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Originales 3 - Conductas sexuales y realización del test de ELISA en universitarios de Chillán, Chile

Cómo citar este artículo:
Aldea Torres MA, Cerda Aedo JA, Jamarillo Ordenes ME, Maldonado Roa DA, Meriño Morales MA, Morales Ojeda I. Conductas sexuales y realización del test de ELISA en universitarios de Chillán, Chile. RIdEC 2021; 14(2):24-32.
 
Fecha de recepción: 17 de julio de 2021. 
Aceptada su publicación: 8 de octubre de 2021.
 

Autores

 
1 Marco Agustín Aldea Torres 
1 Javiera Alejandra Cerda Aedo 
1 Macarena Elizabeth Jaramillo Ordenes
1 Dominique Alejandra Maldonado Roa
2 Miguel Ángel Meriño Morales
3 Ismael Morales Ojeda
 
1 Licenciado en Enfermería. Universidad Adventista de Chile. Facultad de Ciencias de la Salud. Chillán, Chile.
2 Magister en Ciencias Biomédicas. Universidad del Bio-Bio. Universidad Adventista de Chile. Facultad de Ciencias de la Salud. Chillán, Chile.
3 Doctor en Ciencias Biomédicas. Instituto Universitario Italiano de Rosario. Universidad Adventista de Chile. Facultad de Ciencias de la Salud. Chillán, Chile.
 
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Resumen

 
Objetivo: identificar las conductas sexuales de riesgo y motivos para la realización del test de Elisa en estudiantes universitarios de la ciudad de Chillán, Chile.
Método: estudio de tipo transversal descriptivo a partir de una muestra de estudiantes universitarios de la ciudad de Chillán. El estudio consta de dos instrumentos, los que se enfocan en recolectar información demográfica y relacionada con las conductas sexuales de riesgo presentes, haciendo énfasis en la realización de Test de ELISA.
Resultados: la mayoría corresponde a estudiantes heterosexuales (83,9%), de residencia urbana (83,1%), y del área de salud (39,8%) y humanidades (25,4%) En cuanto a las variables de estudio un (6,4%) señaló utilizar preservativo en todo tipo de relación sexual y la mayoría de la muestra (45,8%) indicó que el principal motivo para la no realización del test de Elisa fue no tener la necesidad de llevarlo a cabo.
Conclusión: los jóvenes encuestados, a pesar de tener conocimientos favorables hacia las conductas sexuales de riesgo, no suelen protegerse de forma adecuada ante las infecciones de transmisión sexual. Por otro lado, es preocupante que tan pocos estudiantes se hayan sometido al test de ELISA, excusando no tener la necesidad de su realización.
 
Palabras clave:
VIH; conducta de riesgo; infección de transmisión sexual.
 

Resumo

Comportamentos sexuais e realização do teste ELISA em estudantes universitários de Chillán, Chile
 
Objetivo: identificar comportamentos sexuais de risco e motivos para o teste Elisa em estudantes universitários da cidade de Chillán, Chile.
Método: estudo descritivo transversal baseado em uma amostra de estudantes universitários da cidade de Chillán. O estudo é composto por dois instrumentos, os quais têm como foco a coleta de informações demográficas e relacionadas aos compor- tamentos sexuais de risco presentes, com ênfase na realização do teste ELISA.
Resultados: a maioria corresponde a estudantes heterossexuais (83,9%), de residência urbana (83,1%), e da área de saúde (39,8%) e humanas (25,4%). Um estudo (6,4%) indicou o uso de preservativo em todos os tipos de relação sexual e a maioria da amostra (45,8%) indicou que o principal motivo para não fazer o teste Elisa foi não ter necessidade de fazê-lo.
Conclusão: os jovens pesquisados, apesar de terem conhecimentos favoráveis sobre comportamentos sexuais de risco, geralmente não se protegem de forma adequada contra infecções sexualmente transmissíveis. Por outro lado, é preocupante que tão poucos alunos tenham feito o teste ELISA, desculpando-se por não ter necessidade da mesma.
 
Key words:
HIV; comportamento de risco; infecção sexualmente transmissível.
 

Abstract

Sexual behaviour and the ELISA test in University Students from Chillán, Chile
 
Objective: to identify the risky sexual behaviour and reasons for undergoing the Elisa test in university students from the city of Chillán, Chile.
Method: a cross-sectional descriptive study in a sample of university students from the city of Chillán. The study consisted of two instruments, focused on collecting demographic information and associated with the existing risky sexual behaviour, with emphasis on conducting the ELISA test.
Results: the majority were heterosexual students (83.9%), living in an urban setting (83.1%), and from the healthcare (39.8%) and humanities areas (25.4%) Regarding the study variables, 6.4% stated that they used a condom for all types of sexual re- lationships; and the majority of the sample (45,8%) stated that the main reason for not undergoing the ELISA test was that there was no need for it.
Conclusion: the young persons surveyed, even though they had favourable knowledge regarding risky sexual behaviour, did not take adequate protection measures against sexually transmitted conditions. On the other hand, it is a matter of concern that so few students had undergone the ELISA test, with the excuse that they did not need it.
 
Key words:
HIV; risky behaviour; sexually transmitted disease.
 
 

Introducción

 
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) corresponden a un grupo heterogéneo de patologías transmisibles de persona a persona principalmente por vía sexual (1), y mediante contactos (no sexuales) como en el caso de transfusiones de hemo- derivados o transmisión vertical (madre a hijo) (2,3).
Entre las ITS con mayor incidencia se encuentran las causadas por el virus del papiloma humano (VPH), que actualmente se estima que afecta a 290 millones de mujeres en el mundo (4), le siguen, en conjunto, las infecciones por clamidia, por Neisseria gonorrhoeae, Treponema pallidum o por tricomoniasis, que afectan a un total aproximado de 376 millones de personas en todo el mundo (5). Sin embargo, desde la década de los 80 del siglo XX, aquella que ha tomado mayor relevancia es la infección causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) (6,7).
La fisiopatología del VIH se caracteriza por el ataque a los linfocitos T reguladores (CD4+) con una alta tasa de crecimiento poblacional viral lo que origina la muerte celular, que se caracteriza por una primera etapa aguda, que luego se torna en un proceso crónico. De esta manera, el sujeto infectado adquiere el estado de inmunodeficiencia severa característico de la infección (8).
El mecanismo de transmisión del VIH es principalmente por vía sexual, ya sean las que implican penetración sin preservativo por vía anal, vaginal u oral (9). Además, existen otras vías de transmisión que han sido limitadas tal es el caso de la transmisión perinatal (transmisión madre/hijo) (10), o el riesgo asociado a transfusiones sanguíneas el que se ha regulado a la baja en los últimos años. Por ejemplo, en el caso de la India, país que tiene la segunda población mundial de pacientes contagiados, la prevalencia del VIH no superó el 0,3% en donadores de sangre (11).
Respecto a la distribución etaria del VIH, en Chile se ha visto que desde el 2013 al 2017 hay una elevación de las tasas de prevalencia en los grupos de 15 a 19 años y de 20 a 24 años en los que se observó un alza de 1,4% y 5,9% respectivamente; sin embargo, en el grupo que mayor aumento hubo es en el segmento de los 25 a 29 años, donde la variación llegó al 15,2% (6). Esto ha sido relacionado con comportamientos sexuales de riesgos, definidos como aquellos que implican mayor probabilidad de contraer alguna infección de transmisión sexual. Entre las conductas sexuales de riesgo se encuentran aquellas definidas como riesgo indirecto, siendo estas las que estimularían la realización de conductas de riesgo directo, como son: consumo de alcohol, tabaco, marihuana y otras drogas. En relación con las conductas de riesgo directo, estas se definen como aquellas que directamente posibilitan el contagio: mayor cantidad de parejas sexuales, no poseer pareja única o el no uso de protección de barrera (condón) (12).
En relación a los métodos diagnósticos del VIH, en Chile el método screening gold standard es el ensayo de inmunoabsorción ligado a enzima (ELISA) (13). Este test es el más frecuente y utilizado en este país y está disponible en establecimientos de salud públicos y privados (14).
Actualmente, en Chile, según lo determinado por el Ministerio de Salud (MINSAL), 71 mil personas en el país viven con VIH, esto significa un incremento de cuatro mil personas más en comparación al año 2017 (15), cifras que siguen en aumento, existiendo muchas personas que desconocen su diagnóstico, lo que incrementa más aún el contagio de esta enfermedad (16,17).
Por su parte, Chillán, capital de la nueva región de Ñuble, no cuenta con estudios detallados sobre las características asociadas al riesgo de la adquisición del virus, particularmente en población de riesgo, dificultando el actuar en programas de Salud Pública enfocados en intervenciones preventivas. Es por esto que el objetivo de esta investigación es identificar conductas sexuales de riesgo y motivos para la realización del test de Elisa en estudiantes universitarios de la ciudad de Chillán, Chile.
 

Método

 
Diseño: se realizó un estudio transversal de tipo descriptivo, con muestreo por conveniencia.
Población: correspondió a estudiantes universitarios de ambos sexos (independiente de su identidad de género), entre 18
y 30 años, pertenecientes a instituciones de educación superior de la ciudad de Chillán, Chile.
Criterios de inclusión: tener entre 18 y 30 años, participación voluntaria, el encuestado debía poseer conexión a red de internet y que estuviera cursando una carrera universitaria o técnica de alguna institución de educación superior de la comuna de Chillán.
Variables de investigación: se dividen en sociodemográficas (edad, sexo, lugar de residencia, etc.), conducta sexual (número de parejas con las que ha tenido sexo en el año 2020, características de las relaciones de pareja, orientación sexual, etc.), conocimiento, percepción y hábitos en relación a la conducta sexual y actitud frente al test de Elisa (realización o no)
Recogida de datos: el instrumento empleado para esto se divide en: a) datos sociodemográficos (edad, sexo, lugar de residencia, etc.) y datos académicos (carrera que cursa, universidad, años de estudio, etc.), b) relación de pareja y conducta sexual (número de parejas con las que ha tenido sexo en el año 2020, características de las relaciones de pareja, orientación sexual, etc.), c) conocimiento, percepción y hábitos en relación a la conducta sexual del encuestado, d) Actitud frente al test de Elisa. Su estructura es tipo encuesta, de la cual constó de siete preguntas abiertas y 31 preguntas cerradas. Este cuestionario fue modificado y adaptado por los autores a partir de una encuesta realizada a estudiantes universitarios de la ciudad de Cartagena, Colombia en el año 2010 (2). Como también sometido a validación por pares expertos.
El instrumento fue aplicado mediante la herramienta Google Forms, lo que incluyó un consentimiento informado virtual, permitiendo asignar un código a cada sujeto partícipe de la encuesta, con el fin de mantener el anonimato.
Análisis de datos: los datos, previa codificación, se procesaron en el programa Prism GraphPad en su versión 7.0 (San Diego, California). Cada variable fue evaluada de manera descriptiva.
Aspectos éticos: el trabajo investigativo aseguró y resguardó de manera total la confidencialidad de los datos y fue aprobado por el Comité Ético Científico de la Universidad Adventista de Chile.
 

