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Editorial

 

QUÉ PODEMOS ¡Y DEBEMOS! ESTAR APRENDIENDO DE LA COVID-19

 
Dr. Enrique Oltra Rodríguez
Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. 
Vicepresidente de AEC. 
 
 
Hace ya unos meses, que parecen una eternidad, el coronavirus probablemente por una falta de armonía y respeto del ser humano hacia el ecosistema, ha venido a instalarse entre nosotros, y la pandemia de COVID-19 ha sembrado de sufrimiento e incertidumbre cada rincón del planeta.
Se podría decir que es un virus democrático porque no distingue entre sus víctimas, nos hace sentir vulnerables y mortales a todos, al menos a todos los que muestren una inteligencia y un raciocinio mínimos. Pero la enfermedad, la COVID-19, no se puede decir que sea equitativa, pues el dolor que produce, los recursos que exige su abordaje y el sufrimiento que provocan las necesarias medidas de contención no afectan a todos por igual, siendo los condicionantes sociales los que marcan la injusta desigualdad.
De toda situación de crisis se puede salir debilitado o reforzado, y para esto último es necesario que seamos capaces de ver y aceptar las enseñanzas que la propia crisis, en este caso la pandemia, nos aporta. Es necesario hacerse preguntas, reflexionar, incluso, o sobre todo, en tiempo de penurias.
No es fácil reflexionar sobre algo en lo que aún se está inmerso, pero al menos se tiene la experiencia de la primera ola de la pandemia. No entraremos en cuestionamientos de macrogestión o de decisiones políticas, excede la intencionalidad de este editorial. Tampoco abordaremos aquí el insustituible y durísimo papel desarrollado por las enfermeras hospitalarias, hagámonos algunas preguntas sobre el rol de las enfermeras comunitarias (EC).
Uno de los principios de la Enfermería Comunitaria es cuidar la salud de los sanos para que sigan siéndolo. Ha habido un confinamiento en el que toda la población, incluidos enfermos crónicos, se ha visto obligada a modificar sus estilos de vida (ejercicio, dieta, relaciones…) ¿Las EC hemos acompañado en la adaptación a los cambios necesarios para seguir manteniendo estilos de vida saludables?
Ateniéndonos al principio ético de justicia se debe facilitar a cada uno lo que precise. Habitualmente se cuida a toda la población y especialmente a las personas que sufren, que se encuentran inmovilizadas en sus domicilios o en el final de su vida… ¿Las EC hemos seguido cuidando a estos colectivos con los que siempre nos hemos comprometido?
Ha sido necesario hacer cumplir normas, hacer controles poblacionales, intervenir residencias geriátricas, orientar la seguridad de los centros educativos… ¿Las EC somos y se nos reconoce como agentes de salud con autoridad, al menos, científica y moral, si no legal? ¿Estamos ahí?
Los ciudadanos han tenido que aprender muchas cosas en poco tiempo, entender las duras y complejas medidas indicadas por los expertos, comprender su sentido, interpretar confusas y a veces malintencionadas estadísticas, adquirir habilidad en las medidas de protección anti-contagio, cambiar costumbres, organizar sus vidas y sus espacios para confinarse o aislarse, distinguir síntomas, gestionar miedo y ansiedad… ¿No es esto a lo que se refiere el concepto de Educación para la Salud? Lo hemos visto en los medios de comunicación, lo hemos escuchado de boca de políticos y hasta de las fuerzas de seguridad.
¿Las EC participamos y nos hacemos referentes en esta Educación para la Salud?
En nuestros entornos existen colectivos frágiles, vulnerables, en riesgo de exclusión o de hecho excluidos, personas que han visto incrementadas sus dificultades habituales de vida con las que supone la pandemia y sus consecuencias, ¿tenemos localizados estos colectivos? ¿Estamos interviniendo con ellos?
Y no podemos olvidarnos de la comunidad, esa estructura que teje o no teje redes de autoayuda, que dispone o no dispone de activos de salud, que se responsabiliza o no del comportamiento de sus vecinos, que debe ser partícipe de todo aquello que afecte a la salud de sus miembros e involucrarse activamente en su defensa y no ser solamente un objeto pasivo receptor de órdenes. ¿Las EC participamos en estas redes?, ¿se nos reconoce en ellas?, ¿aprovechamos los recursos comunitarios para ponerlos al servicio de la lucha contra la pandemia?, ¿contamos con la comunidad como aliada?
Muchas de estas preguntas aún no tienen respuesta, el sistema sanitario en general y las enfermeras comunitarias en particular, aún estamos en medio del torbellino tratando de mantenernos a flote, pero pasará el epicentro de la crisis y tocará hacer revisión, y responder a estas preguntas y a otras muchas. No será tanto buscar culpables o hacer que alguien se sienta mal, como detectar causas que orienten los cambios imprescindibles para superar el actual modelo sanitario decimonónico, caduco e ineficiente, y entre otras medidas, sin duda, habrá que dotar a las EC de la formación, de los recursos y del espacio competencial necesario.
Todo lo que se ha planteado es sin duda la quintaesencia de la Enfermería Comunitaria, ya se sabía, consta en cualquier bibliografía básica que se consulte, en el programa de la especialidad viene explícitamente recogido y la pandemia ha venido a ponerlo aún más en valor.
Se puede temer que uno de los efectos secundarios de la vacuna anti-COVID, cuando esta esté disponible, podría ser la amnesia selectiva sobre lo que esta pandemia nos ha mostrado, demostrado y enseñado, de ser así lo que es seguro es que nos tocará repetir la historia, aunque no se sepa cuándo, caer en los mismos errores y padecer los mismos sufrimientos. Las enfermeras comunitarias, que tanto estamos dando en esta crisis y la AEC en el espacio científico que le es propio, estaremos ahí para recordar a quien corresponda la sabiduría que hemos extraído de esta pandemia.
 

Espacio AEC

 

La AEC en el escenario de la pandemia COVID-19

 

Es cierto que todas/os tenemos ganas de pasar página y retomar una actividad que se asemeje lo más posible a la normalidad conocida o, cuanto menos, a aquella que nos permita una convivencia sin tanta incertidumbre, alarma, miedo e incluso sufrimiento.
Para lograrlo necesitamos seguir trabajando en el afrontamiento de la pandemia y de manera casi simultánea en la construcción de escenarios de salud y saludables en los que podamos vivir y convivir.
Desde que en marzo se decretara el estado de alarma en España por la irrupción de la COVID-19, desde la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) se ha desarrollado una actividad tan intensa como productiva.
En los inicios de la pandemia participamos activamente, como sociedad científica, en la redacción de diferentes guías de actuación en diferentes ámbitos (Atención Primaria, Atención Domiciliaria…) impulsadas por el Ministerio de Sanidad.
La propia evolución de la pandemia llevó a posicionarnos sobre diferentes aspectos relacionados con la misma y que se trasladaron tanto al Ministerio de Sanidad como a las Consejerías de Salud de las comunidades autónomas. En particular nos posicionamos sobre la creación de medidas de prevención, durante el confinamiento, en supermercados y otros servicios esenciales, sobre la utilización de hoteles como zona de descanso de profesionales o para atención de personas en cuarentena, sobre la contratación de estudiantes de enfermería, sobre la carencia de equipos de protección individual, la contratación de especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria, etc.
Pero quisiéramos destacar la permanente argumentación que, desde el principio, trasladamos a todas las administraciones nacionales y autonómicas en torno al papel residual y subsidiario que se hizo de la Atención Primaria y de sus profesionales, así como la negación a desarrollar actividades de intervención comunitaria, lo que condujo a que la ciudadanía fuese considerada más un problema que una parte de la solución. Desde AEC se trasladaron medidas concretas a desarrollar en la línea de organizaciones internacionales tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), que señalan que las redes comunitarias son esenciales para el manejo de la crisis social y sanitaria de la COVID-19, sin que las mismas, lamentablemente, tuviesen mucho éxito al no ser ni tan siquiera contempladas como alternativa o complementariedad a las acciones medicalizadas desde las que se está llevando a cabo el afrontamiento de la pandemia.
La AEC, además, a través de diferentes grupos de trabajo elaboró guías y protocolos para profesionales y ciudadanía sobre medidas preventivas y de protección. Participó en la elaboración de documentos técnicos sobre actuación profesional o desescalada, junto a otras sociedades científicas multidisciplinares. Elaboró notas de prensa, colaboró y apoyó la redacción de manifiestos, formó parte de comités de expertos en diferentes administraciones, etc.
Mención especial merece la participación de diferentes miembros de la AEC, como expertos, en los medios de comunicación (TV, radio y prensa virtual y escrita) tanto en el ámbito nacional como autonómico.
Formó parte de la Organización del I Congreso Nacional de COVID-19 junto a más de 65 sociedades científicas (SSCC) multiprofesionales, siendo uno de sus miembros portavoz, junto a otros siete profesionales, de todo el grupo de SSCC y pasando a formar parte de los comités científico y organizador del II Congreso COVID-19 a celebrar en mayo del próximo año.
La AEC estuvo presente mediante un representante en la ponencia para la Transformación del Sistema Nacional de Salud, junto a otros 19 expertos nacionales convocados por el Ministerio de Sanidad. Ponencia que en estos momentos se encuentra en fase de análisis para su implementación.
La actividad científica a través de artículos en revistas nacionales e internacionales o participando como ponentes en múltiples actividades científicas tanto en España como en Latinoamérica ha sido y sigue siendo una constante. Y por qué no decirlo, el esfuerzo de editar este mismo número especial sobre Experiencias Comunitarias durante la pandemia de COVID-19 de la revista científica de la AEC, RIdEC, en el que se ha ofrecido la oportunidad a profesionales de la Atención Primaria de compartir conocimiento innovador en forma de artículos científicos.
Todo ello, sin duda, ha supuesto un gran esfuerzo a sumar al que ya muchas de las enfermeras vienen realizando en su actividad en centros de salud saturados y con una planificación que deja mucho que desear.
Nuestra presencia y visibilidad ha sido una constante que nos ha permitido situarnos como referentes indiscutibles de la salud comunitaria, aunque, paradójicamente, haya sido como consecuencia de una enfermedad.
Las enfermeras comunitarias estamos llamadas a ser líderes en un contexto de cuidados que será el escenario que dejará a su paso la COVID-19. Por eso ahora más que nunca, la AEC se configura como una pieza clave en el apoyo, coordinación, desarrollo e implementación de estrategias científicas que avalen la prestación de cuidados profesionales enfermeros. De igual manera la AEC debe estar presente en cuantos foros científicos y profesionales sean constituidos por las administraciones sanitarias, como voz cualificada en la salud de la comunidad desde su perspectiva enfermera.
Posiblemente nada sea igual a lo que conocíamos antes de la pandemia, pero precisamente por ello debemos ser conscientes de la importancia que adquiere una sociedad científica como la AEC avalada por más de 25 años de existencia y de trabajo continuado por, para y con las personas, las familias y la comunidad.
Desde AEC seguiremos trabajando para que la comunidad tenga la visibilidad y la importancia que le corresponde en la toma de decisiones sobre su salud, al tiempo que lo haremos para que las enfermeras comunitarias se incorporen como decisoras indispensables en cualquier ámbito en el que se planifiquen políticas de salud que contribuyan, desde planteamientos salutogénicos, a generar espacios saludables que contribuyan a mantener sanos a los sanos.
 
