas de salud, y para ello, estadísticas, encuestas sanitarias, políticas, estrategias y programas de salud “integrarán activamente” en sus objetivos y actuaciones el principio de igualdad entre mujeres y hombres, evitando que, por sus diferencias físicas o por los estereotipos sociales, se produzcan discriminaciones entre ellos en los objetivos y actuaciones sanitarias”.
Art. 27. Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (2007)
 
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Ruiz de Viñaspre Hernández R, Cobos Rincón A. Evaluación de la integración de la perspectiva de género en el Plan de Salud de La Rioja. RIdEC 2020; 13(1):49-62.
 
Fecha de recepción: 6 de abril de 2020. 
Aceptada su publicación: 28 de abril de 2020.
 

Autores

 
1 Regina Ruiz de Viñaspre Hernández
1 Ana Cobos Rincón
 
  1. Doctora. Servicio Riojano de Salud
 
CONTACTO:
 
Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 

Resumen

 
Objetivo: evaluar la integración de la perspectiva de género del Plan de Salud de La Rioja, identificar áreas de mejora y proponer recomendaciones.
Método: la evaluación del plan se realizó siguiendo la metodología de enfoque integrado de género (mainstreaming), durante los meses de octubre y noviembre de 2019. Las herramientas han sido: La guía de aplicación de la evaluación de políticas públicas con enfoque de género del Instituto Andaluz de Administración Pública, La guía de desigualdades en salud de Andalucía y el documento “Hablemos de sexo”.
Resultados: el plan de salud no establece un compromiso explícito con la equidad de género. Hombres y mujeres riojanos no participan de manera igualitaria en la toma de decisiones sobre la política sanitaria. La falta de análisis de variables so- cioeconómicas impide identificar colectivos vulnerables. No se mide el impacto que las medidas sanitarias ya tomadas tienen en hombres y mujeres. La mayoría de los datos no están desagregados por género. No se incluye el género como unidad de análisis que permita identificar las causas y consecuencias de la desigualdad. No se establecen objetivos ni acciones para reducir las brechas de desigualdad.
Conclusiones: el actual plan de salud de La Rioja no incluye la perspectiva de género. Todas y cada una de las fases de ela- boración del plan de salud son sustancialmente mejorables desde la perspectiva de género.
 
PALABRAS CLAVE:
plan de salud; género; transversalidad; política sanitaria.
 

Title:

Assessment of the integration of a gender perspective in the Health Plan in La Rioja

 

ABSTRACT:

 
Purpose: to assess the integration of the gender perspective in the Health Plan in La Rioja; to identify areas for improvement and offer recommendations.
Methods: the evaluation of the plan was based on the method of an integrated gender approach (mainstreaming) in October/November 2019. The following tools were used: “La guía de aplicación de la evaluación de políticas públicas con enfoque de género” by the Instituto Andaluz de Administración Pública, “La guía de desigualdades en salud de Andalucía”, and the paper “Hablemos de sexo”.
Results: the health plan does not include an explicit commitment to gender equity. In La Rioja, men and women do not participate equitably in decision-making on health policy. The lack of an analysis of socio-economic variables prevents the identification of vulnerable groups. The impact of already implemented health measures on men and women is not evaluated. Most data are not disaggregated by gender. Gender is not included as analysis unit allowing to identify causes and consequences of inequality. No targets or actions are established to reduce inequality gaps.
Conclusions: the current health plan in La Rioja does not include gender perspective. All phases of health plan development can be substantially improved from a gender perspective.
 
KEYWORDS:
health plan; gender; mainstreaming; health policy.
 

 

Introducción

 
La salud es un derecho, un factor macroeconómico de primer orden, un componente esencial del bienestar, un producto de bien público global y parte constituyente de la justicia social y de la equidad, entendida como “la ausencia de diferencias en salud sistemáticas, injustas y evitables” (1).
Una de las "Diez amenazas para la salud mundial en 2019" identificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido la inequidad de género que impide que mujeres y hombres tengan la misma posibilidad de desarrollar con plenitud su potencial de salud. La inequidad no solo afecta negativamente a la salud individual de las mujeres, sino que menoscaba el nivel de salud de toda la comunidad, incrementa los costes sanitarios y sociales y repercute en los sistemas asistenciales generando demandas y retrayendo recursos (2,3). Todos los países constatan la persistencia de la desigualdad de género en salud (1), en parte como consecuencia de seguir ignorando los problemas de salud de las mujeres, tanto en la investigación biomédica y como en la planificación sanitaria (4,5).
La perspectiva de género aporta un nuevo paradigma en la concepción social de ser hombre y mujer y proporciona un marco de referencia que, reconociendo que mujeres y hombres no pueden ser tratados como un grupo homogéneo, es muy útil para analizar y formular políticas, programas y proyectos, así como para orientar la recolección de datos (Ministerio de Salud, 2015). Además, esta perspectiva enfatiza el abordaje de la diversidad, considerando además del sexo, factores como la edad, nivel socioeconómico, zona de residencia, etnicidad y pertenencia a grupos específicos de la población (6). La legislación internacional, europea y española conmina, a quienes son responsables del desarrollo de las políticas sanitarias, a incluir como principio básico de la gestión de la salud la perspectiva de género.
El gender mainstreaming o transversalidad es la estrategia más aceptada para promover la igualdad efectiva entre mujeres y hombres desde las políticas públicas. Aplicada a las políticas sanitarias significaría integrar las relaciones de género en todos los procesos de decisión y gestión, con los objetivos de: introducir las preocupaciones, particularidades y necesidades de hombres y mujeres, hacer políticas públicas igual de eficaces para hombres que para mujeres, analizar el efecto que estas tienen en unas y otros e introducir, si fuese necesario, medidas compensatorias que garanticen el propósito final de alcanzar la igualdad efectiva (7).
El Plan de Salud (PS) es una herramienta fundamental para evitar la inequidad (8). La Ley General de Sanidad dispone que cada comunidad autónoma elabore un PS que recoja todas las acciones necesarias para cumplir los objetivos de sus servicios de salud. Estos planes aceptan marcos teóricos que priorizan estrategias y las hacen operativas dentro de las características propias de su población (9). La inclusión de la perspectiva de género en los planes de salud respondería al cumplimiento de la 4ª estrategia del Plan de Calidad del Sistema Nacional de Sanidad (2010), que establece la necesidad de “analizar las políticas de salud y promover acciones para reducir las inequidades en salud con énfasis en las desigualdades de género”.
Aunque la normativa española incorpora la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres (Constitución, 1978; Ley de igualdad, 2007), alude, en muchos de sus planteamientos, a la responsabilidad con la igualdad más que a la obligatoriedad de su cumplimiento, lo que propicia una brecha entre la igualdad de “jure” y la igualdad de “facto” (10). La norma es necesaria pero no suficiente, requiere de la voluntad y el compromiso político de aquellos agentes que planifican, implementan y evalúan las políticas sanitarias públicas de las comunidades autónomas. Se desconoce en qué medida las comunidades autónomas hacen operativa la equidad de género en sus PS. El “Informe de Salud y Género 2005” dejaba constancia de que la mayoría de los PS, aunque incluían la equidad de género como un principio general, los objetivos y las medidas operativas para hacerla efectiva eran escasas. Es probable que la Ley de igualdad de 2007 y el Plan de calidad de 2010 hayan mejorado esta situación, aunque se carece de datos actualizados.
El propósito de esta investigación es evaluar la integración de la perspectiva de género en el PS riojano, identificar áreas de mejora y proponer recomendaciones.
 