Resultados

 
La población de estudio estuvo compuesta por 236 personas (169 mujeres y 67 hombres), donde el rango etario predominante fue el de 18 a 22 años (70,8%). Se observó que la orientación sexual mayoritariamente fue heterosexual (83,9%) y en lo correspondiente a educación la mayoría estudia en la universidad (94,1%) en donde un mayor número de estudiantes pertenece al área de la salud (39,8%) (Tabla 1).
 
 
En cuanto a las variables de estudio que refieren: conducta, hábitos, percepción y conocimiento de los estudiantes respecto al tema serán englobadas en Tabla 2 y 3.
En este sentido, es preciso destacar que durante los últimos 12 meses la población encuestada: en su mayoría ha mantenido una relación de pareja (63,6%), un importante grupo ha mantenido relaciones sexuales semanalmente (35,2%), en su mayoría la muestra ha tenido entre una y dos parejas sexuales (60,6%), además un pequeño grupo ha tenido parejas en forma paralela (9,7%). Respecto a relaciones homosexuales en la muestra el porcentaje es marginal. Respecto al uso del preservativo se observa que la muestra en su mayoría presenta percepción y conocimientos adecuados respecto a su uso (Tabla 2).
Llama la atención que existe porcentaje no menor correspondiente a un 8,1% y 15,3%, respectivamente, que refieren que han tenido relaciones sexuales y de pareja donde no se fomenta el respeto ni el compromiso mutuo, referidos en la segunda y tercera pregunta. En las preguntas orientadas a qué tipo de relación sexual ha mantenido y en cuáles ha usado preservativo, cada alumno puede estar en más de una categoría. En estas destaca que el sexo anal es el menos practicado (18,6%), en donde un (10,2%) de los practicantes no emplean preservativo. Los alumnos de la muestra en un 11,4% y 7,6%, respectivamente, han tenido relaciones de riesgo bajo los efectos del alcohol y las drogas (Tabla 3).
 
 
 
 
 
 
Finalmente, respecto a la no realización del test de ELISA, un 45,8% nunca ha tenido la necesidad de realizarlo, un 10,2% menciona no tener interés en la realización, un 8,1% señala que hay una falta de información y un 6,8% menciona que no se lo ha hecho por miedo.
 
Dentro de los motivos para hacerse el test, las respuestas fueron: solo para asegurarme o como medida precautoria 70,3%, nunca he tenido la necesidad de realizarme el test 22,9%, he tenido relaciones sexuales de riesgo conscientemente 3,4% y, por último, he tenido relaciones sexuales de riesgo estando inconsciente o siendo forzado 3,4% (Tabla 4).
 
 

Discusión

 
Según los resultados obtenidos en la presente investigación se pudo observar que la muestra corresponde a población prin- cipalmente femenina, menores de 25 años, heterosexuales, mayoritariamente universitarios y que estudian carreras del área de la salud y humanidades primordialmente; esto se asemeja a una investigación llevada a cabo a universitarios de la ciudad de Osorno, Chile, en donde la muestra era mayoritariamente femenina, edades entre los 18-23 años, y el 92,9% se identificó como heterosexual (18).
La etapa universitaria es la más propensa a llevar a jóvenes a tener descuidos a la hora de mantener un encuentro sexual, están más propensos a conocer a parejas casuales y a no emplear protección de barrera, al no tener planeado el encuentro (19). Según un estudio realizado en estudiantes de Concepción en 2016, la mayoría de los jóvenes había tenido de dos a cinco parejas sexuales, lo cual difiere con lo encontrado en este estudio, el que indica que la mayor parte de la muestra tuvo de una a dos parejas sexuales (20).
Los jóvenes mayoritariamente mantuvieron encuentros sexuales de tipo genital. Con respecto al uso del preservativo, según Fernández-Silva et al. (18) (2018), la mayoría de los jóvenes señalaron que exigiría y usaría preservativo, este concepto es comprendido como “autoeficacia en el uso del preservativo” (21). En el presente estudio, los estudiantes son conscientes de que el empleo de preservativo trae consigo el cuidado de su salud; sin embargo, a pesar de lo anterior, una parte de estos no utilizó preservativo en relaciones sexuales genitales y orales en los últimos 12 meses, lo que podría significar que aun teniendo el conocimiento sobre la importancia de la protección de barrera, no lo llevan a la práctica.
Relacionado con lo anterior los estudiantes señalaron que la educación recibida por parte de centros de salud era insuficiente, lo que reflejó el nivel de carencia en educación sexual que se encuentra Chile en estos momentos y que ha sido confirmado por estudios que señalan que está dentro de los países con deficiencia en educación sexual (22).
Respecto al tipo de relación sexual practicada por los universitarios encuestados, se encuentra que el sexo anal tuvo menor incidencia. Resultado que difiere con la investigación realizada por Ríos González et al. (23) donde un 56% lo había practicado. Respecto al uso de preservativo en este tipo de coito, más de la mitad señaló no utilizar protección de barrera, resultado que no se relaciona a lo señalado por Morales Mesa et al. (24), en su investigación, en donde la mayoría de los universitarios de Medellín (Colombia) lo usa.
Las relaciones sexuales bajo la influencia del alcohol mostraron ser poco habituales comparadas con otras investigaciones. De esta forma, en el estudio realizado en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, un 30,28% refirió haber mantenido relaciones sexuales después de consumir alcohol (25). Un valor aún más elevado de ingesta de alcohol se evidenció en un estudio aplicado a universitarios de la ciudad de Cartagena, Colombia, donde el 55% indicó el consumo de bebidas alcohólicas antes de una relación sexual y solo el 4% el consumo de drogas (2).
Según los resultados que se obtuvieron en la muestra estudiada con respecto a la no realización del test de ELISA, se observó que la mayoría señala no haber tenido la necesidad de efectuarlo por su seguridad a la ausencia del virus. Estos resultados se repiten en un estudio llevado a cabo por Bermúdez et al. (26), donde una gran parte de la muestra indicó no haberlo llevado a cabo señalando que el principal motivo para no hacerse la prueba era la “percepción de seguridad de que no se tenía el virus” (26). Existen evidencias que el miedo a realizarse el examen podría ser la causa principal de la no realización del test (27,28), lo que difiere de los presentes resultados donde solo un pequeño porcentaje de los encuestados indicó el temor como la causa principal de la no realización de la prueba.
Finalmente, dentro de los motivos para la realización del test de Elisa para VIH, destaca que la gran mayoría lo haría solo como medida precautoria, sin la necesidad de existencia de algún factor de riesgo, caso contrario al presentado en una in- vestigación sobre la evaluación de un programa público de diagnóstico precoz del VIH (29), donde apenas un 10,9% de los participantes voluntarios fueron personas sin prácticas de riesgo, a diferencia del 70,3% del presente estudio. Existe un pequeño porcentaje de individuos que declaró haber mantenido relaciones sexuales de riesgo estando conscientes de aquellas, inconscientes o siendo forzados, escenario que se asemeja al descrito por Gálvez Cabrera et al. (30), donde un 10% de los encuestados reconoce relaciones sexuales no consentidas, frente a un 3,4% de relaciones estando inconsciente o siendo forzado.
Dentro de las limitaciones presentes en este estudio se encuentra el hecho de estar cursando una pandemia causada por la COVID-19, lo que dificultó la recolección de datos, y junto con ello, el no poder acceder a la cantidad de estudiantes deseados con igual proporción entre hombres y mujeres.
 

Conclusión

 
Los jóvenes universitarios de Chillán, a pesar de tener percepción y conocimientos favorables hacia las conductas sexuales de riesgo, no suelen protegerse de forma adecuada ante las ITS. Sobre la educación sexual por parte de los CESFAM, esta es percibida como insuficiente, por lo que es probable que se esté fallando en la ejecución y efectividad de las intervenciones en Salud Pública y como funcionarios de salud, haciendo necesaria una revisión sistemática de los programas actuales para la promoción de la salud y prevención de las ITS. Por otro lado, es preocupante que tan pocos estudiantes se hayan sometido al test de ELISA, excusando no tener la necesidad de su realización, cuando muchos de ellos se han expuesto a relaciones sexuales de riesgo, lo que supone la posibilidad de un contagio desapercibido de VIH, confirmando la de la necesidad de fomentar la realización del test.
 

Financiación

 
Ninguna.
 

Conflicto de intereses

 
Ninguno.
 

Bibliografía

 
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Originales 4 - Seguimiento de casos COVID-19 por enfermeras de Vigilancia Epidemiológica y disminución de ingresos hospitalarios

Cómo citar este artículo:
García Gómez N, Alfaro Aroca ME, Córcoles Jiménez P, Vinuesa Picazo J, Gómez López O. Seguimiento de casos COVID-19 por enfermeras de Vigilancia Epidemiológica y disminución de ingresos hospitalarios. RIdEC 2021; 14(2):33-40.
 
Fecha de recepción: 20 de junio de 2021.
Aceptada su publicación: 21 de octubre de 2021.
 

Autores

1 Nerea García Gómez
2 María Enriqueta Alfaro Aroca
3 Pilar Córcoles Jiménez
4 Juana Vinuesa Picazo
5 Otilia Gómez López
 
1 Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Enfermera. Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
2 Subdirectora de Enfermería de Atención Primaria. Enfermera. Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
3 Supervisora del Área de Investigación y Formación Continuada. Enfermera. Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
4 Coordinadora de Equipos de Atención Primaria. Enfermera. Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
5 Coordinadora de Programas de Atención Primaria. Enfermera. Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
 
Dirección de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 

Resumen

 
Objetivo: describir la vigilancia epidemiológica realizada por las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete y la contribución a la disminución de los ingresos hospitalarios relacionados con la COVID-19.
Método: se trata de un estudio observacional, descriptivo y retrospectivo, llevado a cabo en el área sanitaria de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete entre agosto de 2020 y febrero de 2021, y en el que se incluyen pacientes diagnosticados de COVID-19 y los considerados contactos estrechos de estos.
Resultados: en el periodo de estudio fueron diagnosticadas de COVID-19 un total de 16.679 personas, de las cuales entre el 4,8% y el 10,25% requirieron ingreso hospitalario. Las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica realizaron además el seguimiento de un total de 35.254 contactos estrechos.
Conclusiones: la labor que llevan a cabo las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica supone, desde la aparición de su figura, una alta garantía de trazabilidad de los casos y la contención de la pandemia de COVID-19.
 
