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Editorial

10 AÑOS DE RIDEC. ¡¡¡POR MUCHOS MÁS!!!

 
 
Vicente Gea-Caballero
 
Editor Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria, RIdEC.
Asociación de Enfermería Comunitaria de España, AEC.
Profesor Escuela Enfermería La Fe. Grupo de Investigación emergente acreditado GREIACC, IIS La Fe. Valencia.
 
 
 
Este editorial es, quizá, menos científico que los habitualmente publicados en RIdEC, pero no por ello menos importante, ya que tenemos mucho que celebrar en este año 2019: en estas últimas X Jornadas Nacionales de la Asociación de Enfermería Comunitaria AEC, además del 25 aniversario de nuestra sociedad científica AEC, hemos celebrado también el 10º aniversario de la revista RIdEC.
 
Sin embargo, RIdEC no es una revista que cuente con un recorrido histórico de tan solo 10 años, sino que son muchos más. Tras crearse la AEC, pronto se hizo patente que era necesario vehiculizar la difusión de, en primer lugar, noticias y eventos referentes al mundo de la Enfermería Comunitaria; y posteriormente, publicar trabajos, experiencias y estudios que las enfermeras comunitarias de la década de 1990 ya desarrollaban. Así nació el Boletín de Enfermería Comunitaria, el BEC.
 
El progreso y crecimiento paralelos, tanto de la AEC como del BEC, hizo que en un momento determinado se tomara la decisión de que el BEC se transformara en una revista más puramente científica, y así nació la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria, RIdEC. Puesto en perspectiva, hay que saber valorar y agradecer en su justa medida tal decisión, tomada hace ahora más de 10 años. Por diversas circunstancias, algunos de los números iniciales se perdieron, y ese es el motivo por el que hemos decidido celebrar el 10º aniversario de RIdEC este año 2019.
 
Muchas personas han trabajado incansablemente durante estos últimos años para llegar a lo que somos hoy: dos juntas directivas, hasta cinco directores/as y otros/as tantos/as editores/as; un equipo de 18 revisores/as y 32 asesores/as editoriales; el trabajo administrativo, constante e imprescindible de soporte editorial por parte del equipo humano de la Editorial Difusión Avances de Enfermería (DAE), perteneciente a Grupo Paradigma. Es el trabajo de muchas personas, de muchos profesionales, y durante muchos años; un trabajo desinteresado, altruista, voluntario, constructivo, que no hace más que confirmarnos que el balance que podemos hacer de RIdEC, tantos años después, sea muy positivo.
 
De ser un boletín hemos pasado a ser una revista científica indexada en tres bases de datos. De ser un boletín, a ser una revista científica, humilde, pero rigurosa y seria. De tener un pequeño equipo, a actualmente colaborar más de 50 enfermeras y otras tantas en labores técnicas, que son las que consiguen que cada seis meses un nuevo número de RIdEC vea la luz.
 
Todo ello lo hacemos con ética y con transparencia: facilitamos toda la información a los/las autores/as sobre el proceso de su publicación, saben qué tiempos manejan y quién es, personalmente, el editor que gestiona su envío. Los tiempos de respuesta a consultas no suelen superar las 24-48 horas, las revisiones habitualmente se comunican en menos de un mes y el plazo máximo para publicar suele ser de seis meses. Nos enorgullecemos por ello.
Además, somos también una revista con marcado carácter formativo y educativo; a pesar de que nuestra tasa de rechazo roza el 40%, nuestro objetivo es que la mayoría de trabajos que nos remiten acaben siendo publicados, para ello ponemos todos nuestros esfuerzos en mejorarlos, aconsejando y orientando a los/as autores/as. Si finalmente son rechazados, tenemos el convencimiento de haber orientado y contribuido en la mejora del manuscrito, para que tenga serias opciones de ser publicado en otros medios científicos.
 
Creemos que el futuro de RIdEC es prometedor, seguiremos con el reto de indexarnos en nuevas bases de datos, ampliando nuestro equipo científico-técnico; en 2020 transformaremos los procedimientos para incorporar el gestor de envío de documentos online, para adaptarnos a la normalidad editorial actual; y programaremos dos números especiales para el corto plazo: un primero de carácter formativo, más metodológico, y un segundo, más asistencial, dirigido a la publicación de experiencias educativas desarrolladas en la comunidad.
 
Por todo ello, y como consecuencia de la labor, el tiempo y el esfuerzo de todas y cada una de las personas que hacéis posible que, regularmente, cada 1 de junio y cada 1 de diciembre nuevos números de RIdEC vean la luz, os damos las gracias por estar ahí, por publicar, por leer, por recomendar, por difundir y por compartir.
 
Muchas gracias a todas y todos. Muchas gracias, RIdEC. Muchas gracias, AEC.
 

Espacio AEC

Autores

 
Redacción RIdEC
 
 

25 años de la Asociación de Enfermería Comunitaria, AEC

 
Hace 25 años nacía en Valencia la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC). Lo hacía con el ánimo de defender el incipiente desarrollo de la Enfermería Comunitaria en la no menos incipiente Atención Primaria. Los inicios fueron duros, pero alentadores y con mucha ilusión, motivación e implicación de quienes fueron sus iniciadores y principales impulsores. Gracias a ello trascendió su constitución más allá de la Comunitat Valenciana, y pronto La Rioja y Canarias se incorporaron con entusiasmo al desarrollo de la que era la primera sociedad científica de Enfermería Comunitaria en España.
 
Los años siguientes no fueron sencillos pero la AEC supo encontrar el espacio que como sociedad científica le correspondía, desde donde llevó a cabo importantísimas aportaciones que tuvieron una amplia resonancia. Sus congresos y jornadas se convirtieron en lugares de encuentro, análisis, reflexión y debate de las enfermeras comunitarias.
 
Sería larguísimo enumerar las acciones y los logros alcanzados en estos 25 años, pero al menos creo necesario destacar el que haya conseguido ser visible y reconocible en todos los espacios científicos, institucionales y sociales.
 
Tras estos primeros 25 años queda la que sin duda debiera ser nuestra mayor fortaleza, que no es otra que la otorgada por las propias enfermeras. Por eso planteo algunos interrogantes que han de obtener respuesta si queremos que la vida de la AEC, que es la de la propia Enfermería Comunitaria, siga sumando años. ¿Queremos ser partícipes de nuestro propio crecimiento? ¿Creemos en nuestras posibilidades? ¿Estamos dispuestas a actuar? ¿Construimos nuestra propia realidad o dejamos que otros nos la planteen? De las enfermeras comunitarias depende que una sociedad científica fuerte, visible y reconocida como la AEC y que estos 25 años sean tan solo los primeros de una larguísima y fructífera vida.
 
Ante todo, gracias por lo aportado, gracias por lo recibido, gracias por lo logrado. Feliz y saludable 25º aniversario de la AEC y 10º aniversario de RIdEC, su revista científica.
La aportación que hacemos las enfermeras comunitarias es fundamental para la salud de las personas, las familias y la comunidad; de la misma manera las enfermeras comunitarias precisamos dicha aportación para que nuestro desarrollo científico profesional sea una realidad indiscutible de sociedades científicas como la AEC. Para ello se requiere de nuestra implicación y participación directa en la AEC. De cada una de nosotras, como enfermeras comunitarias, dependerá, por tanto, lo que sea la Enfermería Comunitaria y no a la inversa.
 
José Ramón Martínez Riera
Presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC)
 
 

X Jornadas Nacionales AEC, Valencia 2019

Valencia, 6 de noviembre de 2019
 
El 25 de octubre de 2019 se clausuraron las X Jornadas Nacionales y el VII Encuentro Nacional de Tutores y Residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria de AEC. A la inauguración del encuentro, que reunió en Valencia a 372 enfermeras de todas las CC.AA., asistieron el Secretario General del Ministerio de Sanidad y Consumo y Bienestar Social, D. Faustino Blanco, el Presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería, D. Florentino Pérez, el Presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria, D. José Ramón Martínez, la Directora de la Escuela de Enfermería de La Fe, Dña. Esperanza Ferrer, el Presidente de la Academia de Enfermería de la Comunitat Valenciana, D. José Antonio Ávila y el Concejal de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Valencia, D. Emiliano García.
 
 
Las jornadas han sido un éxito desde el punto de vista de la participación y científico, que en un marco inmejorable, como son las instalaciones del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia y la Escuela de Enfermería La Fe, han tenido un contenido científico de altísimo nivel con cinco mesas plenarias con ponentes de gran prestigio, 15 talleres impartidos por profesionales de toda España expertos en las materias a tratar, 10 encuentros de investigación y otros, así como nueve foros de debate de temas específicos relacionados con la Enfermería Familiar y Comunitaria junto con 18 mesas de comunicaciones orales y cinco salas de defensa de póster electrónicos.
 
 
Por otra parte, cabe destacar la intensa participación en estas jornadas de asociaciones de pacientes que, en la gestión diaria de sus distintos problemas de salud, han puesto en valor la figura de la enfermera comunitaria como su tutora sanitaria.
 
En estas jornadas se celebró el 25º aniversario de la AEC, además del 10º aniversario de la Revista iberoamericana de Enfermería Comunitaria, RIdEC.
 
La mesa de clausura de las X Jornadas AEC estuvo compuesta por el presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria, D. José Ramón Martínez Riera; la Presidenta y Secretaria del Comité Organizador, Dña. Elena García Cuevas y  Dña. Marta Gamarra Lousa; y la Presidenta y Secretario del Comité Científico, Dña. María Isabel Mármol López y D. Vicente Gea Caballero.
La Presidenta del Comité Científico, Dña. María Isabel Mármol López, destacó en las conclusiones de las jornadas la presentación de 185 comunicaciones, de las cuales fueron presentadas 85 en formato oral y 100 en formato póster, destacando entre las conclusiones cómo la Enfermería Comunitaria es aquella disciplina basada en la aplicación de los cuidados, en la salud y en la enfermedad, fundamentalmente al núcleo familiar y a la comunidad, en el marco de la Salud Pública.
 