Material y método
 
Este trabajo consiste en la evaluación del Plan de Palud de La Rioja (2014-2019) siguiendo la metodología de enfoque integrado de género (mainstreaming) (11). La revisión del plan se realizó durante los meses de noviembre y diciembre de 2019.
Las herramientas utilizadas para el diagnóstico de la inclusión de la perspectiva de género en el PS de La Rioja han sido:
  • La guía de aplicación de la evaluación de políticas públicas con enfoque de género del Instituto Andaluz de Administración Pública. Esta guía propone 27 preguntas que se agrupan en los siguientes bloques: 1º Pertinencia de género, 2º Antecedentes y diagnóstico, 3º Planificación, 4º Evaluación y 5º Presentación. Estas preguntas ayudan a verificar si se han identificado las relaciones de género en el ámbito de la salud, a profundizar en las causas de la desigualdad, calibrar sus efectos y en función de todo ello realizar recomendaciones (12).
  • Evaluar desde el enfoque de género implica considerar sistemáticamente el género como categoría de análisis, para ello es necesario: que la información a evaluar esté desagregada por sexo (variable de análisis) e incluir las dimensiones de análisis, determinantes de salud e indicadores que permiten evaluar hasta qué punto la política sanitaria aplicada ha sido un elemento transformador y ha incidido en el avance de la igualdad de género. El enfoque de género también requiere emplear un lenguaje inclusivo que evite el mantenimiento de estereotipos en hombres y mujeres que justifiquen o perpetúen cualquier discriminación. Por tanto, la respuesta a algunas de las cuestiones planteadas en la guía de evaluación ha requerido el uso de otras dos herramientas de análisis.
  • La guía de desigualdades en salud de Andalucía (13), que incluye una serie de indicadores para el diagnóstico basándose en el modelo propuesto por la Women and Gender Equity Knowledge Network, en un informe para la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS (14). Este modelo identifica las dimensiones y los determinantes de la salud sensibles al género y los indicadores para monitorizar las desigualdades de género en salud.
  • El documento “Hablemos de sexo” (15), útil para el análisis y la identificación de sexismo y el androcentrismo lingüístico en el discurso sanitario del PS.
Las características de este trabajo hacen que no sea pertinente la aprobación del mismo por un comité de ética de la investigación.
 
Resultados
 
Bloque 1. Pertinencia de género
 
1.- ¿La política o plan afecta directa o indirectamente a mujeres y hombres?
SÍ. El género juega un papel específico en el riesgo, la incidencia y la prevalencia de patologías específicas, en su tratamiento y en el impacto en su calidad de vida.
Recomendación. El PS tiene que declarar su acuerdo con el principio de equidad en salud y establecer un compromiso explícito con la legislación vigente para llevarlo a cabo. Necesita un marco legislativo de la propia comunidad que respalde la pertinencia de la elaboración del plan desde la perspectiva de género.
 
2.- En caso afirmativo, ¿partían las mujeres y los hombres de la misma situación y posición en el ámbito de la política, en términos de acceso a los recursos, toma de decisiones, valores, derechos, participación y representación?
NO. Las mujeres riojanas estaban infra-representadas tanto entre la población a la que se consultó, como entre las personas que participaron en la toma de decisiones en salud.
Los cuatro foros invitados a opinar sobre la priorización de los problemas fueron: “foro de directivos, de profesionales sanitarios y el foro social que incluía la universidad, organizaciones sindicales y empresariales, mutuas laborales y asociaciones de pacientes y/o de familiares de enfermos”. La participación de la ciudadanía a través del foro social fue escasa y la participación del número de hombres y mujeres no se recoge, aunque sí se sabe que los organismos riojanos incluidos en el foro social estaban presididos o dirigidos mayoritariamente por hombres. De los cuatro comités que elaboran el plan (consejo de dirección, comité de expertos, comité técnico de redacción, comité técnico de seguimiento y redacción) solo se conocen las mujeres y hombres que componen el comité de expertos: era mujer el 40% de las personas que coordinaron los grupos de trabajo y el 65% de las integrantes de estos grupos. Aunque el porcentaje de profesionales sanitarias, en 2013, era del 77% (73% en Atención Especializada y 82% en Atención Primaria).
Recomendación. Una planificación con perspectiva de género requiere:
  • Un compromiso explícito de las personas situadas en puestos de decisión dentro de las distintas estructuras organizativas para garantizar la igualdad de representación de hombres y mujeres, así como el compromiso explícito del propio personal que las conforma para hacer efectiva esta igualdad.
 
3.- ¿Afecta el plan o política a los estereotipos de género o a los valores sociales?
SÍ. En el prólogo del PS realizado por el Consejero de Salud de La Rioja dice que el eje del PS es el “paciente”. El término “paciente” para referirse a toda la población riojana es pobre y poco inclusivo, y expresa la concepción masculinizada de la salud que asumía el propio consejero.
El plan se orienta hacia el hombre enfermo lo que excluye aquellas dolencias de las mujeres que la medicina no define como enfermedades.
Recomendación. El plan debe evitar mantener los estereotipos de género e ir promoviendo valores sociales de igualdad y equidad.
  • Adoptar un concepto de salud inclusivo desde la perspectiva de la salud donde la persona sean el referente y no la enfermedad.
  • Adoptar el modelo sobre los determinantes de las desigualdades en salud de la OMS.
 
4.- ¿Se extrae alguna información complementaria al interseccionar sexo con otras variables como origen, situación socioeconómica, edad, etnia, etc.?
NO. El documento no aporta información complementaria sobre otras variables sociales (salvo la edad cuando se presentan datos de prevalencia).
Recomendación. El plan debe describir las condiciones de salud de la población riojana según la clase socioeconómica, el sexo, la edad, la etnia o la raza o el lugar del territorio en el que se viva mediante la desagregación de los datos por estas variables. Analizar la interrelación entre estas variables (perspectiva interseccional) para identificar aquellos colectivos con mayor discriminación (p. ej.: mujeres inmigrantes seropositivas).
 
Bloque 2. Antecedentes y diagnóstico
 
5.- ¿Se ha tenido en cuenta en el diagnóstico el impacto de género de otras acciones desarrolladas con anterioridad y relacionadas con el ámbito de la política a evaluar?
NO. Los resultados de las acciones planificadas en el PS anterior no se desagregan por sexo, lo que impide evaluar su impacto en hombres y mujeres. Un ejemplo, en La Rioja la enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de mortalidad global. La principal causa de ECV en hombres es la cardiopatía isquémica incluido el infarto (IAM) y en mujeres la insuficiencia cardiaca (IC). Desde 2014 en La Rioja se implantó el programa “Código Infarto Rioja”, con realización de angioplastia primaria precoz en la fase aguda del IAM, que ha supuesto un descenso de la mortalidad por IAM, es probable que el impacto en la mortalidad por ECV hayan beneficiado a más hombres que mujeres, pero al no desagregar este dato por sexo no se puede evaluar.
Recomendación. Al evaluar los logros obtenidos en salud con las medidas aportadas en el actual plan se debe medir cuánto han impactado estos logros en la salud de hombres y mujeres, para ello la desagregación de todos los datos es imprescindible.
 