Palabras clave:
infecciones por coronavirus; COVID-19; epidemiología; servicios de vigilancia epidemiológica; hospitalización; enfermería en salud comunitaria.
 

Abstract

Follow-up for COVID-19 cases by Epidemiological Monitoring nurses and reduction in hospital admissions
 
Objective: to describe the follow-up conducted by Epidemiological Monitoring nurses from the Integrated Care Management of Albacete, and its contribution to the reduction in hospital admissions associated with COVID-19.
Method: an observational, descriptive and retrospective study, conducted in the healthcare area covered by the Integrated Care Management of Albacete between August 2020 and February 2021, and including patients diagnosed with COVID-19 and their close contacts.
Results: during the study period, 16,679 persons were diagnosed with COVID-19; between 4.8% and 10.25% of them required hospital admission. The Epidemiological Monitoring nurses also conducted follow-up for 35,254 close contacts.
Conclusions: the task conducted by the Epidemiological Monitoring nurses, since this concept appeared, has ensured a high guarantee of case traceability, and the containment of the COVID-19 pandemic.
 
Key words:
coronavirus infections; COVID-19; epidemiology; Epidemiological Monitoring Units; hospitalization; Community Health Nursing.
 
 

Introducción

 
El síndrome respiratorio agudo severo causado por el coronavirus SARS-CoV-2 es una de las enfermedades infecciosas emergentes más importantes en la actualidad. En diciembre de 2019 empezaron a reportarse casos de un nuevo tipo de neumonía en la ciudad de Wuhan (China); el 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ofi- cialmente la epidemia de COVID-19 como emergencia de Salud Pública internacional y el 11 de marzo la reconoció como pandemia (1,2).
La COVID-19 está causada por un virus denominado SARS-CoV-2, coronavirus de tipo beta, subgénero sarbecovirus y subfamilia Orthocoronaviridae (1). Los primeros casos de COVID-19 en Europa se registraron en Alemania, Francia, Italia y España. Antes del 26 de febrero de 2020 solo había cinco casos confirmados en España, pero una semana más tarde los casos ascendieron a 2.611. En pocos meses la pandemia se extendió a todo el planeta, afectando duramente a Europa, aunque siendo los países con mayor número de afectados Estados Unidos, Brasil, Rusia e India; la tendencia actual muestra que está aumentando en países africanos y del sur de Asia, produciéndose el mayor número de muertes en Estados Unidos y América Latina (1).
La infección por SARS-CoV-2 se puede dividir en tres etapas: 1) Periodo de incubación asintomático, con o sin virus detectable, que puede variar entre 7 y 14 días, con una media de 5 a 7; 2) Periodo sintomático leve, con virus detectable; 3) Periodo sintomático grave, con alta carga viral (1). No todos los pacientes desarrollan la enfermedad de la misma forma. Entre los síntomas más habituales se encuentran tos, fiebre, diarrea, fatiga y en los casos más graves, dificultad respiratoria y neumonía (1). Se ha calculado que un 80% de los infectados de COVID-19 pasa la enfermedad de manera asintomática, y del resto, un 40% lo hace de forma leve y el otro 60% presenta síntomas respiratorios, en un 15% de los casos severos y en un 5% colocando al paciente en una situación crítica (3).
Globalmente España ha sido uno de los países con mayores tasas de contagios y mortalidad, con cifras de fallecidos a finales de octubre de 2020 de 36.000 personas según los datos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. La edad de los pacientes seguramente fuera avanzada, pues los datos del INE sitúan el exceso de mortalidad atribuible a la COVID-19 entre marzo y octubre de 2020 en alrededor de 60.000 personas (2).
Con motivo de la situación tan grave y excepcional acontecida en el mundo por la aparición del SARS-CoV-2 se hizo necesaria en España la aplicación de medidas para proteger la salud de la población, contener la progresión de la enfermedad y disminuir el impacto en el sistema sanitario. El gobierno español aprobó el 14 de marzo de 2020 el RD 463/2020 declarando el estado de alarma para la gestión de la situación de emergencia sanitaria originada por COVID-19 (2), situación que se prolongó hasta el 21 de junio, aunque hubo un alivio progresivo de la estricta limitación de la movilidad en el mes de mayo. A partir de junio los casos experimentaron un aumento progresivo y exponencial en la mayoría de las comunidades autónomas, con un repunte generalizado de contagios que situó tanto a España, como al resto de Europa, en una “segunda ola” pandémica (2).
Desde su inicio, la pandemia ha causado una profunda crisis sanitaria por la enorme cantidad de pacientes que han debido ser atendidos, lo que ha provocado que en los momentos de mayor incidencia los servicios sanitarios se hayan visto sobrepasados y que hayan existido debilidades importantes en cuanto a dotación de utillaje, equipamientos e instalaciones adecuadas para el tratamiento efectivo del paciente y la protección de los profesionales (4). Uno de los principales problemas en los momentos iniciales fue la adjudicación de camas en UCI para los pacientes cuya condición clínica empeoraba, y a pesar de que en España las camas de críticos se aumentaron hasta en un 300%, la capacidad se vio sobrepasada en ciertas ciudades o comunidades autónomas durante la primera oleada de la pandemia (4).
Desde el punto de vista del control de la propagación es fundamental identificar y aislar a los pacientes asintomáticos, que por su condición pueden propagar el virus sin saberlo (1,3). Existen varias pruebas para el diagnóstico de la infección activa (PDIA), como la técnica de RT-PCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa) y la prueba rápida de detección de antígenos (1,6). Entre las medidas recomendadas para la prevención y contención de la COVID-19 destacan las medidas higiénicas (desinfección con etanol al 96% de las manos al estar en contacto con superficies probablemente contaminas o lavado con agua y jabón cuando exista la posibilidad (5)), las medidas de distanciamiento entre personal (mínimo de dos metros para evitar la contaminación con microgotas (5)) y uso de mascarillas (5).
La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 ha sido, y continúa siendo, el mayor desafío para la salud conocido en el último siglo (7), suponiendo la detección precoz de casos compatibles con la COVID-19 uno de los puntos claves para controlar la transmisión (6). La rapidez y globalidad de la propagación hacen que sea de suma importancia la identificación temprana de posibles casos, su aislamiento y la detección de contactos (1). El papel de la Atención Primaria ha sido determinante, pues entre un 80-85% de los pacientes tuvo su primer contacto con el sistema sanitario durante la primera ola, actividad que ha sido aún más intensa en la segunda ola, al asumir las funciones de rastreo epidemiológico y realización de pruebas diagnósticas (2).
Desde mayo de 2020 el Sistema Sanitario de Castilla−La Mancha cuenta con una nueva figura: la enfermera de Vigilancia Epidemiológica (EVE). Enmarcada en el ámbito de la Atención Primaria, y bajo la coordinación de la Delegación Provincial de Sanidad y de la Gerencia Asistencial a la que pertenece, la enfermera de Vigilancia Epidemiológica lleva a cabo el trabajo de identificación y seguimiento de contactos de casos diagnosticados de COVID−19, siguiendo las directrices del Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad de Castilla−La Mancha. Dentro de sus funciones destaca la identificación y contención precoz de fuentes de contagio, lo que incluye el aislamiento de casos y la cuarentena y el seguimiento de contactos estrechos (6), así como la educación sanitaria consistente en medidas de higiene, distanciamiento y protección personal (7). La Gerencia de Atención Integrada de Albacete cuenta con enfermeras de Vigilancia Epidemiológica distribuidas por todos los Centros de Salud de su área sanitaria, presentes tanto en días laborales como festivos y en turnos de mañana y tarde.
El objetivo del presente estudio es describir la vigilancia epidemiológica realizada por las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete y su contribución a la disminución de los ingresos hospitalarios relacionados con la COVID-19.
 

Material y método

 
Diseño: estudio observacional, descriptivo y retrospectivo. Ámbito: área sanitaria de la Gerencia de Atención Integrada (GAI) de Albacete, entre el 24 de agosto de 2020 y el 14 de febrero de 2021.
Población y muestra: pacientes diagnosticados de COVID-19 y contactos estrechos de estos, sin ningún criterio de exclusión.
Variables: número de casos confirmados con prueba diagnóstica de infección activa positiva (PDIA+), número de contactos estrechos identificados para los casos, número de pacientes que acudieron a Urgencias hospitalarias, número de pacientes que ingresaron en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, número de pacientes citados en las agendas de Vigilancia Epidemiológica. Todos los datos se presentan agrupados por semanas.
Recogida de datos: los datos provienen de los informes efectuados por la Dirección Asistencial de la GAI de Albacete a efectos de gestión de recursos.
Análisis de datos: el análisis se realizó mediante metodología cuantitativa (análisis descriptivo con frecuencias absolutas y relativas).
Aspectos éticos: el presente estudio se ha llevado a cabo cumpliendo la Ley 14/2007 de investigación biomédica y la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Dado que se trata de datos agregados, que no pueden ser relacionados con los pacientes individuales, no se ha considerado solicitar consentimiento informado.
 

Resultados

 
El número de enfermeras de Vigilancia Epidemiológica (EVE) en la Gerencia de Atención Integrada de Albacete fue de 23 entre el 3 y el 16 de agosto, 28 en la semana del 17 al 23 de agosto, 31 en la semana del 24 al 30 de agosto, 34 entre el 31 de agosto y el 13 de septiembre, y 45 a partir del 14 de septiembre hasta el 25 de octubre, incrementándose desde el 26 de octubre a 52, cifra que se ha mantenido hasta el 14 de febrero.
Los casos confirmados con PDIA+ entre el 10 de agosto de 2020 y el 14 de febrero de 2021 fueron 16.679 y los contactos estrechos identificados en el seguimiento por las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica (EVE) en el mismo periodo 35.254. Entre el 24 de agosto de 2020 y el 14 de febrero de 2021 acudieron a Urgencias del Hospital General Universitario de Albacete 2.935 pacientes con PDIA+, de los que 1.100 fueron ingresados.
La evolución de todos estos datos puede verse representada en el Gráfico 1, donde pueden apreciarse los dos picos máximos que marcan las dos olas de la pandemia que han tenido lugar durante el periodo del estudio, en las que el número total de ingresos hospitalarios se ha mantenido por debajo de 90 pacientes.
 
Gráfico 1. Evolución de datos relativos a COVID-19 en la GAI de Albacete durante el periodo comprendido entre el 24 de agosto de 2020 y el 14 de febrero de 2021
 
En cuanto al porcentaje de pacientes diagnosticados de COVID-19 que requirieron de ingreso hospitalario en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete en dicho periodo, la cifra osciló entre el 4,8% y el 10,25% del total de diagnosticados, tal y como puede apreciarse en el Gráfico 2, con un valor promedio del 7,12% de los diagnosticados. Puede comprobarse que el porcentaje de ingresos hospitalarios no aumenta durante los máximos de las dos olas de la pandemia acontecidas durante el periodo del estudio.
La ratio de casos confirmados con PDIA+ y de contactos estrechos seguidos por número de enfermeras de Vigilancia Epi- demiológica puede verse detallada en la Tabla 1.
 