Finalmente se procedió a la entrega de nueve premios concedidos a los mejores trabajos de investigación presentados en sus diferentes categorías.
 
La AEC quiere agradecer especialmente la participación de todos/as los/las que han hecho posible este congreso, asistentes, comités, Junta Directiva, patrocinadores y colaboradores, la Escuela de Enfermería La Fe y el Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia como sede del congreso, ponentes, voluntarios/as, alumnos/as, etc.
 
 

Congreso AEC 2020, en Sevilla

 
No hay momento más estimulante que encontrarnos en otoño en Sevilla, época en la que la ciudad adquiere un interés particular.
 
Por eso, el próximo año estaremos allí para celebrar el VI Congreso Internacional, XII Nacional de la AEC y VIII Encuentro Nacional de Tutores y Residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria, del 21 al 23 de octubre de 2020, bajo el lema "ENfermeras enREDdadas CON la comunidad".
 
 
Pretendemos crear un foro de debate, científico y profesional, sobre el papel de la tecnología de la comunicación y la información y las redes, que permita avanzar a las enfermeras comunitarias junto con la propia comunidad.
 
Algunos de los aspectos sobre los que pretendemos debatir y reflexionar es el papel de las tecnologías de la comunicación y la información y de las redes:
 
  • En el cuidado centrado en la persona, familia y comunidad, usando la evidencia científica.
  • En la acción política, la participación en la toma de decisiones y empoderamiento de las enfermeras comunitarias como líderes de salud.
  • Como medida de participación comunitaria, teniendo en cuenta los determinantes sociales de la salud.
 
También se podrá debatir y reflexionar sobre otros aspectos, tales como:
 
  • La brecha digital y la mejora de la accesibilidad a las tecnologías de la comunicación e información y a las redes de las enfermeras comunitarias, personas, familias y comunidades.
  • La investigación y la innovación a través de las tecnologías de la información y comunicación y la red, entre las enfermeras comunitarias.
  • El establecimiento de redes de enfermeras comunitarias con la comunidad.
 
Próximamente se anunciarán más avances, así como informaciones importantes, tales como los plazos para el envío de comunicaciones.
¡¡Reservad las fechas!!  ¡¡Nos vemos en Sevilla!!

Originales - 1 - Percepción de los profesionales de Enfermería de Atención Primaria sobre su formación para el abordaje del suicidio de niños y adolescentes en España

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO
González López C, Cano Montes IM, Barrera Escudero M, Díaz Pérez I. Percepción de los profesionales de enfermería de Atención Primaria sobre su formación para el abordaje del suicidio de niños y adolescentes en España. RIdEC 2019; 12(2):11-7.
 

Autores

 
1 Claudia González López, 2 Isabel María Cano Montes, 2 Marisol Barrera Escudero, 2 Iris Díaz Pérez
 
  1. Enfermera especialista en salud mental. Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid).
  2. Enfermera especialista en salud mental.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde el año 1969 la formación en riesgo suicida de los profesionales sanitarios. La revisión de la literatura evidencia que la formación específica de enfermería en suicidio de niños y adolescentes en España es escasa o inexistente, a pesar de que supone la tercera causa de muerte en jóvenes. Los profesionales de Atención Primaria tienen un papel crucial en su detección precoz y prevención, ya que trabajan en la puerta de entrada al sistema sanitario. El objetivo que persigue esta investigación es estudiar la percepción de los profesionales de enfermería de Atención Primaria sobre su formación en esta área.
Método: estudio descriptivo transversal mixto, realizado en los años 2017-2018 mediante encuesta a enfermeras de Atención Primaria seleccionadas por muestreo no probabilístico a través de redes sociales y mailing. Análisis descriptivo y de contenido.
Resultados: se entrevistaron a 313 profesionales de enfermería de Atención Primaria de toda España. Casi la totalidad de la muestra puso de manifiesto que no percibe que dispone de la formación necesaria para el abordaje de la conducta suicida en la infancia y adolescencia.
Conclusiones: la formación de los profesionales de enfermería es esencial para poder ofrecer cuidados adecuados adaptados a las necesidades sanitarias y sociales actuales.
 
PALABRAS CLAVE: 
suicidio; Atención Primaria de salud; niño; psiquiatría del adolescente; formación continua.
 

Title:

Perception of primary care nursing professionals regarding their training in dealing with the suicide of children and adolescents in Spain

 

ABSTRACT:

 
Perception of primary care nursing professionals regarding their training in dealing with the suicide of children and adolescents in Spain
Introduction: since 1969, the World Health Organization (WHO) has recommended the training of health professionals in suicidal risk. The present literature review shows that the specific training of nurses in suicide among children and adolescents in Spain is scarce or non-existent, despite this being the third cause of death among young people. Primary care professionals play a crucial role in early detection and prevention, as they work at the gateway to the health system. The aim of this study is to investigate the perception of Primary Care nursing professionals regarding their training in this area.
Method: a mixed cross-sectional descriptive study was carried out in 2017-2018 by means of a survey in Primary Care nurses selected using a non-probability sampling method through social networks and mailing lists. A descriptive and content analysis.
Results: a total of 313 Primary Care nurses from all over Spain were interviewed. Almost all of the participants stated that they did not perceive that they had the appropriate training to deal with suicidal behavior in childhood and adolescence.
Conclusions: training of nursing professionals is essential in order to allow offering appropriate care and adapting it to current health and social needs.
 
KEYWORDS
suicide; Primary Care; child; adolescent psychiatry; continuing education.
 

 

Introducción

 
El suicidio es entendido en la actualidad como un trastorno multidimensional, más que como una reacción emocional frente a una situación vital, y es resultado de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales (1).
 
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de suicidio en jóvenes entre 15 y 24 años en el mundo está aumentando de forma preocupante, suponiendo una de las tres primeras causas de muerte en este rango de edad (2,3). Constituye en la actualidad un problema de Salud Pública.
 
Este crecimiento alarmante de gestos y actos suicidas no parece estar acompañado de un proceso de sensibilización y formación específica de profesionales. Según la bibliografía revisada son escasas las iniciativas o guías de práctica clínica que abordan el suicidio en la infancia y adolescencia de forma aislada, e inexistentes en el caso concreto de la enfermería en España (2).
 
No es de extrañar que la valoración del riesgo de suicidio no se suela incorporar de forma protocolizada en las intervenciones enfermeras, ni en el ámbito hospitalario o de urgencias, ni en el ámbito comunitario de la Atención Primaria. En este último caso, la valoración del riesgo cobra vital importancia, ya que los centros de Atención Primaria suponen la puerta de entrada al sistema sanitario, y son, por tanto, los dispositivos que están en las mejores condiciones para realizar detección precoz, prevención y sensibilización sobre el suicidio.
 
La metodología científica enfermera ofrece diferentes diagnósticos e intervenciones taxonomizadas que posibilitarán y favorecerán la inclusión del abordaje del riesgo suicida en los procesos de atención habituales, además de poner de manifiesto las competencias enfermeras para abordarlo en la práctica profesional. Se puede destacar la existencia del diagnóstico NANDA 00150 Riesgo de suicidio (4), el recientemente incluido en la Clasificación de Resultados de Enfermería NOC 2018 (5), 2813 Control del riesgo social: Suicidio o la intervención NIC 6340 Prevención del suicidio (6).
 
Por todo ello, la formación de los profesionales de enfermería es esencial para poder ofrecer cuidados adecuados adaptados a las necesidades sanitarias y sociales actuales. La OMS recomienda desde el año 1969 la formación en riesgo suicida de los profesionales sanitarios, y la Guía de práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida del Sistema Nacional de Salud (SNS) aconseja literalmente: “Se recomienda que todo profesional, tanto sanitario como no sanitario, que pueda estar en contacto con personas en riesgo de suicidio adquiera los conocimientos, actitudes y habilidades adecuados para su manejo” (2).
En definitiva, como antesala al diseño y propuesta de actividades formativas, este trabajo busca estudiar la realidad y necesidades que los profesionales de enfermería de Atención Primaria detectan y manifiestan en cuanto a su formación en suicidio en niños y adolescentes, en el contexto del:
 
  • Aumento alarmante de los casos de suicidio, especialmente durante la adolescencia.
  • La escasez de estrategias e iniciativas que fomenten la formación y sensibilización de los profesionales de enfermería.
  • Las recomendaciones de organismos, tanto nacionales como internacionales, en cuanto a la capacitación de profesionales en relación al suicidio.
 
También se pretende, en un sentido más amplio, que el propio lector de este trabajo reflexione y se sensibilice con el hecho de prevenir el riesgo y actuar adecuadamente ante el suicidio en el ejercicio de su profesión, a partir de los objetivos del estudio: conocer la percepción del nivel de formación de los profesionales de enfermería de Atención Primaria sobre el suicidio infantojuvenil en todo el territorio español, y sensilibilizar a los profesionales de enfermería/potenciales lectores en materia de prevención del suicidio.
 