6.- ¿Se hace referencia en el plan al cumplimiento de algún mandato normativo de igualdad de género, que vincule al ámbito de actuación de la política o plan a evaluar?
NO. El PS no explicita el derecho a la igualdad en salud de mujeres y hombres. No menciona la normativa genérica de igualdad de género (tratados o convenios internacionales, europeos, o normativa estatal, autonómica, o local), ni la normativa específica.
Recomendación. El plan dentro de su documentación de referencia debería incorporar un repaso sucinto por toda la normativa y aportar aquellos mandatos concretos del derecho a la igualdad de género en el ámbito de la salud.
 
7.- ¿Se hace referencia al cumplimiento de algún pacto o compromiso político de igualdad de género que vincule al ámbito de actuación de la política o plan?
SÍ, parcialmente. El PS de La Rioja dice alinearse con la línea estratégica de salud y género (aunque no explica en qué consiste). No alude a ningún otro compromiso político establecido en el ámbito internacional, europeo, nacional o autonómico referente a la equidad de género en salud.
Recomendación. La Rioja necesita una ley de igualdad que promueva la inclusión de la perspectiva de género en todas las políticas. Se recomienda que el plan se aliene con los compromisos políticos establecidos en el ámbito internacional, europeo, nacional y autonómico que buscan la equidad en salud. Se recomienda describir los marcos estratégicos y aportar líneas estratégicas y objetivos que se hayan marcado en igualdad y que puedan interpelar a la política concreta.
 
8.- ¿Se tiene en cuenta la perspectiva de género a la hora de definir la población destinataria/beneficiaria/diana?
SÍ. El plan considera como población diana de sus actuaciones a toda la población riojana sin ningún requisito legal previo que pueda generar discriminación.
Recomendación. Mantener una fórmula de definición de la población diana que no requiera reconocimiento previo, sino que sea una situación de hecho. Evitar referirse a la población diana como “paciente”.
 
9.- ¿Se identifican los grupos de interés para la elaboración del plan desde un análisis de la consideración que cada uno tiene para la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres?
NO. No se identifican los grupos de interés que pudiesen verse afectados por el plan ni su composición por sexo, ni su vinculación con la igualdad de género. Ninguna asociación de mujeres de la comunidad participó en ninguna de las fases del plan.
Recomendación. La participación de hombres y mujeres en todos los comités y foros debe ser paritaria y se ha de garantizar la participación de organizaciones de mujeres a lo largo de todo el ciclo del plan: mujeres del área rural, inmigrantes o a cargo de familias monoparentales, mujeres empresarias y autónomas, o las mujeres con discapacidad deben estar representadas de manera proporcional.
 
10.- ¿El diagnóstico cuenta con todas las variables pertinentes al género desagregadas por sexo?
NO. La mayoría de las variables no se desagregan por sexo. Las variables desagregadas solo corresponden a las tasas de prevalencias de algunas patologías, pero no de todas.
Recomendación. Es necesario desagregar todos los datos por sexo, los que no se tengan habría que especificarlo y explicar por qué no se aportan. La desagregación es imprescindible, aunque no suficiente, para evaluar el efecto en la igualdad de género
 
11.- ¿Se identifican las brechas de género en el problema o necesidad?
NO. El plan describe problemas de salud según sexo, pero no identifica brechas de género. Un caso paradigmático de esto lo constituye el consumo de hipnosedantes, somníferos y tranquilizantes mayoritario en mujeres que carece de análisis de género.
Recomendación. Describir desigualdades entre hombres y mujeres no es suficiente para identificar brechas de género, la identificación de estas brechas requiere una mirada que explore si las desigualdades son o no evitables. Se recomienda la identificación y descripción de las diferencias y el esfuerzo científico de explicar sus causas no evitables y evitables mediante la investigación o la revisión de la literatura existente.
 
12.- ¿El diagnóstico determina las causas y consecuencias de las desigualdades detectadas?
NO. El plan no explica las desigualdades en salud, ni sus causas ni sus consecuencias ya que el género no se utiliza como unidad de análisis No realiza un análisis de las variables que puedan estar manteniendo o incrementado la situación de desigualdad. Un ejemplo, se dice que el cuidado de las personas dependientes recae mayoritariamente en las mujeres de las familias, sin un análisis posterior de porque cuidan las mujeres y del efecto del cuidado en su salud.
Recomendación. Incluir las diferencias en salud entre las líneas prioritarias de investigación en salud de la comunidad e incluir revisiones de la literatura científica sobre los factores que explican estas desigualdades en todas las situaciones de salud abordadas en el PS.
 
13.- ¿Se tiene en cuenta la diversidad de los grupos de mujeres y hombres, según la edad, el medio rural-urbano, el nivel de estudios, etc.?
NO. La única variable que se cruza ocasionalmente con el sexo a lo largo del texto es la edad.
Recomendación. Hay que realizar un análisis de interseccionalidad del sexo y la edad con otras variables: nivel de estudios, lugar de residencia (urbano, rural), renta o situación laboral. Este tipo de análisis no solo identifica discriminaciones en la salud de hombres o mujeres, sino también los grupos de hombres y mujeres más vulnerables.
 
Bloque 3. Planificación y despliegue
 
14.- ¿El plan o política hace explícita la necesidad de erradicar las desigualdades de género? 
NO. El PS de La Rioja no recoge la necesidad ni el compromiso político de hacerlo.
Recomendación. Explicitar en la presentación o en el prólogo o en la justificación del plan el propósito político de trabajar desde el ámbito de la salud para lograr la igualdad de género.
 
15.- ¿Se prevé la participación equilibrada de mujeres y hombres de los grupos de interés en todas las fases del plan?
NO. No se plantea la participación proporcional de hombres y mujeres, tampoco cuenta con la participación de otras consejerías, instituciones de la comunidad, asociaciones, fundaciones o empresas en su propósito de mejorar la salud de la ciudadanía riojana.
Recomendación. Asegurar la representación paritaria de los hombres y las mujeres que serán beneficiarios del plan, así como su participación en la elaboración de este y el proceso de toma de decisiones. Es necesario que el PS entienda la salud de una manera global, participativa e interrelacionada con el resto de las actuaciones políticas.
 
16.- ¿Se definen retos u objetivos esperados de igualdad de género?
NO. Ninguno de los 201 objetivos específicos que se establecen en el plan se formuló para reducir la desigualdad de género.
Recomendación. Para cada situación de salud abordada en el plan o para cada brecha de género en salud identificada se debe formular al menos un objetivo de igualdad. Es necesario que el objetivo se enuncie de manera operativa, es decir, que sea concreto y medible.
 