José Ramón Martínez Riera 
Presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC)
 
 
 

¿Cómo es el EIR de Enfermería Familiar y Comunitaria?

(Entrevista publicada en DIARIO MEDICO)
 
 
1 Francisco Javier Pastor Gallardo
2 Samuel Bobadilla Gómez
3 Jorge García García
3 María Hidalgo Castellano
3 Marta Reyes Vázquez
 
 
  1. Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Tutor y Presidente de la Subcomisión de Enfermería de la Unidad Docente de Atención Familiar y Comunitaria del Área de Salud de Don Benito-Villanueva. Servicio Extremeño de Salud. Vicepresidente de la Comisión Nacional de la Especialidad.
  2. Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Tutor y Presidente de la Subcomisión de Enfermería de la Unidad Docente de Atención Familiar y Comunitaria del Área de Salud de Badajoz. Servicio Extremeño de Salud.
  3. Residente de segundo año de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria de la Unidad Docente de Atención Familiar y Comunitaria del Área de Salud de Don Benito-Villanueva. Servicio Extremeño de Salud.
 
 
 
Pregunta.- ¿Cuál es el perfil del especialista en EFYC?  
Respuesta.- Graduada en Enfermería, mayoritariamente de sexo femenino con poca o ninguna experiencia laboral previa.
Dedica, como norma general, uno o dos años a preparar la prueba de acceso, principalmente en academia, una vez terminados los estudios de grado. Su calificación media de examen para la elección de plaza varía según preferencia de destino, en su comunidad o regiones limítrofes. Suelen optar a esta especialidad como primera opción cada vez con mayor frecuencia. En definitiva, enfermeras que compartimos las mismas ganas de progresar y aprender, que buscamos darle otro enfoque a la Atención Primaria, que entendemos el trabajo dirigido a todos los aspectos de la enfermería, en su faceta tanto intervencionista, como de promoción, prevención y rehabilitación y que luchamos para introducirnos poco a poco como una figura clave y referente en la educación y los cuidados de la salud del individuo, familia y comunidad.
 
P.- ¿Qué características personales ideales tendría una especialista? 
R.- La especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria es una rama de las ciencias de la salud muy amplia que abarca los cuidados durante toda las etapas y situaciones de salud-enfermedad de la vida, englobando la formación en tantos campos que se necesitan personas lo más versátiles posibles. Si tuviera que destacar alguna característica diría que el especialista debería ser una persona resolutiva, atenta, cercana, paciente y con mucha maña, dispuesta a desempeñar roles que la enfermera comunitaria debe de asumir: proveedora de cuidados directos, soporte, apoyo y escucha, defensora, promotora, líder y animadora, de enlace, coordinadora y facilitadora, educadora, consejera y asesora.
Es ideal que cuente con experiencia previa favorecedora hacia la enfermería comunitaria potenciada durante su formación en el grado de enfermería y en el periodo de prácticas. Destacaría dos características principales: interés por la salud comunitaria y disponibilidad para el trabajo con la familia y la comunidad.
 
P.- ¿Es difícil obtener plaza EIR? 
R.- Es complicado obtener la plaza de residente para la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria, ya que actualmente no se dispone de plazas suficientes para poder especializarnos en todas las comunidades autónomas y hay que conseguir un puesto alto para poder elegir especialidad y unidad docente.
La situación laboral precaria de la enfermería en España, junto con la necesidad creciente de especializarse que sienten las enfermeras, hace que cada vez sean más las personas que se presentan para obtener una plaza EIR. Este aumento del número de participantes es directamente proporcional a la dificultad del examen de acceso a las plazas de especialistas. Sin duda el EIR es una carrera de fondo y requiere una gran inversión de tiempo, esfuerzo y dinero que no todas las enfermeras están dispuestas a realizar.
Si lo comparamos con los MIR, la competencia por una plaza MIR se endurece. Hasta cinco veces menos de probabilidades tienen los aspirantes de enfermería de conseguir una plaza respecto a los médicos residentes. A esto se añade la dificultad del examen atribuida al incremento de número de preguntas y el tiempo asignado para su resolución. Se pone en cuestión además el contenido ambiguo de las preguntas de examen en relación al programa oficial de la especialidad.
 
P.- ¿Cuál es el horario habitual? 
R.- El horario laboral de contratación es en jornada de mañana de lunes a viernes en casi su totalidad, aunque puede depender de varias cosas como del rotatorio del itinerario formativo, el área de salud, e incluso la comunidad autónoma. Principalmente las guardias y algunas rotaciones de su itinerario formativo suelen corresponderse con jornadas de tarde y/o noche.
 
P.- ¿Cuál es el número habitual de guardias? ¿Son duras, tranquilas…? 
R.- Atendiendo a las recomendaciones del Programa Oficial de la Especialidad, y dependiendo de cada unidad docente, las guardias suelen ser de tres a cuatro guardias mensuales. Ampliadas en su segundo año, y dependiendo de los dispositivos disponibles para su actividad. En general, los EIR suelen estar sobre la plantilla habitual del personal de enfermería, siempre acompañados por un tutor durante las guardias, con diferentes niveles de supervisión según año de residencia. Las que tienen una mayor intensidad y carga de trabajo se localizan en las guardias de urgencias y emergencias, también suele haber una estrecha relación con la época del año que estemos atravesando, llegándose a producir mayor carga de trabajo durante los meses de otoño e invierno.
 
P.- ¿Cuáles son las principales rotaciones? 
R.- El itinerario formativo de la especialidad que contempla el Programa Oficial de la Especialidad recoge un amplio abanico de competencias que el especialista debe de adquirir durante su periodo de formación, llegando a formarse en diversos campos y rotando por servicios tanto de Atención Primaria como Hospitalaria y otros dispositivos.
En esta especialidad uno de los aspectos formativos destacados recae fundamentalmente en los rotatorios de las Unidades de Apoyo de Atención Primaria: cuidados paliativos, unidad del dolor, planificación familiar, atención a la drogodependencia y conductas adictivas, atención en la adolescencia, salud escolar, equipo de salud mental, y las unidades especializadas en educación en diabetes y la salud pública entre otras. Además, son de trascendencia las rotaciones por la unidad de emergencias extrahospitalarias, así como la consulta de pediatría, con el trabajador social o la matrona del centro de salud.
 
P.- ¿Cómo es la actividad habitual del residente? 
R.- La actividad habitual del residente durante el horario de trabajo es diversa, pues depende en gran medida de la persona o personas con la que trabajes durante el rotatorio. En un primer periodo los residentes están bajo supervisión directa del tutor en el centro de salud asignado, teniendo una participación práctica de aprendizaje. Las rotaciones suelen ser de una duración variable dependiendo de las competencias que deba adquirir el residente, variando de una semana a un mes. En una segunda etapa en su último año en el centro de salud, los EIR tienen una participación más activa y autónoma, desarrollando proyectos comunitarios, de educación para la salud o manejo más independiente en la consulta de enfermería.
Durante sus dos años de residencia realizan cursos y talleres que complementan su formación.
 
P.- ¿Qué tipo de pacientes trata? 
R.- Personas que se circunscriben a la zona básica de un centro de salud, en un contexto del individuo, la familia y la comunidad, abordando todos los cuidados necesarios en las diversas etapas de la vida, desde la infancia a la edad senil. Una buena parte de su actividad asistencial se centra en la atención a la patología crónica: personas con hipertensión arterial, diabetes, dislipemia, EPOC, obesidad o riesgo cardiovascular, entre otros. La enfermera comunitaria, y el EIR en Enfermería Familiar y Comunitaria, es, en definitiva, quien se encargan de educar, guiar, asesorar y dar soporte a los cuidados de estas personas con problemas de salud crónicos, así como a sus familiares y cuidadores contemplados en los planes integrales diseñados para abordar la cronicidad.
El especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria es el profesional que se encarga de planificar la intervención comunitaria en salud y educación sanitaria, creando grupos de trabajo y articulándose de manera coordinada con los diversos recursos de la comunidad (asociaciones, colegios, establecimientos públicos, etc.) o manteniendo una atención individualizada en determinados casos, liderando las actividades de prevención de la enfermedad y promoción de la salud, identificando y captando las personas más vulnerables susceptibles de cuidados y fomentando un estilo de vida saludable en la población sana.
 
P.- ¿Cómo es la carga emocional? 
R.- La carga emocional de la especialidad es alta pues es muy fácil empatizar con los pacientes. En la consulta de primaria se crea una relación especial con los pacientes, los escuchamos, les solucionamos problemas, nos preocupamos por su entorno social y familiar etc. Por todo esto, se genera un vínculo muy fuerte con el paciente por lo que es fácil que ante situaciones difíciles el profesional se vea involucrado emocionalmente. Sin embargo, considero que no tenemos que tomarlo como algo negativo sino todo lo contrario. El conectar emocionalmente mejora la confianza con la persona y puede ayudar a conseguir objetivos de salud. Por otro lado, desde el punto de vista del profesional sanitario considero que todas estas experiencias y vivencias te hacen mejor profesional y mejor persona.
Se trabaja diariamente con una población asignada, a los que hay que dar seguimiento en cuidados y prevención en salud.
Muchos problemas de salud soportan una carga emocional derivada de situaciones familiares, sociales, laborales, educativas… que trasciende en la salud del paciente.
 
P.- ¿Cuál es la situación actual de la especialidad? ¿Cómo son las perspectivas laborales, tanto en la pública como en la privada? ¿Tiene alguna subespecialidad? 
R.- La situación de la especialidad no es muy optimista a corto y medio plazo. Después de la formación sanitaria especializada no hay continuidad con proyección laboral. La competencia para el desarrollo de la especialidad es exclusiva de las comunidades autónomas y no hay un plan estratégico fijado para consolidarla en un futuro inmediato. Para ello se necesitan crear puestos específicos con funciones asignadas a los especialistas, crear bolsas de trabajo y oferta pública de empleo.
El retraso en la realización de la prueba de competencia por la vía excepcional para la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria es uno de los mayores frenos que esta demorando la inclusión de los especialistas en el ámbito laboral.
En la actualidad algunas comunidades autónomas como Extremadura, la Comunidad Valenciana, región de Murcia, Madrid, Galicia, Andalucía, La Rioja, Aragón, Canarias, tienen creada la categoría profesional del especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria en sus respectivos servicios de salud, pero tan solo alguna de ellas como es el caso de la Comunidad Valenciana ha creado plazas para los especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria, y Galicia es la única que ha convocado una oferta pública de empleo específica para estos especialistas.
Es de vital importancia que esta situación pueda cambiar para que los especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria, ya formados durante las ocho primeras promociones puedan incorporarse en los diferentes servicios de salud y desempeñar sus cuidados avanzados en beneficio de la salud de la comunidad. En este sentido hay que destacar la encomiable labor que han desarrollado las sociedades científicas de Enfermería Familiar y Comunitaria, como en el caso de la Asociación de Enfermería Comunitaria AEC a través de sus vocalías territoriales contribuyendo y colaborando en la definición del perfil de los especialistas para su implementación en los servicios de salud.
 