Método

 
Tipo de estudio: estudio descriptivo transversal mixto.
Instrumento: encuesta de elaboración propia de respuesta mixta, administrada a través de una plataforma online, Survey Monkey, abierta y distribuida desde octubre de 2017 hasta febrero de 2018.
Formulación de la pregunta: ¿Considera que los profesionales de enfermería de Atención Primaria reciben la formación necesaria para el abordaje del suicidio en niños y adolescentes? Respuesta cerrada: Sí/No. Respuesta abierta: ¿Por qué?
Muestreo: no probabilístico aleatorio intencional.
Población: profesionales de enfermería de Atención Primaria, incluyendo especialistas, generalistas y residentes de enfermería de toda España.
Reclutamiento: la divulgación de la encuesta se realizó a través de redes sociales y se notificó al delegado de la Asociación Nacional de Enfermería Familiar y Comunitaria de cada comunidad autónoma.
 
La encuesta permaneció abierta hasta la fecha establecida (28 de febrero de 2018), no se calculó un número específico mínimo de muestra.
 
Análisis de los resultados:
Las respuestas cerradas se analizaron cuantitativamente a través de la plataforma online Survey Monkey, las respuestas abiertas se analizaron mediante la codificación y revisión de dos investigadores. Tras la lectura de las respuestas abiertas uno de los investigadores (E1) estableció las categorías o etiquetas de respuesta.
 
Las categorías se compartieron con el segundo investigador (E2). Posteriormente cada investigador codificó cada respuesta abierta en una categoría de forma independiente (Tabla 1). Por lo que la categorización se realizó en tres fases: primera E1 lectura exhaustiva y establecimiento de categorías, segunda: lectura y codificación independiente por cada investigador, tercera: comparación de los resultados y establecimiento de la concordancia/fiablidad.
 
 
Consideraciones éticas:
Con el fin de garantizar la confidencialidad de los participantes, según la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal, las respuestas fueron totalmente anónimas. El cuestionario disponía de un encabezado informativo previo en el cual se especificaban los objetivos del estudio y los fines de investigación de este, determinando que la cumplimentación de la encuesta suponía el consentimiento del uso de los datos.  
 

Resultados

 
Se obtuvo una muestra de 313 encuestas.
 
El 43,45% de las enfermeras encuestadas era generalista, seguidas de un 25,56% de especialistas de Atención Primaria y un 21,73% residentes de enfermería familiar y comunitaria. El resto corresponde a profesionales enfermeras de otras especialidades que desempeñan su labor en AP.
 
Todas las comunidades autónomas se encuentran representadas, salvo Navarra y La Rioja.
Se recibieron 313 respuestas cerradas, de las cuales 209 también incluían respuesta abierta. Estas respuestas de orden cualitativo fueron clasificadas por los investigadores en cuatro categorías según la temática a la que aludían (Cuadro 1).
 
 
El 99,08% respondió que no cree que reciba la formación necesaria para el abordaje del suicidio en niños y adolescentes.
 
Las causas de la falta de formación expuestas en la respuesta abierta manifiestan que alrededor del 63% lo atribuye al desconocimiento y falta de sensibilidad con esta problemática, aproximadamente el 18% lo relaciona con que no es una prioridad, o que es un tema muy concreto, y alrededor del 14% a que es un tema tabú. En torno a un 4% lo atribuyó a otras causas como el poco interés de los profesionales por la formación o la baja incidencia registrada de casos (Tabla 2).
 
 
 
El índice de concordancia entre los investigadores que realizaron la categorización y codificación fue del 80,81%.
 
Algunos verbatings a destacar por cada categoría de respuesta son los siguientes:
 
Categoría 1. No formación/desconocimiento/sensibilización
“Se estudia el problema de salud pública, pero no las herramientas de cómo abordarlo.”
“Apenas hay formación en horario laboral, y fuera de horario casi no se oferta nada sobre salud mental que no sea TEA o TDAH.”
 
Categoría 2. Tema tabú
“Tanto en la carrera (universidad) como después de salir de ella, en mi opinión, sigue siendo un tema un tanto tabú, o poco visto, puesto que no se ven (o no se quieren ver) dichos casos. Por lo que no se forma a las enfermeras, a menos que te especialices en la rama de enfermera de salud mental.”
 
“El suicidio es un tema tabú, ya en los adultos y adolescentes. En los niños aún más, es un tema del que nunca se habla; por lo tanto, es como si no existiera, no es visible, no se percibe. Ante un problema que no se ve se infiere que no hay problema.”
 
Categoría 3: No es una prioridad/no se trata/muy específico
“Ni siquiera hay un espacio para la promoción de la salud mental, aún menos para la detección de alteraciones de tal índole.”
 
“Es un tema específico no tratado estraté­gicamente en las políticas sanitarias de mi comunidad, ni tampoco desarrollado en el programa de pregrado de las facultades de enfermería.”
Las palabras más mencionadas en las respuestas abiertas fueron: formación específica, cursos y tema tabú (Figura 1).
 
 

Discusión y conclusiones

 
El interés en el suicidio en la infancia y adolescencia es creciente, y supone un importante desafío para los profesionales de la salud que trabajan directa o indirectamente con menores. A la vista de los resultados se puede afirmar que los enfermeros de Atención Primaria en España perciben su formación y capacitación para el abordaje del suicidio en niños y adolescentes como deficitaria. Esto supone un problema del que es preciso ocuparse, si se tiene en cuenta que el volumen de menores que atenderán en su desempeño profesional por causas relacionadas con el suicidio no es despreciable, que la Atención Primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario y donde se concentran las acciones de prevención primaria.
 
Las causas manifestadas por la muestra encuestada ponen el foco en el desconocimiento, lo que indica una falta de sensibilización con el suicidio, que no se considera una prioridad, a pesar de estar entre las primeras causas de muerte en la juventud y adolescencia en los países desarrollados, o a que es considerado un tema tabú, lo que advierte del estigma que lo rodea.
 
A los alarmantes datos epidemiológicos hay que sumar las recomendaciones de los organismos nacionales e internacionales en cuanto a la capacitación de los profesionales sanitarios para la prevención del abordaje del riesgo suicida. En este sentido recientemente la ministra de Sanidad expuso durante la jornada sobre prevención del suicidio “Una realidad silenciada”, organizada por la Confederación Salud Mental España en Madrid, que “el suicidio se puede prevenir” pero que para ello, matizó, “hay que desmontar los mitos que lo rodean” (7). En el ámbito internacional, ya en 2004, la OMS realizó una reunión sobre las “Estrategias de Prevención del Suicidio en Europa”, en la que se plantearon una serie de recomendaciones entre las cuales se encontraban aumentar la concienciación de los profesionales de salud, mejorar sus actitudes y reducir los tabúes hacia el suicidio y el trastorno mental, y aumentar la formación de los profesionales de Atención Primaria (8).
 
En virtud de ello resulta de gran importancia que el colectivo enfermero de Atención Primaria sea capaz de reconocer y responder a la presencia de factores de riesgo en la fase ambulatoria de los pacientes, con más énfasis en los niños y adolescentes, ya que todos ellos, sanos o enfermos, acudirán a las revisiones del niño sano hasta los 14 años en todo el territorio nacional. Para esto se requiere un entrenamiento previo, que dote de habilidades de evaluación, herramientas diagnósticas y competencias. El bajo uso de herramientas y la escasa presencia de la intervención en salud mental en el medio ambulatorio, relatado por la bibliografía y manifestado por los profesionales en el caso concreto de este estudio, demuestra la necesidad formativa urgente (9).
 
Además, en España, la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2009-2013 presentó como objetivo general prevenir la enfermedad mental, el suicidio y las adicciones en la población general. No obstante, la implantación de este tipo de programas es muy escasa, situándonos por debajo del nivel de otros países europeos (10).
 
Por otro lado, que casi la totalidad de la muestra, independientemente de la vía de acceso formativa para su desempeño profesional en los centros de Atención Primaria, afirme que no se siente formada y capacitada para el abordaje de la conducta suicida, indica que la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria no es un indicador de mayor formación en el área de salud mental relacionada con el suicidio. No es de extrañar si se tiene en cuenta que en el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria la palabra suicidio no aparece en ninguna ocasión, y salud mental se cita en menos de cinco (11). En definitiva, la formación especializada en el área Familiar y Comunitaria no parece acrecentar la capacitación percibida de la enfermería para realizar intervenciones de práctica avanzada en lo concerniente al suicidio.
 
En suma, el desarrollo de iniciativas de concienciación de la población sobre el suicidio ha demostrado eficacia. Un estudio ha verificado un alto nivel de satisfacción y utilidad percibidas por pacientes y familiares acerca de la información sobre prevención de suicidio. Los participantes del estudio destacaron la Atención Primaria como el ámbito más adecuado para la difusión de la información preventiva. Para que los profesionales de Atención Primaria puedan proporcionar esta información ha de recibir una formación previa para adquirir los conocimientos necesarios. Se consultó con enfermeras de dos centros de salud la opinión sobre sus conocimientos respecto a conductas suicidas, obteniendo resultados subjetivos, en los que valoraban que no estaban preparadas para este tipo de situaciones, apoyando con ello la hipótesis planteada en este estudio (12).
 
En definitiva, la trascendencia de todo lo expuesto contrasta con los propósitos de la Comunidad Científica y las Sociedades Profesionales de España, estas muestran un alto grado de sensibilización con el problema, tal y como demuestra el número creciente de publicaciones sobre suicidio o las publicaciones de recomendaciones preventivas respaldadas por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) o la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2). Sin embargo, esta sensibilización no parece tener un suficiente calado a otros niveles (13).
 
La conducta suicida infanto-juvenil se ha convertido en un grave problema, ya que como se ha confirmado en diversos estudios no se cuenta aún en la actualidad con métodos eficaces de prevención y tratamiento. La formación específica para poder abordar el suicidio queda relegada al interés y sensibilización personal del profesional, suponiendo esto una desigualdad en la atención tanto en el ámbito local como nacional. No existe un plan nacional de prevención del suicidio y hasta ahora solo se han desarrollado iniciativas locales. Se requieren, por lo tanto, de mayores esfuerzos por parte de instituciones y gobiernos para reducir las defunciones y el impacto social debido a esta causa (14).
 