17.- ¿Se han diseñado acciones positivas (dirigidas a mujeres) en coherencia con las desigualdades identificadas y con los objetivos establecidos?
NO. El plan no recoge ninguna acción positiva.
Recomendación. Toda brecha de género identificada en el análisis debe ir acompañada de una acción positiva con el objetivo de compensar esta desigualdad. Un caso concreto de discriminación positiva en esta comunidad sería establecer acciones y recursos para evitar que las mujeres riojanas sigan siendo las únicas españolas que tienen que trasladarse a otra comunidad para ejercer su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE).
 
18.- ¿Se han diseñado otras acciones de igualdad en coherencia con las desigualdades identificadas y con los objetivos establecidos?
NO. Como consecuencia de la falta de identificación de las brechas de género y de objetivos para eliminarlas, no se ha diseñado ninguna acción.
Recomendación. Cada objetivo de igualdad elaborado para una situación de salud o una brecha de género identificada debería ir acompañado de la programación de, al menos, unas acciones concretas para su logro.
 
19.- ¿Se describe si existen sistemas de información y bases de datos que capturen la variable sexo y otros perfiles como la edad, la formación, el número de hijos e hijas, u otros, en el caso de personas físicas?
NO. No constan sistemas de información o bases de datos que capturen estas variables.
Recomendación. El plan debe prever los sistemas de gestión de la información necesarios para poder hacer un seguimiento sobre la evolución de la igualdad de género a lo largo del plan y para la posterior evaluación de los objetivos propuestos para eliminar la brecha de género.
 
20.- ¿En la planificación y elaboración del plan se ha contado con la participación de asociaciones, personas expertas y/o grupos de mujeres potencialmente destinatarias?
NO. Solo han participado personal del sector sanitario.
Recomendación. El plan tiene que incluir de manera equilibrada a los diferentes colectivos de mujeres riojanas en todas las fases del plan. Así como sistemas de seguimiento que permitan dar cuenta de que se cumple este compromiso.
 
Bloque 4. Evaluación
 
21.- ¿Existen indicadores de género que permitan hacer un seguimiento y evaluación del logro de la igualdad de género que se hayan planteado?
NO. De los 98 indicadores de género chequeados solo nueve se incluyen en el PS (Cuadro 1).
Recomendación. Utilizar como indicador la brecha en salud que se quiere eliminar (p. ej.: tiempo que hombres y mujeres dedican a cada una de las actividades de cuidado de menores).
 

Cuadro 1. Análisis de los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género en el Plan de

Salud de La Rioja

Criterios en el análisis de la situación y criterios de priorización

Valoración

1. Todos los datos aportados están desagregados por sexo cuando se refieren a personas

No

2. Se describen los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género

 

Mortalidad

  • Tasa de mortalidad (por causas)

  • Tasa de mortalidad materna

  • Tasa de mortalidad infantil

 

Sí No Sí

Esperanza de vida

  • Esperanza de vida libre de enfermedad crónica y/o discapacidad

  • Esperanza de vida libre de limitación funcional para la vida diaria

 

No No

Morbilidad

  • Prevalencia de problemas de salud crónicos según tipos

 

Accidentabilidad

  • Tasa de accidentabilidad en espacio doméstico

  • Tasa de accidentabilidad de conductores

  • Tasa de accidentabilidad en el trabajo (accidentes laborales)

 

No Sí Sí

Discapacidad

  • Prevalencia de dependencia funcional

  • Tasa de participación en la actividad económica de las personas con discapacidad (mayores de 18 años)

 

Sí No

Salud percibida

  • Mala y regular salud percibida

 

No

Salud sexual

  • Población activa sexualmente que reporta satisfacción con su vida sexual

  • Edad de inicio de las relaciones sexuales

 

No No

 
 

Cuadro 1. Análisis de los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género en el Plan de

Salud de La Rioja (continuación)

Criterios en el análisis de la situación y criterios de priorización

Valoración

Salud reproductiva

  • Porcentaje de abortos (espontáneos y provocados) sobre el total de embarazos

  • Embarazos no planificados en adolescentes (15 a 19)

  • Embarazos en mujeres mayores de 40 años (planificados y no planificados)

  • Número de técnicas de reproducción asistida

 

No No No No

Violencia y maltrato

  • Prevalencia de violencia contra las mujeres por relación con la persona agresora

 

No

Contexto sociopolítico y políticas municipales

  • Participación de hombres y mujeres en órganos de poder político

  • Existencia de plan de igualdad

 

No No

Recursos comunitarios (no sanitarios)

  • Asociaciones y grupos de apoyo

  • Plazas en centros residenciales públicos y privados para personas dependientes de 65 o más años en relación con la demanda de estas plazas

  • Tasa de natalidad en madres adolescentes (15 a 19 años)

  • Tasa de natalidad en madres solteras y que no conviven en pareja

 

No

 

No No No

Estructura por clase social o niveles de ingresos

  • Jefaturas de hogar femeninas y masculinas

  • Tasa de riesgo persistente de pobreza, por hogares liderados por mujeres solas

 

No No

Estructura por educación

  • Número de años de escolarización formal recibida

  • Existencia de currículo y materiales libres de estereotipos en los diferentes niveles de educación

  • Porcentaje de centros que dedican un tiempo específico a trabajar la formación afectivo-sexual y la salud sexual y reproductiva del alumnado

 

No No

 

No

Estructura de hogares y familia

  • Tasa de hogares con presencia de personas con discapacidad o limitación que requieren de atención

  • Tasa de hogares con jefatura femenina en cada estrato económico

 

No No

Capital social/apoyo social

  • Población que declara sentirse a gusto en su vecindario o que refiere tener un/a vecino/a al que pueden pedir ayuda

  • Utilización de recursos de ayuda/asistencia en el ámbito familiar/de amistades

  • Porcentaje de población que participa en organizaciones sociales

 

No No No

Condiciones de empleo y trabajo situación laboral

  • Porcentaje de población según situación laboral

  • Población ocupada según tipo de jornada

  • Personas inactivas que no buscan empleo por razones familiares

  • Población desempleada

  • Población desempleada en el hogar según sexo del/la cabeza de familia

  • Población desempleada en el hogar según tipos de pobreza y exclusión

 

No No No Sí No No

 

Cuadro 1. Análisis de los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género en el Plan de

Salud de La Rioja (continuación)

Criterios en el análisis de la situación y criterios de priorización

Valoración

  • Media de tiempo que tardan las personas hasta poder trabajar regularmente y con derechos sociales

 

  • Tasas de temporalidad y estabilidad de la contratación

No

  • Población que ha tenido problemas con su salud sexual y reproductiva ocasionado por el tipo de trabajo y/o contacto con químicos

 

No

  • Mujeres embarazadas que han tenido problemas en su embarazo por razones relacionadas con el trabajo remunerado

 

No

  • Permisos de paternidad con relación al número de padres

No

  • Grado de dificultad para conciliar vida profesional/familiar/personal

No

  • Empresas lideradas por mujeres

No

  • Porcentaje de mujeres que participan en las instancias de toma de decisiones en las empresas (directorios, gerentes, etc.)