 
 
 

De trabajar e investigar con virus a sentir su efecto en primera persona

 
Albert Cortés Borra 
Enfermero. Máster en Gestión de Servicios de Enfermería.
Supervisor general de Enfermería en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Director de HUGES – Humanizando la Gestión Sanitaria.
Codirector de J&C – Gestión Sanitaria.
 
 
La pandemia global por COVID-19 sin duda ha marcado muchas vidas, por muchos factores, en el ámbito laboral los profesionales sanitarios se enfrentan a uno de los mayores retos a los que se han enfrentado a lo largo de sus vidas como trabajadores sanitarios, por la presión asistencial, por las condiciones de trabajo, por la escasez de medidas de protección, por disponer de planillas ajustadas, por enfrentarse a un enemigo desconocido y mortal; con todos los miedos que surgen por ello, miedo a la propia infección o la infección de sus familias; y también marcados por la pérdida de familiares y amigos víctimas del coronavirus.
Soy enfermero desde 1984, a lo largo de estos años he desarrollado mi ejercicio profesional en un gran hospital de tercer nivel en la ciudad de Barcelona (España), y se puede decir que en mi curriculum profesional hay dos grandes pasiones: la virología y la gestión. Durante más de 13 años mi labor como enfermero la desarrollé en el Servicio de Microbiología, en concreto en el área de virus del Dr. Ignasi Calicó, uno de los pioneros de la virología en España, sin duda esta etapa profesional me hizo conocer y aprender mucho sobre virus y su comportamiento en la denominada virología clínica. Los virus han estado y estarán presentes en nuestras vidas, y seguirán dando batalla a los profesionales por su adaptabilidad al medio, su capacidad de mutación y, por supuesto, su infectividad y morbimortalidad. En nuestros cultivos celulares podíamos aislar: citomegalovirus, herpes simple, varicela-zóster, adenovirus, enterovirus (ECHO, polio y coxsackie), influenza y parainfluenza, rinovirus, reovirus, incluso realizamos hallazgos de Toxoplasma gondii, nos atrevimos al aislamiento de Chlamydia trachomatis, y también llegamos a aislar coronavirus.
Quién me iba a decir en esos tiempos que los virus, y en concreto el coronavirus, iban a marcar mi vida como lo ha hecho durante esta pandemia, quién me iba a decir que yo sería una segunda víctima, una víctima colateral, pero víctima al fin y al cabo del SARS-CoV-2. Nadie en su sano juicio sería capaz de imaginar la situación que nos está tocando vivir, esta gravísima situación mundial donde un virus de un tamaño ínfimo está poniendo en jaque a todos los sistemas sanitarios, a su dirigentes y por supuesto a los profesionales; si nos lo hubieran dicho, nuestra respuesta hubiera sido: “esto es imposible”.
Actualmente soy supervisor general de enfermería en el área materno-infantil de mi hospital, he vivido el comienzo de la crisis sanitaria debido a mi puesto de responsabilidad: los primeros casos sospechosos de COVID-19; suministrar EPI a los profesionales: batas, mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico; participar de las sesiones clínicas virtuales para estar al día de las últimas novedades; leer con avidez artículos científicos sobre el coronavirus; poder hablar con las enfermeras del turno que se mostraban preocupadas por ese desconocido virus que estaba siendo protagonista de nuestras vidas; y ver cómo se extendía desde China a Europa, llegando a España y a Barcelona.
El cambio en mi vida empezó a suceder a mediados de marzo, mi familia es una familia unida, que ante cualquier problema que pueda surgir se vuelca en buscar la solución y esta es la historia de cómo la COVID-19 entró de lleno en nuestras vidas, y en concreto en la mía. Recibir la llamada de tu suegra que te dice “el papa tiene fiebre”, la primera respuesta que se te pasa por la cabeza es decirle “seguro que se ha resfriado”, ya que mi suegro, Paco, a pesar de sus 87 años, era una persona totalmente autónoma y activa, siendo el pilar de su casa y cuidador principal de su esposa con enfermedad de Parkinson con un grado de discapacidad superior al 75%. Ese día seguimos controlando la temperatura a distancia, con constantes llamadas telefónicas para saber si seguía con fiebre o no, al ver que la fiebre no desaparecía tomamos una doble decisión, ir a vivir a su casa para poder hacer un mejor seguimiento y al mismo tiempo acudir al centro de salud, para que su médico le explorase y valorase esa fiebre.
La respuesta del médico fue que la exploración respiratoria era normal, que no había signos de neumonía, y que debíamos seguir con la valoración de su temperatura controlándola con antitérmicos. Así hicimos, pero la fiebre seguía a pesar de lo que hacíamos para disminuirla. Volvimos a acudir al centro de salud, y nuevamente la respuesta de la doctora fue la misma: “la auscultación es normal, la saturación de O2 también”, vuelta a casa, control de temperatura y saturación de O2 constantemente, y seguía manteniéndose con fiebre y saturaciones aceptables, sin disnea, sin una tos que sugiriera algo distinto.
Hasta que una mañana antes de las 8, la saturación descendió a 88, recomprobada hasta cuatro veces, la fiebre mantenida, la decisión es clara: ambulancia y traslado al hospital, a mi hospital. Llegamos a urgencias y todo estaba en pleno caos, decenas de ambulancias llevando a pacientes con sospecha de infección respiratoria, los técnicos de transporte sanitario equipados con sus equipos de protección individual (EPI), las mascarillas de uso imprescindible para todos los que estamos allí… Por suerte el triaje en urgencias es rápido, no deja de ser mi hospital, y puede pasar ya a la zona de espera de pacientes sospechosos de COVID-19, por protocolo debe entrar solo, pero al identificarme como supervisor de enfermería puedo acompañarle.
La espera en urgencias se hace eterna, la palabra “desbordado” no es suficiente para describirlo, las enfermeras, auxiliares y médicos están trabajando de manera incesante, todos los boxes de ataque están llenos, con el cartel de “Aislamiento por infección respiratoria” colgado en las puertas siempre cerradas de las habitaciones. A mi manera intento calmar su ansiedad, la ansiedad lógica que cualquier paciente esperando diagnóstico tiene, pasan las horas y se le puede realizar el frotis nasofaríngeo para determinar por PCR si es portador del virus; y vuelta a esperar, sentado en la silla de ruedas, que cuando nuestro hijo David entra a trabajar, él es celador en el hospital, se la cambia por una más cómoda. Seguimos esperando.
Paco está en ayunas, lógicamente nervioso, mi esposa con la que me comunico a través del teléfono móvil espera en el parking del hospital, la fiebre se mantiene y la saturación de O2 parece mejor ya que el oxígeno hace su función. Por la tarde se le puede asignar un box y pasar a una situación más cómoda, dejar la silla de ruedas y poder acostarse en una camilla; allí ya es explorado por uno de los médicos de urgencias, se le practica una radiografía de tórax y prescribe antibióticos y paracetamol. Aún esperamos los resultados de la PCR, por fortuna puedo estar con él acompañándole en el box, con varias visitas de David, que se escapa de su labor profesional para estar con su abuelo.
Ya es de noche, y puede cenar, el enfermero que le atiende le sirve la cena, que más o menos come, esperando tener noticias, que llegan a través del médico que le ha visitado anteriormente: “la PCR es positiva y la placa muestra signos de neumonía”, advirtiéndome del mal pronóstico de Paco, más tratándose de un paciente que a pesar de su muy buen estado general, tiene una edad crítica ante el coronavirus. Una vez diagnosticado no puedo ya estar con él, y únicamente puedo despedirme dándole ánimo y pidiéndole que sea fuerte y luche, y haga caso de todas las recomendaciones que le den: “Paco, sé fuerte y saldrás adelante”, y con todo mi pesar debo salir de urgencias, dejándole solo allí, es la última vez que lo podré ver.
A partir de ese momento las emociones se desatan, debo comunicar a mi esposa que su padre es positivo, que su padre se queda ingresado a la espera de cama en una unidad de hospitalización. Su reacción es lógica y comprensible, rompe a llorar y no veo la manera de calmarla, por mi parte intento mantener la calma y ser optimista, pero en mi interior me corroe el miedo, el miedo a las devastadoras consecuencias del coronavirus en pacientes de edad avanzada.
Debemos aislarnos para prevenir infectarnos nosotros, y durante esos días (14) vamos a estar cada uno en una habitación, llevando en casa mascarilla y guantes, extremando las precauciones, ya que tanto mi esposa, mi suegra, mi hijo y yo hemos tenido contacto con el coronavirus, mientras Paco sigue en el hospital luchando contra su destino, solo en la habitación 409. Cada día somos informados telefónicamente por el médico responsable, pero las informaciones que recibimos no son para nada optimistas, a pesar del tratamiento y de la oxigenoterapia, la evolución no es favorable, puesto que sin oxígeno desatura a cifras muy bajas, y nos dice que debemos estar preparados para lo peor. Para evitar que mi esposa sea la interlocutora con el equipo médico llamo para que pongan mi número de teléfono y sea yo quien hable con ellos. Sigue con desaturaciones a pesar de la Monaghan y morfina para facilitar el trabajo respiratorio, mi papel es difícil, ya que debo mostrar ante mi familia la esperanza necesaria, pero soy consciente de la gravedad y el mal pronóstico. No poder estar con él, pensar en su soledad en la habitación es muy duro y cruel, no poder acompañar a alguien querido, que lucha contra el destino te hiere totalmente, en estos días interminables solo es visitado por el equipo del hospital, y 12 Paula, la novia de David, que también trabaja en el hospital puede entrar a saludarle y animarle diciéndole que todos estamos bien, sobre todo su esposa e hijas, esta visita nos reconforta, ya que al menos ha podido ver a alguien conocido aunque sea enfundada en su EPI.
Son las 5 de la mañana y recibo una llamada, es la médico de guardia, que me informa que hay empeoramiento clínico irreversible, que van a proceder a aplicar medidas de confort: midazolam y morfina. El fin está cerca, una persona fuerte, vital, autónoma e independiente va a sucumbir por la infección por coronavirus, y he de transmitir el mensaje a mi esposa, decirle que no hay nada a hacer. Es durísimo ver a tu mujer destrozada por la noticia, sin posibilidad de consuelo, sin poder abrazarla al estar en esta situación de aislamiento, sin poder hacer nada, desde la distancia y nuestro aislamiento no nos queda más que esperar la llamada final.
Yo no suelo llevar el timbre del teléfono con volumen activado, pero ese día llevo el volumen a tope, esperando que no suene… pero suena, y desgraciadamente el 22 de marzo a las 17:30 h recibo la llamada que nunca deseas recibir.
No puedo describir todo lo que siento y vivo en ese momento, es una sensación extraña, donde intentas mantener la calma, pero interiormente no puedes, no puedes por el solitario adiós de Paco, por la lógica reacción de mi esposa y de mi suegra, por no haber estado allí, por no haber hecho más, por no haber estado a la altura de las circunstancias, por no haber actuado antes, por todas estas cosas, me siento mal, pero no puedo demostrarlo, mi papel debe ser de ayuda, consuelo y soporte emocional, un soporte emocional a distancia, ya que estamos aislados y no podemos abrazarnos ni tan siquiera tocarnos. Es todo tan cruel, no poder consolar a tu esposa que acaba de perder a su padre, no poder demostrar que estás presente, no poder llorar abrazados por la durísima pérdida de una grandísima persona.
Soy una segunda víctima del coronavirus, como hay miles en todo el mundo, esta pandemia global nos ha sumido en una deshumanización brutal, ha roto todos los esquemas del sistema sanitario, impidiendo estar con los pacientes, impidiendo dar la mano a quién lo necesita, impidiendo estar al lado del que sufre en soledad la enfermedad. Es tan impactante que no te puedes recuperar de este impacto, por mucho que lo intentes no sales adelante, y los pensamientos te corroen por dentro, porque sientes que no has hecho bien las cosas, que no has actuado como tal vez se debería. No puedo concentrarme, no puedo dejar de pensar, no puedo dejar de tener ese nudo en el interior, sumado al sufrimiento y dolor de mi familia, a la que debo apoyar y ayudar, y no veo la manera de hacerlo. El coronavirus nos ha marcado para siempre, ahora mi único objetivo vital es estar con ellos, honrando la memoria de Paco, y aprendiendo de sus enseñanzas, tal como dije en su día: cuando se pueda salir a comer fuera de casa sin riesgos, me tomaré a su salud un “valenciano” de postre, que es un zumo de naranja natural con una bola de helado de vainilla, este será a partir de ahora mi humilde homenaje a una persona que me acogió en su familia con los brazos abiertos, a una persona con la que compartí horas y horas de charla, a pesar de nuestras divergencias tanto políticas como futbolísticas, siempre las zanjábamos con una sonrisa, una persona que me enseñó valores imprescindibles para crear una familia.
Mi vida ha cambiado, mis objetivos vitales también, ya que de alguna manera Paco está dentro de mí, y he de seguir su labor: cuidar de su esposa para que viva lo mejor posible, y querer mucho a su hija, mi esposa Sandra, no puedo ocupar su lugar, pero lucharé siempre porque a pesar de la tristeza y el dolor que nos acompaña, puedan recuperar parte de la felicidad perdida.
 