Fomentar estrategias para promover y cuidar la Salud Mental de los niños y adolescentes es fundamental para su desarrollo individual y social. Elaborar modelos de formación que contemplen al niño y adolescente como un ser bio-psico-social, atendiendo a sus necesidades en todos los ámbitos de su vida es por lo tanto primordial (15).
 
El papel de la enfermería es clave, ya que por la estrecha vinculación que tienen con los pacientes en el ejercicio de su profesión están en las mejores condiciones para la detección del riesgo de suicidio y para ejercer acciones de salud acertadas, encaminadas a la prevención de este acto. En el caso particular de los profesionales de enfermería de Atención Primaria, si cabe, con mayor responsabilidad, ya que ejercen su labor en la puerta de entrada al sistema sanitario, intervienen en la comunidad y están involucrados en las revisiones del niño sano, lo que constituye la oportunidad de valorar a la población infantil y adolescente, en la que será determinante la detección temprana de riesgos, la prevención e intervención en caso de ser necesario.
 
Si bien no se puede exigir a los profesionales de Atención Primaria conocimientos especializados sobre todas las áreas de la salud, en el caso de este trabajo es de especial importancia porque el suicidio es una de las tres primeras causas de muerte en jóvenes y adultos en todo el mundo, lo que significa que en la práctica profesional cotidiana el número de casos no será despreciable. No se puede obviar esta valoración por causas relacionadas con el tabú, estigma o falta de sensibilización con el suicidio.
 
En este sentido, y como limitación, no se han establecido en este estudio indicadores para cuantificar el nivel de sensibilización con el suicidio de niños y adolescentes que supone su lectura para los profesionales de enfermería de Atención Primaria; sin embargo, se sostiene que estudios como este asientan una base de concienciación para promover cambios, ya sea en la propia intervención del profesional, la oferta de formación o futuras investigaciones que estudien el impacto.
 
Como conclusión es preciso indicar que la formación de los profesionales de enfermería será esencial para poder ofrecer cuidados adecuados adaptados a las necesidades sanitarias y sociales actuales. Cada vez son más las iniciativas y la voluntad política en materia de suicidio, por lo que se ha de seguir dando pasos en la búsqueda de soluciones reales ante este grave problema de Salud Pública, que han de comenzar con la sensibilización y concienciación de todos los actores sociales.
 

Agradecimientos

 
Con este artículo se quiere agradecer la gran implicación que han mostrado las asociaciones autonómicas de Enfermería Familiar y Comunitaria de toda España y muchos profesionales anónimos. Este interés hace concluir que estudios como este son percibidos como necesarios.
 

Financiación

 
Ninguna.
 

Conflicto de intereses

 
Ninguno.
 

Bibliografía

 
[1] Organización Mundial de la Salud (OMS). Prevención del suicidio: un instrumento para médicos generales [internet]. Ginebra: OMS; 2000. [citado 16 nov 2019] Disponible en: https://www.who.int/mental_health/media/general_physicians_spanish.pdf?ua=1
[2] Guía de práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad; 2012. [citado 16 nov 2019]. Disponible en: https://www.sergas.es/Docs/Avalia-t/avalia-t2010-02GPC-conducta-suicidaR.pdf
[3] Organización Mundial de la Salud (OMS). Suicidio [internet]. Ginebra: OMS [citado 16 nov 2019]. Disponible en: http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
[4] Herdman TH, Kamitsuru S. NANDA International. Diagnósticos enfermeros: definiciones y clasificación, 2015-2017. Barcelona: Elsevier España; 2015.
[5] Moorhead S, Johnson M, Maas ML, Swanson E (eds.). Nursing Outcomes Classification (NOC). Measurement of Health Outcomes. Elsevier Health Sciences; 2018.
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[7] Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Gabinete de Prensa. Notas de Prensa [internet]. [citado 16 nov 2019]. Disponible en: http://www.mscbs.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=4550
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Originales - 2 - Resultados de un programa de educación nutricional en escolares de 3 a 11 años y sus familias

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Castell Tolòs I, Ferrés Gurt C, Bach-Faig A, Panadero Martínez N. Resultados de un programa de educación nutricional en escolares de 3 a 11 años y sus familias. RIdEC 2019; 12(2):18-27.
 

Autores

 
1 Inmaculada Castell Tolòs, 2 Concepció Ferrés Gurt, 3 Anna Bach-Faig, 4 Natalia Panadero Martínez
 
  1. Enfermera. Departamento 01 de Vinaròs de la Agencia Valenciana de Salud. Diplomada Universitaria en Enfermería por la Universidad Rovira i Virgili. Máster en Nutrición y Salud por la Universidad Oberta de Catalunya
  2. Profesora colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya. Licenciada en Biología por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Máster en Investigación en Didáctica de las Ciencias por la UAB. Doctora en Didáctica de las Ciencias Experimentales por la UAB. Grupo de Investigación LIEC (2014SGR1492) de la Universitat Autònoma de Barcelona
  3. Profesora de Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya. Grupo de Investigación FoodLab (2017SGR 83). Licenciada en Farmacia por la Universidad de Barcelona. Máster en Salud Pública Nutricional por la Universidad de Glasgow (Reino Unido). Doctora por la Universidad de Barcelona en el campo de la Salud Pública Nutricional
  4. Graduada en Enfermería por la Universidad de Valencia (UV). Máster en Nutrición y Salud por la Universitat Oberta de Catalunya
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: evaluar un programa de educación nutricional dirigido a los alumnos/as y familiares del CEIP de Canet lo Roig (Castelló), el curso 2017-18, para empoderarlos en diferentes aspectos de alimentación y nutrición y mejorar sus hábitos alimentarios.
Método: estudio cuasi experimental de antes después de aplicación de un Programa de Educación Nutricional (PEN) a los alumnos/as de 3 y 11 años y sus familias (17 madres y 24 alumnos/as). Se determinó el peso, la talla y el IMC, y la calidad nutricional mediante el test Kreceplus antes y seis meses después de la realización del programa. Los hábitos alimentarios de los alumnos/as se evaluaron a través de un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos, el estilo de vida y los conocimientos previos a través de unos cuestionarios ad hoc específicos que respondieron las madres.
Resultados: el PEN redujo el IMC de los alumnos en un 3,5%, invirtiendo los valores iniciales de 8% de sobrepeso y 13% de obesidad a 13% y 8% respectivamente. Tras el programa aumentó el consumo de cereales integrales, de legumbres, de pescado blanco y azul y de frutos secos. La calidad nutricional de los infantes mejoró después del programa (calidad nutricional óptima: 17%; calidad media: 71%; calidad baja: 12% frente al 14%, 63% y 25% respectivamente al inicio del programa).
Conclusiones: este PEN incidió de manera positiva sobre el IMC y sobre la adquisición de hábitos alimentarios saludables en el entorno escolar y familiar de los niños/as.
 
PALABRAS CLAVE:
educación nutricional; niño; preescolar; sobrepeso; índice de masa corporal; dieta mediterránea educación en salud.
 

Title:

Results of a nutritional education program for schoolchildren aged 3 to 11 and their families

 

ABSTRACT:

 
Purpose: to evaluate a nutritional education program for students and their relatives at the CEIP of Canet lo Roig (Castelló), in academic year 2017-18, aimed at empowering them in various aspects of food and nutrition and at improving their eating habits.
Method: a quasi-experimental before-after study on the implementation of a Nutritional Education Program (NEP) for schoolchildren aged 3 to 11 and their families (17 mothers and 24 children) was carried out. Weight, height, BMI, and nutritional quality were assessed using the Kreceplus test before and six months after the program. The eating habits of the children were evaluated through a questionnaire on the frequency of food consumption, lifestyle and previous knowledge, by means of specific ad hoc questionnaires answered by the mothers.
Results: NEP reduced BMI in children by 3.5%, and changed initial rates of overweight 8% and obesity 13% to 13% and 8%, respectively. After the program, an increased consumption of whole grains, pulses, white and oily fish, and nuts was observed. The nutritional quality in children improved after the program (optimal nutritional quality: 17%; average quality: 71%; low quality: 12%, compared to 14%, 63%, and 25%, respectively, at the start of the program).
Conclusions: the present NEP had a positive impact on BMI and on the acquisition of healthy eating habits in the children's school and family environment.
 
KEYWORDS:
nutritional education; child; preschool; overweight; body mass index; Mediterranean diethealth education.
 

Introducción

 
Hoy en día se dispone de mucha información sobre la importancia de la adquisición de hábitos de vida saludables, pero parece que estos mensajes no penetran lo suficiente en el ambiente familiar (1). Así por ejemplo, según el estudio ALADINO (2015) (2) el desayuno de los niños entre 6 y 9 años no es el adecuado atendiendo a las recomendaciones establecidas (3) y solo el 2,8% realiza un desayuno de calidad al incluir un lácteo, un cereal y una fruta.
 
El sobrepeso y la obesidad son enfermedades no transmisibles con un elevado potencial de morbimortalidad que se asocia a múltiples patologías durante la infancia y la vida adulta (4). Según la última encuesta de Salud Nacional de España (2012) (5) la prevalencia de obesidad y sobrepeso infantil es del 27,8%, muy por encima de la prevalencia mundial que describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) (18%) (4).
 