 

No

Ámbito reproductivo y de cuidados: cuidados informales a personas mayores de 65 años y/o con trastorno crónico o discapacidad

  • Personas dependientes según parentesco con conviviente

  • Porcentaje de hogares que tienen al menos una persona que no puede realizar una actividad de su vida diaria

  • Personas cuidadoras según edad

  • Personas cuidadoras según nivel socioeconómico

  • Número de horas/semana de cuidado en días laborables

  • Porcentaje de personas cuidadoras informales que participan en redes de cuidadores/as o en grupos de autoayuda

  • Tipo de cuidado que realizan los hombres y las mujeres en el cuidado formal

 

No

No

No

No

No

No

No

Ámbito reproductivo y de cuidados: crianza e infancia

 

  • Tiempo que hombres y mujeres dedican a cada una de las actividades de cuidado de menores

No

  • Porcentajes de hombres que hacen uso de las licencias paternales

No

  • Razones por las cuales los hombres no hacen uso de las licencias paternales

No

  • Porcentaje de padres/parejas que comparten la responsabilidad de la crianza

No

Ámbito reproductivo y de cuidados: trabajo doméstico

 

  • Porcentaje de hombres y mujeres que se definen como amos/as de casa

No

  • Tipo de tareas domésticas realizadas en el hogar

No

  • Porcentaje de hogares que disponen de apoyo formal

No

  • Participación de los miembros familiares en el trabajo doméstico

No

Condiciones de vivienda

  • Población que tiene una vivienda, por tipo de posesión

  • Porcentaje de los ingresos brutos del hogar dedicado a la compra o alquiler de la vivienda en función de la persona de referencia

  • Incidencia de situaciones de hacinamiento en la vivienda según tipo de hogar

  • Población de 18 y más años que consideran que disponen de espacio propio dentro del hogar

  • Población que utiliza las zonas verdes como lugares de ocio o práctica de ejercicio físico

  • Porcentaje de la población que percibe su comunidad como segura

Entorno físico, seguridad y protección

 

No

No

No

No

No

No

 

Cuadro 1. Análisis de los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género en el Plan de

Salud de La Rioja (continuación)

Criterios en el análisis de la situación y criterios de priorización

Valoración

Hábitos de vida, conductas saludables/de riesgo

  • Población fumadora

  • Prevalencia de sedentarismo

 

Sí Sí

Servicios de salud: recursos sanitarios disponibles

  • Porcentaje de servicios sanitarios que tienen programas de atención a adolescentes

  • Existencia de programas de información/educación en anticoncepción y salud reproductiva

 

No No

Servicios de salud: acceso y cobertura a los servicios sanitarios

  • Población sin ningún tipo de cobertura sanitaria

  • Cobertura de programas especiales de asistencia a familiares cuidadores/as

 

No No

Servicios de salud: utilización de los servicios sanitarios

  • Mujeres que tuvieron un aborto en el último año (dentro y fuera de la CC.AA. de La Rioja) y que recibieron atención post-aborto

  • Existencia de campañas sobre los derechos en salud reproductiva

  • Nivel de satisfacción de usuarios/as

  • Valoración de usuarios/as de la efectividad de los servicios sanitarios

  • Valoración de usuarios/as de la seguridad de los servicios sanitarios

  • Valoración de usuarios/as de la accesibilidad de los servicios sanitarios

  • Satisfacción de usuarios/as con el trato recibido

 

No No No No No No No

Servicios de salud: calidad y satisfacción con los servicios sanitarios

  • Existencia de mecanismos de seguimiento de la calidad asistencial con participación de usuarios y usuarias y de organizaciones territoriales con perspectiva de género

  • Grado de conocimiento de los/as profesionales de salud sobre la integración de la perspectiva de género en la práctica profesional

 

No No

Consumo de medicamentos

  • Porcentaje de población que consume medicamentos en un periodo determinado

 

No

Empoderamiento

  • Grado de percepción de la capacidad percibida de tener el control de la vida propia

 

No

Poder

  • Proporción de personas afiliadas a sindicatos

  • Porcentaje de mujeres y hombres en las direcciones y cargos de responsabilidad de centros sanitarios

 

No No

Control

  • Porcentaje de mujeres en edad fértil, activas sexualmente, que deciden cuándo tener relaciones sexuales

  • Mujeres toman decisiones sobre uso de métodos para evitar ITS

 

No No

Discriminación

  • Personas que han sufrido y/o sufren discriminación por razón de sexo

  • Tasa de denuncias por violencia interpuestas por mujeres

  • Fondos públicos destinados a atención

  • Denuncia de maltrato/abuso sexual/violaciones (físico, psíquico, sexual), en niños/as según relación con la persona abusadora

 

No No No

 

No

 
 

Cuadro 1. Análisis de los indicadores de las dimensiones y determinantes de salud sensibles al género en el Plan de

Salud de La Rioja (continuación)

Criterios en el análisis de la situación y criterios de priorización

Valoración

Acceso y control a los recursos

  • Tiempo medio dedicado a la semana a la suma de las horas laborales y las invertidas en tareas domésticas y de cuidado

  • Tiempo medio dedicado en desplazamientos en transporte público

  • Personas que han optado por el trabajo en casa (teletrabajo) por responsabilidades familiares

 

No No No

 

22.- ¿Los indicadores para el seguimiento y evaluación de la igualdad de género consideran variables como la edad, profesión, etnia u otras?
NO. No se incluye estos indicadores.
Recomendación. Es necesario que el plan identifique los grupos de hombres y mujeres más vulnerables e incluya indicadores para medir el efecto de las medidas propuestas en la reducción de la inequidad.
 
23.- ¿Se prevé la medición del impacto de género del programa o plan?
NO. El PS no incluye un informe de impacto del plan en la igualdad de salud entre hombres y mujeres.
Recomendación. Incorporar el informe de impacto de igualdad. Aunque La Rioja carece de un plan de igualdad cuya normativa obligue a incluir este informe, la ley estatal ya prevé la necesidad de incorporarlo en todos los proyectos de disposiciones de carácter general y los planes de especial relevancia económica, social, cultural y artística que se sometan a la aprobación del Consejo de Ministros (cap 19., Ley Orgánica 3/2007).
 
24.- ¿El plan incluye medidas y/o recursos orientados a garantizar la sostenibilidad de las acciones para la reducción de la brecha de género?
NO. No incluye ni medidas ni recurso.
Recomendación. Se deben incluir explícitamente los recursos para garantizar la puesta en marcha de acciones positivas (temporales) y acciones de igualdad (permanentes) para reducir la inequidad y para la sostenibilidad de las acciones de igualdad y se deben concretar las medidas que se aplicarán para el seguimiento de su cumplimiento.
 
25.- ¿Se prevé difundir los resultados del proceso evaluador a todos los agentes implicados asegurando que lleguen a las mujeres de todos ellos?
NO. No se prevé en este plan.
Recomendación. Las medidas aprobadas en el plan para mejorar la equidad a partir de la interlocución con los grupos y organizaciones de mujeres deben ser presentadas a los diferentes colectivos implicados para que conozcan los compromisos adquiridos, las acciones que se pondrán en marcha y el proceso de seguimiento que se llevará a cabo.
 