Discusión

 
A la vista de los resultados se aprecia que no se produjo un incremento de los ingresos coincidiendo con los dos máximos de la pandemia que tuvieron lugar durante el periodo del estudio, lo que mostraría la eficacia de la vigilancia epidemiológica y del seguimiento clínico de los pacientes realizado desde Atención Primaria. Resulta destacable también que el número de personas diagnosticadas de COVID-19 que requirieron de ingreso hospitalario en ningún momento del periodo comprendido superó el 10,25%, o lo que es lo mismo: al menos el 89,75% de los pacientes diagnosticados permaneció en el ámbito co- munitario y en sus domicilios durante el transcurso de la infección.
 
Gráfico 2. Porcentaje de ingresos hospitalarios por pacientes con PDIA+ durante el periodo comprendido entre el 24 de agosto de 2020 y el 14 de febrero de 2021
 
 
 
 
Entre el 5 y el 18 de enero de 2021 la provincia de Albacete contaba con el 74,9% de casos con trazabilidad, figurando así entre las provincias con mayor rastreo de contactos y siendo superior al de otras provincias, tanto similares en densidad de población (Salamanca, trazabilidad del 38,2%) como similares en incidencia acumulada en los últimos siete días (Cáceres, trazabilidad del 57,7%) (8). La vigilancia es la piedra angular para controlar la pandemia de COVID-19, tal y como concluye una reciente revisión de artículos (9). La mejora del rastreo de casos asintomáticos (que en la segunda oleada han supuesto un 51,6% del total) ha permitido detener una de las causas de transmisión comunitaria silente (2).
El refuerzo de personal en Atención Primaria es imprescindible para poder realizar con garantías de éxito el estudio de contactos en la COVID-19 de acuerdo con los resultados de una revisión de estudios publicada recientemente (10). Las prioridades para hacer frente a la pandemia y post-pandemia pasan, como proponen OMS-Europa y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), por reforzar la Atención Primaria con inversiones, recursos humanos y medidas que faciliten la coordinación de cuidados, su actuación universal y de proximidad y su capacidad de resolución (11).
En España, las actuaciones de intervención deben ser adoptadas respetando la distribución de competencias entre las co- munidades autónomas (7). En el caso de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, las labores de vigilancia epidemiológica se encuentran distribuidas: ante un diagnostico de COVID-19 en Atención Primaria las Unidades de Apoyo Covid realizan la detección de contactos convivientes y derivan, si así se precisa, la realización de las pruebas diagnósticas de infección activa a un punto centralizado (12). Posteriormente, profesionales de Salud Pública identifican y estudian los contactos sociales y laborales (12). Dichas unidades de apoyo cuentan con distintos perfiles de profesionales sanitarios: fisioterapeutas, higienistas dentales, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería y farmacéuticos, los cuales realizan su función en edificios independientes de los centros de salud (12).
Por su parte, la Gerencia de Atención Integrada de Albacete ha apostado desde el principio por la figura de la enfermera como eje de la vigilancia epidemiológica, integrada en el equipo de Atención Primaria de la Zona Básica de Salud y en continuo contacto con la Delegación Provincial de Sanidad. Ante un paciente con síntomas compatibles con COVID-19, el médico solicita la realización de una PDIA que confirme/descarte la sospecha de infección y el paciente es citado con la enfermera de Vigilancia Epidemiológica de su centro de salud. La EVE realiza una primera llamada telefónica para la cum- plimentación de la encuesta epidemiológica, llevar a cabo educación sanitaria e indicar aislamiento domiciliario hasta el resultado de la PDIA. Si la PDIA resulta positiva y se confirma la infección, la enfermera contactará de nuevo con el paciente para actualizar la encuesta epidemiológica e identificar todos los contactos estrechos, tanto en el ámbito social como laboral o escolar (estos dos últimos en coordinación con Epidemiología). La EVE localizará además a todos los contactos estrechos para indicarles su condición como tal y explicar las medidas a seguir para la realización de cuarentena, así como solicitar PDIA en los casos que la estrategia lo indique. Durante el periodo de cuarentena y al final de esta contactará te- lefónicamente de nuevo con los contactos estrechos para la valoración de su estado clínico, cumplimiento de la cuarentena y notificar, en caso de que la persona continúe asintomática, su finalización.
En trazabilidad por provincia, Madrid contaba con un 15,3% de trazabilidad entre el 5 y el 18 de enero de 2021, que comparada con la de la provincia de Albacete (74,9%) (8) resulta significativamente inferior.
El Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria pone de manifiesto la necesidad de potenciar la capacidad resolutiva de las enfermeras en la gestión de cuidados, en especial, entre otros, en actividades de salud comunitaria y de promoción de la salud (13). Tal y como expresa Ferrer-Arnedo (14), es el momento de diseñar estrategias que contemplen la competencia enfermera demostrada y evaluada.
 

Conclusiones

 
La labor que realizan las enfermeras de Vigilancia Epidemiológica ha sido fundamental desde su aparición, coincidente con el proceso de desescalada de la primera ola de la pandemia, y hasta el día de hoy, ya que continúan siendo un verdadero escudo contra la COVID-19, tanto en el ámbito familiar como en el social y laboral. Por otra parte, la labor realizada ha contribuido a optimizar la atención hospitalaria, evitando ingresos innecesarios y garantizando un control clínico y un estrecho seguimiento epidemiológico de los pacientes en sus domicilios.
 

Financiación

 
Ninguna.
 

Conflicto de intereses

 
Ninguno.
 

Bibliografía

 
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[2] Molero García JM, Arranz Izquierdo J, Gutiérrez Pérez MI. COVID−19 en España. ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Aten Primaria. 2020; 52(10):676-79. Doi: http://doi.org/10.1016/j.aprim.2020.10.003
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[4] Miró O, Alquézar-Arbé A, Llorens P, Martín-Sánchez FJ, Jiménez S, Martín A, et al. Comparación de las características demográficas y comorbilidad de los pacientes con COVID-19 fallecidos en hospitales españoles, en función de si ingresaron o no en Cuidados Intensivos. Med Intensiva. 2021; 45:14-26. http://doi.org/10.1016/j.medin.2020.09.002
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[7] Ministerio de Sanidad. Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por COVID-19. 16 de julio de 2020 [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad; 2021 [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/aler- tasActual/nCov/documentos/COVID19_Plan_de_respuesta_temprana_escenario_control.pdf
[8] Ministerio de Sanidad. Indicadores principales de seguimiento de COVID-19. Fecha de informe: 21-ene.-2021 [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad; 2021 [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/do- cumentos/informe_covid_es_publico_2021-01-21.pdf
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[12] Comunidad de Madrid. Las Unidades de Apoyo Covid de Atención Primaria han atendido a más de 165.000 contactos. 09 febrero 2021 [internet]. Comunidad de Madrid; 2021 [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.comunidad.madrid/noticias/2021/02/09/unidades- apoyo-covid-atencion-primaria-han-atendido-165000-contactos
[13] Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar social. Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria [internet]. Madrid: MSCYBS; 2019. [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/proyectosActividades/docs/Marco_Estrategico_APS_25Abril_2019.pdf
[14] Ferrer-Arnedo C. Los pilares irrenunciables de la práctica enfermera en el ámbito comunitario tras la crisis del COVID-19. Enferm Clin. 2020; 30(4):233-5. http://doi.org/10.1016/j.enfcli.2020.06.001
 
 

Originales 5 - Influencia del confinamiento domiciliario en pacientes con hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2

 

 

Cómo citar este artículo:
Muñoz Castaño M, Basarte Gaspar L, Salcedo Ruiz P, Santos Marroquín J, Torralba González de Suso M. Influencia del confinamiento domiciliario en pacientes con hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2. RIdEC 2021; 14(1):42-49.
 
Fecha de recepción: 17 de agosto de 2021.
Aceptada su publicación: 2 de noviembre de 2021.
 
 

Autores 

 
1 Melissa Muñoz Castaño
1 Laura Basarte Gaspar
1 Pablo Salcedo Ruiz
1 Judit Santos Marroquín 
2 Miguel Torralba González de Suso
 
1 Enfermera/o Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Hospital Universitario de Guadalajara.
2 FEA Medicina Interna. Hospital Universitario de Guadalajara.
 
Dirección de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 
 

Resumen 

Introducción: la Atención Primaria (AP) es un pilar fundamental para el control de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus tipo 2 (DM2). La pandemia por COVID-19 ha supuesto un cambio de organización en AP, destacando la atención sanitaria vía telefónica. El objetivo es evaluar el impacto del confinamiento domiciliario por la pandemia COVID-19 en pacientes con HTA y DM2.
Metodología: estudio de cohorte retrospectivo realizado en dos centros de salud urbanos y dos rurales en Guadalajara (España), recogiendo datos durante los seis meses previos y posteriores al confinamiento. Se analizó el sexo, la edad, el padecimiento COVID-19, el ámbito geográfico, el índice de masa corporal (IMC), la tensión arterial (TA), la hemoglobina glicosilada (HBa1c), el filtrado glomerular (FG), la microalbuminuria y el seguimiento telefónico durante el confinamiento.
Resultados: se estudiaron 221 pacientes. No se observaron cambios estadísticamente significativos en las variables clínicas a estudio tras el confinamiento. Destacar un leve descenso del IMC en 0,29 kg/m2 (IC95%, p= 0,02) y el descenso del nivel de la HBa1c en 0,39% (IC95% p= 0,009) en los pacientes con seguimiento telefónico por enfermería. Los pacientes con peor control en su TA, HBa1c, glucemia, FG o aumento de creatinina tuvieron una mejoría de sus parámetros tras el confinamiento (p< 0,05) versus aquellos con mejor control.
Conclusión: los pacientes con HTA y DM2 no se han visto afectados significativamente desde un punto de vista clínico tras el confinamiento domiciliario por COVID-19. El seguimiento telefónico por parte de enfermería ha demostrado ser un elemento importante en el mejor control de la HBa1c.
 
Palabras clave:
hipertensión; diabetes mellitus tipo 2; Atención Primaria de Salud; Enfermería de Salud Comunitaria; confinamiento domiciliario; consulta telefónica.
 