El aumento de la ingesta de alimentos con alto contenido calórico ricos en grasas y el descenso de la actividad física propician el desarrollo de la calificada como “epidemia del siglo XXI” (4). Parece bien demostrado que en la infancia hay una relación entre el IMC y los hábitos de vida. Así, la medía del IMC es mayor en niños que destinan más tiempo a actividades sedentarias (6). De este modo, también hay más incidencia de obesidad en niños que no desayunan o toman un desayuno de baja calidad (7).
 
Estos datos evidencian la conveniencia de intervenir para revertir esta situación. La educación y comunicación en salud son muy importantes, ya que son los individuos y las familias, habitualmente las madres, los que toman la mayor parte de las decisiones que afectan a su salud. Hay precedentes que demuestran la influencia positiva de tales intervenciones, como por ejemplo un estudio realizado en niños de entre 3 y 6 años y sus progenitores, que mostró un aumento de los conocimientos de estos últimos así como el incremento de la frecuencia del consumo de frutas y verduras (8,9). Conviene, pues, dotar a la comunidad de conocimientos y formación necesarios para poder elegir de manera coherente los hábitos de vida más adecuados a la situación particular de cada uno (10).
 
El objetivo del presente estudio ha sido evaluar un Programa de Educación Nutricional (PEN) diseñado por las autoras y dirigido a los alumnos/as y sus familiares del CEIP de Canet lo Roig para poder educar y empoderar a las familias en diferentes aspectos de la alimentación (cantidades diarias recomendadas, medida de las raciones, confección de menús equilibrados y lectura del etiquetado nutricional) y promover la alimentación saludable y la realización de actividad física entre los niños/as participantes.
 

Método

 
Diseño de intervención: es un estudio cuasi experimental antes después en el que se aplicó un programa de intervención educativa.
 
Población y muestra: la población diana está constituida por los/as alumnos/as y sus familiares del CEIP de Canet lo Roig, siendo una población de 706 habitantes del Baix Maestrat, en la provincia de Castelló (11). Para la selección de la muestra se convocó a todos los padres y madres del colegio a una reunión informativa. La muestra era de 34 niños y 23 familias.
Variables e instrumentos: los instrumentos de medición para evaluar la intervención fueron los cuestionarios de recogida de datos. La variable independiente fue la intervención educativa, el antes y después de la realización del PEN. Las variables dependientes consideradas son el índice de masa corporal y las medibles mediante las respuestas a los cuestionarios: índice Kreceplus, la frecuencia de consumo de alimentos, los hábitos y estilos de vida y los conocimientos de los progenitores y de los niños/as.
 
Procedimientos: el PEN constó de cuatro grandes actividades. La primera actividad (septiembre de 2017) consistió en la recogida de datos y el análisis de las necesidades, utilizando diversos cuestionarios (Tablas 1 y 2). Los participantes, padres y madres de la escuela, rellenaron estos cuestionarios, tantos como hijos/as tenían escolarizados. Los cuestionarios fueron auto-administrados, pero se mantuvo contacto permanente con la responsable del programa vía telefónica o Whatsapp por si surgían dudas.
 
 
La segunda actividad fue la realización de cuatro talleres de educación nutricional dirigidos a las madres y padres de una duración de dos horas cada uno. Se llevaron a cabo durante el mes de noviembre a razón de un taller por semana.
 
La tercera actividad fue una Jornada de alimentación y estilos de vida e iba dirigida a los niños/as, se celebró el 9 de abril de 2018. Con esta finalidad se diseñó y elaboró un juego con diferentes pruebas relacionadas con conceptos nutricionales y con hábitos de vida. Se pretendía que, jugando, interiorizaran los conceptos que iban saliendo a lo largo del juego.
En la cuarta y última actividad, en junio de 2018 (seis meses después de la segunda actividad), los progenitores volvieron a responder todos los cuestionarios de la actividad 1.
 
Análisis de datos: los datos obtenidos fueron analizados con el programa estadístico R y con el software Microsoft Excel. Para la comparación de los resultados en variables cuantitativas antes y después de la intervención cuando la variable seguía una distribución normal, como es el caso de los conocimientos (medidos en número de aciertos), se utilizó la prueba de t Student para muestras relacionadas. En caso contrario, cuando no se correspondía con una distribución normal (IMC), se realizó la prueba de los rangos con signo de Wilcoxon para muestras pareadas. Con respecto a las variables categóricas ordinales (calidad nutricional), también se llevó a cabo esta prueba, es decir, la prueba de los rangos con signo de Wilcoxon para muestras pareadas. Se consideraron estadísticamente significativos valores de p inferiores a 0,05.
Aspectos éticos: las personas participantes no fueron expuestas a cualquier riesgo físico, psicológico, profesional u otros. Todos los procedimientos llevados a cabo dentro de este estudio se encontraban dentro de los niveles éticos del Comité de Ética de Investigación del Instituto Nacional de Salud Pública y según los principios de la Declaración de Helsinki de 1964 y sus enmiendas posteriores o estándares éticos comparables. Se obtuvo el consentimiento informado escrito de todas las madres participantes en el estudio.
 

Resultados

 
Participaron en el PEN 16 familias (70% de la muestra inicial) de las cuales tan solo 11 asistieron a todos o casi todos los talleres (siete a todos y cuatro a tres talleres). Es destacable que en todos los casos fueron las madres las que asistieron a los talleres y respondieron los cuestionarios. En la Jornada de alimentación y estilos de vida participaron el 71% de los alumnos (nueve niños; 15 niñas).
 
Según las curvas de Orbegozo (14), después de la realización del PEN, el 79% de los alumnos/as continuó dentro de su peso normal. Por otro lado, el 13% tenía sobrepeso, un 5% más que al inicio del programa, pero en detrimento de la obesidad que se situó en el 8%. El IMC de los alumnos/as con exceso de peso se redujo en un 3,5%. La reducción del IMC fue significativa (p< 0,05).
 
Después del programa, los hábitos alimentarios de los alumnos/as se modificaron. El desayuno continuaba siendo una comida habitual entre los alumnos/as y el 87% desayunaba todos los días. Se redujo el consumo de chucherías y al final del programa no había ningún niño/a que las consumiera a diario, mientras que al inicio era un 8%.
 
La frecuencia de consumo de alimentos se vio modificada positivamente en algunos aspectos destacables. El cambio más significativo se produjo en el consumo de frutos secos y de cereales integrales. Los frutos secos pasaron de ser de consumo mensual para el 63% de los participantes a consumo semanal para la mitad de ellos. El consumo de cereales integrales aumentó, y después del PEN cuatro de cada 10 los incluían en su dieta (pan, galletas y cereales de desayuno). Después del programa solo el 33% de los niños nunca tomaba pan integral frente al 75% del inicio del programa.
 
Incrementó el consumo de dos raciones de legumbres a la semana, pasando de 11 a 17 niños/as. Y el de leche entera del 21% inicial al 38%. El consumo semanal de helados disminuyó del 58% al 36%.
 
El consumo de carne de pollo sin piel aumentó alcanzando el 67% de la muestra. El consumo de hamburguesas y albóndigas disminuyó; así el 63% de los niños/as las consumía una vez/semana y el 25% de dos a cuatro veces/semana (inicialmente el 88% las consumía una vez/semana).
 
En general aumentó el consumo de pescado magro y graso. Al final del PEN los niños/as que no los comían pescado nunca o casi nunca era el 13% y 4% respectivamente frente al 17% y 20% iniciales. El consumo de pescado blanco llegó a las raciones recomendadas para cinco de cada 10 niños frente a uno de cada 10 del inicio y el consumo de dos raciones/semana de pescado graso al final del programa se vio aumentado en un 17%, llegando al 21% de la muestra.
 
El consumo de cacao en polvo diario se redujo del 58% al 37%. El consumo de sal en tres de cada 10 niños/as. También se redujo el consumo de snacks diferentes a patatas fritas (el consumo de dos a cuatro veces/semana se redujo en un 20%) y de bebidas carbonadas cuyo consumo disminuyó de una vez/semana a una a tres/mes.
 
Los resultados del test de calidad nutricional y adherencia a la dieta mediterránea (test Kreceplus) mostraron una mejora después de la implementación del PEN (Tabla 3), aunque no resultó ser significativa (p> 0,05). Tras el programa los alumnos/as que obtuvieron una calidad nutricional baja eran tres de los seis iniciales.
 
 
Durante los ágapes los alumnos/as que no miraban la televisión aumentaron respecto al inicio del programa (29% antes y 50% después), aunque las horas que los alumnos/as dedicaban a la pantalla diariamente se mantuvo igual que al inicio del programa (50% < una hora/día; 46% entre una a tres horas/día; 4% > tres horas/día).
 
Después del programa, los niños/as realizaban más actividad física. Así aumentó en un 13% los que hacían más de tres horas/semana, alcanzando el 33%. Se redujo considerablemente el porcentaje de los que tan solo hacían educación física en la escuela, pasando del 42% inicial al 25%.
 
Por último, después del programa ninguna madre indicó que nunca leyera las etiquetas de los alimentos. La mayoría lo hacía a veces (75%) y una cuarta parte siempre. Además, seis de cada 10 entendían algunos de los contenidos de las etiquetas y cuatro de cada 10 lo entendían todo.
Las madres participantes adquirieron nuevos conocimientos (Tabla 4), suponiendo un aumento significativo del número de aciertos (p< 0,05). Por ejemplo, después de los talleres seis madres más que al inicio sabían que los productos congelados tienen las mismas propiedades nutricionales que los frescos y todas ellas aprendieron qué significa la expresión “sin azúcares añadidos”. Aun así hubo conceptos que no terminaron de interiorizar como la proporción de macronutrientes en una dieta equilibrada o que las calorías que aporta un cereal integral o un cereal refinado son parecidas.
 