Bloque 5. Presentación
 
26.- ¿Se hace un uso no sexista del lenguaje en el texto del plan?
NO. El lenguaje del texto es sexista. Se observa el uso casi exclusivo del genérico masculino en singular y plural. A las personas que ejercen la enfermería se les llama enfermeras, salvo a “enfermeros doctores” o “profesores enfermeros” de la universidad, en estos casos se prefiere el masculino. Si se refiere al personal de medicina nunca se utiliza “la médica o las medicas”
Las mujeres inmigrantes y prostitutas se asocian con el incremento de las interrupciones voluntarias del embarazo y con una mayor incidencia de infecciones de transmisión sexual. La salud de las mujeres se asocia de manera prácticamente exclusiva con la maternidad.
Recomendación. Es clara la importancia de visibilizar la salud diferencial de mujeres y hombres a lo largo del texto y la presencia de mujeres en todas las profesiones sanitarias.
  • Utilizar alguna de las guías existentes para evitar el lenguaje sexista. El texto Guías para el uso de lenguaje no sexista del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad incluye una recopilación de Guías sobre el uso del lenguaje no sexista.
  • Evitar usar siempre el masculino genérico.
  • Los términos profesionales en femenino son lingüísticamente correctos y, por lo tanto, se deben emplear si su referente real es una mujer (médica, psicóloga) o en masculino si es un hombre (enfermero, limpiador).
  • Utilizar los dos términos, femenino y masculino, y alternar el orden y términos que representan colectivos y/o abstractos como población, secretaría, administración, dirección, ciudadanía, personal.
27.- ¿Se hace un uso no sexista de las imágenes en el texto del plan? 
NO. El PS no integra imágenes.
Recomendación. El PS debería incorporar una medida específica que evite el uso de las imágenes que proyecten un mensaje sexista en todos los protocolos, programas, campañas, folletos o vídeos que se editen sobre salud.
 
Discusión y conclusiones

 

En este trabajo se ha analizado: el uso del lenguaje, si las situaciones de salud descritas en el plan eran desagregadas por sexo, si incluían la evaluación de otras variables socioeconómicas que permitan el análisis de género y la interseccionalidad, si el plan incluía indicadores de dimensiones y determinantes de salud con perspectiva de género y si planifica objetivos e intervenciones con perspectiva de género. Este análisis ha permitido constatar la nula integración de la perspectiva en el PS riojano y proponer recomendaciones para el próximo PS.
Este PS muestra una ceguera absoluta a la salud diferencial de hombres y mujeres. Los problemas de las mujeres que no están directamente relacionados con la fertilidad, tales como, dismenorreas, infecciones del tracto reproductivo y urinario, disfunciones del suelo pélvico o la fibromialgia, entre otros muchos, no se abordan, ya que no son privilegiados en el discurso biomédico y de salud pública, pese a ser una fuente de sufrimiento significativa para muchas mujeres (5,16,17). La mirada de las mujeres ayuda a disminuir el sesgo de género tanto en la práctica clínica como en la investigación (3,18). Un estudio del Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud encuentra que las chicas identifican en mayor medida que los chicos las situaciones de desigualdad en todos los ámbitos consultados, especialmente en los que conciernen a la vida profesional/laboral; por eso, el grado de paridad con la que se elabora un PS es un indicador de calidad que garantiza que los intereses de las mujeres y de los hombres sean tenidos en cuenta en igual medida (19,20).
Si las personas que participan no son sensibles a la importancia de integrar con equidad la salud de las mujeres, la paridad no es suficiente. Hombres y mujeres necesitan reflexionar sobre los orígenes y consecuencias de la discriminación para evitar creer que las desigualdades son “normales” (21,22). La integración en los equipos de personas con formación en perspectiva de género ayuda a tener una actitud crítica, a identificar el sesgo de género en todos las acciones de la elaboración, implementación y evaluación del plan, como la elección o elaboración de los cuestionarios utilizados para conocer el estado de salud de la población (23) o la priorización de los temas de salud a abordar en el propio plan (24).
El silencio del PS de La Rioja sobre algunas situaciones como el manejo del aborto en esta comunidad autónoma, la salud sexual, el uso y prescripción de medicamentos, la salud laboral, la contaminación ambiental, los accidentes domésticos, el dolor o los cuidados informales, y la falta de análisis de las causas y de las repercusiones en la salud de las diferencias encontradas en las situaciones contempladas en el plan (consumo de tóxicos, salud mental o accidentes), significa que no es un PS neutro al género, sino que incluye el sesgo de género en todo su procedimiento (25). En el imaginario colectivo de los hombres y mujeres, de todas las profesiones sanitarias, siguen instaladas ideas de género que afectan a la investigación y a la práctica clínica (26). En algunas áreas de salud, como la salud mental, estas ideas resultan especialmente discriminatorias hacia las mujeres (27). Si no se investiga con perspectiva de género y no se aplica el conocimiento científico desde esta perspectiva a las políticas sanitarias es casi imposible modificar la inequidad en salud entre hombres y mujeres (28,29).
La redacción del plan no visibiliza a las mujeres. No es fácil evitar el uso genérico del masculino “él o ella”, si se repite resulta cargante y alarga en exceso las frases. Las formas combinadas (“él/ella”) son difíciles de pronunciar, la alternancia de las formas masculinas y femeninas puede resultar confusa y ambigua. Sin embargo, estas dificultades no deben impedir explorar nuevas alternativas intentado conseguir un lenguaje natural que pueda ir siendo aceptado por la población usuaria del mismo. Por otro lado, no solo la forma, sino el contenido del mensaje, deben ser analizados para asegurar que el discurso narrativo no mantiene estereotipos de género o invisibiliza las necesidades, problemas o funciones de las mujeres. Nuestra lengua se ha construido en una realidad machista secular, una realidad menos sexista debería conducir a un lenguaje menos sexista, pero ni la realidad ni el lenguaje se modifican sin una conciencia social de la necesidad de ser modificados (30).
Por último, es imprescindible “creer” que algo es importante para ocuparse de ello. Los gobiernos que no creen en la violencia de género no legislan para erradicarla y los gobiernos que no creen en la equidad tampoco lo hacen, y a nuestro pesar, aun hoy, se discuten ambas cosas (31).
La revisión del tercer PS de La Rioja mediante las herramientas de transversalidad ha dado la oportunidad de hacer un diagnóstico amplio de la falta de perspectiva de género en el actual PS riojano, pero también de aportar recomendaciones concretas que podrían ser tenidas en cuenta en el próximo plan de salud de esta comunidad.
 
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Originales - 5 - Influencia de la práctica religiosa en la prevención del contagio de VIH en estudiantes universitarios

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Meriño Morales M, Vallejos Medina C, Orellana Riveros L, Morales Ojeda I. Influencia de la práctica religiosa en la prevención del contagio de VIH en estudiantes universitarios. RIdEC 2020; 13(1):64-70.
 
Fecha de recepción: 7 de abril de 2020. 
Aceptada su publicación: 28 de abril de 2020.
 