“Paco t’estimo, gràcies per tot!”
 
 

Cartas a la dirección

Consideraciones sobre el cierre de parques infantiles para frenar la transmisión de la COVID-19

 
Dra. Azucena Santillán-García
PhD. MSc Nurs. RN. Hospital Universitario de Burgos, España
 
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Fecha de recepción: 10 de octubre de 2020.
Aceptada su publicación: 28 de octubre de 2020.
 
 
 
Estimado editor:
Desde el inicio de la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del SARS-CoV-2, diversas han sido las medidas adoptadas para frenar su transmisión. En un primer momento la comunidad científica no tenía datos suficientes como para dar respuesta a algunas de las múltiples cuestiones cuya resolución urgía. Pero hemos avanzado en el conocimiento sobre la COVID-19 y entre los aspectos más investigados está la transmisión del coronavirus. Gracias a los resultados de las últimas investigaciones sabemos que la principal vía de transmisión es por el aire, a través de gotas y aerosoles (1).
Por tanto, los datos y el conocimiento con el que contamos meses después de iniciarse la crisis son diferentes a los que sustentaban la toma de decisiones en el inicio, con lo que el abordaje de las medidas para disminuir los contagios en oleadas consiguientes debería ser diferente.
Una de las medidas que se adoptó en marzo fue el cierre de los parques infantiles. Esta medida se fue eliminando paulatinamente durante la desescalada, aunque de manera heterogénea, llegando incluso a mantenerse en algunas zonas. Tras el verano y con los rebrotes, la situación epidemiológica ha vuelto a precisar medidas de contención, y de nuevo una de las decisiones adoptadas ha sido el cierre de parques infantiles. Este cierre se ha producido de manera desigual en el territorio español, y es difícil precisar el porcentaje de zonas afectadas, aunque a tenor de lo comentado en medios de comunicación y redes sociales (tal y como muestra por ejemplo el hashtag #QueCorraElAire) parece que se ha aplicado de manera extensiva por parte de las autoridades locales.
Esta medida pudo estar justificada en marzo, pero tras meses de investigación y ampliación del conocimiento científico deja de estarlo, ya que ha quedado demostrado que el contagio a través de fómites en circunstancias normales es bastante menor del que inicialmente se pensaba (2). Esto unido a que hay indicios para pensar que la luz solar inactiva al virus (3), teje un argumentario a favor de mantener los parques infantiles abiertos.
De hecho, lo lógico sería fomentar las actividades al aire libre dado que en espacios cerrados hay más riesgo de transmisión que en espacios abiertos (4).
Por tanto, que los niños utilicen los parques públicos no parece ser potencialmente más peligroso (en términos de contención de la propagación vírica) que el que los adultos utilicen terrazas u otros espacios de ocio, o que las familias acudan a parques de atracciones. Si lo que se pretende es reducir la interacción social de los padres, habría que acompañar esta de otras medidas orientadas al ocio, y en cualquier caso no se debe obviar que mantener la distancia de seguridad y el correcto uso de la mascarilla siguen siendo medidas necesarias (5).
La resolución de 30 de septiembre de 2020 de la Secretaría de Estado de Sanidad, en la que se publica el acuerdo del Consejo Interterritorial sobre las actuaciones coordinadas para responder a la transmisión del SARS-CoV-2, no incluye el cierre de parques infantiles en las ciudades españolas de más de 100.000 habitantes en las que concurran las condiciones de alta incidencia marcadas por Sanidad, aunque esta medida aparecía en el borrador de dicho documento. Pese a todo, el cierre de parques infantiles es una realidad injustificada en cientos de localidades.
En toda decisión debe haber una medición de costes y beneficios. En este caso el beneficio (la contención de la transmisión) es bajo y el coste elevado si tenemos en cuenta que se priva a los niños de un elemento esencial para su desarrollo físico, afectivo y social (6). Es necesario que las medidas de salud pública se hagan teniendo en cuenta tanto la evidencia científica como la situación epidemiológica para eludir consecuencias negativas evitables.
Los decisores tienen que comprender que cuando se aplican medidas de estas características deben ir acompañadas de argumentos que justifiquen su aplicación, en caso contrario la confianza de la población en las autoridades sanitarias disminuye y esto puede conducir al incumplimiento de otras medidas que sí están justificadas.
 
 
Bibliografía 
 
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Artículo Especial - Declaración de posicionamiento sobre el uso del metotrexato parenteral por parte de enfermeras de Atención Primaria

 

 

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
De la Torre-Aboki J, Martínez Alberola N, Martínez Alcolea MN, Barranco Oliver L, Sivera F, Andreu JL. Declaración de posicionamiento sobre el uso del metotrexato parenteral por parte de enfermeras de Atención Primaria. RIdEC 2020; 13(2):16-23.
 
Fecha de recepción: 1 de junio de 2020.
Aceptada su publicación: 7 de octubre de 2020.
 

Autores

 
1 Jenny de la Torre-Aboki 
2 Nieves Martínez Alberola 
3 María Nieves Martínez Alcolea 
4 Laura Barranco Oliver 
5 Francisca Sivera 
6 José Luis Andreu
 
 
  1. Doctora en Enfermería. Enfermera especialista en Reumatología. Hospital de Día. Hospital General Universitario de Alicante.
  2. Enfermera. Responsable Consulta enfermera de Reumatología Hospital General Universitario de Elda. Alicante.
  3. Coordinadora de Enfermería. Centro de Salud Benalúa. Alicante.
  4. Enfermera de Enfermería Familiar y Comunitaria. Referente Osteomuscular ABS Pubilla Cases. Asesora Osteomuscular SAP Delta. ABS Pubilla Cases, Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
  5. Jefa de Sección de Reumatología. Hospital General Universitario del Elda. Alicante.
  6. Jefe de Servicio. Servicio de Reumatología. H. U. Puerta de Hierro Majadahonda. Madrid.
En representación del Grupo de Trabajo de posicionamiento de Metotrexato en Atención Primaria.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Introducción/objetivo: el metotrexato, fármaco utilizado inicialmente como citostático en el tratamiento de determinados tipos de neoplasias, se utiliza también a dosis bajas en el manejo de patologías autoinmunes (metotrexato de uso no oncológico). La posología parenteral suele ser administrada frecuentemente por enfermeras de Atención Primaria, existiendo una disparidad de actuaciones respecto a la correcta manipulación del mismo. El objetivo de este documento de posicionamiento es unificar y establecer unas recomendaciones para la correcta manipulación del metotrexato de uso no oncológico con el fin de disminuir el riesgo de exposición por parte del personal de enfermería de Atención Primaria.
Método: un grupo de trabajo formado por un equipo multidisciplinar (enfermeras de reumatología y Atención Primaria, reumatólogos y farmacéuticos hospitalarios) desarrollaron las recomendaciones. Se realizó una búsqueda sistemática de la literatura y posteriormente se presentaron los resultados de la misma. Las recomendaciones fueron formuladas en función de dichos resultados y a opinión de expertos.
Resultados: se han establecido unas recomendaciones en las cuales se detalla: el equipo de protección individual para la enfermera que administra metotrexato parenteral de uso no oncológico, la correcta administración del mismo por parte de la enfermera y por parte del paciente, así como la actuación en caso de exposición accidental y el manejo de residuos.
Conclusión: la administración por parte de enfermeras de Atención Primaria de metotrexato parenteral de uso no oncológico requiere de una determinada manipulación con el fin de reducir al máximo su exposición.
 
PALABRAS CLAVE:
metotrexato; Atención Primaria; enfermera; manipulación.
 

Title:

A position statement on the use of parenteral methotrexate by primary care nurses

ABSTRACT:

 
Introduction/purpose: methotrexate, a drug initially used as a cytostatic agent in the treatment of certain types of neoplasms, is also used at low doses in the management of autoimmune diseases (non-cancer-related use of methotrexate). Parenteral dosing is commonly administered by Primary Care nurses, and a variety of procedures exist for the correct drug handling.
The present position statement aims at unifying and establishing recommendations regarding the correct handling of methotrexate for non-cancer-related use in order to reduce the risk of exposure in Primary Care nursing staff.
Methods: tecommendations were developed by a working group based on a multidisciplinary team (rheumatology and primary care nurses, rheumatologists, and hospital pharmacists). A systematic literature search was carried out, and findings were presented. Based on such results and on expert opinion, a number of recommendations were written.
Results: recommendations have been developed for: personal protection equipment for nurses administering parenteral non-cancer-related methotrexate; correct administration of methotrexate by nurses and by patients; and actions to be implemented in the event of accidental exposure and for waste disposal.
Conclusion: administration of parenteral methotrexate for non-cancer-related use by Primary Care nurses requires specific handling to minimize potential exposure.
 
