INTRODUCCIÓN:
La manera en la que evoluciona nuestra sociedad, nos está llevando a un cambio en cuanto a la prevalencia de las personas en situación de dependencia, reportando una línea ascendente cada vez más acusada. Lo que no parece variar mucho es la fuente proveedora de los cuidados, ya que ésta en nuestro medio sigue siendo principalmente la familia y dentro de la misma en especial, bien sea madre, hija, hermana o pareja, es la mujer la que lleva la carga principal como cuidadora familiar, alterando su vida personal, laboral, social, familiar,… llegando esto en muchas ocasiones a repercutir de manera significativa directamente en su salud tanto física como emocional, y por ende, indirectamente, afectando a la persona receptora de los cuidados.
OBJETIVO:
Conocer los signos y síntomas indicadores de sobrecarga del cuidador.

Revisados ocho documentos
Aceptados tres documentos
Inclusión/exclusión:
- publicados a partir del 2010
- incluir explícitamente el tema objeto del trabajo.

La persona que adopta el rol de cuidadora familiar, asume la responsabilidad del cuidado, en ocasiones de manera exclusiva, dejando al margen sus necesidades para cubrir las de la persona en situación de dependencia, esto si no se evita o previene puede llegar a ocasionar una sobrecarga, con riesgo asociado de claudicación. Antes de llegar a ello, la mencionada fatiga se manifiesta con una serie de signos y síntomas que alertan de la situación:
- Ansiedad: manifestación de síntomas físicos, cognitivos y conductuales
- Problemas de concentración
- Problemas de salud físicos: cefalea, hipertensión, fatiga, trastornos gastrointestinales, cambios ponderales,…
- Sentimiento de impotencia y soledad
- Incertidumbre
- Insomnio
- Cambios de humor
- Mayor irritabilidad
- Disminución del umbral de enfado
- Aislamiento social
- Pérdida de interés por actividades de ocio
- Desinterés por sí mismo
- Aumento del consumo de fármacos
- Mayor consumo de bebidas alcohólicas, con cafeína y/o sustancias adictivas.

Durante la relación de ayuda que la cuidadora y la enfermera establecen, esta última en su labor como promotora de salud, debe presentar a la persona que adopta el rol de cuidadora familiar el autocuidado como algo imprescindible para evitar la sobrecarga generadora de problemas que terminan por restar calidad de vida tanto a la cuidadora como a la persona cuidada. Además la profesional de enfermería deberá estar alerta para detectar precozmente la aparición de los signos y síntomas de sobrecarga y poder intervenir cuanto antes.