Autores

 
1,2,b Miguel Meriño Morales
2,a Cecilia Vallejos Medina
2,a Luis Orellana Riveros
1,c Ismael Morales Ojeda
 
1 Universidad Adventista de Chile. Facultad de Ciencias de la Salud. Chillán, Chile.
2 Escuela de Enfermería. Universidad la Republica. Chillán, Chile.
a Licenciado en Enfermería. Universidad la Republica. Chillán, Chile.
b Magister Ciencias Biomédicas. Universidad del BioBio.
c Phd Ciencias Biomedicas, Instituto Italiano de Rosario.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) es una patología infectocontagiosa que afecta al sistema inmune, cuya principal forma de contagio se asocia a la transmisión sexual. Se ha determinado que la prevención del virus de inumnodeficiencia humana (VIH) requiere estrategias de intervención conductuales, biomédicas y estructurales. El objetivo del presente estudio es describir las características socioculturales de los estudiantes universitarios de la ciudad de Chillán (Chile), haciendo especial énfasis en la religiosidad de estos y relacionando estas características con la actitud frente al VIH/sida y la prevención del contagio del virus.
Método: se realizó un estudio de tipo descriptivo con datos obtenidos mediante un instrumento construido por los investigadores, los cuales posteriormente fueron contrastados. Se utilizó un N de 103 estudiantes de universidades de la ciudad de Chillán.
Resultados: se obtuvo que en su mayoría, sin importar la práctica religiosa a la que se adhirieran, la actitud frente al VIH/sida fue “muy favorable” o “favorable”, lo que se relaciona con un alto nivel de responsabilidad individual y el compromiso del autocuidado mediante la toma de medidas preventivas para evitar el contagio.
Conclusión: la práctica religiosa de la muestra es elevada. A su vez el practicar algún tipo de religión permite afirmar que no influye negativamente en la actitud frente a la enfermedad, además podría influir de forma positiva si se relaciona con la práctica de pareja única y mecanismo de prevención.
 
 
PALABRAS CLAVE:
religión; infección VIH/sida; actitud; acciones preventivas; prácticas de riesgo; enfermería comunitaria.
 

Title:

Influence of religious practice on the prevention of HIV infection in university students

 

ABSTRACT:

 
Purpose: acquired immunodeficiency syndrome (AIDS) is an infectious disease affecting the immune system; its main form of transmission is associated with sexual contact. Studies have shown prevention of human immunodeficiency virus (HIV) to require behavioral, biomedical, and structural intervention strategies. The present study aimed at describing the socio- cultural characteristics of university students in the city of Chillán, Chile, with special emphasis on their religiousness, and at relating such characteristics to their attitude towards HIV/AIDS and the prevention of its transmission.
Methods: a descriptive study was carried out using data obtained by means of an instrument constructed by the researchers; data were later contrasted. A sample of 103 students from universities in the city of Chillán was selected.
Results: most participants, no mater what religious practice they adhered to, showed a "very favorable" or "favorable" attitude towards HIV/AIDS. This is related to a high level of individual responsibility and commitment to self-care by taking preventive measures to avoid transmission.
Conclusion: our sample shows a high religious practice. Practicing some kind of religion has no negative influence on the attitude towards the disease; and could have a positive influence when this is associated to single-partner relationship and a prevention mechanism.
 
KEYWORDS:
religion; HIV infection/AIDS; attitude; preventive measures; risk behavior; community nursing.
 

 

Introducción

 
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) es una patología infectocontagiosa que afecta al sistema inmune, cuya principal forma de contagio se asocia a la transmisión sexual (1). El virus causante es el de inmunodeficiencia adquirida humana (VIH), caracterizado por infectar el sistema inmune del huésped (2). La evolución natural de la enfermedad se caracteriza por una fase aguda, una crónica y el desarrollo del sida, donde el organismo del individuo presenta una incapacidad para reaccionar adecuadamente a microorganismos principalmente oportunistas (3,4).
En relación a la situación epidemiológica en Chile, en el año 2017 se estimaba que el número de personas contagiadas con VIH era cercana a 67.000 personas, que corresponde a un 37% de aumento porcentual respecto al 2013, y a una prevalencia de 0,6% de los adultos de entre 15 a 49 años (5). La incidencia anual de 2017 correspondía a 6.000 casos nuevos para dicho año, siendo 43% superior que al año 2013 (5). Cabe destacar que en Chile la transmisión vertical (PPTV) del VIH ha disminuido desde > 35% previo a 1995 a < 2% en la actualidad (6). Así, la principal causa de contagio se asocia a transmisión sexual en el país (5).
Considerando lo anterior se ha determinado que la prevención eficaz del VIH requiere una combinación de estrategias de intervención conductuales, biomédicas y estructurales (7,8).
Para esto es necesario comprender las variables psicosociales ligadas a la actitud frente a la enfermedad, sus mecanismos de prevención y el impacto de esta en la vida del paciente con VIH/sida; entre estas variables toman relevancia la percepción de la patología (9,10), los hábitos de vida (11), la experiencia sexual (12,13), la personalidad del sujeto (14,15) y el comportamiento sexual (16,17), para complementar la comprensión de un aspecto psicosocial clave en la prevención del contagio.
El objetivo del presente estudio se centra en describir las características socioculturales de los estudiantes universitarios de la ciudad de Chillán, haciendo especial énfasis en la religiosidad de estos, relacionando estas con la actitud frente al VIH/sida y la prevención del contagio del virus.
 

Material y métodos

 
Diseño: estudio descriptivo y transversal entre alumnos de la Universidad de la República y Universidad Católica de la Santísima Concepción de la cuidad de Chillán, durante los meses de junio y julio del año 2019.
Población y muestra: el total de alumnos encuestados corresponde a 115, de estos 103 cumplieron con criterios de inclusión y 12 fueron excluidos según los criterios de exclusión establecidos. El tamizaje consideró criterios de inclusión el ser hombres o mujeres mayores de 18 años y ser alumno de dichas casas de estudio. Como criterios de exclusión se consideró ser docente, no ser alumno de dichas casas de estudios y ser estudiantes de la carrera de enfermería.
Recogida de datos y procedimientos: la obtención de la información se realizó mediante un instrumento construido por los investigadores los cuales posteriormente fueron constatados. Dicho instrumento consiste en un cuestionario de 24 preguntas cerradas.
Las variables independientes abarcan aspectos sociodemográficos, como edad, sexo, nacionalidad, etnia, relaciones de pareja, hijos, ocupación, nivel educacional, renta familiar, religión, medios de información, personas que se han informado acerca del VIH/sida, condición sexual, número de compañeros sexuales, uso de preservativo, realización del examen de VIH, historial de enfermedades de transmisión sexual y con qué relacionan el VIH/sida. La variable dependiente es la actitud hacia la infección por VIH/sida (la manera de reaccionar que tienen hacia la infección por VIH/sida, considerando sus creencias, sentimientos y conductas) donde se categorizan en: actitud muy favorable y actitud favorable: lo que significa aceptar que el VIH/sida afecta a todos y que existe una responsabilidad individual para evitar el contagio; actitud desfavorable: desconocer que la responsabilidad ante el contagio es individual y que el VIH/sida afecta a todos; actitud indiferente: implica una visión de la infección de VIH/sida como un problema social más que personal; actitud muy indiferente: la infección por VIH/sida es totalmente ajena a mi realidad y no me merece ningún tipo de consideración. Dicho instrumento fue validado por Herrera et al. (18) en 2016.
Los cuestionarios fueron aplicados en forma de encuesta con consentimiento previo del encuestado.
Análisis de los datos: para estudiar los datos se utilizan medidas de tendencia central. Las características basales de los pacientes, organizadas en variables categóricas, fueron resumidas usando porcentajes. A su vez, las variables continuas fueron expresadas en medias. El software utilizado fue Microsoft Excel Professional 2019 Plus.
Consideraciones éticas: el estudio fue aprobado por Comité Ético Científico de la casa de estudio, la información extraída se manejó de forma confidencial, reemplazando el nombre por un código identificador para mantener el anonimato de los pacientes.
 