KEYWORDS:
methotrexate; Primary Care; nurse; handling.
 

 

Introducción

 
El metotrexato es un fármaco que se utilizó inicialmente como citostático en el tratamiento de determinados tipos de neoplasias. Tras ver que dosis bajas (comparadas con las empleadas en neoplasias) eran eficaces en psoriasis cutánea, se ensayó para el tratamiento de la artritis reumatoide también a dosis bajas, donde se apreció una notable eficacia, debido a la reducción de la actividad del sistema inmunológico (1). Dentro del manejo de enfermedades reumáticas pertenece al grupo de fármacos denominados fármacos modificadores de la enfermedad (FAME), siendo muy eficaz para el control de enfermedades como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, así como otras enfermedades reumáticas autoinmunes. A las dosis empleadas en reumatología, entre 7,5-25 mg semanales, el metotrexato ejerce una acción inmunosupresora y antiinflamatoria. Su uso puede ser en monoterapia o combinado con otros FAME sintéticos o terapia biológica (2).
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) publicó en el año 2016 el documento “Medicamentos peligrosos: medidas de prevención para su preparación y administración” en el cual cambió la clasificación del metotrexato pasando a pertenecer al “Grupo 1: Medicamentos antineoplásicos” (3). Dicho cambio en la clasificación hace necesaria una actualización sobre el manejo correcto del metotrexato, puesto que su administración en Atención Primaria (AP) es muy frecuente en la actualidad. Sin embargo, dicho documento presenta al metotrexato como fármaco citostático sin diferenciación de las dosis utilizadas en reumatología/dermatología (MTX de uso no oncológico). Es necesario recalcar la gran diferencia de dosis entre el MTX de uso no oncológico, donde se administran dosis desde 7,5-25 mg en AP, frente al MTX oncológico, donde se puede llegar a dosis de hasta 5.000 mg en el ámbito hospitalario.
Las recomendaciones seguidas en la actualidad están, en su mayoría, basadas en la dosis de MTX oncológico. Por ese motivo, la elaboración de este documento de posicionamiento se hace con la intención de unificar y establecer unas recomendaciones basadas en evidencia y el consenso de expertos para la correcta manipulación del metotrexato en patologías reumáticas, disminuir el riesgo de exposición por parte del personal de enfermería de Atención Primaria, así como evitar la posible contaminación ambiental.
 
 
Procedimiento de actuación
 
Tipos de metotrexato de uso no oncológico 
 
Dentro de los tipos de metotrexano de uso no oncológico se encuentran (Cuadro 1):
• Metotrexato solución inyectable en jeringa precargada: Bertanel©, Imeth©, Metoject©, Quinux©, Nordimet©, Glofer©, Methofill©.
• Metotrexato solución inyectable pluma: Metoject©, Nordimet©.
• Metotrexato 2,5 mg comprimidos: Metotrexato EFG.
 
 
Equipos de protección individual (EPI) para la enfermera que administra metotrexato (4) 
 
• Guantes: se recomienda que los guantes sean sinte ticos (nitrilo, poliuretano, neopreno) con un mi nimo de 0,3 mm y un límite ma ximo de permeabilidad de 1 μg/cm2 por minuto. Han de ser libres de polvo, puesto que el talco atrae posibles partículas aerosolizadas, aumentando el riesgo de absorción en caso de exposición.
La colocación de los guantes se realizará según la técnica aséptica: el primer par por debajo de la manga de la bata y el segundo por encima de estos.
Lavado de manos con jabón antimicrobiano (recomendado por el Servicio de Medicina Preventiva) en lugar de soluciones hidroalcohólicas, con objeto de facilitar el arrastre de posibles restos de fármaco que hayan podido permear el guante, sobre todo en el lavado de manos tras manipulación.
En condiciones normales de trabajo se cambiará n siempre que se contaminen, se rompan o al atender a otro paciente.
El personal no puede salir de la sala de administración con los guantes puestos. Llegado el momento, el orden de retirada será: guante, bata y guante. Se desecharán en el contenedor de desechos citostáticos G-IV.
• Batas: el material no debe desprender partículas ni fibras (recomendable material no tejido a base de poliolefinas) con abertura en la parte trasera, mangas largas y puños elásticos ajustados cerrados a la altura de la muñeca. Exigible como mínimo, que cumpla niveles tipo 6 (barrera frente a salpicaduras de intensidad limitada) y tipo 5 (barrera frente a partículas).
El vestuario de laboratorio, las batas quirúrgicas, la ropa de aislamiento y el vestuario de materiales absorbentes no son apropiados porque permiten la permeación de metotrexato.
Si no se dispone de información sobre el nivel de permeabilidad de las batas se recomienda cambiarse cada dos horas o inmediatamente después de un derrame o una salpicadura. El personal no puede salir del área de administración con la bata.
• Mascarillas: en caso de ser necesarias por riesgo de inhalación, la mascarilla tiene que ser tipo FFP3. Deberá ser utilizada en los procedimientos en los que haya riesgo de generación de aerosoles (limpieza de derrames y recogida de residuos) y siempre que haya riesgo de salpicaduras. El personal no saldrá del área con la mascarilla puesta.
La mascarilla ha de ajustarse herméticamente a la cara, comprobando la estanqueidad tapando la válvula de entrada de aire con la mano e inspirando para comprobar el colapso.
No se empleará con barba, dado que no permite asegurar la protección. Debe tirarse al contenedor de desechos citostáticos G-IV transcurrido el tiempo que indique el fabricante.
• Gafas: en caso de ser necesarias por riesgo de salpicaduras, las gafas deben ser de montura integral (tipo B) panorámicas, con campo de uso código 5 (protección frente a gas y partículas de polvo finas, < 5 micrómetros), que ofrecen protección estanca de la región orbital.
Tendrán que ser empleadas en los procedimientos en los que haya riesgo de generación de aerosoles (limpieza de derrames y recogida de residuos) y siempre que haya riesgo de salpicaduras.
El personal no podrá salir del área con las gafas puestas. La retirada de las gafas se hará de atrás a delante, evitando tocar la superficie externa que pudiera estar contaminada. Debe tirarse al contenedor de residuos químicos transcurrido el tiempo que indique el fabricante.
 
El orden de colocación y la retirada de EPI cuando se precisa utilizar dos pares de guantes (4) se recoge en el Cuadro 2.
 
 
Administración 
 
Por parte de la enfermera 
En los centros de AP no se debe preparar ningún antineoplásico debido al riesgo que supone la manipulación del producto y posible contaminación del ambiente y/o personal de enfermería.
La administración de metotrexato se ha de llevar a cabo por personal formado. No se recomienda el manejo ni la administración de metotrexato por parte de profesionales que estén embarazadas –particularmente durante el primer trimestre-, en periodo de lactancia materna, hayan recibido radiaciones ionizantes o tratamientos inmunosupresores y/o citostáticos.
La administración de metroxetato se puede realizar por vía SC o IM. Los lugares de inyección de metotrexato son los mismos que para la administración habitual de fármacos subcutáneos: abdomen, evitando la zona alrededor del ombligo; tercio medio de la cara externa del brazo; y muslos, cara anterior y lateral, siendo recomendable la rotación del lugar de inyección.
Tanto en posología oral como en posología parenteral la dosis administrada tiene que ser semanal. Se han reportado errores de dosificación en relación, mayormente, a la posología oral por ingesta diaria de metotrexato con consecuencias fatales para el paciente (5). Es necesario enfatizar al sujeto la importancia de administrar el metotrexato un día a la semana, preferiblemente el mismo día para evitar confusiones, a la dosis exacta recomendada, así como la ingesta de ácido fólico/folínico según prescripción facultativa. La suplementación con ácido fólico/folínico reduce la tasa de eventos adversos y de suspensión del MTX sin comprometer la eficacia del tratamiento.
En la consulta, la enfermera tendrá que emplear material adecuado para la administración correcta del metotrexato (ver Cuadro 1 y apartado de EPI) siendo necesario: un paño desechable y encima de este otro paño desechable y absorbente (empapador), por si hay derrame accidental sobre la superficie de trabajo; gasas estériles; alcohol 70º; jeringa precargada con la medicación; apósito para zona de punción; contenedor de residuos para citostáticos para uso exclusivo de estos, de acuerdo a la normativa vigente en cada comunidad autónoma.
No es necesario realizar la limpieza de la zona de inyección con alcohol previo a la administración de metotrexato si el paciente presenta la piel limpia. En caso de limpiar la piel con alcohol se dejará pasar 30 segundos (o el tiempo recomendado según el antiséptico utilizado) antes de la inyección para que la piel seque (6,7).
No purgar la jeringa precargada ni la pluma. En caso de necesidad de ajuste de dosis en una jeringa precargada: no manipular el preparado mediante la expulsión del exceso de líquido o cualquier otra operación.
Inyectar el preparado dejando el sobrante de la dosis en la propia jeringa.
Si en algún caso, de manera excepcional, es necesario realizar un purgado fuera del servicio de farmacia, se empleará una gasa estéril empapada en alcohol de 70º para impedir la formación de aerosoles y la contaminación de superficies.
Las conexiones deben ser Luer-Lock, puesto que bloquean la sujeción de la jeringa y la aguja, impidiendo la desconexión accidental y evitan fugas del fármaco que contiene la jeringa. Se tiene que desechar al contenedor como una sola pieza.
Finalizada la inyección, la extracción se efectuará con una gasa impregnada en alcohol de 70º para evitar el reflujo de la medicación y el goteo.
Respecto a la adecuación del local y el horario para la administración de metotrexato se recomienda que las condiciones del local incluyan: ventilación natural o forzada, equipado con lavabo, con espacio suficiente para la preparación del campo de trabajo (8). Respecto al horario se recomienda citar el mismo día y franja horaria a todos los pacientes que van a recibir el tratamiento para facilitar la aplicación de medidas preventivas y disminuir la generación de residuos.
 