 
A través de la participación en la jornada de alimentación dirigida a los niños/as, 23 de los 24 menores aprendieron que se deben tomar cinco raciones de fruta y verdura al día. De los alumnos/as mayores de 6 años, 10 de ellos sabían que la obesidad tiene como factores de riego comer mal y el sedentarismo frente a dos antes de la jornada. La Tabla 5 muestra las respuestas correctas dadas por los niños/as antes y después de participar en la jornada de alimentación. Se observó una diferencia significativa (p< 0,05) en el número de aciertos del cuestionario para evaluar los conocimientos, tanto en los niños mayores de 6 años como en los menores.
 
 
Por último, la Tabla 6 expone los factores modificables detectados al inicio del programa, la situación que se pretendía alcanzar con la aplicación del PEN y la modificación conseguida, si la hubo al final del mismo.
 

Discusión y conclusiones

 
Este PEN cumplió la misión para la que se diseñó y planificó, que era empoderar a las madres de los niños/as del CEIP de Canet lo Roig (Castellón) para mejorar su alimentación y sus estilos de vida.
 
Al inicio del programa había una prevalencia de sobrepeso y de obesidad del 8% y el 13% respectivamente, estas cifras se invirtieron y al final del programa el 13% de los alumnos/as tenía sobrepeso y el 8% obesidad. Esta reducción del IMC resultó ser significativa (p< 0,05).
 
Incrementando estas cifras de prevalencia de obesidad se encuentra un estudio realizado en Castellón (15) que situaba las cifras de obesidad en el 13% y la prevalencia de sobrepeso en el 29%. El estudio ALADINO (2) del mismo año, con datos de todo el país, cifró la prevalencia de sobrepeso y de obesidad en un 20,2% y un 6,3% respectivamente. Ambos estudios difieren del presente trabajo por los grupos de edad considerados, mientras que el Ayuntamiento de Sevilla llevó a cabo en 2010 un estudio antropométrico (13) a niños/as de entre 6 y 12 años, un grupo etario más similar al del presente trabajo, dio prevalencias del 14,2% en sobrepeso y el 15,2% en obesidad. Considerando conjuntamente sobrepeso y obesidad, se observan prevalencias del 29,4% en Sevilla, del 26,5% en el estudio ALADINO y del 42,52% en Castellón, frente al 21% en la muestra presente. Se partía, pues, de una muestra de población con menos prevalencia de sobrepeso y obesidad que en los estudios de referencia y, aunque el PEN no modificó el dato global de sobrepeso y obesidad (21%), sí que redujo la prevalencia de esta.
 
Las cifras de desayuno de este estudio coincidieron con los del estudio de Sevilla (13), donde el 86,3% de los escolares desayunaba, mientras que el estudio ALADINO (2) muestra un porcentaje más elevado de niños que desayunan todos los días (93%). La intervención educativa no consiguió mejorar la situación de partida. En cambio, sí que se modificaron algunos hábitos alimentarios y estilos de vida como por ejemplo el aumento del consumo de leche entera debido, quizás, a que en los talleres se comentó que la grasa de la leche entera es necesaria para la absorción del calcio y la vitamina D; y ver menos la televisión durante las comidas (29% antes y un 50% después), datos que están muy por debajo de los mostrados por el estudio antropométrico de Sevilla (13), donde un 82% de los escolares mira la televisión durante las comidas; también aumentó el ejercicio físico aunque, a pesar del progreso conseguido, los resultados en esta muestra estaban por debajo de los del estudio ALADINO, con tan solo un 33% que hacía más de tres horas/semana de ejercicio frente al 52,8% del estudio de referencia. La tasa de pantalla no se modificó como resultado de la intervención educativa, aunque de entrada los escolares de Canet lo Roig (Castellón) ya presentaban datos más deseables, con el 50% de menos de una hora/día, frente al 37% del estudio ALADINO (2).
 
El PEN mejoró la calidad de la dieta y aumentó la adherencia del patrón alimentario a la dieta mediterránea de estos niños, situándose por encima de los porcentajes de referencia (13), aunque esta diferencia resultó no ser significativa. Así, después del programa un 17% de los niños/as tenía una dieta con una calidad nutricional óptima, un 71% una calidad nutricional media y un 12% una calidad baja frente al 14%, 63% y 25% del inicio del programa respectivamente. Si se comparan estos resultados con el estudio de la ciudad de Sevilla (13) (nivel óptimo: 9,1%; nivel medio: 43,5%; nivel bajo: 47,5) se puede ver que los presentes resultados mostraban una mayor adherencia a la dieta Mediterránea y una mayor calidad nutricional de la dieta de los niños/as, aunque no se puede asegurar que sea consecuencia de la intervención educativa dado que no mostró significación. Otro estudio realizado en la isla de Tenerife (16) también muestra resultados similares a los de la ciudad de Sevilla.
 
Las madres y sus hijos e hijas adquirieron conocimientos nuevos de forma significativa, tal y como habían mostrado, tras intervenciones similares, otros estudios previos (8). Todas ellas entendían el contenido de las etiquetas nutricionales al finalizar el programa. Estos conocimientos nuevos las empoderaron para poder fomentar, promover y elegir una alimentación adecuada, saludable y equilibrada según la oferta del mercado para ellas y para sus familias. Otros estudios relacionan el aumento de conocimientos con una mejora en los hábitos de vida, pero dependerá de las habilidades y aptitudes de las participantes para cambiar y mantener esos hábitos (9,17).
 
Como fortaleza del PEN es destacable que hayan participado las familias, agentes fundamentales para conseguir los cambios deseables. La limitación más remarcable del estudio es el hecho que la muestra considerada es reducida, explicable por tratarse de una población de 706 habitantes, aunque incluye al 70% de los alumnos del centro escolar del municipio.
Como conclusión se puede afirmar que la implementación de este PEN aumentó los conocimientos sobre alimentación y estilos de vida saludables de las madres de los alumnos/as. Tanto el cuestionario utilizado para conocer la frecuencia de consumo de alimentos de los niños/as, como el test diseñado por el responsable del PEN para identificar los conocimientos de las madres participantes, aportaron información de base imprescindible para adaptar actividades, contenidos y vocabulario del programa. La aplicación de este PEN consiguió mejorar la puntuación del test Kreceplus, lo que indica que tras el programa la calidad nutricional de la dieta de los niños/as era mejor que al inicio del mismo y se acercaba más a la dieta mediterránea, aunque no supuso una diferencia significativa.
 
Además, después del programa el IMC de los alumnos/as que tenían exceso de peso se redujo significativamente en un 3,5%. Por lo tanto, este PEN incidió de manera positiva sobre el IMC y sobre la adquisición de hábitos alimentarios y de vida saludables. A la luz de estos resultados se puede afirmar que es muy importante y necesario realizar programas de esta categoría con el fin de empoderar a las familias de los niños/as y así poder inculcarles pautas correctas de alimentación y de hábitos de vida saludable para poder hacer frente y prevenir enfermedades infantiles, como la obesidad infantil, y enfermedades de la vida adulta, como la diabetes o enfermedades cardiovasculares.
 

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Originales - 3 - Percepción de la violencia de género como problema de salud por parte del personal sanitario del servicio de urgencias

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Vecina Oliver A, Miravalls Pérez T, Poveda Rocamora C. Percepción de la violencia de género como problema de salud por parte del personal sanitario del servicio de urgencias. RIdEC 2019; 12(2):28-36.
 

Autores

 
1 Almudena Vecina Oliver, 2 Tamara Miravalls Pérez, 2 Celia Poveda Rocamora
 
  1. Enfermera. Servicio Unidad Coronaria. Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
  2. Enfermera Especialista Familiar y Comunitaria.
 
CONTACTO:
 
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Resumen

 
Objetivo: la violencia de género representa en la sociedad actual un problema de salud pública de gran magnitud y de elevada repercusión. Se plantea este estudio con el objetivo de conocer la percepción de los profesionales sanitarios del Servicio de Urgencias del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia sobre la violencia de género como problema de salud.
Método: estudio descriptivo transversal de prevalencia mediante cuestionario ad hoc sobre violencia de género y su relación con la salud, que incluye variables sociodemográficas y sobre nivel de conocimientos, actitudes-opiniones y soluciones, barreras existentes y posibilidades de mejora. Se realizó un análisis descriptivo de las variables de segmentación y de los ítems a partir de las frecuencias relativas y se trabajó con el contraste Chi cuadrado de Pearson.
Resultados: la tasa de respuesta fue del 58,99%. Predominaba el sexo femenino, la franja de edad entre 36 y 50 años y el personal de enfermería. El 67,1% declaró no conocer ningún caso de violencia en su entorno. El 100% indicó que la mayoría de las pacientes que sufren violencia pasan desapercibidas. El 48,8% consideró que era necesario continuar mejorando los sistemas de detección y la coordinación entre los distintos estamentos y profesionales implicados. En las preguntas cualitativas se obtuvieron respuestas diversas o ausencia de respuesta.
Conclusiones: los resultados señalan la necesidad de seguir trabajando en el abordaje de la violencia de género como problema interdisciplinar. La concienciación, la sensibilización y la formación son pilares básicos para la prevención, la detección precoz, la asistencia y el seguimiento de las víctimas.
 
PALABRAS CLAVE:
violencia de género ; salud pública ; cuerpo médico ; personal de enfermería ; servicios médicos de urgencias.
 

