Mujer de 79 años, no RAM conocidas
Antecedentes: obesidad, Diabetes Mellitus tipo I, HTA, Insuficiencia venosa MMII, FA.

En mayo de 2014 acude a su enfermero de atención primaria por “picadura de mosquito” en abdomen (Figura 1), se realiza drenaje de la ampolla quedando, como resultado, una pequeña úlcera.
En las siguientes semanas, la lesión continúa extendiéndose superficialmente (Figura 2 y 3). Se realizan curas con Suero fisiológico y pomada antibiótica
Cultivo del lecho de la herida: estéril
Derivación a Dermatología por parte del médico de Atención Primaria
Biopsia abdominal: lesiones compatibles con Pioderma gangrenoso
Pauta de curas diarias: Suero fisiológico, corticoides tópicos y apósito.
Mayo 2015: curación completa (Figura 4)

La paciente presentó, desde el inicio, mucha ansiedad y preocupación manifestando verbalmente decaimiento y tristeza, con alteración del patrón del sueño.

Figura 1: Mayo 2014 Figura 2: Septiembre 2014





Figura 3: Noviembre 2014 Figura 4: Mayo 2015

Realizamos una valoración mediante patrones funcionales y elaboramos un plan de cuidados individualizado mediante las taxonomías NANDA-NIC-NOC

Deterioro de la integridad cutánea. Dolor. Riesgo de infección. Ansiedad. Afrontamiento inefectivo. Alteración del patrón del sueño

Resultados NOC: Control de ansiedad. Superación de problemas. Control del riesgo. Control del dolor. Nivel del dolor. Curación de las heridas por segunda intención. Descanso.Sueño.

Disminución de la ansiedad. Fomentar el sueño. Aumentar el afrontamiento. Enseñanza proceso enfermedad. Protección contra las infecciones. Administración de analgésicos. Manejo del dolor. Cuidado de las heridas. Cuidados de la piel: tratamiento tópico. Vigilancia de la piel. Fomentar el sueño. Técnica de relajación

En este caso la paciente se recuperó totalmente y recibió el alta de nuestra consulta.

Los casos de pioderma gangrenoso son poco habituales pero generan una importante alteración en la calidad de vida de los pacientes.
El papel de enfermería, junto a la colaboración y coordinación del resto del equipo multidisciplinar, es fundamental para la valoración y tratamiento de estos pacientes.
La valoración holística que hace el profesional enfermero del paciente asegura la atención integral de éste, prestando unos cuidados de calidad y favoreciendo el autocuidado.