Resultados
 
De los 103 alumnos seleccionados: 57,2% es mujer, el 100% de la muestra presenta nacionalidad chilena, el 86,6% tiene una edad que oscilaba entre 18 y 44 años; además, el 64,1% declaró estar en una relación de pareja, el 69,9% consideraba su relación como estable. El 50,5% de la muestra presenta una renta per cápita inferior a 500 mil pesos ($600 USD), y en su mayoría la residencia de los encuestados es urbana (Tabla 1).
 

Tabla 1. Características demográficas generales de la muestra encuestada (n= 103). $500.000 pesos chilenos equivalen aproximadamente a $600 USD

N %

Sexo

Hombre

44

42,80%

 

Mujer

59

57,20%

Nacionalidad

Chileno

103

100%

 

Otro

0

0

Edad

18-24

32

31,1

 

25-34

39

38%

 

35-44

18

17,5

 

45- 49

6

6%

 

50 años y más

8

7,7

Relación de pareja

66

64,1

 

No

37

35,9

Tipo de relación

Estable

72

69,9

 

Ocasional

31

30,1

Renta per cápita

Menos $300.000

15

14,6

 

$300.000 - 500.000

37

35,9

 

$500.000 o más

51

49,5

Sector residencia

Urbano

86

83,5

 

Rural

17

16,5

 
Respecto a las creencias religiosas, el 54,4% de los encuestados se identificó como católico. El grupo que lo sigue es de aquellos que no se identifica con ninguna rama religiosa y corresponden a un 23,5% de la muestra, seguidos por aquellos que se identificaron como evangélicos (protestantes) con un 17%. Como resultados marginales de la encuesta están los testigos de Jehová, adventistas y otros con porcentajes menores al 5% cada uno (Gráfico 1).
 
 
En relación a la actitud de estos grupos respecto al VIH se observó que en el grupo de católicos 31 personas manifestaron tener una actitud muy favorable frente al VIH/sida y solo 8 personas refirieron tener una actitud desfavorable, indiferente o muy indiferente frente a la enfermedad. Así mismo, en el grupo que se definió como evangélicos (protestantes) la tendencia es tener una actitud favorable frente a la enfermedad. Lo mismo ocurre en el grupo que no se identificaron con ninguna religión, de este grupo solo una persona mostró actitud desfavorable frente al VIH/sida (Gráfico 2).
 
 
En relación a la actitud frente al VIH según tendencia sexual, del total de los encuestados el 96,1% se identificó como heterosexual, de estos cerca de 90 sujetos presentaban una actitud muy favorable o favorable frente a la enfermedad, datos que no se muestran en el gráfico por tener una tendencia muy clara. Respecto a las características conductuales de la muestra se encontró que el 75,7% presenta una pareja sexual, dejando al 25% restante con dos o más parejas.
Respecto al uso de preservativo tan solo el 25,2% de la muestra usa siempre preservativo, dejando cerca de un 75% de esta con un uso ocasional o no usando preservativo. Se encontró que cerca del 42,7% de la muestra se había realizado el examen de VIH el último año, mientras 38,8% nunca se ha hecho el test. Cabe destacar que un mínimo porcentaje de la muestra ha presentado enfermedades de transmisión sexual correspondiendo a un 3% de la muestra (Tabla 2).
 

Tabla 2. Características conductuales asociadas a riesgo de adquirir VIH (n= 103)

 

 

 

 

N

%

Compañeros sexuales

1

77

75,7

 

2 a 4

20

19,4

 

5 o más

6

4,7

Uso de preservativo o condón

Siempre

26

25,2

 

Ocasionalmente

37

35,9

 

Nunca

40

38,9

Realización de examen de VIH

Hace menos de 1 año

44

42,7

 

Hace menos de 3 años

19

18,5

 

Nunca

40

38,8

Ha presentado enfermedades de transmisión sexual

3

3

 

No

100

97

 
Discusión
 
La muestra se configuró con mayor presencia femenina, todos chilenos, en su mayoría menores de 44 años, con un porcentaje mayor de personas con pareja estable y en su mayoría con domicilio urbano. En este sentido es importante destacar que las diferencias demográficas en la incidencia y prevalencia de esta patología varían de país en país, principalmente relacionado con el nivel de desarrollo de estos (19,20).
Sin embargo, es sabido que un gran porcentaje de los pacientes es diagnosticado con VIH con menos de 50 años (21). Cabe destacar que en la muestra el nivel de ingreso presenta una mediana cercana a los $600 USD, lo que está asociado a que el grupo con ingresos > de $600 USD son estudiantes trabajadores y sin becas, habitualmente de más edad que el grupo con ingresos < de $600 USD. En este sentido el VIH ha evolucionado socialmente como una patología con fuerte implicación en las clases sociales marginales (22,23).
Respecto a la distribución de la población en las distintas religiones se aprecia que la muestra tiene una marcada tendencia a la religión católica, seguido en similar porcentaje por religiones protestantes y aquellas personas que no practican ninguna religión. Tendencia que se explica en el contexto nacional donde el catolicismo es la religión predominante (24).
A su vez se encontró que la actitud de las personas respecto a la enfermedad, independiente de la religión que refirieron practicar, es muy favorable o favorable mayoritariamente, lo que es ciertamente contrario a lo evidenciado por el autor Varas-Díaz et al. (25), que mostraron que la participación en actividades religiosas juega un rol en la conceptualización de la salud y enfermedad, como también en niveles más elevados de estigmatización respecto al VIH/sida. Otros estudios evidencian diversas percepciones incluyendo las más estigmatizantes en los participantes de congregaciones religiosas urbanas de Estados Unidos (26,27).
Al abordar las conductas relacionadas con prevención del contagio se encontró que el 75,7% de la muestra mantenía un compañero sexual, mientras el resto mantenía dos o más parejas sexuales. Lo que podría explicar el 74,8% de la muestra use ocasionalmente o nunca preservativo, como es sabido el condón es un mecanismo confiable en la prevención del VIH (28).
Respecto a la realización del examen de VIH un 61,2% de la muestra se ha llevado a cabo o efectuó el examen estos últimos tres años, lo que podría explicarse por las campañas realizadas por el gobierno de Chile, con el fin de masificar en jóvenes este examen en el contexto del aumento de la incidencia nacional en este grupo etario (29).
Se concluye que en la cohorte compuesto por estudiantes de pregrado de dos universidades de la ciudad de Chillán un alto porcentaje refiere tener relación de pareja y de estos su mayoría es estable. La práctica religiosa de la muestra es elevada (ya sea católica o protestante) lo que podría influir en lo anterior. A su vez, el practicar algún tipo de religión permite afirmar que no influye negativamente en la actitud frente a la enfermedad, además podría influir positivamente si se relaciona con la práctica de pareja única y mecanismo de prevención.
 
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