Paciente varón de 85 años de edad, con antecedente personal de Alzheimer avanzado, encamado desde hace cuatro años, que presenta en zona sacro úlcera por presión grado IV.

A la valoración en domicilio, el paciente presenta una úlcera por presión grado IV con tejido necrótico/esfacelado, con un alto nivel de exudado purulento y con signos de infección local (Eritema, calor, aumento de exudado, mal olor) acompañado de signos de infección sistémica (fiebre y malestar general)

Deterioro de la integridad cutánea r/c presión sobre prominencia ósea y nutrición inadecuada
Riesgo de infección r/c alteración de la integridad cutánea y malnutrición

Integridad tisular: piel y membranas mucosas
Curación de las heridas: por segunda intención
Perfusión tisular
Consecuencias de la inmovilidad: fisiológicas
Control del riesgo

Vigilancia de la piel
Cuidado de las úlceras por presión
Cuidados del paciente encamado
Manejo ambiental: Seguridad física
Cambios de posición

Las úlceras por presión son un importante reto al que nos enfrentamos los profesionales de enfermería, tanto en su prevención como en su curación.
Si bien es cierto que hay que contemplar que en un alto porcentaje de ancianos que sufren este proceso, la característica asociada a fragilidad es la que aumenta esa probabilidad de padecer una úlcera por presión, es deber de Enfermería y de las instituciones que están al cargo de dicha población el cuidar todos los factores de riesgo y no dejar que aumenten las cifras de incidencia.

Conjuntamente con las medidas de alivio de presión, y el tratamiento aplicado en la lesión se ha conseguido reducir el tiempo de cicatrización de forma significativa, consiguiendo reducir el diámetro de la úlcera por presión a 1 x 1.
Esta úlcera por presión podría haberse alargado a más de 12 meses, y se ha conseguido llegar hasta aquí en un plazo de 160 días.

Diagnósticos enfermeros: Definiciones y clasificación. 2015-2017. Barcelona: Elsevier; 2015.

Úlcera por presión, movilidad, nutrición, NANDA, NIC, NOC