Parte del paciente: recomendaciones generales 
El paciente que se administra metotrexato en el domicilio deberá seguir, en líneas generales, las mismas recomendaciones anteriormente indicadas.
No es necesario el uso de guantes ni ningún otro material de protección en el paciente que se autoinyecta, ni tampoco es necesario que la administración sea a la intemperie, porque si se siguen las normas correctas de manejo no produce contaminación ambiental; no obstante, sí se debe llevar a cabo la administración en un lugar limpio, por ejemplo, la habitación donde solo se encuentren las personas involucradas en la inyección, dejando el material necesario en una superficie limpia, y opcionalmente, sobre un papel absorbente por si hay algún derrame (2).
En caso de tener la piel limpia, no es necesario realizar la limpieza de la zona de inyección con alcohol previo a la administración de metotrexato. Si se limpia la piel con alcohol se dejará pasar 30 segundos antes de la inyección para que la piel seque (6,7).
Deberá desechar la medicación en el contenedor de productos punzantes entregado a tal fin. Las jeringas, junto con la aguja, se tienen que de desechar en un contenedor adecuado, y no en otros dispositivos ni envases. Cuando dicho contenedor se llene deberá llevarlo al hospital o al centro de salud para su correcta eliminación (3) (ver apartado “Manejo de residuos”).
En caso de derrame accidental en piel u ojos se llevará a cabo el mismo protocolo detallado a continuación. Si hay derrame en la ropa se procederá inmediatamente a su lavado por separado en un ciclo normal de lavadora.
 
Tratamiento de excretas 
En la actualidad se carece de estudios que analicen las excretas de pacientes en tratamiento con metotrexato a dosis nooncológicas para determinar si el tratamiento de excretas debería ser diferente. Por lo tanto, no se recomienda ninguna actuación específica en el grupo de paciente en el grupo de paciente con dosis de MTX a dosis no oncológica.
 
Controles analíticos: es precisa la realización de controles analíticos periódicos durante el tratamiento con el fin de detectar potenciales efectos adversos, hepatotoxicidad, mielosupresión. La frecuencia de dichos controles será determinada por el facultativo prescriptor.
Vacunación: durante el tratamiento con metotrexato se recomienda la administración de la vacuna contra la hepatitis B, el neumococo y de la gripe estacional. La idoneidad de recibir vacunas de microorganismos vivos atenuados (fiebre amarilla, fiebre tifoidea, BCG, sarampión, varicela, rubeola, herpes zóster, paperas, polio oral) deberá ser consultada con el facultativo prescriptor, ya que dependerá de la dosis de metotrexato y de los fármacos inmunosupresores concomitantes.
Metotrexato en embarazo y/o lactancia: está contraindicado el uso de metotrexato durante el embarazo y la lactancia por lo que se deben recomendar medidas de anticoncepción adecuadas. Se recomienda suspender el metotrexato al menos tres meses antes de la concepción exclusivamente en mujeres, no es necesario interrumpirlo en varones.
Cirugías y extracciones dentales: de manera general se recomienda mantener el tratamiento semanal de metotrexato. De manera opcional, se puede retirar el metotrexato durante la semana anterior y posterior a la fecha de la intervención, aunque esta práctica no se ha demostrado necesaria.
Consumo de alcohol: el consumo de alcohol durante el tratamiento con metotrexato está desaconsejado debido al potencial daño hepático.
Viajes y conservación de metrotexato: en caso de viaje se recomienda mantener el fármaco a una temperatura inferior a 25 ºC, utilizando si fuera necesario neveras portátiles y, a ser posible, en su caja para proteger de la luz.
 
Actuación en caso de exposición accidental 
Ante contaminación del personal expuesto (9) 
En caso de derrame accidental sobre la piel, hay que recordar que el metotrexato no es un fármaco vesicante, pero sí irritante, por lo que se lavará la zona afectada con abundante agua y jabón durante 10 minutos.
En caso de salpicadura accidental en los ojos se procederá a la irrigación del ojo afectado con abundante agua templada durante 15 min y posteriormente se aplicará solucio n salina este ril al 0,9% y consultar con oftalmología.
Si se produce una salpicadura a mucosa (labios, boca o nariz) se procederá a lavar o enjuagar con abundante agua durante 15 min y no tragar.
En todos los casos anteriores, valorar la comunicación con el Equipo de Prevención de Riesgos Laborales según la normativa vigente en cada comunidad autónoma.
 
Ante derrames o roturas 
En caso de derrame accidental sobre una superficie, cubrirlo con un empapador desechable que se humedecerá previamente con alcohol de 70º, con la parte absorbente encima del derrame. Una vez haya absorbido este, plegarlo de fuera para dentro y depositarlo en el contenedor de desechos citostáticos G-IV (9). Posteriormente, limpiar la superficie contaminada dos o tres veces con agua, jabón y/o hipoclorito sódico al 10%, aclarando con abundante agua, siempre desde las zonas menos contaminadas hacia las más contaminadas. Al finalizar, introducir todos los residuos en el contenedor de desechos citostáticos G-IV.
Los centros deberían disponer de un kit para derrames a utilizar en caso de exposiciones accidentales, ubicado en un lugar visible, accesible y señalizado, que deberá reponerse tras su empleo (9).
El personal que lleve a cabo la limpieza del derrame deberá ir equipado con equipos de protección individual (bata impermeable, guantes, mascarilla FFP3 y gafas).
La habitación destinada a la administración de metotrexato debe ser ventilada durante una o dos horas solo en caso de contaminación ambiental (derrame accidental).
 
Ante inoculación 
Presionar la zona de punción hasta que salga sangre roja para eliminar la posible inoculación. Aclarar con abundante agua templada y posteriormente lavar con agua y jabón. Valorar la comunicación con el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales según la normativa vigente en cada comunidad autónoma.
 
Manejo de residuos 
El manejo de residuos, en especial de desecho de jeringas de metotrexato catalogado como medicamento peligroso, es heterogéneo en el ámbito nacional debido a las diferentes normativas locales de cada comunidad autonóma. Por ejemplo, algunas comunidades recomiendan la provisión de contenedores para material punzante y su posterior depósito en un centro sanitario, mientras que otras comunidades recomiendan a los pacientes, desechar las plumas utilizadas en puntos SIGRE para desecho de citostáticos. Por tanto, el protocolo de manejo de residuos deberá ser consultado por la enfermera para conocer la legislación vigente en dicha comunidad.
Además de las normativas autonómicas, las normativas de aplicación vigente para el manejo de residuos de citotóxicos son:
• Real Decreto 300/1992, de 14 de noviembre, de ordenación de la gestión de los residuos sanitarios (10).
• Directiva comunitaria 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos (11).
En ellas se establece que:
• Se considera residuo a todo resto de medicamento citostático no apto para su uso terapéutico, así como todo material sanitario que haya estado en contacto con el medicamento.
• Todo el material usado en los procesos relacionados con los medicamentos citostáticos tendrá que retirarse y eliminarse según los procedimientos adecuados, separados del resto de residuos y en envases exclusivos.
• Los contenedores (contenedores desechos citostáticos G-IV) han de ser de un material que permita estanqueidad total, opacidad a la vista y la incineración completa (polietileno o poliestireno); estar identificados y etiquetados con el pictograma “Citostáticos”, ser rígidos, de un solo uso, resistentes a agentes químicos y materiales perforantes y con cierre especial hermético.
 
Ante la existencia de estas normativas, la clasificación del MTX como medicamento peligroso y la heterogeneidad de normativas en las distintas comunidades autónomas se considera que sería necesaria una revisión que unificara los criterios de eliminación de plumas y jeringas de metotrexato y la necesidad de facilitar al paciente el contenedor adecuado, así como el circuito correcto de recogida en puntos SIGRE o centros sanitarios.
 
Conclusión
 
La administración de metotrexato en Atención Primaria ha supuesto un nuevo reto en la atención a pacientes por parte de enfermería. Respecto al metotrexato de uso no oncológico, las dosis recibidas en caso de exposición serían mínimas, el riesgo se podría considerar muy bajo. Con este documento de posicionamiento se espera haber respondido a las dudas más frecuentes con relación a la administración y manejo del metotrexato con el fin de reducir aún más ese posible riesgo.
 
 
 
Trabajo desarrollado por: 
 
Grupo de Trabajo de posicionamiento de Metotrexato en Atención Primaria:
 
Jenny de la Torre-Aboki. Doctora en Enfermería. Enfermera especialista en Reumatología. Hospital de Día. Hospital General Universitario de Alicante.
Silvia García Díaz. Enfermera Clínica Reumatología. Hospital Moisés Broggi Sant Joan Despí-Hospital General Hospitalet Consorci Sanitari Integral. Barcelona.
Nieves Martínez Alberola. Enfermera. Responsable de la Consulta enfermera de Reumatología. Hospital General Universitario de Elda. Alicante.
María Nieves Martínez Alcolea. Coordinadora de Enfermería. Centro de Salud Benalúa. Alicante.
Laura Barranco Oliver. Enfermera. Enfermería Familiar y Comunitaria. Referente Osteomuscular ABS Pubilla Cases. Asesora Osteomuscular SAP Delta. ABS Pubilla Cases. Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
Francisca Sivera. Jefe de Sección Reumatología. Hospital General Universitario de Elda. Alicante.
José Luis Andreu. Jefe de Servicio. Servicio de Reumatología. H. U. Puerta de Hierro Majadahonda. Madrid.
Aránzazu Linares Alarcón. Farmacéutica especialista en farmacia hospitalaria. Responsable del área de atención farmacéutica a pacientes externos. Hospital Regional Universitario de Málaga.
Marta Aparicio Cueva. Farmacéutica de Atención Primaria del Departamento de Salud de Alicante-Hospital General. Alicante.
 

Bibliografía

 
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Originales 1 - Análisis del proceso formativo en residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria durante la pandemia COVID-19

 

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Residentes Enfermería Familiar y Comunitaria Costa Ponent, Berlanga Fernández S. Análisis del proceso formativo en residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria durante la pandemia COVID-19. RIdEC 2020; 13(2):25-33.
 
Fecha de recepción: 23 de mayo de 2020. 
Aceptada su publicación: 2 de octubre de 2020.
 

Autores

 
1 Residentes Enfermería Familiar y Comunitaria Costa Ponent
1,2 Sofía Berlanga Fernández
 
  1. Unidad Docente Multiprofesional Atención Familiar y Comunitaria Costa de Ponent. Cornellà de Llobregat. Institut Català de la Salut. Barcelona.
  2. Enfermera.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Introducción: analizar la repercusión en la formación sanitaria especializada de la declaración del estado de alarma por la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19.
Ámbito de estudio: residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria de la Unidad Docente Multiprofesional Costa de Ponent.
Metodología: grupo focal utilizando como herramienta estratégica el análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades).
Resultados: se identifican seis debilidades, entre ellas: proceso de tutorización modificado, desincronización de expectativas y realidades asistenciales y resistencias profesionales. Ocho fortalezas, como el trabajo en equipo, la buena relación entre residentes y la adaptación a los cambios. Nueve amenazas, incluyendo interrupción del proceso formativo, planes de contingencia e inquietud profesional, por lo que comporta una pandemia y su exposición. Y siete oportunidades, entre ellas, reorganización de la Atención Primaria, empoderamiento de la ciudadanía y la visión integral e integrada del sistema sanitario.
Conclusiones: se ha utilizado la herramienta DAFO para analizar la situación vivida por los/las EIR de Atención Familiar y Comunitaria de la Unidad Docente Multiprofesional Costa Ponent, identificando aquellas debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades con repercusión en el proceso formativo, enmarcado en un contexto de pandemia COVID-19. Se propone ir reevaluando la situación ante un contexto epidemiológico cambiante y expectante. En este sentido son clave todos los agentes implicados en el proceso.
 