 

Abstract

Impact of home confinement in patients with hypertension and Type 2 diabetes mellitus    
 
Introduction: Primary Care (PC) is an essential cornerstone for the control of cardiovascular conditions such as hypertension (HTN) and Type 2 diabetes mellitus (T2D). The COVID-19 pandemic represented a change in PC organization, and healthcare consultations by telephone stood out within this change. The objective is to assess the impact of home confinement due to the COVID-19 pandemic in patients with HTN and T2D.
Methodology: a retrospective cohort study conducted in two urban Primary Care centres and two rural centres in Guadalajara (Spain), collecting data during the six months before and after lockdown. The analysis included gender, age, COVID-19 experience, geographic setting, body mass index (BMI), blood pressure (BP), glycosylated hemoglobin (HBa1c), glomerular filtrate (GF), microalbuminuria, and telephone follow-up during confinement.
Results: the study included 221 patients. No statistically significant changes were observed in the clinical variables studied after lockdown. A mild reduction in BMI by 0.29 kg/m2 (CI95%, p= 0,02) stood out, as well as a reduction in the HBa1c level by 0.39% (CI95% p= 0.009) in those patients with telephone monitoring by nurses. Patients who presented poor control in their BP, HBa1c, glycemia, GM, or creatinine increase, showed an improvement in their parameters after lockdown (p< 0.05) versus those better controlled.
Conclusion: patients with HTN and T2D have not experienced a significant impact from a clinical point of view after the home confinement due to COVID-19. Telephone monitoring by nurses has demonstrated being an important element for the best control of HBa1c.
 
Key words:
hypertension; Type 2 diabetes mellitus; Primary Care; Community Health Nursing; home confinement; telephone consultation.
 
 

Introducción

 
La principal causa de muerte en la población española son las enfermedades cardiovasculares con una tasa de 120.859 fallecimientos en 2018, siendo primordial para prevenirlas la detección y el control de los factores de riesgo cardiovascular (1). De ellos, la hipertensión arterial (HTA) y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) son los que con más frecuencia requieren un mayor esfuerzo terapéutico para su control (2).
En el 2025, se prevé que la prevalencia de HTA aumentará en un 15-20%, llegando a alcanzar 1.500 millones de casos en la población mundial (3). En cuanto a la DM2, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una epidemia del siglo XXI (4), dado que afecta a más de 180 millones de personas, cifra que aumentará a más del doble en el 2030 (5). Se puede afirmar que la combinación de DM y HTA es alarmante para el riesgo de padecer complicaciones tanto macrovasculares (cardiopatía isquémica, lesiones vasculares cerebrales, arteriopatía periférica) como microvasculares (retinopatía, neuropatía y nefropatía), erigiéndose como el binomio patológico que más morbimortalidad causa en el ser humano (6,7). Se estima que la prevalencia de HTA entre la población con DM2 es al menos el doble que la encontrada en la población general, y en el caso de los pacientes hipertensos, el riesgo de desarrollar DM es 2,4 veces mayor que en los normotensos (8,9).
Según las últimas líneas estratégicas del Sistema Nacional de Salud, la Atención Primaria (AP) es un pilar necesario para la promoción de estilos de vida saludables, prevención primaria, control y seguimiento de estas enfermedades crónicas (10,11).
Una de las principales actividades que desarrolla el personal de Enfermería Familiar y Comunitaria es la Educación para la Salud, necesaria para fomentar el autocuidado y el correcto autocontrol del paciente, mediante la adopción de hábitos saludables (dieta equilibrada y actividad regular), la adhesión terapéutica y la participación del paciente en el seguimiento de su estado de salud.
La brusca irrupción de la pandemia por COVID-19 ha supuesto para los servicios sanitarios una situación de máxima exigencia. En pocos días la AP cambió su organización, limitando el acceso a los pacientes y reduciendo drásticamente la atención presencial. Mayoritariamente la actividad habitual se realizó de forma telefónica, dejando la actividad presencial para los pacientes sospechosos y afectos por la situación epidemiológica (12-14).
El objetivo de este trabajo fue evaluar el impacto en las variables clínicas, epidemiológicas y analíticas más relevantes para el estudio de pacientes con el binomio HTA y DM2 tras el confinamiento provocado por la pandemia por COVID-19.
 

Materiales y métodos

 
Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo. El estudio se llevó a cabo en los centros de salud (CS) de Manantiales, Guadalajara-Sur y Brihuega, centros pertenecientes a la Gerencia Integrada de Guadalajara y del Servicio Sanitario de Castilla-La Mancha (SESCAM) recogiendo datos en los seis meses previos a la declaración del confinamiento domiciliario a causa de la pandemia por COVID-19 (14 de marzo de 2020) y seis meses después tras la suspensión del confinamiento (21 de junio de 2020).
Como criterios de inclusión se seleccionaron pacientes mayores de 50 años de cuatro equipos de salud (médico-enfermero): uno del CS Manantiales, uno de CS Guadalajara-Sur y dos del CS de Brihuega. Los pacientes debían estar diagnosticados de hipertensión esencial (CIE-9: 401) y, a su vez, de diabetes mellitus (CIE-9: 250) tipo 2. Además de ello, era necesario disponer al menos de una de las variables clínicas, epidemiológicas y analíticas en los seis meses previos al confinamiento domiciliario y seis meses después.
Se excluyeron los pacientes ingresados durante el confinamiento domiciliario, los fallecidos durante el periodo de estudio y, por último, los que debutaron con DM2 e HTA después del 14 de marzo de 2020.
Se determinaron como variables dependientes: índice de masa corporal (IMC), tensión arterial sistólica (TAS), tensión arterial diastólica (TAD), glucemia basal, hemoglobina glicosilada (HbA1c), filtrado glomerular (FG), creatinina sérica (CRE) y microalbuminuria (MicroAlb). Como variables independientes se analizaron: sexo, edad, ámbito geográfico, tipo de tratamiento diabético (TTO DM2), tratamiento hipertensivo (TTO HTA), seguimiento telefónico o no durante el confinamiento domiciliario y si el paciente había padecido COVID-19.
Para la recogida de datos se utilizó el programa “Explotación de datos” del sistema informático “Turriano” (sistema informático de historia clínica de Atención Primaria) del SESCAM. En dicho programa se buscó a los pacientes diagnosticados de HTA y DM2 a través de la 9ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-9), realizando diferentes combinaciones con los diagnósticos de HTA con los códigos 401, 401.1, 401.0 y 401.9, y de DM 250, 250.0, 250.00 y 250.02. Además, para evitar la pérdida de datos se realizaron búsquedas complementarias con el filtro “factor de riesgo” HTA y “factor de riesgo” DM entre los antecedentes personales en la historia clínica.
Para obtener los valores de las variables se utilizó el programa “Historia Clínica” del sistema “Turriano”, accediendo a las historias clínicas y seleccionando los pacientes que cumplieran los criterios anteriormente mencionados. De este modo, se seleccionaron los valores de las variables más cercanos a las fechas de acotamiento. En el caso de varias medidas, en algunas de las variables, se realizó la media aritmética del número de datos de cada variable.
Para la descripción de los resultados se emplearon frecuencias en las variables cualitativas y medianas y rango intercuartil en las cuantitativas. Se utilizó la prueba t Student para la comparación de medias en caso de variables independientes binarias o el ANOVA si existían más de tres categorías. Se categorizaron las variables cuantitativas según criterio clínico o de la literatura, como tener hipertensión con una TAS >140 o TAD >90 mmHg o bien presentar una HbA1c < o > del 7%.
Todos los contrastes fueron bilaterales y se asumió la significación estadística si el “p-valor” era inferior a 0,05. Para analizar los datos y evaluar el impacto de las variables se utilizó el paquete estadístico SPSS 25.0. 
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética e Investigación con medicamentos de la Gerencia Integrada de Guadalajara y la realización del mismo se llevó a cabo siguiendo la declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial.
 

Resultados

 
Se analizaron un total de 221 pacientes de los cuatro centros de salud que presentaban DM2 e HTA. En la Tabla 1 se muestra la distribución y las características de la población a estudio:
 
 
En la Tabla 2 se exponen los parámetros clínicos y antropométricos de la muestra obtenidos antes y después del confinamiento. 
Analizando la tabla, el único valor a destacar es el IMC, en el que se ha observado una disminución de 0,29 respecto al valor inicial durante el confinamiento.
Se analizó si hubo un impacto en las variables dependientes en función del sexo, la edad, el ámbito geográfico, el tipo de TTO DM2 o TTO HTA (farmacológico o no), el seguimiento telefónico o no durante el confinamiento domiciliario y si el paciente había padecido COVID-19. De todos estos análisis, las únicas variables que mostraron significación estadística fue la disminución del filtrado glomerular en pacientes tratados con medidas higiénico-dietéticas versus aquellos tratados con medidas farmacológicas para la HTA. Además, se observó que la realización de un seguimiento telefónico demostró mantener las cifras de HbA1c, ya que los pacientes a los que no se efectuó empeoraron sus cifras en un 0,38%. Ver Gráfico 1 y Tabla 3.
 
 
 
Gráfico 1. Diagrama de caja
 
 
Se realizó un estudio estratificado para comparar, en función de los puntos de corte que se consideran clínicamente relevantes, si el confinamiento había provocado diferencias en los distintos subgrupos.
En la Tabla 4 se observa que en función de presentar un mejor control o no de las variables cuantitativas, se aprecian diferencias estadísticamente significativas de las mismas.
Como se observa en la Tabla 4, en general, los pacientes con peor situación basal de sus parámetros asociados al riesgo cardiovascular han mejorado discretamente tras el confinamiento mientras aquellos con aceptable control han empeorado.
Por último, hay que señalar que tras realizar un análisis mediante una prueba t de Student para valorar si el sexo, el ámbito geográfico y el haber padecido o no COVID-19 influían sobre las variables cuantitativas: IMC, TAS, TAD, glucemia basal, HBA1c, FG, creatinina y microalbuminuria, no se observaron diferencias estadísticamente significativas.
 
 
De igual forma se realizó un ANOVA para comparar la edad (estratificada en tres intervalos) y el tratamiento de la DM2 (agrupado en cuatro tipos de tratamiento) con las variables cuantitativas anteriores y tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas.
 

