Formidéibol e incrédibol, amigo. Las enfermeras currantes de la AEC siempre contigo
La muerte es siempre dolorosa. La muerte de una persona que ha aportado tanto a la sociedad desde una perspectiva en la que el humor nos hacía pensar, reflexionar y esbozar una sonrisa, por muy delicado que fuese el tema que abordase, mucho más. Este es el caso de Antonio Fraguas, Forges. Como enfermeras entendemos que la muerte es parte del ciclo vital y no la entendemos como un fracaso. Pero eso no evita el que hoy tengamos el alma triste por su pérdida.
Siempre ha tenido palabras, las académicas y las forgianas, para todas las situaciones imaginables. Con ellas, ha sido capaz de construir un lenguaje propio que todos entendemos y con el que tanto hemos disfrutado. Palabras generosas, cercanas, irónicas, mordaces, cariñosas…, pero sobre todo cargadas de intención y de intenciones con el fin de destacar, agradecer, criticar o denunciar situaciones y contextos tan diversos como plurales. El, de alguna manera, también tenía algo de enfermera. Porque con sus dibujos y sus siempre acertadas palabras cuidaba de todos nosotros para que permaneciésemos alerta a cualquier tipo de desigualdad e injusticia.
Se ha ido Forges, dibujante, pensador, filósofo, cómico… amigo. Pero permanece su recuerdo y su legado que siempre será actual y vital. Para las enfermeras en general y las de la AEC en particular, Forges siempre permanecerá en nuestra memoria a través del legado que tan generosamente nos dejó en nuestro 20 aniversario.
¡Gracias Forges por todo y sigue dibujando sonrisas desde allá donde te encuentres!