Title:

Perception of gender-based violence as a health problem by emergency department health staff

 

ABSTRACT:

 
Purpose: gender-based violence is a major public health problem in today's society and has a high impact. The aim of this study is to ascertain the perception of gender-based violence as a health problem by the health professionals in the Emergency Room of the Consortium of the General University Hospital of Valencia.
Method: a cross-sectional descriptive study on the prevalence using an ad hoc questionnaire on gender violence and its relationship with health, which includes data on socio-demographic variables and on the level of knowledge, attitudes-opinions, and solutions, existing barriers and opportunities for improvement. A descriptive analysis of segmentation variables and items was carried out based on relative frequencies and Pearson's Chi-square test for comparisons.
Results: the response rate was 58.99%. Most participants were women, 36-50 year olds and nurses. 67.1% stated that they were not aware of any cases of violence in their environment. 100% stated that the majority of patients suffering violence go unnoticed. 48.8% considered that it was necessary to continue improving detection systems and coordination between the different levels and professionals involved. As for the qualitative questions, answers were diverse or no answer were obtained.
Conclusions: our results show the need to continue working on the approach to gender violence as an interdisciplinary problem. Awareness, sensitization, and training are basic pillars for prevention, early detection, assistance and follow-up of victims.
 
KEYWORDS:
Gender-based violence; public health; medical staff; nursing staff; emergency medical services.
 

 

Introducción

 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la violencia contra la mujer como todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada (1). Esta entidad ya estableció, en el año 1995, entre sus objetivos estratégicos, la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres (2,3).
 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1998 declaró la violencia doméstica como una prioridad internacional para los servicios de salud. En ese mismo año, en España, se elaboró el primer “Plan de acción contra la violencia doméstica” (2).
 
Posteriormente se desarrolló la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral (4), donde se legislaron actuaciones preventivas en diferentes ámbitos y se reforzó el papel de los profesionales sanitarios/as en cuanto al diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación de la mujer que sufre maltrato, a través de programas de sensibilización y formación continuada (5,6).
 
En el año 2012 se presentó un protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género, con el objetivo de establecer una pauta de actuación normalizada y homogénea para el Sistema Nacional de Salud (SNS) (7).
 
El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad, en 2016, una proposición no de Ley por la que se instaba al gobierno a promover la suscripción de un Pacto de Estado en materia de violencia de género (8).
 
Dada la magnitud y la repercusión de la violencia de género, tanto en el ámbito mundial como nacional, existe una preocupación constante por su abordaje.
 
La OMS, en el año 2013, estimó que el 35% de las mujeres había sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida (9).
 
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en su última macroencuesta de violencia de género, realizada en 2015, establecía que el 12,5% de las mujeres residentes en España había sufrido violencia física y/o violencia sexual y el 25,4% había sufrido violencia psicológica de control en algún momento de su vida (10).
 
Según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género con sede en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el número de denuncias registradas en el tercer trimestre de 2018 alcanzó los 43.560 casos, con una media de 484 denuncias diarias (11).
 
El Departamento de Salud Valencia-Hospital General se encuentra muy sensibilizado. La Comisión de Violencia de Género presenta, entre sus objetivos, que los profesionales sean capaces de identificar posibles casos y conozcan los procedimientos a seguir en las situaciones de sospecha (12). Según datos facilitados, en el año 2017, se atendieron 63 casos en el Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Valencia y en el primer semestre de 2018 un total de 34 casos.
 
En este escenario, los profesionales sanitarios y los servicios de urgencias, como puerta de acceso al sistema sanitario, juegan un papel primordial.
 
Siendones et al. (13) indican que el grado de sensibilidad y el estado de alerta de los profesionales de la salud condiciona profundamente la capacidad de intervención del sistema sanitario.
 
Estudios relacionados estiman que solo el 17% de mujeres que se reconocía como víctimas de maltrato era identificada por los profesionales sanitarios (14).  Se trata de un fenómeno “normalizado” e “invisibilizado”, que llega a los servicios sanitarios en forma de hiperfrecuentación, sintomatología inespecífica, sometiéndose a más intervenciones quirúrgicas, prolongando sus estancias hospitalarias y consumiendo mayor número de fármacos (15,16).
 
A pesar de que el personal sanitario está sensibilizado, muchos no lo consideran un problema de salud, sino más bien un problema social y judicial (17). Un alto porcentaje admite que las principales barreras a la hora de detectar un caso son la escasa formación, la ausencia de protocolos de actuación, la elevada presión asistencial o la falta de tiempo, la inhabilitación de espacio físico y la ausencia de profesionales de otras disciplinas las 24 horas (18). En cambio, estudios recientes muestran que más del 60% de profesionales sanitarios declara haber llevado a cabo preguntas o indagado sobre violencia del compañero íntimo en la consulta (19).
 
Calvo et al. (16) indican que los profesionales de enfermería tienen un papel fundamental, siendo una responsabilidad ética y profesional diseñar, implementar y evaluar programas que respondan a sus necesidades específicas. Los centros de salud, planificación familiar, salud mental y urgencias pueden ser clave para la prevención, detección precoz y atención de la mujer maltratada.
 
La violencia de género es un importante problema de salud pública. Para aumentar la detección precoz es fundamental la formación de los profesionales (20).
 
Se plantea este estudio con el objetivo de conocer la percepción de los profesionales sanitarios (enfermeras/os, médicos y residentes en formación de tercer y cuarto año de Medicina de Familia y Comunitaria) del Servicio de Urgencias del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia sobre la violencia de género como problema de salud.
 

Método

 
Se realizó un estudio descriptivo transversal de prevalencia mediante cuestionario ad hoc diseñado y validado, anónimo y autoadministrado, sobre violencia de género y su relación con la salud para la valoración de los objetivos propuestos. El cuestionario fue elaborado, a través de la revisión de la literatura científica y el consenso entre profesionales, por Siendones et al. (13). Se administró durante los meses de abril, mayo, junio y octubre de 2017 a todo el personal sanitario del Servicio de Urgencias con la categoría profesional de enfermera, médico y residente en formación de tercer y cuarto año de Medicina de Familia y Comunitaria del Hospital General Universitario de Valencia, que atiende al año aproximadamente 130.000 urgencias.
 
El ámbito de estudio fue el Departamento de Salud Valencia-Hospital General.
 
La población de estudio fueron los profesionales del Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Valencia con la categoría profesional de enfermeras, médicos o residentes en formación de tercer y cuarto año de Medicina de Familia, considerando un margen de error del 5% y niveles de confianza del 95%. La plantilla del Servicio de Urgencias contaba con un total de 103 (74,1%) enfermeras, 24 (17,26%) médicos facultativos adjuntos y 12 (8,63%) residentes de Medicina de Familia en formación de tercer y cuarto año. Estos datos fueron facilitados por el Departamento de Recursos Humanos del Hospital General Universitario de Valencia.
 
Para el desarrollo del estudio se optó por estas categorías profesionales por su proximidad y contacto directo con el paciente y por su nivel de formación académica.
 
Dentro de las diferentes especialidades médicas se eligió a los residentes de Medicina de Familia por tratarse de una especialidad que desarrolla su atención en la puerta de entrada a los servicios sanitarios, bien sea en Atención Primaria o en el Servicio de Urgencias y que se encontrarán en tercer o cuarto año por su inminente incorporación al mundo laboral.
Los criterios de inclusión fueron:
 
  • Ser profesional sanitario del Servicio de Urgencias, con la titulación de enfermera, médico o residente de tercer o cuarto año de Medicina de Familia.
  • Tener una experiencia en el Servicio de Urgencias de seis meses.
  • Dar su consentimiento para participar en el estudio tras ser informados del propósito del mismo.
 
Los criterios de exclusión fueron:
 
  • No encontrarse en situación laboral activa.
  • No tener contacto directo con los pacientes.
 
La captación de los profesionales se realizó por detección oportunista acudiendo al Servicio de Urgencias en los turnos de mañana, tarde y noche. De forma previa se puso en conocimiento del jefe de Servicio de Urgencias la puesta en marcha de este proyecto para su aprobación.
Para la cumplimentación del cuestionario, antes de su entrega, se informaba de la temática del estudio, se resolvían sus consultas y se les entregaba un documento de consentimiento informado para participar en el estudio.
 
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica (CEIC) y por el Comité Científico de la Fundación de Investigación del Hospital General Universitario de Valencia (FIHGUV).
 
Se analizaron las variables pertenecientes al cuestionario de estudio agrupadas en los siguientes apartados:
 
  • Sociodemográficas: sexo, edad, categoría profesional.
  • Nivel de conocimientos: conocimiento de algún caso de violencia de género, conocimiento sobre actividades de detección, ayuda y seguimiento de víctimas en su ámbito laboral y conocimiento de la existencia de protocolo interno de abordaje para la atención sanitaria.
  • Actitudes y opiniones: significado de diferentes conceptos relacionados con la temática de estudio, consideración de la violencia de género como problema dentro de la sociedad, situación de las víctimas, fenómeno iceberg, porcentaje de casos no diagnosticados, tipos de violencia, relación con la clase social, obligaciones legales ante la sospecha de un caso, repercusiones legales derivadas de la no declaración de un caso evidente, consideración de la importancia que tiene la violencia de género como problema y actitud expectante ante un posible diagnóstico diferencial.
  • Soluciones, barreras existentes y posibilidades de mejora: aplicación o no del protocolo de actuación, en qué sector recae mayoritariamente la resolución de esta problemática, opinión sobre la infradetección de casos, funciones del personal sanitario y las urgencias ante este problema, cómo aumentarían el grado de concienciación de los profesionales sanitarios, qué problemas organizativos encuentran en su ámbito laboral que impidan el diagnóstico de casos de violencia de género y qué posibilidades de mejora se plantean.
 
Los datos de los cuestionarios en papel se registraron en una hoja de cálculo en Excel de Microsoft Office.
 