Discusión

 
El presente estudio analiza una amplia muestra de pacientes con DM e HTA en tres centros de salud del área integrada de Guadalajara y el impacto que el confinamiento por COVID-19 ha supuesto en estos.
En general se aprecia, en contra de la hipótesis inicial de los investigadores, que apenas se ha producido un empeoramiento de los parámetros clínicos más habituales en la HTA y DM2. No se ha visto un incremento de peso significativo ni tampoco un mal control de la glucemia o la TA, por el contrario, se ha producido una leve disminución del IMC.
Como resultado más significativo se cree importante destacar que los pacientes que no han recibido seguimiento telefónico han experimentado un aumento de niveles de Hb1Ac frente a aquellos que sí lo han recibido desde la consulta de enfermería.
Esto corrobora que las intervenciones de seguimiento y control de pacientes con factores de riesgo cardiovascular fomentan el empoderamiento en su autocontrol y autocuidado. Basándonos en la literatura científica nacional e internacional y en la experiencia clínica, se considera que es preciso implementar en Atención Primaria una atención telefónica según los criterios de calidad, aprovechando la crisis vivida como una oportunidad para mejorar (15-17).
Aunque no se ha analizado la actividad física o el deporte, llama la atención que la probable disminución de estos respecto al ejercicio o vida activa previa al confinamiento, no haya tenido una repercusión en el IMC ni tampoco en valores de TA o de la HbA1c. Esto contrasta con algunos estudios de otros países, los cuales afirman que el confinamiento ha provocado un incremento de peso en la población diabética, justificada probablemente por el aumento de la ansiedad asociada al aislamiento (18-20). 
Debido a lo citado anteriormente se decidió profundizar en el estudio, dividiendo la población en función del adecuado control o no de su patología. Los resultados mostraron que, como tendencia general, aquellos pacientes con un buen control previo en las variables a estudio experimentaron un discreto empeoramiento tras el confinamiento, mientras que los que partían de un control subóptimo presentaron una mejoría más notable. Esto podría ser debido a que los pacientes con buen control relajan sus medidas de autocuidado y aquellos con mal control extreman sus precauciones, toman su mediación, entre otras medidas. Otra posible justificación de estos resultados pudiera explicarse debido al sesgo de regresión a la media en la que los valores extremos tienen tendencia, en una segunda medida, a aproximarse a la media.
Hasta la fecha no hay bibliografía que haya evaluado las variables de esta investigación en Atención Primaria durante el periodo de estudio. Debido a la reciente pandemia y a la escasa literatura, habría que realizar un mayor número de estudios en otros lugares o tiempos, que analicen el impacto que ha tenido el confinamiento en las mismas variables del presente estudio.
Además de ello, a raíz de los resultados obtenidos, se considera como futura línea de investigación analizar si el miedo a presentar complicaciones graves en caso de contagiarse por COVID-19 ha influido en el autocuidado de los pacientes. 
Como limitación del estudio, cabe destacar que seguramente se ha producido un cierto sesgo de selección ya que, a pesar de encontrar un elevado número de pacientes con DM e HTA en los centros de salud asignados, no se ha podido llevar un seguimiento adecuado. Esto ha impedido que algunos de ellos no hayan podido ser incluidos al no disponer de mediciones antes y después del confinamiento, tanto por pérdida de contacto como por miedo de acudir a la consulta. En este sentido se observaron más dificultades en la selección de pacientes en el ámbito rural debido a la existencia de un porcentaje elevado de tarjetas sanitarias de desplazados con historias clínicas incompletas o que no cumplían los criterios de inclusión; por tanto, se está analizando seguramente en mayor proporción a los pacientes con mejor control y seguimiento.
 

Conclusiones

 
El presente estudio muestra que el confinamiento de los pacientes tras la pandemia por COVID-19 no ha penalizado significativamente a los pacientes con DM2 e HTA. De hecho, aquellos con peor situación clínica han mejorado discretamente en algunos parámetros analíticos frente a aquellos bien controlados. El seguimiento telefónico por parte de la enfermera/o se constituye como un elemento importante para la mejora de los factores de riesgo cardiovascular en estos pacientes.
 

Financiación

 
Ninguna.
 

Conflicto de intereses

 
Ninguno.
 

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Originales 6 - Ansiedad en el licenciado de enfermería del estado de Puebla en tiempo de pandemia COVID-19

Cómo citar este artículo:
Suárez Máximo JD, Mondragón-Sánchez EJ, Ayala Zuluaga JE. Ansiedad en el licenciado de enfermería del estado de Puebla en el tiempo de pandemia COVID-19. RIdEC dic 2021; 14(2):50-9.
 
Fecha de recepción: 6 de julio de 2021.
Aceptada su publicación: 12 de noviembre de 2021.
 

Autores

 
1 Juan Daniel Suárez Máximo
2 Edna Johana Mondragón-Sánchez
3 José Enver Ayala Zuluaga
 
1 Licenciado en Enfermería. Estudiante de la Maestría en Salud Pública en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, México. Miembro de la Red Mexicana de Enfermería en la Prescripción y de la Asociación Mexicana de Estudiantes de Enfermería división Puebla.
2 Maestra en Enfermería. Estudiante de Doctorado en Enfermería de la Universidad Federal de Ceará, Brasil. Docente Universidad del Quindío (Colombia)
3 Licenciado en Educación Física y Recreación. Magister en educación-docencia. Doctor en Ciencias de la Educación y certificación postdoctoral en Educación y certificación posdoctoral Motricidad Humana. Profesor de Carrera de la Universidad del Quindío (Colombia).
 
Dirección de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 

Resumen

 
Objetivo: describir la ansiedad que existe en el licenciado de enfermería de Puebla, México, ante la pandemia por COVID-19.
Método: estudio descriptivo trasversal realizado en el estado de los hospitales COVID de Puebla, México, con una población de estudio de 332.114 enfermeras. Muestreo no probabilístico por conveniencia que incluye a enfermeras que trabajen en un hospital COVID, con una antigüedad de entre tres a seis meses, en el periodo del 17 de septiembre al 23 de octubre de 2020. Instrumento de medida: cuestionario de datos sociodemográficos, familiares, laborales y la escala Liebowitz para la ansiedad social (LSAS). Se realizaron índices de estadística descriptiva y análisis bivariantes en SPSS V25.
Resultados: participaron 504 licenciados en enfermería. La LSAS se adquirió con mayor frecuencia en ansiedad social moderada entre el intervalo de 25 a 31 años (n= 108), en el género femenino (n= 212), tipo de contratación contrato (n=120) y turno laboral matutino (n= 92). En la ansiedad social significativa: con una edad de 25 a 31 (n= 24), género femenino (n= 76), familiares con COVID-19 (n= 8), tipo de contratación base (n= 40) y turno laboral nocturno (n= 28).
Conclusión: la LSAS tiende a ser variante en función a la edad, el género, el turno laboral y si él o un familiar padeció COVID-19, eso genera que el enfermero/a genere una ansiedad social por los aspectos de contagio debido a las actividades que lleva a cabo en su rutina cotidiana.
 
Palabras clave:
enfermeras; ansiedad; infecciones por coronavirus; estudio descriptivo transversal.
 

Abstract

Anxiety in Registered Nurses from Puebla City in times of COVID-19 pandemics

 
Objective: to describe the current anxiety among Registered Nurses in Puebla, Mexico, when faced with the COVID-19 pandemics.
Method: a descriptive cross-sectional study conducted on the situation in COVID hospitals from Puebla, Mexico, with a study population of 332,114 nurses. Non-probability convenience sampling, including nurses working at a COVID hospital, with a seniority of three to 6 months, in the period from September 17th to October 23rd, 2020. Measurement tool: questionnaire with sociodemographic, family and occupational data, and the Liebowitz Scale for Social Anxiety (LSAS). Descriptive statistic indexes were conducted, and bivariate analyses in SPSS V25.
Results: the study included 150 Registered Nurses. According to the LSAS, moderate social anxiety appeared more frequently in the 25 to 31 years of age interval (n= 27), in the female gender (n= 53), with contract as type of recruitment (n= 30) and morning working shift (n= 23). Regarding significant social anxiety: 25 to 31 years of age (n= 6), female gender (n=19), relatives with COVID-19 (n= 2), basic type of recruitment (n= 10) and night working shift (n= 7).
Conclusion: the LSAS tended to vary based on age, gender, working shift, and whether they or a relative had suffered COVID-19; this led to the nurse generating social anxiety about the contagion aspects through the activities conducted in their daily work.
 
Key words:
nurses; anxiety; infections by coronavirus; descriptive cross-sectional study.
 
 

Introducción

 
La ansiedad en las enfermeras en tiempos de pandemia tiende a generar miedo en las actividades diarias como salir a comprar alimentos o viajar en el trasporte público, así como ser portador de la enfermedad y crear un contagio en el hogar.
La pandemia generó una nueva normalidad para los profesionales, quienes son la primera línea de atención a la salud. El Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, (Fifth Edition) (DSM-5) hace referencia a que los trastornos de ansiedad se caracterizan por el miedo y la ansiedad, teniendo repercusiones en las conductas sociales (1). “El miedo es la respuesta emocional a una amenaza inminente, real o imaginaria”, mientras que la ansiedad es “una respuesta anticipatoria a una amenaza futura” (2).
Ambas características se solapan entre sí, sin presentar dificultad para poder diferenciarlas, siendo el miedo identificado como la activación autonómica necesaria para la defensa o la fuga, con un pensamiento que refiere el peligro inminente con la respuesta de huida; mientras que la ansiedad es asociada con tensión muscular, vigilancia en relación a un peligro y comportamientos cautelosos (3). En el año 2019, en el mes de diciembre, se reporta el brote de un nuevo tipo de neumonía por coronavirus en Wuhan, Hubei, China, Asia (4).
En el año 2020 la enfermedad denominada COVID-19 se empezó a extender por todo el país de China, con una gran rapidez en contagios y muertes de los pacientes; esto generó una amplia ansiedad en todo el personal de salud, pero con prevalencia mayor en las enfermeras por estar en primera línea de batalla en la atención de la COVID-19 (5). El contagio del virus supera a los 50 millones, mientras que el 9 de mayo de 2021 se notificaron alrededor de 3,3 millones de personas fallecidas en el mundo por COVID-19. En Asia se presenta una cifra de muertes de 513.640 personas, mientras que en Europa duplican la anterior cifra, y el número en América superaba el millón y medio de decesos (6).
La Norma Mexicana NOM-019-SSA3-2013 y la Organización Mundial de Salud (OMS) refieren a la enfermería como a la ciencia y arte humanístico dedicada al mantenimiento y promoción del bienestar de la salud de las personas, la cual ha desarrollado una visión integral de la persona, familia y comunidad, en función de una serie de conocimientos, principios, fundamentos, habilidades y actitudes para poder promover, prevenir, fomentar, educar e investigar acerca del cuidado profesional según las intervenciones (7-9).
Los profesionales de enfermería se caracterizan por su extensa conducta laboral, ya sea en el hogar o en el hospital, por ende, se necesita una amplia y constante adaptación en los cambios de las áreas hospitalarias, sin dejar de lado el turno laboral y horario, siendo un tiempo notable, sin considerar los tiempos de traslado hogar-hospital, esto conlleva que los profesionales presenten ansiedad (10-12). En la búsqueda de los antecedentes para determinar la ansiedad presentada en la población ante la pandemia COVID-19 se localizó un estudio destacado, elaborado en el primer bimestre de 2020 en China, utilizando la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21), con el fin de observar el impacto psicológico, ansiedad, depresión y estrés en la etapa inicial de la pandemia COVID-19. En este estudio se evidenciaron síntomas de ansiedad de moderados a graves y la afección del estado de salud mental se asoció con el impacto psicológico en el nivel de ansiedad (13,14).
Asimismo, se destaca la importancia de reconocer los niveles de ansiedad en el personal de salud, presentes en la crisis sanitaria y sus posibles consecuencias en la salud mental de la población. Dado el contexto que se vive, con la expansión de la COVID-19, la tensión que genera la incertidumbre suele impactar directamente en las relaciones familiares, y en la calidad de vida social (15).
Los autores Applegate y Ouslander (16), en 2020, en su estudio estiman que la ansiedad en los profesionales de enfermería y en la ciudadanía se presenta en niveles más altos mientras trascurran más contagios y no se consiga una vacuna. Un factor es el confinamiento social, así como las medidas de bioseguridad (uso de mascarillas, batas, protección ocular, guantes, etc.), que traerán consigo problemas como estrés, ansiedad, depresión, entre otros. Considerando el contexto anteriormente planteado, el presente estudio tiene por objetivo describir la ansiedad que existe en los profesionales de enfermería ante la pandemia por COVID-19 en México.
 