PALABRAS CLAVE:
Atención Primaria de Salud; infecciones por coronavirus; enfermería; Enfermería en Salud Comunitaria; pandemia; Salud Pública.
 

Title:

An analysis of the training process in Family and Community Nursing residents during the COVID-19 pandemic

ABSTRACT:
 
Purpose: to analyze the impact of the declaration of the state of alarm for the public health emergency caused by COVID-19 on specialized healthcare training.
Study settings: Family and Community Nursing residents at the multi-professional training unit Costa de Ponent.
Methods: a SWOT analysis (strengths, weaknesses, opportunities, and threats) was used as a strategic tool for a focus group.
Results: six weaknesses were identified, including: modified mentoring process, desynchronization of expectations and care realities, and professional resistances. Eight strengths were found, including team work, a good relationship among residents, and adjustment to changes. Nine threats, such as interruption of the training process, contingency plans, and professional concerns due to the impact of a pandemic were also reported. And seven opportunities, i.e., reorganization of Primary Care, people empowerment, and a comprehensive and integrated overview of the health system.
Conclusions: SWOT method was used as a tool to analyze experiences lived by nursing interns and residents in Family and Community Care at the multi-professional training unit Costa de Ponent. Weaknesses, strengths, threats, and opportunities having an impact on the training process within the framework of the COVID-19 pandemic were identified. A regular re-assessment is suggested in a changing and expectant epidemiological context. All the agents involved in the process are key for this. 
 
KEYWORDS:
Primary Health Care; infections by coronavirus; nursing; Community Health Nursing; pandemic; Public Health.
 

 

Introducción

 
En junio de 2010 se publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC), con el propósito de desarrollar un proceso de aprendizaje que permita al/a la residente adquirir las competencias propias de su especialidad durante los dos años de su formación (1). En este sentido, las unidades docentes son las responsables de velar por el cumplimiento del programa formativo, estableciendo rotaciones adaptadas a los dispositivos y características territoriales (2).
El/la enfermero/a interna residente (EIR), en su periodo de aprendizaje, da respuesta a las demandas que la sociedad presenta, a través de cuidados de calidad basados en una serie de valores profesionales y compromisos: con las personas, familias, comunidad y sociedad; con la calidad y ética profesional, así como con el desarrollo profesional (1).
Entre las competencias clínicas avanzadas en el ámbito familiar y comunitario que los/las EIR de EFyC han de adquirir se encuentra la de atención ante urgencias, emergencias y catástrofes. El desarrollo de esta competencia implica el actuar individualmente y/o en equipo ante situaciones de urgencia, manejando eficazmente los recursos de soporte vital y técnicas de atención en la urgencia, garantizando la seguridad del paciente y colaborando con distintos dispositivos de actuación (1).
El 14 de marzo de 2020 se declara el estado de alarma al elevar la Organización Mundial de la Salud (OMS) a pandemia internacional la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19. Este estado pretende dar respuesta a una crisis sanitaria que repercute de manera grave en la normalidad de la ciudadanía, con los objetivos de proteger la salud de ciudadanos, contener el avance de la enfermedad y reforzar el sistema de salud pública (3).
A partir de aquí se publica una serie de Órdenes Ministeriales (4-7) que afectan a la formación sanitaria especializada y que implican medidas relacionadas con la distribución de recursos en el territorio. Para ello suspende las rotaciones en curso o programadas de los residentes con el objetivo de adaptar los itinerarios formativos para poder adquirir las competencias relacionadas con situaciones de emergencia y control de las enfermedades.
En este sentido, la formación sanitaria especializada se ve afectada en: suspensión de rotaciones planificadas en el programa formativo inicial, duración de estancias en la competencia de control de enfermedades y situaciones de emergencias, designación de nuevos colaboradores docentes, grados de autonomía y niveles de supervisión de los residentes, prórrogas de contratos formativos y retribuciones.
Es por este motivo que tras dos meses y medio de la declaración del estado de alarma, por la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19, se pretende analizar su repercusión en la formación sanitaria especializada en una unidad docente.
 
Método
 
Diseño estudio. Estudio cualitativo, que se centra en la experiencia de residentes de EFyC de la Unidad Docente Multiprofesional de Atención Familiar y Comunitaria (UDM AFyC) Costa Ponent sobre su formación en la situación de alarma sanitaria tras la declaración de la pandemia COVID-19.
 
Participantes. Muestreo intencional. Declarado el estado de alarma, siete residentes de EFyC se encuentran en activo prestando sus servicios en distintos dispositivos.
 
  • Unidad Básica de Prevención (UBP) o Unidad de Salud Laboral. Colaboración con otros/as especialistas y profesionales en el cribado y seguimiento de profesionales afectos de COVID-19.
  • Unidad de Vigilancia Epidemiológica (UVE). Colaboración en esta unidad, junto con otros/as especialistas y profesionales en el estudio de casos y contactos en personas afectas de COVID-19.
  • Hotel Salud. Colaboración en este dispositivo en la prestación de cuidados a aquellos ciudadanos con COVID-19 positivo que por diferentes motivos no disponen de domicilio propio o este no recoge las condiciones básicas para mantener el aislamiento; o bien aquellas personas que, tras estabilizar su enfermedad en el hospital, son trasladados al hotel para proseguir con el aislamiento en entorno no hospitalario.
  • Centro de Atención Primaria (CAP). Colaboración en centros de salud en los que la demanda poblacional va cambiando y el sistema de respuesta también, estableciéndose desde visitas presenciales de carácter urgente (ya sean respiratorias o no respiratorias), sistemas de triaje, teletrabajo y gestión de atención domiciliaria.
  • Centro de Urgencias de Atención Primaria (CUAP). Colaboración con dispositivos de urgencias específicos, entre la atención primaria y hospitalaria, cuya demanda asistencial se ve desbordada dada la situación de pandemia.
  • Centros residenciales de personas mayores. Soporte en la detección de casos COVID-19 positivos en ciudadanos que pertenecen a estos centros y dispensación de cuidados requeridos.
 
Recogida de datos. Para la recogida de datos se realizó un grupo focal que parte de una pregunta principal: ¿cómo ha repercutido en la formación sanitaria especializada la declaración del estado de alarma por la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19?
Se utiliza para la recogida de información la herramienta DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), basándose en un análisis interno y externo de la situación que permite obtener información sobre acciones y proyectos de mejora dentro de la organización (8,9).
El análisis interno consta de debilidades y fortalezas. Las primeras la constituyen las capacidades propias, recursos y posicionamientos que limitan las oportunidades. Las segundas recogen las capacidades propias, recursos y posicionamientos que permiten superar las amenazas y aprovechar las oportunidades (8,9).
El análisis externo incluye amenazas y oportunidades. Las primeras integran las fuerzas del entorno que presentan dificultades.
Las segundas las fuerzas de la organización para aprovechar la situación (8,9).
Una vez realizado el grupo focal se categorizan las respuestas dadas y se remiten a los/las participantes para que den su consentimiento a la validez de los datos extraídos. Posteriormente los resultados obtenidos del grupo focal son remitidos a tres residentes de la misma unidad docente para realizar aportaciones y verificar la información obtenida. Los resultados definitivos con esta metodología son aceptados por la totalidad de los/las participantes.
 
Temporalidad. Este análisis se efectúa a finales de mayo de 2020 con el objetivo de incluir a residentes de segundo año, a punto de finalizar su formación en la unidad docente.
 
Consideraciones éticas. Todos los/las participantes fueron informados sobre el estudio y objetivo de este, aceptando explícitamente la participación en el mismo. Se ha tener presente, como posible factor confusional, la relación de los entrevistados con los entrevistadores.
 
Resultados
 
El grupo focal estaba compuesto por dos residentes de primer año de la especialidad de EFyC y dos de segundo. La revisión posterior de la información y complementación de la misma la realizaron dos residentes de primer año y una de segundo de dicha especialidad, en la UDM AFyC Costa Ponent.
Los resultados indican la categorización de las respuestas dadas por los participantes a la pregunta ¿cómo ha repercutido en la formación sanitaria especializada la declaración del estado de alarma por la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19?, clasificándolas en función del tipo de análisis: el interno, con sus fortalezas y debilidades, y el externo, con sus oportunidades y amenazas.
 
Análisis interno. Fortalezas 
1. Trabajo en equipo. Las circunstancias propician el compromiso con los compañeros de los servicios en los que se presenta atención. Estas circunstancias fortalecen el trabajo de equipo tanto de la misma disciplina como de diferentes: médicos, Técnicos/as Cuidados Auxiliares Enfermería (TCAE), personal de administración y servicios, limpieza.
2. Buena relación entre residentes. Se produce un apoyo mutuo y conjunto entre residentes de enfermería y medicina familiar y comunitaria, lo que permite un trabajo de colaboración y ayuda mutua.
3. Soporte de tutoras. Comunicación, seguimiento y acompañamiento de las tutoras hacia los/las residentes.
4. Adaptación a los cambios. La situación de alerta sanitaria implica una adaptación continua a una situación cambiante.
5. Adquisición de conocimientos y habilidades específicas en materia de vigilancia epidemiológica (Salud Pública). El control, seguimiento, tratamiento y estudios de contactos de pacientes COVID-19 positivo, así como de su entorno, permiten integrar las competencias en materia de vigilancia epidemiológica sirviendo de enlace entre la Atención Primaria y Salud Pública.
6. Adquisición de conocimientos y habilidades específicas en materia de salud laboral. El control, seguimiento, tratamiento y estudios de contactos de profesionales COVID-19 (positivo), así como de su entorno, permiten integrar las competencias en materia de salud laboral.
7. Visión coordinada del sistema sanitario. La situación actual permite ver la importancia del trabajo conjunto y coordinado desde los distintos dispositivos en los/las que residentes prestan su servicio. La creación de Hotel Salud, la importancia de la atención domiciliara, el soporte en la atención de las residencias y los servicios de atención continuada, el papel que presta el sistema hospitalario y los servicios de urgencias extrahospitalarias, así como las necesidades sociales de la población en coordinación con servicios sociales.
8. Ética y compromiso con la profesión enfermera. Ante una situación de tal magnitud emerge el compromiso ético y profesional de dar respuesta a la demanda de la población.
 