Para el análisis de los datos se realizó un análisis descriptivo de las variables de segmentación y de los ítems a partir de las frecuencias relativas (porcentajes). Se trabajó con el contraste Chi cuadrado de Pearson para el análisis de la posible asociación de los ítems con las variables de segmentación de la muestra, con un nivel de significación de 0,05.
 

Resultados

 
La tasa de respuesta, calculada sobre el total de profesionales incluidos en el estudio, fue del 58,99% (n= 82). En la cumplimentación del cuestionario predominaba el sexo femenino (76,8%), la franja de edad entre 36 y 50 años (50%) y el personal de enfermería (82,9%). La distribución de la muestra en función de las variables sexo, edad y categoría profesional puede verse en la Tabla 1.
 
 
La Tabla 2 muestra las respuestas obtenidas en el cuestionario según la variable sexo. Para cada pregunta se presenta la categoría con mayor número de respuestas, quedando reflejada entre paréntesis. Los resultados de las preguntas 21, 22, 23 y 24 no se indican por tratarse de preguntas cualitativas.
 
 
En las preguntas del cuestionario sobre nivel de conocimientos, el 67,1% declaró no conocer ningún caso de violencia en su entorno. Durante su jornada laboral, el 31,7% declaró no haber visto ningún caso en los últimos tres meses, mientras el 19,5% declaró haber visto dos casos. El 64,6% conocía que en el hospital se estaban realizando actividades sobre detección, ayuda y seguimiento de las víctimas. El 58,5% sabía el protocolo interno de atención.
 
Con respecto a las cuestiones relacionadas con actitudes y opiniones de los profesionales sanitarios, el 62,2% creía que existían diferencias entre los conceptos relacionados con violencia. El 52,4% consideraba bastante frecuente la violencia doméstica como problema en la sociedad actual. El 100% de los cuestionarios analizados indicó que la mayoría de los pacientes que sufren violencia pasan desapercibidas. El 47,6% pensaba que entre el 50-70% de los casos no era diagnosticado con los medios actuales. La mayoría de los encuestados (81,7%) consideró que era muy importante el problema abordado en el cuestionario. El 62,1% aplicaba siempre o normalmente el protocolo de actuación, mientras el 37,8% no lo hacía normalmente o nunca.
 
En las preguntas sobre posibles soluciones, barreras existentes y posibilidades de mejora se encuentra que a la hora de identificar y solucionar este problema el 95,1% indicó que se trataba de un asunto de todos (policía, jueces, psicólogos, trabajadores sociales y profesionales sanitarios). El 48,8% consideró que era necesario continuar mejorando los sistemas de detección y la coordinación entre los distintos estamentos y profesionales implicados.
En las preguntas cualitativas se obtuvieron respuestas diversas o ausencia de respuesta. Los profesionales sanitarios destacaron que las principales funciones de los sanitarios y las urgencias en este problema eran la detección, la ayuda y la información. Para modificar el comportamiento de los sanitarios, aumentando su grado de concienciación, no existió consenso en las respuestas planteadas. Entre los problemas organizativos o estructurales que impiden diagnosticar los casos destacó la falta de tiempo, la falta de intimidad y el desconocimiento del protocolo de actuación. Con respecto a los cambios que introducirían para mejorar la capacidad de identificación de estas pacientes predominó la ausencia de respuesta.
En las cuestiones descritas no se detectó asociación de estos ítems ni con la categoría profesional, ni con el sexo, ni con la edad. En todos los casos, los p-valores asociados a los contrastes no paramétricos efectuados fueron mayores a 0,05.
 
En la Tabla 3 se muestran los resultados a la pregunta “¿Cuál de estos tres factores crees que influye más en que haya malos tratos en nuestro medio?” según las variables sexo, edad y categoría profesional. El 41,5% respondió que se trataba del nivel sociocultural bajo, mientras un 37,8% indicó el hecho de encontrarse en trámites de separación-divorcio. Entre esta cuestión y la edad se detectó asociación. El p-valor asociado al test no paramétrico Chi cuadrado era menor que 0,05 (p-valor= 0,01). Se observó que la franja de edad 20-35 años consideraba mayoritariamente el nivel sociocultural mientras que la franja 36-50 pensaba que era el escenario de divorcio-separación. No se detectó asociación de este ítem ni con la categoría profesional ni con el sexo.
 
 
En la Tabla 4 se muestran los resultados a la pregunta “En tu trabajo, ante un paciente con lesiones físicas, ¿te planteas como diagnóstico diferencial la posibilidad de que sea un maltrato?” según las variables sexo, edad y categoría profesional. El 57,3% se planteaba normalmente como diagnóstico diferencial la posibilidad de que fuera un maltrato, mientras el 32,9% normalmente no lo hacía. El 8,5% se lo planteaba siempre y el 1,2% no contestó. Entre esta cuestión y la edad se detectó asociación. El p-valor asociado al test no paramétrico Chi cuadrado era menor que 0,05 (p-valor= 0,01). Se observó que la franja 36-50 era la que más contemplaba la posibilidad de un maltrato. No se detectó asociación de este ítem ni con la categoría profesional ni con el sexo.
 

Discusión y conclusiones

 
Más del 80% de los profesionales sanitarios que participaron en el estudio consideró que la violencia de género era un problema muy importante en la sociedad actual y más del 95% que se trataba de un problema de todos, incluido el sector sanitario. Estos datos destacan al contrastarlos con los resultados de otro estudio, de características similares, realizado en el año 2008. Entre sus conclusiones se encuentra que un bajo porcentaje de profesionales consideraba que se trataba de un problema de salud, que pocas personas acudían por este problema al hospital y la baja consideración del papel de los servicios médicos (17). Podrían justificarse estas diferencias por las campañas de información y sensibilización y la mayor presencia en los medios de comunicación de los casos de violencia de género en los últimos años.
 
Un hecho preocupante en este estudio es que cuando se les preguntó si conocían casos detectados de violencia durante su jornada laboral, un tercio indicó que no. Estos datos resultan llamativos al compararlos con la información facilitada por la Comisión de Violencia de Género. El número de casos registrados en el primer semestre del presente año ya es mayor proporcionalmente al del año anterior. La Macroencuesta de Violencia de Género, llevada a cabo en el año 2015, también aporta datos sobre acceso a servicios. Indica que un 34,5% de las mujeres entre 16 y 24 años afirma haber recurrido a asistencia formal y una de cada dos mujeres aproximadamente, de 35 a 64 años, ha acudido a alguno de los servicios por los que se indaga (51,0% entre 45 y 54 años) (10).
 
Otra cuestión destacable es que el 100% de los participantes de este estudio indicó como respuesta que la mayoría de las pacientes que sufren violencia pasan desapercibidas. La detección precoz de la violencia en las primeras fases es muy importante, ya que tanto las consecuencias físicas, como psicológicas serán menores (7). Baides (20) concluye en su estudio que la detección y abordaje precoz por parte de los equipos de Atención Primaria resulta esencial para impedir consecuencias en la salud, y parte de una relación de confianza bien establecida, que garantiza la comodidad, la privacidad y la confidencialidad. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de realizar un abordaje temprano de las víctimas en las diferentes puertas de acceso al sistema sanitario. De ahí la importancia de la comunicación y colaboración entre los profesionales de los diferentes niveles asistenciales.
 
Como aspectos positivos destaca el hecho de que más de la mitad de los participantes conozca la existencia del protocolo interno de actuación y las actividades de detección, ayuda y seguimiento de las víctimas; pero se desconoce su nivel de aplicación. Otros estudios indican que aunque las enfermeras tenían un nivel medio de conocimiento (13,21) y la mitad afirmaron conocer el protocolo, solo lo aplicaron un 34% (22).
 
Entre las dificultades del estudio está con la falta de participación y cooperación de algunos de los profesionales sanitarios (13), así como con la falta de tiempo y tranquilidad para poder responder el cuestionario, siendo complicado encontrar el momento adecuado. Destaca la participación del personal de enfermería que alcanzó un nivel óptimo (82,9%), este hecho no debe ser concluyente puesto que se trata del colectivo con mayor representatividad del estudio, por lo que habría que hacer un análisis minucioso de los datos obtenidos. En estudios similares se relaciona este hecho con su formación más específica como cuidadores del paciente (13).
 
Como limitaciones es preciso señalar que la investigación se centra en el Servicio de Urgencias, por lo que los datos pueden no ser generalizables a otros servicios o niveles de asistencia como Atención Primaria. También influye en los resultados las características de la población atendida y la forma de realizar el triaje y el seguimiento de los pacientes por parte de los profesionales y de la institución.
 
Los resultados ponen de manifiesto la necesidad de seguir trabajando, junto con profesionales de otros sectores, en el abordaje de la violencia de género, como problema interdisciplinar (22).
Como futuras líneas de investigación en materia de violencia de género se considera de vital importancia continuar trabajando en nuevas medidas que permitan efectuar una prevención primaria y secundaria en todas las fases del ciclo vital, llevar a cabo una monitorización de las intervenciones existentes para comprobar su efectividad y averiguar cómo influye esta problemática en otros colectivos como es el caso de los menores.
 
Se puede concluir con el presente estudio que la concienciación, la sensibilización y la formación son pilares básicos para la prevención, la detección precoz, la asistencia y el seguimiento de las víctimas de violencia de género.
 

Agradecimientos

 
A todos y todas los/las profesionales del Servicio de Urgencias que accedieron a participar en el estudio.
 
A Monte Casaldàliga, por su ilusión y su apoyo en el desarrollo del proyecto.
 
A los miembros de la Fundación de Investigación del Hospital General Universitario de Valencia, por su ayuda y dedicación.
 

Financiación

 
Ninguna.
 

Conflictos de intereses

 
Ninguno.
 

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