Método

 
El presente estudio es de tipo cuantitativo descriptivo, correlacional y transversal, se realizó en el periodo comprendido del 17 de septiembre al 23 de octubre de 2020. La población estuvo conformada por 332.114 profesionales de enfermería del contexto rural de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (17). 
La técnica empleada para la recolección de la muestra, y por motivo de situación de pandemia COVID-19, se realizó a través de un cuestionario Google Forms (https://n9.cl/enfermeria-puebla21), llevando a cabo la difusión mediante los grupos de WhatsApp de Enfermería de educación continua de diversos hospitales públicos o privados, mediante e-mails a diferentes asociaciones y colegios del gremio de enfermería mexicana. En total se enviaron a 1.794 profesionales enfermeros y se utilizó un muestreo no probabilístico de conveniencia, habiendo obtenido una tasa de respuesta del 28,1%, quedando constituida una n= 504 participantes.
Los criterios de inclusión fueron: profesionales de enfermería que trabajen en un hospital que atiendan a pacientes con COVID-19, con una antigüedad de entre tres a seis meses, de igual manera que aceptaran participar en el estudio mediante la aceptación del consentimiento informado.
Los criterios de exclusión fueron: ser estudiante o pasante de enfermería (18).
Para la recolección de datos se utilizó un cuestionario diseñado adhoc que incluyó las siguientes variables:
• Sociodemográficas: edad (años), sexo (hombre o mujer), lugar de residencia (rural o urbano).
• Familiares: estado civil (casada, unión libre, soltera), tipo de familia (nuclear, extensa, monoparental materno y monoparental paterno), tiene familiares con COVID-19 (sí, no) y si ha tenido COVID-19 (sí, no).
• Laborales: tipo de contratación (base, homologado, contrato y de confianza), tipo de hospital laboral (público y privado), turno laboral (matutino, vespertino, nocturno y jornada acumulada).
• Se utilizó la Escala de Liebowitz para la Ansiedad Social (LSAS) (19), constan de dos dimensiones y 24 ítems con respuestas tipo Likert en la primera dimensión “miedo o ansiedad” Nada= 1 punto, Un poco= 2 puntos, Bastante= 3 puntos y Mucho=4 puntos; la segunda dimensión “evitación” Nunca= 1 punto, En ocasiones= 2 puntos, Frecuentemente= 3 puntos y Habitualmente=4 puntos.
La escala está validada en el contexto mexicano por expertos y piloteada obteniendo una confiabilidad en la escala de ansiedad con α de Cronbach= ,935 y la escala de evitación con α de Cronbach= ,917, lo cual lo define como un buen instrumento de medición (20). Los puntos de corte del instrumento se clasifican en cinco niveles: (< 55) No se aprecia ansiedad social, (55-65) Ansiedad social moderada, (65-80) Ansiedad social significativa, (80-95) Ansiedad social severa y (> 95) Ansiedad social muy severa.
Se realizaron índices de estadística descriptiva según la naturaleza de las variables (frecuencias absolutas y relativas para variables cualitativas; media y desviación estándar (DE) para variables cuantitativas), asimismo se efectuará la prueba de normalidad, Kolmogorov, Spearman, lo anterior fueron analizados con el Statistical Package For The Social Sciences (SPSS) V.25.
Esta investigación estuvo en el cumplimiento de los requerimientos éticos de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki (21), y conforme a las normas oficiales vigentes (22); fueron obtenidos los permisos personales mediante el consentimiento digital de cada participante, respetando su anonimato y la confidencialidad de los datos.
 

Resultados

 
Descripción de la muestra
 
La muestra se compuso por 504 participantes: 415 mujeres (82,3%), 89 hombres (17,7%). Asimismo, la media de la edad fue de 37,55 ± 9,4, rango 25 a 57 años; predominado el estado civil soltero (44%), lugar de residencia urbana (78,6%), con relación al tipo de familia a la que pertenecen los profesionales de enfermería es nuclear (65,5%), el 86,7% no ha tenido algún familiar con COVID-19 y el 2,8% de los participantes ha tenido COVID-19 en el momento de la recolección de los datos. Con relación a las condiciones laborales de los participantes el 40,7% tiene un contrato de base; el tipo de hospital donde trabajan los participantes fue hospital general con el 63,9%; con relación a los turnos laborales se tuvo una participación del turno nocturno con el 35,5% y matutino con el 34,5%. (Tabla 1).
 
 
 
Escala de Liebowitz para la ansiedad social (LSAS): el puntaje promedio de ansiedad social moderada fue del 52,4% y el 6,3% no tiene ansiedad social, presentando una puntuación mínima de 25 puntos y máxima de 124 puntos, una media de 60,46, con una desviación estándar de 19,27 (Tabla 2). 
Coeficiente Alpha de Cronbach: tiene un valor aceptable >,7 (,946).
Así, con el fin de conocer la distribución de los datos, se aplicó la prueba Kolmogorov-Smirnov, la cual tiene un valor de Z= ,114 y una p= ,000, por lo cual se decidió hacer una correlación de Spearman (23).
 
 
Se evidencia en los resultados que la ansiedad social está presente con algunas de las características de los participantes, se determinó que predominó la ansiedad social en nivel moderado en la edad de 25 a 31 años (n= 108) y en segundo lugar el intervalo de 52 a 57 años (n= 48); de acuerdo con la variable sexo predominan las mujeres (n= 212) con presencia de ansiedad social en nivel moderado y con ansiedad social en nivel significativo hay una prevalencia de (n= 76) y en el sexo hombre (n= 52) con ansiedad social moderada (Tabla 3).
De acuerdo con la Tabla 3, las características familiares y la presencia de ansiedad social moderada similares con respecto a estar soltero/a (n= 104) y respecto al estado de unión libre (n= 100) y con relación al tipo de familia hay prevalencia del tipo nuclear (n= 176) y con ansiedad social en nivel significativa (n= 68). Del total de participantes (n= 504), refieren 67 personas que al menos uno de sus familiares presentó el COVID-19, los cuales (n= 37) tuvieron ansiedad social moderada y (n= 12) refieren ansiedad social muy severa; asimismo, (n= 105) presentaron COVID-19, de los cuales (n= 56) ansiedad social moderada y hubo una similitud de entre ansiedad social severa (n= 12) y ansiedad social muy severa (n= 12).
De acuerdo con las características laborales y la relación con la presencia de ansiedad se observó que en el tipo: contrato (n= 120) y de base (n= 108) presentan una ansiedad social moderada y con ansiedad social significativa (n= 40). Con respecto al tipo de hospital, los de categoría General (n= 322) se presentaron niveles en ansiedad social moderada (n= 180), ansiedad social significativa (n= 60) y ansiedad social muy severa (n= 40).
Los hallazgos en la correlación de Spearman muestran una relación significativa entre las variables sexo y el hecho de presentar COVID-19 con la ansiedad social p= < 0,00 (Tabla 3).
 

 

Discusión

 
Se presentó una prevalencia de los niveles de ansiedad social moderada y de ansiedad social significativa en la muestra recogida en los licenciados en enfermería del estado de Puebla, México; esta fue menor a la presentada en el estudio llevado a cabo en China (4). Asimismo, es de considerar el tipo de ansiedad por el tiempo que se llevaron los estudios, por motivo de la información que se va adquiriendo día con día (13). 
No se hace presente una determinarte sobre la variable de la edad para que sea un factor para presentar ansiedad. Se considera, asimismo, la presencia de muestra de adultos jóvenes, coincidiendo con literatura de Y. Huang, N. Zhao (25), en los resultados no se encontró asociación entre la ansiedad y la edad, pero sí la presencia de una asociación positiva entre los enfermeros/as jóvenes con mayor puntaje de ansiedad moderada.
En una revisión literaria de Brooks et al. (14) se presentaron niveles bajos a la sintomatología de estrés, ansiedad y depresión, esto se debe al momento en que se llevó a cabo (24), mientras que en el presente estudio se mostró un aumento de los niveles de ansiedad por el incremento de tiempo de la pandemia por COVID-19 y a su vez por el confinamiento. Esto se muestra en un estudio de España donde se evidenció que la ansiedad final de los universitarios durante la pandemia de la COVID-19 aumentó 2,59 puntos en relación a la media del pre-test antes del confinamiento, por lo cual se concluyó que la COVID-19 y el confinamiento de los estudiantes universitarios han incrementado sus niveles de ansiedad (26).
Asimismo, los resultados enfatizan que las enfermeras/os que respondieron tener un tipo de familia nuclear en primer lugar presentan una ansiedad social modera y en segundo lugar ansiedad social significativa en comparación con los y las participantes que no referían este tipo, dichos resultados coinciden con la revisión de la literatura que hace presente que el tipo de familia influye en la presentación de niveles medio-alto de síntomas de ansiedad (3,5).
De igual manera se debe considerar la jornada laboral, siendo el turno, el tipo de hospital y la contratación de los enfermeros factores que influyen. En los apartados anteriores, de acuerdo a la situación mundial, el aumento de los pacientes por la pandemia por COVID-19 (4,27) genera la presencia de ansiedad moderada, esto se ha relacionado con estudios los cuales hacen referencia sobre que la jornada presenta una relación con los niveles de ansiedad elevados en los profesionales de enfermería (28).
Las limitaciones que se presentaron fueron el tipo de estudio descriptivo, en los cuales se llevan a cabo solo el análisis de tipo exploratorio, en el cual se busca poder identificar las variables que alcanzarían a influir en los niveles de ansiedad de los enfermeros. De igual manera se hace presente una baja tasa de participación de los profesionales de enfermería, haciendo que la muestra sea de tipo conveniencia. 
Las fortalezas del presente estudio fue el poder aplicar una escala válida por expertos, la cual evalúa la ansiedad y la categoriza para una compresión más amplia en los enfermeros durante el tiempo de la pandemia mundial de COVID; la participación por forma virtual es de destacar por la participación constante que obtuvo, aunque también es considerable el no poder alcanzar a más profesionales la muestra. Asimismo, otra de las fortalezas es ser unos de los primeros estudios realizados en Puebla, México, sobre la presencia de ansiedad en la diciplina de enfermería.
 