Análisis interno. Debilidades 
1. Comunicación entre los residentes y la unidad docente. La situación de inestabilidad conduce a información poco precisa dados los cambios constantes de órdenes ministeriales.
2. Proceso de tutorización modificado. En una situación de alarma sanitaria, los residentes pasan excepcionalmente a trabajar en el equipo, disminuyendo el grado de supervisión y aumentando el grado de responsabilidad para dar respuesta a una demanda asistencial que se desborda.
3. Reubicación en el mundo laboral. Situación de estrés en el que existe incertidumbre en incorporarse a centros de trabajo en contexto de una pandemia. Planes de contingencia que repercuten en la reordenación y cierre de centros de Atención Primaria, servicios mínimos, nuevos escenarios, etc.
4. Recursos humanos limitados debido a bajas de profesionales. El personal sanitario expuesto a COVID-19 enferma, o está en situación de baja, al estar en contacto estrecho con una persona que ha dado positivo. La limitación de recursos humanos repercute en la actividad asistencial, así como en la distribución de tareas.
5. Desincronización de expectativas y realidades asistenciales. Las expectativas sobre la formación especializada son bruscamente interrumpidas por la realidad asistencial a la que se ha de hacer frente.
6. Resistencias profesionales. Se plantea la reubicación de profesionales y residentes en distintos dispositivos (posibilidad de obertura de Fira salud, urgencias hospitalarias, hoteles salud, centros de urgencias de Atención Primaria, etc.) que suscitan resistencias iniciales.
 
Análisis externo. Oportunidades 
1. Reorganización de la Atención Primaria. Implica la creación de nuevos dispositivos (Hotel Salud), de equipos que atienden a residencias, refuerzo de la atención domiciliaria, generación de puntos de triaje y gestión de la demanda y potenciar la atención telefónica y vía telemática.
2. Empoderamiento de la ciudadanía. Se otorga otro tipo de asistencia que permite educar a los pacientes en el autocuidado, facilitando su empoderamiento en la toma de decisiones sobre su salud.
3. Visión integral e integrada del sistema sanitario. La situación actual permite visualizar la importancia y la necesidad de un sistema sanitario integral e integrado para dar respuesta a la pandemia.
4. Reconocimiento y visibilidad de la enfermera. El trabajo que realiza los profesionales enfermeroses visibilizado en diferentes medios de comunicación.
5. Crecimiento profesional. Los/las residentes perciben que se produzca un crecimiento profesional debido al aumento de autonomía en la toma de decisiones.
6. La utilización de TIC (Tecnología de la Información y Comunicación) para la comunicación con el usuario. Activación de recursos digitales que permiten una comunicación rápida y directa de los usuarios con los profesionales sanitarios de referencia.
7. Nuevas líneas estratégicas relacionadas con un desconfinamiento y una reorientación de la Atención Primaria.
 
Análisis externo. Amenazas 
1. Interrupción del proceso formativo. Los documentos ministeriales afectan al itinerario formativo de los residentes en relación con sus rotaciones.
2. Falta de concreción en cuanto a los objetivos de aprendizaje de esta situación. Desde el primer momento se actúa sin tener claros los objetivos a alcanzar. A medida que se va controlando la situación de brote se establecen nuevos objetivos por parte del Departament de Salut, en una rotación denominada COVID-19, que valora:
• La participación y tratamiento en enfermedades infecciosas con altas tasas de transmisión.
• El trabajo en equipos multidisciplinares en situaciones de crisis.
• La gestión del estrés, favoreciendo el autocuidado de la propia salud.
• La solicitud de ayuda a otros profesionales cuando sea necesario.
• La identificación y conocimiento de recursos propios del individuo, familia y comunidad.
• El reconocer y saber actuar ante situaciones de urgencia.
3. Exceso de presión asistencial. La Atención Primaria se encuentra en la primera línea de contención de la pandemia, con un exceso de demanda asistencial y de respuestas por parte de la población en comparación con el escaso número de profesionales.
4. Inquietud profesional por lo que comporta una pandemia y su exposición. El comportamiento del virus y su propagación provoca inquietud profesional en relación con las consecuencias de su exposición, tanto en el contagio propio, como hacia la familia, otros profesionales y la comunidad.
5. Recursos de protección (seguridad). Los equipos de protección individual son escasos y en muchas ocasiones incompletos, además de llegar tarde.
6. Protocolos COVID-19 cambiantes. Los protocolos son actualizados constantemente y requieren de adecuación de servicios y actualización por parte de los profesionales que prestan atención en diferentes ámbitos asistenciales.
7. Planes de contingencia. Estos planes implican cierre de centros de Atención Primaria y centralización de dispositivos. Esta medida de actuación permite optimizar recursos humanos para atender la demanda poblacional.
8. Contexto político. Las órdenes que se aprueban desde el Ministerio son cambiantes y afectan directamente a los residentes en periodo de formación tanto en las directrices que han de seguir, reubicación de puestos de trabajo como retribuciones.
9. Falta de reconocimiento al esfuerzo y a la labor de los residentes ante esta situación. No se percibe, por parte de los residentes, el reconocimiento específico en el ámbito estatal.
 
El análisis DAFO es un punto de partida para conocer el presente y desarrollar estrategias que potencien oportunidades y fortalezas contrarrestando las debilidades y las amenazas (Tabla 1).
 
 
Discusión
 
La técnica DAFO ha demostrado ser de utilidad en la recogida de información en diferentes tipos de estudios (9-12). En este caso, se ha llevado a cabo para analizar la repercusión en la formación sanitaria especializada de la declaración del estado de alarma por la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19.
Entre las fortalezas detectadas se encuentra la adquisición de conocimientos y de habilidades específicas en materia de salud laboral y vigilancia epidemiológica, las cuales permiten adquirir las competencias en salud pública y comunitaria recogidas en el programa formativo de la especialidad (1). No obstante, estas competencias han sido analizadas con anterioridad y consideradas como “novedosas, complejas y transversales” (13) de la especialidad, con la necesidad de un reforzamiento para su consecución (13-15), que durante la pandemia se ha realizado. En este sentido se han desarrollado y consolidado desde los distintos dispositivos en los que ha prestado asistencia el/la EIR, permitiendo una visión integral e integrada del sistema sanitario, aspecto reflejado entre las respuestas como oportunidad, y un enfoque hacia el contexto y evolución profesional, contemplando posibilidades de influencia en el cambio sanitario y social (16).
Esta situación pone de manifiesto otra oportunidad: el crecimiento profesional. Esto deriva en un aumento de la autonomía en la toma de decisiones dentro del grado de responsabilidad del/de la EIR, tanto en visitas presenciales como no presenciales, y una mayor capacidad resolutiva, aspecto estudiado previamente y considerado como competencia avanzada en la atención clínica de la formación sanitaria especializada (17).
No obstante, a la luz de los resultados obtenidos, el estado de alerta sanitaria ha afectado a los itinerarios formativos de cada residente, como ha sucedido en otras unidades docentes. Resta adaptarlos a la realidad asistencial, en la que se produce una reorganización de la Atención Primaria, teniendo en cuenta una concreción en cuanto a los objetivos de aprendizaje y una coordinación entre los agentes implicados en este proceso: la propia unidad docente, los servicios clínicos de los hospitales y otros dispositivos, entre los distintos niveles jerárquicos dentro del sistema de salud (18).
Además, la experiencia vivida ha repercutido en el proceso de tutorización, así como en una desincronización entre las expectativas iniciales puestas en la formación sanitaria especializada y una realidad asistencial a la que se ha tenido que dar respuesta en esta crisis sanitaria, encontrando resistencias profesionales y reubicación en el mundo laboral, aspectos relacionados con debilidades halladas. A pesar de esto, surge entre las fortalezas la buena relación entre residentes y tutoras y entre las oportunidades, una realidad asistencial que ha permitido constatar cómo el sistema sanitario se reorganiza y se adapta a través de sus planes de contingencia. Estos planes han de tener presentes la seguridad de residentes, pero también el trabajo en equipo (interdisciplinar, multidisciplinar), la necesidad de una formación continuada, la adaptación a cambios (19-22) y la visión coordinada del sistema sanitario, aspectos también identificados en el DAFO realizado.
En un mes aproximadamente, dentro del contexto político, se aprobaron cinco órdenes ministeriales (3-7) que afectaron a la formación sanitaria especializada. Paralelamente se publicaban protocolos de actuación que requerían de una actualización constante de conocimientos y procedimientos que debían ser adaptados a las realidades de cada dispositivo en el que se prestaba atención (23-25), al amparo de nuevos descubrimientos versus a las incertidumbres sobre cómo se manifiesta, comporta y evoluciona la enfermedad de COVID-19 (26). Estos aspectos mostrados como amenazas se relacionaron con la debilidad de situación de inestabilidad que conducía a una comunicación, poco precisa, entre residentes y unidad docente.
A pesar de esto, la experiencia ha servido para ser partícipes en el desarrollo y puesta en marcha de diferentes formas de atender a la población: atención telefónica, videollamada, econsulta, correo electrónico, etc. Las TIC pasan a ser oportunidades en el proceso de atención a las personas, familias y comunidad (27, 28).
Además, se ha detectado, como oportunidad, la necesidad de contribuir a empoderar a la ciudadanía. En esta línea se visualiza el trabajo comunitario como eje vertebrador de este empoderamiento, teniendo en cuenta comportamientos, estilos de vida, interacciones sociales y características sociodemográficas; resultando aspectos a considerar en la pandemia en el proceso salud-enfermedad, teniendo presentes a grupos vulnerables y desigualdades sociales que pueden agravarse (29-30).
Es por todo lo expuesto que esta pandemia ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuevas líneas estratégicas vinculadas al desconfinamiento y a la reorientación de la Atención Primaria, pero también sobre “el estado de nuestra profesión, el sistema sociosanitario y la constelación de las estructuras asociadas que lo articulan y de los valores sociales que lo apuntalan” (31). Así los/las residentes ven en esta situación una oportunidad, que lejos del “renacimiento profesional” (31), constituya un “crecimiento profesional”, motivo por el que se insta a impulsar el reconocimiento de los/las residentes y de la visibilidad de la especialidad tal y como se viene solicitando desde diferentes contextos, como modelo que permite hacer sostenible el sistema sanitario (32-33).
Como limitación importante del estudio es que se circunscribe a una sola especialidad en una unidad docente con lo que no son extrapolables los datos obtenidos. Se propone ir reevaluando la situación ante un contexto epidemiológico cambiante y expectante que aún no ha finalizado.
 
Conclusión
 
Se ha empleado la herramienta DAFO para analizar la situación vivida por los/las EIR de Atención Familiar y Comunitaria de la Unidad Docente Multiprofesional Costa Ponent, identificando aquellas debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades con repercusión en el proceso formativo, enmarcado en un contexto de pandemia COVD-19. Se propone ir reevaluando la situación ante un contexto epidemiológico cambiante y expectante. En este sentido son claves todos los agentes implicados en el proceso.
 
 
 
Trabajo desarrollado por:
 
Unidad Docente Multiprofesional Atención Familiar y Comunitaria Costa de Ponent:
Cristina Cruz-Martí, Alejandro Huertas-Albaladejo, Alba Adiego-Laya, Idaira Lorenzo-Sauzedo, Marta Rodríguez-Romero, Noelia Aguado-García, María Palacio-Puente, Sofía Berlanga Fernández.
 
 

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