Conclusión

 
La presente investigación refiere que la situación sobre la presencia de ansiedad social se hace presente en los tiempos de pandemia por la COVID-19. Se lleva a cabo una reflexión sobre la importancia que tiene la salud mental en los profesionales de enfermería, puesto que ellos son los que generan el cuidado, así como sobre guardar la seguridad ante las situaciones que viven día con día. Es clave poder generar un análisis de los niveles de ansiedad social, así como los efectos producidos en la crisis por COVID-19 en la salud de las personas, siendo sustancial generar un programa para poder preservar la salud mental de los mismos.
 

Financiamiento

 
Ninguno.
 

Conflicto de intereses

 
Ninguno.
 

Agradecimientos

 
A los participantes provenientes de las siguientes honorables instituciones: Hospital General Cholula, Teziutlán, Tehuacán y Zacatlán, Hospital Ángeles, Hospital del Niño Poblano, Hospital de Traumatología y Ortopedia Dr. y Gral. Rafael Moreno Valle, Hospital Beneficencia Española y Hospital Torres Médicas MAC. También a los miembros de diversas asociaciones y colegios como Asociación Mexicana de Enfermeras Unidas capítulo Teziutlán, Asociación Mexicana de Estudiantes de Enfermería división Puebla, Colegio Mexicano de Licenciados en Enfermería filial Puebla.
De igual manera a mi docente María de Lourdes Rosas López, mis compañeros de la asignatura Ciencias Sociales en Salud Pública, en especial a René Abraham Cahuantzi Mejía.
 

Bibliografía

 
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[16] Applegate WB, Ouslander JG. COVID-19 presents high risk to older persons. J Am Geriatr Soc 2020; [Epub ahead of print].
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[18] Hernández R, Fernández C, Baptista M. Metodología de la investigación. 6ª ed. México: McGraw-Hill; 2014.
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Cartas a la dirección

 

Amortiguar el estrés: retomar los grupos de apoyo a la lactancia materna y a la crianza natural en Atención Primaria

Carlos Saus-Ortega
 
Escuela Enfermería La Fe (Valencia). Centro adscrito Universidad de Valencia. Grupo de Investigación en Arte y Ciencia del Cuidado, IIS La Fe (Valencia).
 
 
Fecha de recepción: 7 de junio de 2021.
Aceptada su publicación: 9 de julio de 2021.
 
 
Estimado editor:
La transición a la maternidad/paternidad suele ser un momento muy estresante para el que los padres pueden no sentirse preparados. En ella acontecen cambios importantes en sus vidas, con impactos potencialmente destacables sobre el bienestar de los progenitores, la calidad de la crianza y el desarrollo infantil. Se considera que comienza en el momento en que deciden tener un hijo/a hasta que alcanza los 2 o 3 años. Los sentimientos de aislamiento y la falta de apoyo durante este periodo pueden ser perjudiciales para la madre, el niño y la familia en general (1).
Una disminución de las redes de apoyo, debido a factores como el aumento de la movilidad o los recortes en los servicios de apoyo, puede aumentar el riesgo de aislamiento y la reducción del mundo vital de los padres, en particular el de las madres. Los grupos de apoyo pueden brindar oportunidades para la socialización entre iguales, ayudar a reducir los sentimientos de aislamiento y reportar bienestar mental a los padres (2). Se ha visto que el apoyo social proporciona información, fomenta comportamientos positivos y protectores, y amortigua el estrés ante acontecimientos vitales.
Además, se ha demostrado que la falta de apoyo se asocia con ansiedad, depresión y tiene un impacto negativo sobre el sistema inmunológico (3).
Con la llegada de la pandemia por COVID-19, los grupos de apoyo a la lactancia materna y la crianza natural que se llevaban a cabo en muchos centros de Atención Primaria fueron cancelados. Por ello, actualmente los padres recurren con frecuencia a comunidades virtuales más accesibles para buscar información y apoyo (4). Este apoyo online puede mejorar la capacidad de los progenitores para hacer frente a la maternidad/paternidad, disminuir los sentimientos de aislamiento, aumentar el bienestar y permitir el intercambio de experiencias, lo que es importante para desarrollar la identidad y, por lo tanto, para apoyar esta transición a la maternidad/paternidad. En general, las madres que han participado en foros de discusión de Internet encontraron que el apoyo online les animaba a asumir más responsabilidades en la crianza de sus hijos/as y que les permitían validar su propia experiencia y conocimientos (5).
A pesar de ello, cada vez son más las madres y los padres que reclaman la necesidad de volver a disponer de este recurso de encuentro y ayuda en Atención Primaria. Reanudar los grupos de apoyo cara a cara en los centros de salud puede ser mutuamente beneficioso para los servicios de salud y los padres, ya que las madres desean más apoyo de los profesionales de la salud, pero los profesionales están cada vez más limitados en cuanto a tiempo y otros recursos y no pueden proporcionar los niveles de contacto deseados (6). Es la hora, por tanto, de volver abrir los gimnasios, las aulas o las salas de reuniones de los centros de Atención Primaria, y permitir que padres y madres puedan volver a encontrarse de nuevo, compartan sus experiencias, y validen sus dudas y preocupaciones junto a nuestro acompañamiento.
 
Bibliografía 
 
[1] Barimani M, Vikström A, Rosander M, Forslund Frykedal K, Berlin A. Facilitating and inhibiting factors in transition to parenthood–ways in which health professionals can support parents. Scand J Caring Sci 2017; 31(3):537-46.
[2] Buultjens M, Murphy G, Milgrom J, Taket A, Poinen D. Supporting the transition to parenthood: development of a group health-promoting programme. Br. J. Midwifery 2018; 26(6):387-97.
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[6] Hankel MA, Kunseler FC, Oosterman M. Early breastfeeding experiences predict maternal self-efficacy during the transition to parenthood. Breastfeeding Medicine 2019; 14(8):568-74.
 
 

 

Enfermeros que no visten de enfermeros

 
1 Juan Miguel Cabral Aviña
2 Juan Daniel Suárez Máximo
 
1 Egresado de la Licenciatura en Enfermería y Representante de la Oficina Estatal de Comunicación de la Asociación Mexicana de Estudiantes de Enfermería división Zacatecas.
2 Egresado de la Licenciatura en Enfermería y Representante de la Oficina Estatal de Educación de la Asociación Mexicana de Estudiantes de Enfermería división Puebla.
 
 
Fecha de recepción: 6 de julio de 2021.
Aceptada su publicación: 31 de julio de 2021.
 
 
Estimado editor:
Es inaudito cómo la sociedad ve al profesional de enfermería y lo que representa para ella, por lo cual es de suma importancia conocer la práctica de los enfermeros y las enfermeras, que no solo se desarrolla dentro de un centro sanitario. La enfermería, desde hace muchos siglos, ha venido logrando grandes avances, con dificultades claramente, para poder sobresalir como profesión. Desde décadas anteriores los profesionales enfermeros ya tenían un papel importante en la sociedad y estos mismos los reconocían como parte importante y fundamental en la atención de las sociedades enfermas.
Poco a poco la enfermería se ha estado modernizando, y lo sigue haciendo, para así poder garantizar una atención satisfactoria y de calidad. Mucho tiempo les ha tomado poder sostener y lograr establecerse como una ciencia para el cuidado, siendo capaz, por sí sola, de realizar diversas actividades con alto nivel profesional, que van desde el apoyo en las actividades básicas de la vida diaria hasta actividades de alta complejidad; muchos fueron los años, y sobre todo las dificultades, para poderlo logar, pero definitivamente se ha hecho realidad, el gremio ha avanzado de sobremanera y su esfuerzo tiene que ser reconocido (1).
La disciplina de enfermería es una de las profesiones más polifacéticas y con varios campos de aplicación e intervenciones (dependientes, independientes e interdependientes) y funciones (administrativa, investigativa, docencia y asistencial clínica- comunitaria) totalmente definidas y sustentadas en Normas Oficiales Mexicanas, como lo es la NOM-019, para la práctica de enfermería en el sistema nacional de salud (2). Aparte del amplio impacto que esta profesión genera ante todas sus intervenciones, sin dejar a un lado los recientes reconocimientos y totalmente merecidos que este gremio ha tenido a bien otorgarles por parte de organizaciones mundiales como lo es la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), gobiernos nacionales y locales, sobre todo de la misma sociedad civil (3).
El enfermero/a no solo tiene su labor dentro de un centro de salud, sino que también brinda cuidados y demás actividades fuera de estos, como es el caso de los enfermeros en el hogar u otros centros, atendiendo individuos/clientes sanos o enfermos, los enfermeros en la industria, en la educación, etc., brindando atención profesional de calidad y con amplio conocimiento.
El enfermero/a, además de cuidar, genera conocimientos en las aulas a futuros profesionales, investiga y resuelve incógnitas sobre su labor, ayuda a resolver las problemáticas de la población creando políticas y alternativas; el enfermero tiene cabida en las decisiones políticas de su centro de trabajo y país, las cuales repercutirán favorablemente en su práctica y las futuras condiciones laborales o de otra índole que lo relacione de manera directa o indirectamente, genera cambios sociales, ideológicos y científicos con todas esas intervenciones, se involucra también en los asuntos administrativos, dentro y fuera de los centros sanitarios (4).
Hoy en día, y ante la situación sanitaria presente en todo el mundo de pandemia por la COVID-19, el trabajo de los profesionales de enfermería ha sido enaltecido y reconocido por la sociedad, se han vuelto los protagonistas en esta dura batalla; sin embargo, realmente los enfermeros siempre han estado ahí, capaces y resilientes, dando siempre lo mejor de sí, pero desafortunadamente nos damos cuenta del valor que representan en las situaciones poco favorecedoras (5).
 
Bibliografía 
 
[1] Matesanz Santiago MA. Pasado, presente y futuro de la Enfermería: una aptitud constante. Rev. Adm Sanit. 2009; 7(2):243-60.
[2] Norma Oficial Mexicana NOM-019-SSA3-2013, para la práctica de enfermería en el Sistema Nacional de Salud. Rev CONAMED. 2013;18(Suppl: 1):34-41.
[3] World Health Organization (WHO). Year of the Nurse and the Midwife 2020 [internet]. Geneva: WHO; 2020. [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.who.int/campaigns/year-of-the-nurse-and-the-midwife-2020
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[5] World Health Organization (WHO). Nursing [internet]. Geneva: WHO; 2020. [citado 8 nov 2021]. Disponible en: https://www.who.int/topics/nursing/es/